Por Pablo Müller Contreras
La maniobra es parte de la estrategia, aunque a veces se confunde y se la trata como lo mismo. Busca enfrentar al adversario en condiciones favorables, explotando una serie de factores para afectar la mente del jefe adversario. Aunque algunos autores estiman que, sin engaño no hay maniobra, la posibilidad de engañar depende del nivel de conducción.
El Arte Operacional, que identifica el COG (Centro de gravedad) y sus vulnerabilidades, contribuye a elaborar la maniobra
Maneuver is part of strategy, although sometimes is misunderstood and treated as the same thing. Maneuver seeks to confront the enemy under favorable conditions, by exploiting several factors to influence the mind of the opposing leader. Although some writers consider that, without deception there is no maneuver, the possibility of deceiving depends on the level of war management.
Operational Art, which identifies COG and its vulnerabilities, contributes to elaborate maneuver in warfare.
Maneuver is part of strategy, although sometimes is misunderstood and treated as the same thing. Maneuver seeks to confront the enemy under favorable conditions, by exploiting several factors to influence the mind of the opposing leader. Although some writers consider that, without deception there is no maneuver, the possibility of deceiving depends on the level of war management.
Operational Art, which identifies COG and its vulnerabilities, contributes to elaborate maneuver in warfare.
Comúnmente se confunde el concepto de maniobra con el de estrategia, pensando que son lo mismo, en circunstancias que la maniobra es parte de la estrategia. En términos sencillos la estrategia corresponde a la forma en la que se emplean los recursos a nuestra disposición para alcanzar los objetivos que debemos cumplir (ends – ways – means), es decir, consiste en vincular los fines con los recursos. Esta vinculación puede lograrse a través de la sola aplicación de principios y procedimientos, pero, si queremos obtener el máximo rendimiento de esos recursos, entonces recurrimos a la maniobra, que busca enfrentar al adversario en condiciones favorables. Para ello, no solo se considera la composición de las fuerzas en determinadas circunstancias, sino también la combinación de otros factores que generen una situación favorable, entre ellos, la psicología del jefe adversario.
Estrategia y maniobra. Elementos de la maniobra
La maniobra surge como alternativa al choque frontal, al desgaste. Para el que es inferior en recursos, es imprescindible. Para el que es superior, es muy conveniente, sobre todo pensando en la economía de los medios. La Primera Guerra Mundial fue, por ejemplo, un reflejo de una estrategia de desgaste que llevó al estancamiento de los frentes terrestres. En cambio, en las guerras árabe-israelíes se ha explotado hábilmente el concepto de maniobra.
La pregunta que surge es cómo alcanzar la situación favorable, sin descartar que también una superioridad abrumadora en el punto de la decisión puede ser la expresión de una maniobra. Pero, sobre todo para potencias medianas, es difícil obtener dicha superioridad, más aún en un mundo tan complejo como el que vivimos.
En la guerra terrestre la maniobra está muy asociada al movimiento para alcanzar una posición favorable, actuando ofensiva o defensivamente, de acuerdo a la situación. El objetivo estratégico en tierra siempre se conquista actuando sobre las fuerzas del enemigo y, su sello característico, será la búsqueda de la batalla. A diferencia de la guerra en tierra, en el mar y en el aire la conquista de un espacio no tiene sentido. El control del mar o del aire es solo un medio para lograr un fin. Por ejemplo, en la Primera Guerra Mundial, los alemanes esperaron infructuosamente que los ingleses los desafiaran por el control del Mar del Norte, pero estos no tenían la necesidad de hacerlo porque su posición estratégica, constituida por su territorio, le permitía proteger sus comunicaciones marítimas y a su vez amenazar las de Alemania.
Componentes de la maniobra
En el diseño de una maniobra podemos identificar tres componentes:
O Los elementos tangibles e intangibles para desarrollarla.
O La estratagema para engañar al adversario.
O Las acciones para configurar la maniobra.
