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Capacidades de una marina mediana para enfrentar la guerra híbrida en el mar

El concepto de guerra híbrida ha sido descrito como una nueva forma en que actores estatales y no estatales emplean la violencia, combinando medios y métodos tradicionales con otros irregulares que se potencian para alcanzar efectos considerables. En el artículo se describe el concepto y se infiere la forma que podría tomar en el mar, destacando que sería principalmente en ambientes litorales y congestionados, con participación de diversos actores y amplio empleo de la información. De lo anterior se desprenden las capacidades que requerirá una marina de una potencia mediana para hacer frente a estos adversarios, destacando particularmente la necesidad de inteligencia operacional, una fuerza balanceada y la revisión del liderazgo, doctrinas y modos de entrenamiento.

El concepto de guerra híbrida, mencionado por primera vez por Hoffman & Mattis (2005), ha sido motivado por acontecimientos ocurridos en el ámbito terrestre de los conflictos; sin embargo, existen autores que plantean que eventualmente tendrá su expresión en el mar. Esto ha llevado a las fuerzas armadas, de diversos países, a reestudiar la forma en que enfrentan los conflictos y determinar qué nuevos esfuerzos y capacidades humanas y materiales podrían requerirse (Twenty First International Naval Symposium, 2014).

Adhiriendo a este pensamiento, de que la guerra híbrida tendrá un efecto sobre las marinas medianas en particular,* el objetivo del presente artículo es proponer algunas de las capacidades que se requieren para enfrentarla.

Se presenta en primera instancia una descripción del concepto de guerra híbrida, basado en la bibliografía existente, mencionando algunos ejemplos de empleo reciente. Luego, se infiere la forma que podría tomar en el mar y los efectos que tendría sobre una marina de una potencia mediana. Con lo anterior se evidenciaron algunas capacidades que se estima serán relevantes para enfrentar esta amenaza.

¿Qué es la guerra híbrida?

Hoffman y Mattis (2005) en un artículo titulado “Future Warfare: The Rise of Hybrid Warfare”, plantean que la amenaza híbrida está representada por actores capaces de emplear una variedad de métodos y tácticas, convencionales e irregulares, incluyendo terrorismo, crimen y coerción, entre otros. Agregan, que las guerras híbridas pueden ser conducidas tanto por Estados como por una variedad de actores no estatales, y que esta combinación de actividades normalmente está dirigida y coordinada, operacional y tácticamente, dentro de un espacio de batalla, logrando efectos sinérgicos en las dimensiones físicas y psicológicas del conflicto.

De las definiciones encontradas de guerra híbrida, destaca la de Fleming (2011), quien la define como aquella representada por un actor estatal o no estatal “que se adapta y rápidamente incorpora simultáneamente diversas capacidades y combinaciones dinámicas convencionales, irregulares, terroristas y criminales, como también medios no militares, a lo ancho de todo el espectro del conflicto, como una fuerza unificada, para alcanzar sus objetivos” (p. 2). Hoy ya no se puede simplemente asumir que los Estados emplean guerra convencional* y los actores no estatales guerra irregular.* Tanto los métodos como los medios empleados serán de naturaleza mixta, incluyendo técnicas insurgentes, coerción a través de asesinatos, emboscadas, entre otros.(Hoffman, 2007, p. 28).

Respecto de los actores no estatales empleando guerra híbrida, resalta el caso del grupo terrorista Estado Islámico (EI). Thiele (2016) describe algunos elementos centrales:

  • Mezcla de tácticas: unidades militares tradicionales, como también células pequeñas y semi autónomas, combinando tanto tácticas convencionales como de guerra de guerrillas, con un variado rango de armas.
  • Estructura flexible y adaptable: el EI posee la capacidad para absorber y desplegar nuevas capacidades, sean estas de recurso humano o armamento, incorporándolas rápidamente a su estrategia y estructura.
  • Guerra de información y propagandas claras y con un mensaje cuidadosamente elaborado, y la capacidad de comunicar su ideología a una audiencia global mediante el terrorismo,
  • Empleo de la actividad criminal para solventar económicamente su organización (incluye ventas de petróleo, trigo y antigüedades en el mercado negro, dinero de rescates, entre otros).
  • Nulo apego al derecho internacional.

