Por GUSTAVO AIMONE ARREDONDO
El principal aporte calorífico que tiene el agua del mar está representado por las radiaciones energéticas que le llegan del sol. Esto confiere al mar una extraordinaria capacidad para almacenar calor, convirtiéndolo en el gran moderador del clima a nivel global.
El cambio climático y el exceso de emisión de gases de efecto invernadero se encuentran generando presión sobre los océanos, los cuales han aumentado la temperatura por sexto año consecutivo, registrándose máximos históricos a fines del año 2021.
The main caloric contribution for seawater is the energy from solar radiation. This provides the world’s oceans a tremendous capability to store heat, making it the great regulator of global climate. Climate change and the overabundance of greenhouse gases (GHG) emission are putting pressure on the oceans, which have increased in temperature for the last sixth years, reaching record highs at the end of 2021.
Según nuevos datos climáticos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), “hay un 50% de probabilidades de que, por lo menos en los próximos cinco años, la temperatura media anual del planeta supere transitoriamente en 1,5 C los valores preindustriales”.
Este incremento de temperatura ha provocado el derretimiento de vastas zonas glaciares del océano Ártico, Groenlandia, como también en la Antártica muy próximo a nuestro país, las cuales han vertido esos deshielos en sus respectivos océanos contiguos. Ello ha repercutido también en un aumento gradual de la temperatura de sus aguas durante el último lustro y en un incremento del nivel de sus aguas, acompañado de calores extremos e inundaciones por lluvias estivales que han afectado a Europa, Estados Unidos y a algunos países de Asia durante los periodos de verano de los años 2021 y 2022.
Este fenómeno del incremento de la temperatura de los mares, producto del exceso de gases de efecto invernadero (GEI), genera un negativo impacto en su capacidad para absorber dióxido de carbono (CO2), bajando la composición de su pH, lo que produce la acidificación de los océanos que afecta a los ecosistemas marinos y organismos calcáreos.
A nivel nacional se han desarrollado una serie de iniciativas, tanto legales como administrativas y operativas, relacionadas con la aplicación de medidas destinadas al cuidado del medio ambiente y en particular a advertir los impactos del cambio climático en las aguas de jurisdicción nacional.
Lo anterior, derivado de la trascendencia que reviste para nuestra extensa geografía, en la cual casi 5 millones de chilenos se distribuyen en alrededor de 100 comunas costeras, donde más de1 500 caletas dan sustento a casi 100.mil trabajadores vinculados a la pesca artesanal, y la creciente y cada vez más contundente evidencia científica sobre el impacto del cambio climático y la elevación de la temperatura de las aguas, junto a la alteración de los ecosistemas marinos, revela lo vulnerable que se encuentra nuestro país y el mundo e invita a asumir todas aquellas iniciativas y estrategias orientadas a minimizar o anular este flagelo.
Los gases de efecto invernadero y su impacto en el mar
Por medio del croquis expuesto se visualiza la real dimensión de las causas y los efectos que está generando en el planeta el aumento de la emanación de los GEI, los cuales se encuentran contribuyendo y acelerando el cambio climático que está provocando una alteración global en la actualidad. Cada una de estas implicancias serán explicadas a fin de conocer la magnitud del real daño que está causando este fenómeno en la naturaleza de la tierra y en forma específica en las aguas de los océanos y en la flora y fauna que habita esos ecosistemas marinos.
Los GEI no son letales en sus cantidades en equilibrio, ya que son imprescindibles para mantener la temperatura de la tierra. El problema ocurre cuando se emiten mayores cantidades de gases que el sistema no alcanza a absorber.
Desde finales de los años 70 del siglo XX, la actividad humana, producto de la vorágine de la revolución industrial sumado a la excesiva producción de CO2, que generan la diversidad de chimeneas y fuentes calóricas contempladas en toda actividad productiva desarrollada por el hombre, ha derivado en la emanación de más GEI, lo que ha alterado su equilibrio natural.
En síntesis, la gestación de GEI, también conocido como CO2, ingresa a la atmósfera a través de la quema de combustibles fósiles como el carbón, el gas natural, el petróleo o de residuos sólidos y las emanaciones de materiales volcánicos e incendios forestales. También el metano (CH4) es considerado un GEI, donde la flatulencia de las vacas y la ganadería son una fuente de metano que contribuye al calentamiento global. Por otra parte, la deforestación, la erosión del suelo y la agricultura limitan la capacidad regenerativa de la atmósfera para eliminar este exceso de GEI causado por la acción humana.