Elementos tangibles e intangibles
La fuerza contribuye al principio de la concentración o masa. En este caso podemos recordar la gran coalición de países que se enfrentó a las fuerzas iraquíes en la Primera Guerra del Golfo Pérsico, aunque también el rechazo internacional a la invasión de Kuwait, por su parte, contribuyó a la maniobra política al lograr una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que apoyó las acciones militares contra Irak.
Para orientar adecuadamente los esfuerzos de la maniobra, la definición del objetivo es muy importante. Si este no es claro o cambia durante el desarrollo de los acontecimientos, se debilita la posición de quien quiere tener la iniciativa. Por ejemplo, después de desembarcar en Islas Georgias del Sur, Argentina decidió ocupar las islas Malvinas, entre otras razones, para negociar con Gran Bretaña desde una mejor posición política y estratégica. Pero luego la junta militar decidió permanecer en las islas, lo cual debilitó su posición a nivel internacional, en especial con Estados Unidos, que finalmente apoyó a Gran Bretaña.
La maniobra debe buscar también aprovechar el entorno (política, alianzas, economía, apoyo internacional, sensibilidad respecto a ciertos temas como inmigración, medioambiente, etc.). Cuando Egipto nacionalizó el Canal de Suez en 1956, Gran Bretaña y Francia reaccionaron a través de una operación combinada, en la que involucraron a Israel por medio de un acuerdo secreto. Si bien es cierto desde el punto de vista militar ello fue un éxito, políticamente fue un fracaso ya que el mundo vio en esta acción una muestra de colonialismo inaceptable post guerras mundiales. Tampoco tuvieron el apoyo de Estados Unidos al que no le agradó que potencias menores disputaran su hegemonía.
El tiempo cronológico es muy importante en la elaboración de la maniobra, ya que acciones prematuras o tardías no proporcionan los resultados esperados y atentan contra la maniobra. La tardía concurrencia de la escuadra chilena a El Callao en mayo de 1879, después de haber sostenido un infructuoso bloqueo en Iquique durante más de un mes, permitió que los buques peruanos se alistaran y se perdió la oportunidad de enfrentarlos en condiciones favorables.
El espacio físico contribuye a obtener una situación favorable para enfrentar al adversario, si este es empleado adecuadamente. Después de que los griegos fueron derrotados por los persas en las Termópilas, Temístocles, jefe de la flota griega, sedujo a los persas para que combatieran en la bahía de Salamina (480 a.c.) que, por su reducido espacio, permitió un mucho mejor desempeño de sus trirremes, frente a las naves persas, aunque estas eran mucho más numerosas y a su vez de mayor tamaño.
Uno de los factores más importantes en la elaboración de una maniobra lo constituye el entrenamiento, ya que, pese a todo el espectacular avance tecnológico, finalmente es el hombre el que hace uso de los medios y quien define cuándo y cómo emplearlos. El entrenamiento se refleja también en la voluntad de lucha, que debe ser formada y esta, a su vez, descansa en la moral. Cuando el almirante Graf Von Spee zarpó desde Tsingtao (Qingdao) al estallar la Primera Guerra Mundial, con la orden de interceptar el tráfico comercial británico en el Pacífico, su fuerza había sido sometida a un riguroso entrenamiento, habiendo recibido la distinción máxima que otorgaba la marina alemana por su grado de alistamiento. Su victoria en el combate de Coronel el 1° de noviembre de 1914 no solo se debió a la inferior capacidad de la fuerza del almirante Cradock, sino que a su preparación que le permitió cruzar todo el océano y, pese a ese enorme desgaste, enfrentar con una amplia ventaja a su oponente.