En cuanto a los actores Estatales, el que mayormente ha influenciado en las interpretaciones del concepto de guerra híbrida, ha sido Rusia, particularmente por lo realizado en la ocupación de Crimea. The Swedish Institute of International Affairs (2015),* interpreta el carácter híbrido de las acciones rusas desde dos perspectivas: la habilidad de emplear la fuerza para conquistar territorio (la península de Crimea); y la habilidad de negar la participación directa de su país en esta intervención militar. Rusia logró esto empleando una combinación de métodos y fuerzas de manera híbrida: esto es, sus fuerzas regulares del ejército, actuando principalmente en un rol de apoyo, de manera sigilosa; unidades de fuerzas especiales y de élite; y milicias locales en el territorio objetivo, organizadas y entrenadas por las fuerzas rusas y con alguna capacidad militar. Esta aproximación, sumada al resto de los instrumentos del poder nacional ruso, permitieron alcanzar el objetivo político y, por otra parte, negar la participación directa de Rusia.

Figura 1: Milicia de rebeldes ucranianos entrenados por Rusia durante la ocupación de Crimea

La organización que emplean los diversos actores es en red, que les permite la opción de agrandar el espectro de las operaciones y hacer difusa la diferencia entre crimen organizado, terrorismo, insurgencia y guerra convencional. Esta red permite lograr fuentes de financiamiento y una difusión más efectiva de su mensaje.

La geografía juega un papel clave. La OTAN (Multiple Futures Project, 2009) manifiesta que las capacidades convencionales, irregulares y criminales, que en su conjunto conforman la guerra híbrida, se harán presentes en los niveles tácticos en ambientes urbanos. Ortiz (2015) menciona:

…cómo el uso de los poblados y ciudades densamente habitados han sido claves para revertir la condición en la cual la tecnología de las armas convencionales había permitido a una fuerza alcanzar una posición de predominio por sobre la otra.

Tanto en el mar, aire o tierra, la mayor densidad de medios restringe el accionar de las fuerzas, les demanda mayor entrenamiento y pericia, y degrada o dificulta el empleo de los equipos y sistemas.

En este escenario está la lucha por el dominio de las percepciones sobre la población. “En la mayoría de los casos, estas amenazas híbridas buscarán ganar la guerra de las percepciones, librando un conflicto entre la gente. Para prevalecer ante dichas amenazas se requiere inteligencia cultural y explotar el terreno humano” (Mackubin, 2008). Hezbollah* el 2006 obtuvo escasas victorias tácticas; sin embargo, mediante una efectiva campaña de información logró los efectos que buscaba: reafirmó el apoyo de la población libanesa a su causa y logró proyectar una imagen de invulnerabilidad de sus fuerzas, afectando la moral de sus adversarios. (García, Martínez, & González, 2015). Los actores buscan moldear el espacio de batalla mediante el uso de la información y el dominio de los pueblos desde la perspectiva psicológica (OTAN, 2009). Lo que pretenden es desgastar física y psicológicamente a su adversario.

De lo analizado, se pueden desprender algunos factores diferenciadores de la guerra híbrida, señalados en la tabla 1.

Factores diferenciadores de la guerra híbrida
1 El accionar conjunto de fuerzas convencionales e irregulares en un mismo espacio de batalla (fusionados y coordinados).
2 La variedad de métodos que emplea.
3 La posibilidad de empleo de la información que permite la tecnología y nivel de globalización actual.
4 Explotación de las normas del derecho internacional.
5 La diversidad de actores involucrados.
Tabla 1: Factores diferenciadores de la guerra híbrida

¿Es realmente la guerra híbrida algo nuevo o el empleo de distintas opciones y métodos ha sido siempre una característica de las guerras y los conflictos? La guerra probablemente siempre ha tenido algo de híbrido, en el sentido que los métodos empleados han dependido de las capacidades humanas y materiales de cada actor y de la voluntad e ingenio aplicados para atacar o defenderse y mantener la iniciativa por sobre su adversario.

