Por JUAN PABLO GONZÁLEZ LARRAÍN
Al cumplirse más de un año del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, es apropiado reflexionar respecto a las crisis previa a los conflictos armados, en las cuales los conductores políticos, articulan los instrumentos del poder nacional, para imponer los intereses de su nación por sobre otra, evitando cruzar el umbral que derive en una guerra. En el presente ensayo se analizarán los instrumentos del poder nacional, para establecer cuál de ellos es el más desequilibrante durante la maniobra de crisis.
Al igual que en la maniobra de crisis entre Estados, donde los conductores políticos utilizan el poder de la nación para alcanzar objetivos contrapuestos, en un juego de ajedrez los participantes utilizan distintas técnicas para derrotar al “rey” del adversario, para lo cual, “el reto” comienza con el primer movimiento de sus piezas.
El instrumento diplomático del jugador “A”, en este caso la conversación con el jugador “B”, intentará convencer al oponente de rendirse en la primera jugada del partido, basándose en el mayor reconocimiento internacional por sus títulos y experiencia. Ese mismo jugador podría ofrecer un incentivo económico a “B” y así obtener el trofeo. En el ámbito interno, el jugador “A” puede tener un equipo técnico cohesionado que lo apoya desde que inició sus habilidades en el juego. Hasta este punto, el jugador “B” mantendrá su análisis de posibilidades desde una perspectiva sensorial racional, dado que todos los ofrecimientos son realizados en forma “pacífica”. Sin embargo, no sucederá lo mismo al estar sentado frente al tablero y percibir que las piezas de “A” se mueven para derrotar a su “ejército de piezas”, es decir, a su instrumento militar. En ese momento aflorará la pasión de “B” y realizará su esfuerzo máximo para derrotar al adversario.
Con esta analogía, se intenta explicar a una escala menor, lo que sucede en las maniobras de crisis internacionales, destacando la capacidad del instrumento militar para influir de manera crítica en la toma de decisiones del adversario, al afectar su percepción de la realidad cuando aumenta la tensión, producto del riesgo que significa el empleo del potencial bélico por la contraparte.
En ese orden de ideas, en el presente ensayo se plantea que, en la maniobra de crisis entre Estados, el instrumento militar posee el rol más influyente desde la perspectiva del desplazamiento de la percepción de la realidad, dado que su proceso es prominentemente psicológico para los conductores de la crisis y producto de la radical apreciación que produce en la opinión pública el empleo del potencial bélico.
Uno de los problemas que debe enfrentar en conductor político durante la crisis es mantenerse en el plano de lo racional para tomar decisiones y, al mismo tiempo, controlar al instrumento militar propio para no crear en la contraparte percepciones indeseadas que lo lleven a traspasar el umbral de agresividad crítica.
El psicólogo Lawrence Leshan plantea que “todas las guerras son precedidas por -y conllevan- un desplazamiento del sistema de evaluación de la realidad sensorial al sistema de la realidad mítica” (Lawrence, 1995), entendiendo por la primera a la normalidad racional de tiempos de paz y la segunda como lo utópico, en el sentido de asumir al enemigo como lo maligno o demoníaco en tiempos de crisis o guerra.
En este contexto, las crisis internacionales involucran un proceso psicológico de estímulo y respuesta en el cual los distintos instrumentos del poder nacional apoyan la maniobra definida por el conductor político, siendo el instrumento militar el que puede provocar un cambio drástico en la percepción de la realidad del conductor de crisis adversario, en el sentido mítico, producto de su capacidad de causar bajas y afectar gravemente a los intereses nacionales.
Cabe señalar que, a diferencia de un conflicto armado, en el cual se intenta imponer la voluntad propia a la del enemigo, la maniobra de crisis tiene como propósito fundamental, convencer al adversario de que acepte las condiciones que se le plantean y así lograr los objetivos nacionales. En otras palabras, el conductor político y su gabinete de crisis utilizan la maniobra para influir en el ciclo OODA1 de la contraparte, empleando todos los instrumentos del poder nacional en forma coherente para ganar la iniciativa y configurar la situación favorable que le otorgue la ventaja necesaria para exhortar a la parte desafiada a aceptar una solución pacífica a la controversia. “Lo anterior hace a la crisis y su maniobra un proceso muy complejo, ambiguo y eminentemente psicológico. El blanco radica en la mente del dirigente adversario, a quien se debe impresionar y persuadir” (Solís Oyarzún, 1997).
Considerando, lo planteado, cabe identificar como influye cada instrumento desde el punto de vista psicológico a la contraparte.
El instrumento diplomático, cumple un papel relevante al conducir el proceso de negociación y defender la postura del país ante la comunidad internacional y la opinión pública. Para ello, es indudable que intentará influir en la mente del adversario mediante distintas técnicas, incluyendo la posibilidad del uso de la fuerza, sin embargo, este proceso será analizado por la contraparte desde la perspectiva racional, buscando la mejor respuesta al reto, considerando que “en la actualidad se observa, a diferencia de antaño, que el recurso de la amenaza militar, disuasión incluida, no es suficiente para doblegar a ningún Estado” (Ortega, 2011).