La personalidad del jefe indudablemente es el factor aglutinador de todos los esfuerzos. Genios como Napoleón, Nelson, Mac Arthur, Yamamoto, Rommel y tantos otros, son ejemplos de militares que se atrevieron a modificar procedimientos, a explotar la sorpresa, a tomar la iniciativa pese a las circunstancias, a perseverar, aunque todas las posibilidades estuvieran en contra y los resultados no fueran los más halagüeños. Un líder cercano, con una sólida preparación profesional y con capacidad de trabajar en equipo, probablemente tenga una mayor capacidad de implementar una maniobra y que sus subalternos comprendan su intención con mayor facilidad.
El último componente de este grupo es la idiosincrasia del pueblo. Clausewitz se refiere al pueblo cuando habla de la trinidad de la guerra. Y el pueblo permea al ejército, ya que este proviene del pueblo. La idiosincrasia está condicionada por la historia y las tradiciones. Fue sin duda la idiosincrasia argentina la que contribuyó a dar el paso de ocupar las Malvinas en 1982 y, a su vez, también fue la idiosincrasia británica los llevó a realizar el esfuerzo de desplegar una fuerza a miles de kilómetros, durante más de dos meses, para recuperar un territorio del que la mayoría de sus ciudadanos poco conocían.
La estratagema
Este es el componente de la maniobra más difícil de crear e implementar, ya que se trata de engañar al adversario. El desarrollo tecnológico puede actuar facilitando o dificultando la aplicación de una estratagema. El engaño debiera ser más fácil de implementar en el plano táctico, ya que puede depender directamente del material o la tecnología y más difícil en los niveles superiores, ya que depende más de las percepciones, que son más difíciles de manipular. El caballo que habrían empleado los aqueos para introducir sus fuerzas en la ciudad fortificada de Troya, representa el uso de un engaño para enfrentar al adversario desde el interior de la ciudad.
Aunque algunos autores señalan que sin estratagema no hay maniobra, en algunos casos, si ha habido maniobra aún cuando no se ha producido un engaño. Por ejemplo, a nivel estratégico, en la guerra de las Malvinas sería difícil identificar un engaño por parte de ambos bandos, pero indudablemente hubo una maniobra, es decir, ambos países buscaron enfrentar al otro en condiciones favorables: los argentinos adoptando una actitud defensiva, aprovechando la ocupación del territorio, de manera de desgastar a la fuerza en el mar y llevarla a su punto culminante1.
y los británicos siendo superiores tecnológicamente, aprovechando el embargo que afectaba a las fuerzas armadas argentinas y el apoyo que recibieron de Estados Unidos.
Para el desembarco en Normandía (6 de junio de 1944), los aliados desarrollaron el plan Fortitude, de manera de hacer creer a los alemanes que la operación se realizaría en un lugar diferente a Normandía y en una fecha que ellos no esperaban. El empleo de agentes dobles como el español Juan Pujol y el polaco Roman Czerniawski, el uso de maquetas simulando un ejército en el norte de Inglaterra y el descifrado de los mensajes en clave alemanes, permitieron desarrollar una estratagema de la que los alemanes se percataron recién a las pocas horas después que se había realizado el desembarco, logrando así que estos no reforzaran Normandía. También la predicción del tiempo, gracias a las estaciones meteorológicas británicas, más hacia el oeste que las alemanas, permitieron definir correctamente el día y la hora del desembarco y así, enfrentar las defensas alemanas en condiciones favorables.
La sorpresa, principio de la guerra, también puede contribuir a la maniobra y a ella contribuye otro recurso de la maniobra conocido como ocultamiento, es decir, impedir que el enemigo conozca nuestras intenciones. Es el caso del ataque preemptivo lanzado por los israelitas contra la aviación egipcia en tierra, al amanecer del 5 de junio de 1967, anticipándose a una ofensiva combinada de Egipto, Siria, Iraq, Jordania y Arabia Saudita, dando inicio a la guerra de los Seis Días. Seis años después fue el turno de Egipto y Siria que, explotando también la sorpresa (y el ocultamiento previo), atacaron a Israel a través del Canal de Suez y del Jordán el 6 de octubre de 1973, en la celebración del Yom Kippur, día sagrado del calendario judío.