El concepto se refiere más bien a una forma de hacer la guerra, que una guerra en sí (warfare), una aproximación empleada por ciertos actores para hacer uso de la fuerza de una manera distinta (probablemente por la presencia misma del derecho internacional cada vez más restrictivo), con cierta tendencia a usar capacidades no militares de manera violenta – desafiando a las estrategias tradicionales – ejecutadas en muchas ocasiones por civiles y, en el caso de los Estados, empleando todos sus instrumentos del poder* nacional, como se puede apreciar en la figura 2, y particularmente, el militar a través de sus fuerzas armadas con un rol directo o de apoyo.

El concepto nace ligado al ámbito militar estadounidense, y se ve en él una forma de representar la estrategia mediante la cual, algunos actores internacionales, estatales y no estatales, están enfrentando a adversarios que, al menos en el papel, son más poderosos.* En este sentido, el concepto de guerra híbrida es visto principalmente como una amenaza, al punto que en los diversos textos analizados se refieren indistintamente a guerra híbrida o amenaza híbrida e incluso, a conflictos de carácter híbrido. En este sentido, no existe una distinción clara.

Para los Estados, pareciera que una aproximación híbrida sería particularmente práctica para conflictos de baja intensidad en tiempos de paz, ya que permite aplicar un grado no menor de violencia sin necesariamente escalar a un conflicto mayor. Esto no excluye su empleo en todo el espectro. En el contexto de la guerra híbrida empleada por un Estado, probablemente se empleará el crimen, las milicias y otros métodos similares para ocultar su participación y, aun así, lograr efectos decisivos. En el caso de los actores no estatales, es de esperar el uso del crimen para desviar los esfuerzos de un actor más poderoso, pero también como una importante fuente de financiamiento.

El general McChrystal* menciona que, hasta antes de los ataques terroristas de septiembre de 2001, a Estados Unidos le había funcionado una aproximación militar tradicional; sin embargo, posterior a estos eventos y, en particular, posterior a marzo de 2003 en Iraq, se encontraron con un ambiente operacional mucho más complejo, compuesto no sólo de terrorismo, sino que de diversos métodos y actores asociados en red.

Cuando comenzamos, la pregunta era ¿dónde está el enemigo? Esa era la pregunta de inteligencia. Luego nos comenzamos a preguntar ¿quién es el enemigo? Y creíamos que éramos bastante inteligentes. Y luego nos dimos cuenta de que esa no era la pregunta correcta, y nos preguntamos ¿qué está haciendo o intentando hacer el enemigo? Y no fue hasta que pudimos seguir avanzando que dijimos ¿por qué son ellos el enemigo? (McChrystal, 2013)

Este ambiente que menciona el general  es en parte lo que busca describir de mejor forma el concepto de guerra híbrida.

Guerra híbrida en el mar

No hay motivo para pensar que la amenaza híbrida no pueda estar presente en el mar. Speller (2014) plantea que el espacio de batalla marítimo del futuro tendrá diversas amenazas, de las cuales “algunas serán de naturaleza convencional, otras asimétricas, y los adversarios más efectivos sabrán combinar métodos convencionales y no convencionales en una aproximación híbrida, que retará a las marinas en todos los ambientes relevantes.”

Según lo revisado, la guerra híbrida se ha empleado mayoritariamente en zonas urbanas densamente pobladas, en un ambiente operacional complejo y difuso. En los espacios marítimos esta condición se cumple en el litoral, puertos y terminales marítimos, aguas interiores, archipiélagos, espacios en los que la actividad marítima y náutica sea significativa, ya sea de carácter comercial, recreacional, turismo u otra. La combinación de fuerzas convencionales con irregulares, requieren de condiciones geográficas y demográficas particulares que le brinden opciones de ocultamiento, sorpresa y, en definitiva, la posibilidad de prevalecer frente a una fuerza militarmente superior. Una fuerza irregular tiene pocas opciones de derrotar militarmente a una convencional en un campo de batalla abierto y sin accidentes geográficos que le otorguen una ventaja. Es poco probable que actores híbridos encuentren todos los ingredientes necesarios para prevalecer frente a una fuerza naval militarmente superior en espacios abiertos o alta mar.