Por su parte, el instrumento económico, además de otorgar el sostenimiento logístico a la maniobra, también puede ejercer presión en el adversario mediante imposición de sanciones o dando término a acuerdos comerciales de manera unilateral. Dichos actos, inyectarán variables que afectarán las decisiones del conductor político antagonista, pero este obrará según las opciones que le ofrezca su comité de conducción de crisis para contrarrestar estas medidas económicas, evaluándolas también desde el campo de la lógica.
Asimismo, el instrumento interno en tiempos de crisis se orienta principalmente a la cohesión de la nación y a su bienestar, por lo cual, la consideración del conductor político será alinear a la población con los objetivos nacionales para contar con la legitimidad del empleo de la crisis como medio para alcanzarlos. Para ello deberá convencer a la población de que estos son justos, racionales y limitados.
A diferencia de los tres instrumentos de poder analizados, el rol del instrumento militar consiste en dar sustento y credibilidad a la maniobra de crisis mediante un poder adecuado que permita ejercer coerción, a través de la disuasión o la imposición. Es decir, que provoque en el adversario, ya sea por su sola existencia o por la amenaza de su uso, un desplazamiento de la percepción de la realidad que influya en su toma de decisiones. Dependiendo del umbral de agresividad con el cual se utilice el potencial bélico, dicha percepción variará desde lo sensorial hacia lo mítico, por lo tanto, si no es controlado por el conductor político, todo derivará en un conflicto armado.
Un ejemplo claro de lo señalado lo constituye el Conflicto del Atlántico Sur, en el cual, durante las primeras fases de la crisis, se pudo mantener una postura racional entre los actores principales, mediante la diplomacia, las relaciones económicas y el control del respectivo campo interno. Sin embargo, cuando la Junta del Gobierno argentino decidió invadir el territorio en disputa, se produjo el desplazamiento en la percepción de la realidad del conductor político británico, asumiendo que esa agresión significaba la transformación de la nación Argentina, de un país con el cual se podía conversar hacia el enemigo (lo diabólico) que se debía castigar mediante la fuerza. Por su parte, los trasandinos mantenían la percepción de estar en una crisis que se resolvería por el instrumento diplomático. “Las autoridades argentinas actuaron en la convicción de que estaban envueltas en el manejo de una crisis diplomática. Los británicos lo hicieron en la convicción de que estaban en guerra” (Train, 1987).
Conforme a lo planteado, desde el empleo del “primer peón "2, es decir, del instrumento militar, se puede provocar en el conductor de la crisis del bando contrario, el cambio hacia un pensamiento mítico, lo cual, debe ser manejado por el retador, objeto no provocar consecuencias negativas que afecten la maniobra para alcanzar los objetivos. Para ello se deberá contar con un plan claro y con reglas de enfrentamiento precisas.
Otro aspecto que ha demostrado influir en las percepciones, a contar de la crisis y posterior guerra del Golfo Pérsico, son las imágenes y videos del EPB3 difundidos a través de las tecnologías de información disponibles. Ellas pueden generar, en tiempo real, un desplazamiento de la percepción de la realidad en la opinión pública, la cual dará legitimidad o condenará su empleo en la crisis.
Un caso emblemático, en el cual, la sociedad legitimó la acción del instrumento militar, correspondió a la crisis de los misiles de Cuba, la cual luego de ser anunciada por televisión por el presidente Kennedy, produjo un cambio radical en la percepción de la seguridad nacional tanto del pueblo estadounidense como de los habitantes de la isla: “Cuba estaba en alerta máxima, y hasta en el malecón se instalaron piezas de artillería antiaérea….” “Así lo vivieron muchos cubanos. En Estados Unidos el pánico se apoderó de la gente y las iglesias se llenaron” (Vicent, 2012).
De la misma forma, pero en un hecho en desarrollo, el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, tuvo un período previo de crisis de larga data, que se acentuó desde el año 2014 con la anexión de Crimea y la proclamación de independencia de Donestsk y Lugansk.
Durante las fases de la crisis, hubo presiones diplomáticas de Rusia para que Ucrania no ingrese a la OTAN, sanciones económicas, manejo del instrumento interno y conflictos armados focalizados en la región del Donbás.
Sin embargo, todo cambió cuando el día 24 de febrero de 2022, el presidente Vladimir Putin ordenó la “operación militar especial” empleando el potencial bélico en territorio ucraniano, no solo contra blancos militares sino que también civiles, lo que fue difundido ampliamente por los medios de comunicación produciendo un repudio mundial: “Desde la comunidad internacional condenan el "ataque bárbaro", dicen que es "injustificado" y lo retratan como "las horas más oscuras para Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial" (Vilches & Mellado, 2022).