También el apremio es un recurso que ha sido muy utilizado en la guerra como parte de la estratagema.
El bloqueo de Iquique establecido el 5 de abril de 1879, tenía entre otros, el propósito de generar un apremio para obligar a concurrir a la escuadra peruana e imponerle una batalla resolutiva, dada la superioridad relativa de los buques chilenos, pero no tuvo ese efecto ya que la ciudad fue abastecida por tierra desde el norte. El apremio muchas veces busca “amarrar fuerzas”, es decir, lograr una diversión de ellas hacia un lugar donde no se realizará el esfuerzo principal, que es lo que buscaba el plan Fortitude (Paso Calais), de manera de lograr una superioridad en el punto donde sí se hará (Normandía). El incentivo es un recurso más difícil de conseguir porque requiere una mayor dosis de credibilidad por parte del que es víctima del engaño. En el caso del apremio, el engañado por último puede concurrir por la incertidumbre de que la amenaza sea real. No es así en el incentivo, porque para el que es víctima del engaño, podría tratarse de una oportunidad que, aunque muy atractiva, lo aleja del cumplimiento de su misión. De manera que la trampa debe ser creíble y el premio debe parecer extremadamente atractivo. La maniobra de envolvimiento, en la guerra terrestre, responde a esta maniobra; por ejemplo, en la batalla de Cannas (2 de agosto de 216 A.C.), Aníbal hizo retroceder a la infantería que se encontraba en el centro de su dispositivo, lo cual sedujo a los romanos que avanzaron sobre ellos y fueron rodeados por la caballería cartaginesa derrotándolos totalmente con más de 60.000 bajas.
La ofuscación, como su nombre lo indica, busca confundir las ideas del adversario, lo que tiene directa relación con su sistema de mando y control, de manera que su proceso de toma de decisiones se vea alterado. Lo anterior se puede lograr a través de una serie de eventos contundentes y sucesivos que excedan su capacidad de procesarlos. Desde el punto de vista del Arte operacional, tiene que ver con el tempo, es decir, con el ritmo de operaciones propio respecto al adversario. De esta manera, la ofuscación busca tener un tempo alto, o, en otras palabras, un ritmo de operación mayor al adversario. De alguna manera la maniobra de la guerra subversiva se apoya en la ofuscación, ya que al actuar de manera anónima, ocultos entre la sociedad, a través de atentados, a veces amparados por organizaciones internacionales y con la libertad de acción que da, también a veces una tibia reacción por parte del gobierno, lleva a este último a no saber cómo reaccionar. La Ofensiva del Tet realizada por los vietnamitas contra las fuerzas norteamericanas, en el marco de la Guerra de Vietnam, entre enero y septiembre de 1968, tuvo esa consecuencia. En efecto, aunque tácticamente fue una derrota para los comunistas, fue un éxito estratégico y político para ellos, ya que el pueblo de EEUU recibió de muy mala manera los casi 4.000 soldados norteamericanos que fallecieron y, desde ese momento, el gobierno empezó a buscar negociar para poner fin a la guerra.
Acciones para configurar la maniobra
En términos generales, estas corresponden a las fases de concentración, despliegue, aproximación y choque. Sin embargo, la guerra moderna ha introducido algunas variaciones, particularmente gracias a la implementación del Arte operacional. Aunque la aproximación operacional no es propiamente la representación gráfica de la maniobra, si ayuda a configurarla, partiendo por definir el centro de gravedad – COG (propio y del adversario). Al deducir las vulnerabilidades críticas2.
de este, se vislumbra a dónde se deben dirigir nuestros esfuerzos y establecer condiciones decisivas3.
asociadas a dichas vulnerabilidades. De esa manera, nuestro adversario no podrá, al menos parcialmente, emplear las capacidades críticas4.
que sostienen su COG y así lograremos el objetivo de enfrentarlo en condiciones favorables.