Respecto al planteamiento anterior, Stavridis (2016) menciona que “dada su necesidad para aparecer como algo ambiguo para los observadores externos, la guerra híbrida en el mar normalmente será llevada a cabo en aguas costeras del litoral”, en la cual debiesen tener amplia participación las guardias costeras y personal civil.

En el XXI International Naval Sympossium realizado el año 2014 en Newport, se estimó la potencialidad de la guerra híbrida particularmente en el Mediterráneo, el mar Negro, mar Caspio, océano Índico, mar de China y Báltico, entre otros espacios geográficos (Hattendorf & Kennedy, 2014). En resumen, en aquellos espacios donde sea factible influir desde el mar lo que ocurre en tierra y viceversa, con medios convencionales y no convencionales y, además, donde fuerzas tradicionales podrían ser más difícil de emplear con éxito.

¿Qué se puede esperar de la combinación de métodos que se emplean en la guerra híbrida pero ahora en el mar?

Dejando de lado los convencionales, se puede comenzar por analizar la opción del terrorismo, que como método ha sido empleado mayormente en tierra, particularmente en lugares habitados en los que se logra más fácilmente transmitir y generar el efecto que busca sobre población y sus líderes. Sin embargo, en el mar hay una amplia gama de alternativas para aquellos actores que busquen causar temor en la gente, solo quizás limitadas por la imaginación humana.

El doctor Vego (2009), del Naval War College de los Estados Unidos, destaca cómo el terrorismo puede amenazar una fuerza naval y los puertos y, de paso, afectar a la economía de un país, una región o incluso el mundo. Alternativas hay muchas, la captura de un buque mercante para colisionarlo contra un puente en una bahía o contra una refinería de petróleo cercana al borde costero; el hundimiento o daño de un buque de guerra en un muelle o fondeado a la gira o el hundimiento de un gran buque mercante en una vía de confluencia o canal de acceso, bloqueando a todo el tráfico marítimo hacia y desde los puertos; ataques a buques petroleros o de gas natural licuado (GNL), para causar una gran explosión en un puerto o un desastre ambiental de dimensiones. Cada una de estas acciones, por sí sola, podría tener graves consecuencias para el comercio mundial, el medio ambiente y el comercio de fuentes energéticas como el petróleo y el GNL, vitales para el desarrollo de los países. El ataque al USS Cole* es otro ejemplo relativamente reciente. Speller (2014) reflexiona que aun cuando el terrorismo en el mar no es algo totalmente nuevo, en la medida que los objetivos que persiguen los terroristas en la tierra y el aire estén más protegidos y se tornen más complejos, podrían cambiar la tendencia y adoptar un enfoque hacia el mar, existiendo una serie de blancos y objetivos para atacar tanto en el agua como en la costa.

El espectro de acción de grupos terroristas es bastante amplio. Algunos análisis de la crisis migratoria hacia Europa, a través del Mediterráneo, indican que el EI está detrás de los movimientos de tráfico de personas, habiendo logrado el control de ciertas instalaciones claves en los puertos de Libia, desde donde podrían amenazar el comercio marítimo del Mediterráneo. El Comité Militar de la Unión Europea analiza incluso la posibilidad de que terroristas infiltrados entre los civiles que emigran, intenten tomar el control de buques civiles o incluso buques de las fuerzas navales que acuden al rescate de las débiles embarcaciones que los trasladan (Rood, 2015). Lo anterior, se aprecia podría desde lograr efectos propagandísticos hasta la destrucción de esas unidades y de sus dotaciones, para escalar el conflicto, siendo esto un desafío mayor para las Armadas de la zona en cuestión.