De los hechos indicados, y con una mirada prospectiva, no es difícil proyectar que, en las crisis actuales y venideras, el instrumento militar sumado a la viralización de sus acciones por los medios de comunicación continuará siendo crítico para la maniobra de crisis entre los Estados, al provocar distintas percepciones de la realidad, producto del gran impacto mediático de su poder destructivo y por cobrar vidas de civiles.
En la actualidad, ha tomado cada vez más fuerza el concepto del empleo de amenazas híbridas como parte de los instrumentos que pueden utilizar tanto organismos estatales como no estatales, los cuales mediante acciones de cibercrimen o terrorismo, entre otras, ocasionan un rápido cambio en la percepción de la realidad de la víctima, tal como lo provoca el instrumento militar, pudiendo adoptar un papel aún más protagonista que este, en la maniobra de crisis.
Si bien las técnicas híbridas afectan de manera importante, la mente de un conductor político, por la significativa incertidumbre o terror que genera su forma de operar, no siempre será fácil identificar al autor de los hechos, por lo cual, culpar a otro Estado o entidad no estatal, puede demorar. Por esta razón, el desplazamiento de la percepción de la realidad hacia un enemigo en particular no será inmediato como si lo es la acción de la fuerza armada sobre el adversario. Lo anterior se sustenta en que “además de híbrido (el conflicto), se hace cada vez más complejo por el aumento progresivo del nivel de incertidumbre, por la complejidad para identificar los actores, por la dificultad para atribuir responsabilidades políticas en la generación de tensiones y por la intervención de actores que anteriormente no participaban en el conflicto” (Arteaga, 2020).
En relación con lo planteado, se reafirma que el instrumento militar es, actualmente, el que cuenta con la mayor capacidad de afectar el desplazamiento en la percepción de la realidad del rival, sobre la base del efecto psicológico que puede generar en cualquier fase de la crisis sobre el conductor político y en las consecuencias del empleo del potencial bélico en la sociedad, las que serán sentenciadas por la opinión pública mundial.
La crisis continúa siendo una herramienta de la política tendiente a los intereses nacionales, en la cual, el conductor político, al igual que el jugador de ajedrez, deberá concebir la estrategia para enlazar sus medios con los fines definidos, utilizando sus instrumentos de poder en forma armónica mediante la maniobra, considerando, de ser necesario, mover sus ejércitos con cautela y decisión para presionar a su oponente y asestar un “jaque mate”, sin despertar el sentimiento diabólico del enemigo.
“La utilización de la fuerza militar siempre constituye el último recurso, y solo cuando los otros instrumentos se muestran insuficientes o incapaces de frenar las iniciativas del antagonista” (Solís Oyarzún, 1997).
Bibliografía:
Arteaga, M. (2020). El conflicto híbrido y sus efectos en la conducción operacional y táctica. Obtenido de https://www.revistaensayosmilitares.cl/index.php/tica/article/view/142.
Lawrence, L. (1995). La Psicología de la Guerra Un estudio de su mística y su locura. Santiago, Chile: Andrés Bello.
Leshan, L. (1995). La Psicología ded la Guerra Un estudio de su mística y su locura. Santiago de Chile: Andrés Bello. Ortega, R. (2011). Crisis Internacionales. ANEPE.
Solís Oyarzún, E. (1997). Manual de Estrategia. II, 503.
Solís Oyazrún, E. (1997). Manual de Estrategia. II, 490. Chile.
Train, H. (1987). Malvinas: Un caso de estudio. Obtenido de https://centronaval.org.ar/boletin/BCN834/834-TRAIN.pdf.
Vicent, M. (20 de Octubre de 2012). Cuando el mundo dejó de girar. Obtenido de https://elpais.com/internacional/2012/10/19/actualidad/1350646518_365979.html.
Vilches, M., & Mellado, J. (2022). Crisis en Ucrania. Santiago, Chile. Obtenido de https://www.emol.com/noticias/Internacional/2022/03/03/1048128/primera-semana-guerra-rusia-ucrania.html.
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... es posible navegar sin timón, pero no sin un norte". Felipe Cubillos ¿Qué motiva a un individuo y en...
Maneuver is part of strategy, although sometimes is misunderstood and treated as the same thing. Maneuver seeks to confront the enemy under favorable conditions, by exploiting several factors to influence the mind of the opposing leader. Although some writers consider that, without deception there is no maneuver, the possibility of deceiving depends on the level of war management.
Operational Art, which identifies COG and its vulnerabilities, contributes to elaborate maneuver in warfare.
El artículo propone una perspectiva apodíctica de como la influencia del pensamiento de Mao Tse Tung en la articulación estratégica de la guerra de guerrillas, fue modulada por la visión ideológica de Ho Chi Minh, materializando el apalancamiento de voluntad vietnamita que termina expulsando a EE.UU. de Indochina.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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