En la práctica, la maniobra debe comenzar antes de la concentración física de los medios, si es que esta última efectivamente se realiza. De hecho, ha surgido en la planificación operacional el concepto de operaciones de configuración (shaping operations), definidas como “una serie de acciones realizadas con anticipación a un encuentro con el adversario, diseñadas para lograr los objetivos estratégicos” (Heal, 2008). Su propósito es “maximizar aquellos factores e influencias que asegurarán el éxito y minimizarán aquello que podría interferir en lograrlo”. Definitivamente son parte de la maniobra, ya que lo que buscan es tener una ventaja sobre el adversario. Las operaciones previas al desembarco en Normandía, pueden considerarse dentro de ese tipo de operaciones ya que, una semana antes del día D se destruyó el puesto alemán de señales de inteligencia más importante en el noroeste de Europa y pistas aéreas de la Luftwaffe próximas a las playas de Normandía.
El despliegue es también parte fundamental de la maniobra, ya que la disposición de las unidades que componen la fuerza busca ubicarlas donde su acción resulte más efectiva. Lo anterior pasa por supuesto por analizar diferentes cursos de acción. Cuando el almirante Togo analizó sus opciones para interceptar la flota rusa del almirante Rojdestvenski, durante la Guerra ruso-japonesa, podría haber salido a su encuentro en el Índico, tal como algunos lo sugerían; sin embargo, optó por esperarlo. Ocho meses transcurrieron desde que la flota rusa zarpó desde Kronstadt, en el Báltico, hasta su encuentro con la flota japonesa, tiempo que aprovechó el almirante Togo para reparar sus unidades y entrenar a sus dotaciones en el escenario que mejor conocía, derrotando a los rusos en la batalla naval de Tsuchima (27 al 28 de mayo de 1905).
El choque, el enfrentamiento final con el adversario, también debe incorporar una maniobra. Para la batalla de Lepanto (Golfo de Corinto, 7 de octubre de 1571), entre la Liga Santa y la Armada Otomana, Juan de Austria, al mando de las fuerzas cristianas, en primer lugar, se impuso a algunos capitanes que estimaban que las condiciones no permitirían obtener una victoria; quitó los espolones de las galeras para permitir que estas emplearan sus cañones de proa de manera más eficaz, dispuso el empleo masivo del arcabuz5.
y ofreció la libertad a los esclavos que llevaba a bordo, si luchaban con valentía. Pero el factor más relevante fue el disponer las galeazas6– de mayor tamaño que las galeras – en la vanguardia, lo que le dio un enorme poder de fuego.
Conclusiones
La maniobra es un recurso que se emplea en todos los niveles de la conducción y su efecto es mejorar el rendimiento de los recursos disponibles para lograr los objetivos. Aunque buscar una superioridad abrumadora en el momento y lugar de la decisión, puede ser parte de una maniobra, esto puede significar un desgaste imposible de tolerar.
Es más fácil implementar un engaño en el nivel táctico, haciendo por ejemplo uso de señuelos, que en los niveles superiores en que se deben manipular las percepciones. Sin embargo, aún sin engaño se puede configurar una maniobra.
La Aproximación Operacional ayuda a diseñar la maniobra al identificar las vulnerabilidades del adversario. En consecuencia, las condiciones decisivas deben tratar de cubrir dichas vulnerabilidades.
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Al igual que en la maniobra de crisis entre Estados, donde los conductores políticos utilizan el poder de la nación para...
El artículo propone una perspectiva apodíctica de como la influencia del pensamiento de Mao Tse Tung en la articulación estratégica de la guerra de guerrillas, fue modulada por la visión ideológica de Ho Chi Minh, materializando el apalancamiento de voluntad vietnamita que termina expulsando a EE.UU. de Indochina.
Se analizan y comparan los conceptos de estrategia y maniobra para luego profundizar en la maniobra política y sus elementos constitutivos. Se examinan varios ejemplos históricos y finalmente se consolidan los conceptos en el conflicto del Atlántico sur de 1982.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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