Respecto de los métodos irregulares, Irán es quizás de los más claros. El hecho de poseer una marina con una rama irregular,* le da opciones tácticas que se adaptan perfectamente a la zona geográfica que busca resguardar, en este caso el golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz, empleando principalmente el concepto de la saturación de las defensas de su oponente.

Las alternativas de medios que se pueden emplear irregularmente en el ambiente marítimo son variadas, y un buen ejemplo es como China ha hecho empleo de sus embarcaciones de guardacostas para disputar el control del mar en espacios que considera propios, pero que internacionalmente son reclamados por otros cinco países de la región asiática, a lo cual suma el empleo de una suerte de milicia marítima organizada, compuesta de embarcaciones pesqueras que apoyan las operaciones en el mar del Sur de China. Aparentemente, estas embarcaciones actúan coordinadamente con la Armada de dicho país,* algo que es difícil de comprobar.

Figura 3: Pesqueros chinos actuando como milicia en el mar en apoyo a intereses de nivel político

La actividad criminal en el mar puede también contribuir a los fines que persigue un actor que emplee la guerra híbrida, ya sea para desconcentrar medios del adversario, lograr control de ciertas áreas o sencillamente como fuente de financiamiento. Las alternativas van desde el narcotráfico, la piratería, el tráfico de personas y la pesca ilegal, entre otras, todas actividades que, particularmente en tiempo de paz, obligan a una marina que busca resguardar sus espacios marítimos a desviar medios, tiempo y otros importantes recursos. Estos elementos podrían verse intensificados en situaciones de países o Estados con asuntos limítrofes marítimos aún pendientes por resolver, en zonas fronterizas con actividad comercial y pesquera caracterizadas por una mezcla étnica, cultural y de nacionalidades, aspectos que en alguna medida generan una condición propicia para la explotación del crimen en el mar como herramienta.

Así como en Crimea fuerzas convencionales rusas fueron empleadas de manera encubierta, eliminando sus uniformes típicos de una fuerza regular, en el mar esta misma metodología podría ser replicada, empleando lo que Stavridis (2016) denomina “pequeños soldados azules,”* personas que podrían ser categorizadas como nacionalistas, delincuentes, terroristas o incluso navegantes de vacaciones actuando bajo su propia voluntad, pero en apoyo de un interés estatal superior.

¿Existen actores capaces de realmente actuar en red y mezclar métodos y medios tan distintos para la guerra en el mar? Probablemente no estén todos los componentes presentes, pero en el futuro se abre la posibilidad a que las redes de diversos actores y niveles de coordinación sean cada vez más complejas, aumentando la probabilidad de que se presenten estas maniobras de guerra híbrida en el mar.

El uso de la información será el elemento que amalgame la diversidad de métodos y medios empleados, potenciando los efectos que pueden ser logrados. Particularmente en actividades criminales, terrorismo y la insurgencia, el manejo hábil de la información puede generar el apalancamiento de los efectos buscados. Lo mismo se puede decir respecto de las ciber operaciones. El nivel de dependencia que poseen los sistemas y equipos de las marinas del mundo respecto de una red computacional es cada vez mayor, abriendo una oportunidad al actor que decida emplear las operaciones cibernéticas, siendo además una atractiva alternativa para actores más débiles que se enfrentan a potencias con mayor poderío.

Efectos y ventajas del empleo de la guerra híbrida en el mar

El concepto de guerra híbrida pareciera adaptarse perfectamente a los denominados conflictos de zona gris, ubicados entre la paz y la guerra, y en los cuales los Estados no están dispuestos a usar todo su potencial militar. Es una poderosa alternativa de coerción, que puede ser empleada por todo tipo de actores y en todo momento. Permite realizar acciones de alta intensidad en conflictos de baja intensidad, y podría ser empleada tanto de manera ofensiva como defensiva.

Se puede inferir que quien emplee guerra híbrida, buscará principalmente realizar una maniobra tal que genere una saturación abrumadora en el ambiente operacional, empleando el espacio y el tiempo a su favor, pero obligando a su adversario a tener que lidiar con amenazas de distinta naturaleza, fusionadas y coordinadas, obligándolo a desconcentrar fuerzas, desviar esfuerzos, dejar áreas desprotegidas y vulnerables, entre otras cosas. De las posibilidades visualizadas y las evidencias del ámbito terrestre, se propone la siguiente tabla de efectos posibles a través de una aproximación de guerra híbrida.

En la guerra híbrida en el mar se verán actores de diversa índole, integrados y coordinados en red, probablemente no de forma abierta, sino más bien encubierta, empleando métodos y tácticas irregulares con unidades menores actuando de manera descentralizada, lo anterior respaldado por medios y capacidades convencionales y cohesionado mediante un eficaz empleo de la información y capacidades de guerra cibernética, para lograr efectos particulares sobre fuerzas navales que históricamente se han preparado para un adversario convencional.

Efectos que podría generar la guerra híbrida en el mar
1 Sorprender con alguna acción pensada o inesperada
2 Saturar el espacio de batalla
3 Desconcentrar las fuerzas del adversario al desviarlas hacia eventos secundarios
4 Nublar el ambiente operacional al combinar distintos métodos poco reconocibles o adjudicables a una fuente común
5 Desgastar a su adversario prolongando el conflicto
Tabla 2: Resumen de los principales efectos que puede generar la guerra híbrida

El mar además presenta ciertas características legales que la guerra híbrida puede explotar, al existir distintos niveles de soberanía, límites que no son físicos y regulaciones que no son exactamente iguales en cada Estado, abriendo ciertas posibilidades para potenciar los efectos ya mencionados.

¿Qué ventajas otorga el empleo de todo lo anterior? Stavridis (2016) propone las siguientes ideas:

  • Mayor libertad de acción, ya que permite a una nación o actor realizar operaciones para intimidar, degradar o destruir las capacidades de un adversario, sin cierta atribución y, por ende, menos escrutinio internacional.
  • El mar otorga o maximiza la ventaja de la sorpresa.
  • Las ambigüedades de sus acciones facilitan el control del tempo operacional y de la secuencia de eventos.
  • Opción económica en comparación a la adquisición de unidades mayores empleadas para la guerra de litoral.

Marina mediana y guerra híbrida

La conceptualización realizada por el almirante Hill (1990), considera a una potencia marítima mediana a aquella de un Estado que valora su autonomía y, por ende, tiene capacidad y voluntad para ejercer su propia defensa y que empleará el mar en su beneficio. Desde esa perspectiva, dichas potencias deben contar con una marina tal que les provea la capacidad de controlar sus espacios marítimos y ejercer en ellos soberanía plena.

Cuánto poder marítimo debe poseer una potencia mediana es un asunto que tiene que ver con los riesgos y amenazas, de dónde provienen y cuál es la posibilidad de desarrollar las capacidades necesarias para enfrentarlas. Hill (2000) se refiere fundamentalmente a las operaciones bélicas, pero no debe olvidarse que hoy en día también se debe considerar las operaciones distintas de la guerra en el desarrollo de fuerzas. En ambas situaciones y en la medida que en función de los intereses nacionales que debe resguardar requiera alejarse de su territorio, dichas marinas tendrán normalmente la necesidad de actuar de manera cooperativa con aliados, particularmente si requieren proyectar poder hacia tierra, aspecto que Till (2004) destaca como una de las principales limitaciones de una marina mediana. Estas operaciones exigen un grado mayor de interoperabilidad, para que permitan a la potencia mediana operar satisfactoriamente con una mayor, ya sea para disuadir o actuar coercitivamente, o en operaciones policiales (a las que habrá que agregar la ayuda humanitaria en el control de desastres), teniendo claro que hay marinas medianas, como la de Chile, que poseen un fuerte rol marítimo-policial, en las que incluso está integrada la función de guardacostas, que en otros países realizan instituciones independientes o agencias estatales o privadas.

¿Por qué motivo una marina mediana tendría que revisar el concepto de guerra híbrida? Para Povlock (2017) el nivel de fusión y combinación de actividades que plantea la guerra híbrida en distintos dominios (aire – tierra – mar – ciberespacio – espectro electromagnético) podría resultar inmanejable para potencias medianas, por ende, un buen entendimiento de los alcances del concepto y, eventualmente, el desarrollo o ajuste de sus capacidades sería fundamental.

Las marinas medianas deberán plantearse, además, qué aspectos, técnicas y métodos de la guerra híbrida pueden emplear como herramientas para el logro de sus propios objetivos, particularmente aquellos elementos que le permiten a una fuerza de menores recursos, hacer frente a una fuerza de potencia superior, planteamiento que debe considerar un límite ético y legal, considerando que muchos de los aspectos que han sido señalados durante este trabajo van en contra del derecho internacional.*

Capacidades requeridas por una marina mediana para enfrentar la guerra híbrida en el mar

Independiente del análisis particular que cada potencia mediana debiese realizar a la luz de los conceptos relacionados con la guerra híbrida, se plantea a continuación una serie de capacidades que se estima debiesen ser potenciadas en el futuro próximo.*

  • Manejo del derecho marítimo internacional: Para combatir la guerra híbrida se requiere contar con una organización jurídica que permita explotar y entrenar, apropiadamente, el empleo del derecho marítimo y de las reglas de enfrentamiento.
  • Operaciones de información: Contar con una capacidad de operaciones de información eficaz y muy ágil, que pueda inmediatamente producir y difundir al mundo la propia versión de los eventos ocurridos, a través de los medios de comunicación, degradando el efecto psicológico que busca generar un actor híbrido. Debe incluir la capacidad ofensiva y defensiva de ciberguerra.
  • Fuerza balanceada para nuevas amenazas: Sin dejar de lado la capacidad que entregan las fuerzas tradicionales como unidades de superficies, submarinos, aviación naval e infantería de marina, que representan la espina dorsal de una marina mediana, se debiese tender a balancear estas capacidades a través de medios que permitan cubrir otras áreas del espectro del conflicto, tales como patrullaje costero, guerra de minas, protección de bahías y puertos, capacidad de protección de infraestructura crítica y medios para interdicción con diferentes niveles de uso de la fuerza, como también potenciar la capacidad de fuerzas especiales. Esta combinación permitirá a una marina mediana ampliar la capacidad de cobertura de sus espacios marítimos y, en este sentido, mitigar el efecto de dispersión o desconcentración de medios que se busca generar con el planteamiento de la guerra híbrida.
  • Interoperabilidad y capacidad de reacción rápida conjunta: Se debe mejorar la capacidad de operar conjuntamente a través de más y mejor doctrina y entrenamiento, que permita ser efectivos en ambientes saturados, traspasar información con el mínimo de retraso entre fuerzas de distintas características, lograr sinergia y apoyarse mutuamente con miras en un objetivo común. Asímismo, poseer la capacidad de reacción rápida, para dar una respuesta enérgica y disuadir a un adversario en las etapas iniciales de un posible conflicto.*
  • Vigilancia marítima: La combinación de métodos que plantea el concepto de guerra híbrida, obliga a las marinas medianas a contar con una mejor capacidad de vigilancia de los espacios marítimos, para lo cual habrá que buscar una combinación de medios que permitan ampliar el nivel de cobertura en espacio y tiempo, probablemente explorando la alternativa de medios aéreos no tripulados que debiesen ser cada vez más accesibles, o radares costeros de baja frecuencia que tienen un mayor alcance.
  • Inteligencia operacional: Se requiere contar con una capacidad de inteligencia operacional adecuada, que permita comprender la compleja red que representa la guerra híbrida. Esto implica una mejor capacidad a nivel nacional, construida entre diversas agencias e, idealmente, con cooperación de otros países. Se deberán establecer nuevas áreas de búsqueda -adicionales a las tradicionales- respecto a una fuerza adversaria, objeto identificar sus nuevas capacidades críticas y centro de gravedad. Algunas áreas a investigar serían: capacidad de hackeo a sistemas computacionales propios; empleo de medios no convencionales como drones comerciales, aeronaves, naves y embarcaciones civiles; acción encubierta y captación de sindicatos portuarios y de astilleros para afectar sus tareas; empleo de armamento no convencional (incluyendo sumergibles); acciones contra dotaciones y sus familiares; saturación de sistemas de defensa; áreas del espacio de batalla con mayor probabilidad de empleo de estos métodos.* La inteligencia permitirá además priorizar adecuadamente el empleo de los medios de una marina mediana ante a la diversidad de frentes que podría presentar el adversario.
  • Liderazgo: El liderazgo necesario para lograr que el personal combata, debe necesariamente cubrir la influencia de esta amenaza. El no hacerlo afectará severamente la moral de las dotaciones, creando incluso un comportamiento no deseado, como el descrito por Cordesman (2007), quien relata como en el caso de Israel, el liderazgo fallido en distintos niveles de la cadena de mando de las Israeli Defence Force (IDF), sumado a la capacidad del Hezbollah de generar bajas humanas empleando armas convencionales con tácticas irregulares, generó que el personal en algunas ocasiones no quisiera seguir combatiendo. Se requerirá un liderazgo fuerte, adaptativo y creativo a nivel de unidades.
  • Doctrina y entrenamiento: Las doctrinas – en todos sus niveles – deben ser actualizadas para enfrentar de la mejor forma posible y no ser sorprendido por las nuevas amenazas, las que, de acuerdo con el concepto de guerra híbrida, estarán mucho más integradas. Se requiere formular la doctrina, comunicarla y explicarla a sus usuarios, ensayarla operacionalmente – con entrenamiento adecuado en el nivel operacional y táctico – y corregirla en base a los resultados. Este ciclo doctrinario deberá ser ejecutado con mayor frecuencia, no hacerlo será improvisar frente a esta nueva amenaza que probablemente tendrá la capacidad de adaptarse ágilmente frente a distintas situaciones.*

Reflexiones finales

La guerra híbrida pareciera ser una nueva forma de aplicar el poder de un Estado o actor no estatal. Una fuerza convencional no preparada para enfrentar este tipo de amenaza será sorprendida y afectada por quienes empleen este concepto y sus métodos para alcanzar sus propios objetivos.

Las capacidades revisadas permiten a una marina combatir. El cambio de mentalidad y la adaptación de doctrinas y entrenamiento probablemente sea lo más complejo de ejecutar. Las organizaciones tienen un nivel de rigidez natural y los cambios requeridos no son fáciles de implementar, menos frente a adversarios muy adaptables a los nuevos escenarios que se presentan.

Se debiese revisar el énfasis que se le otorga a las operaciones de seguridad marítima,19 las que serán de gran relevancia para disuadir a un adversario antes que emplee la fuerza o desbaratar su maniobra en su etapa incipiente. Estas deberán estar más integradas a las operaciones navales mayores, logrando generar una sinergia en el empleo de los medios.

Dada la naturaleza difusa de la guerra híbrida, será particularmente importante la inteligencia. Uno de los aspectos claves que destaca el general de la Fuerza Aérea de EE.UU. Philip Breedlove20 en el libro NATO´s Response to Hybrid Threats, es identificar la actividad irregular o subversiva que esté ocurriendo, y luego lograr asociarla o atribuirla a algún grupo o Estado, siendo fundamental lograr lo anterior en la etapa inicial de un conflicto.
Cordesman (2007) en su libro Lessons of the 2006 Israeli – Hezbollah War, recalca como Israel se había preparado para la guerra que deseaba pelear, y no aquella que los eventos y el enemigo podrían dictaminar. Esto, aunque evidente para cualquier conflicto, será mucho más relevante en aquellos enfrentamientos con características de guerra híbrida, y las marinas medianas deberán contar con la capacidad de definir de mejor manera qué tan complejo es el escenario que les espera y prepararse adecuadamente para ello.

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