El desbalance descrito ha incidido en un notorio incremento en la temperatura promedio de la tierra a nivel superficial, lo que ha sido evidenciado por las mediciones instrumentales, en las cuales se destacan a los últimos años como los más cálidos de la historia desde que se tenga registro. Ello, conlleva a su vez un aumento de la temperatura del mar y una elevación en el nivel de sus aguas.
La acidificación de los océanos
Esta gran capacidad de los océanos para conservar el calor permite que la temperatura del agua sea más estable en el mar que en los continentes.
El agua de mar posee propiedades físico-químicas que refuerzan la influencia de los océanos en el clima terrestre. A su vez, el mar es un gran sumidero de CO2 y aproximadamente un 30% de ese es disuelto en las aguas oceánicas a nivel global, cantidad de particulado contaminado, principalmente de origen industrial, que ha sostenido un notorio crecimiento a contar de fines del siglo pasado.
Este aumento ha derivado en que las aguas marinas se tornen más ácidas, disminuyendo considerablemente su pH, que corresponde a la medida del grado de acidez o basicidad de una disolución, resultando que cuando es más bajo eleva su nivel de acidez.
En términos generales, al agua de mar no se le considera ácida, pero su pH ha estado disminuyendo en forma sustantiva desde hace años. Ello trae como consecuencia un grave deterioro para la vida marina y sus ecosistemas, en especial para la fauna acuática con estructuras calcáreas como ha quedado evidenciado con el daño sufrido por la Gran Barrera de Coral australiana2 afectada por esta descompensación química que impacta en el medio líquido que les da la vida, junto a la altercación de la red alimenticia acuática denominada “trama trófica” que permite su subsistencia.
Si los océanos absorben menos CO2, esto significa que más de este dañino compuesto queda en la atmósfera, acelerando el calentamiento global en una situación en la que pierden tanto los océanos como la atmósfera.
El derretimiento de los glaciares en el Ártico, Groenlandia y la Antártica
Entre 1979 y 2020, el océano Ártico perdió una superficie de hielo que es aproximadamente seis veces el tamaño de3 Alemania. Desde 1979, el hielo ha retrocedido un 12,89 por ciento por década, hablándose incluso de la atlantificación del Ártico por el ingreso de sus aguas en dirección al Polo Norte, gracias a los deshielos del Estrecho de Barents.
En Groenlandia, el año 2019 se produjo el derretimiento récord de 532 mil millones de toneladas de agua que fluyeron al mar, lo que tuvo como resultado que el nivel global del mar aumentó en forma permanente en 1,5 milímetros. También el año 2020 los científicos afirmaron que la tasa de derretimiento de los últimos años supera todo lo que Groenlandia ha experimentado en los últimos 12 mil años.
Varios días de elevada temperatura en el mes de julio del año 2022 año provocaron en esa isla glaciológica el derretimiento diario de 6 millones de toneladas de aguas, algo preocupante por los bajos niveles de la capa de hielo y de un fenómeno del que no se tenía registro en los últimos 40 años, según datos del Centro Nacional de Nieve y Hielo de Estados Unidos.
Groenlandia tiene suficiente hielo para que en caso de que se derritiera totalmente, elevaría el nivel de mar 7.5 metros en todo el mundo.
Lo descrito ha podido demostrar que el nivel del mar ha subido unos 15 cm durante el siglo XX, principalmente de la fusión de los glaciares y de los derretimientos de mantos de hielo aportados por el Ártico, Groenlandia y la Antártica.
En tanto, la península Antártica, víctima del calentamiento global, ha visto el desprendimiento y la desintegración de la barrera de hielo Larsen C4, denominada A-76, de 170 km de largo y 25 km de ancho el año 2019, lo que ha dado pie a la formación del iceberg más grande del planeta con casi 4320 km2.
Aumento de la temperatura de los océanos
El año 2021, según un informe publicado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), fue uno de los más calurosos jamás registrados en la Tierra, y la temperatura de los océanos alcanzó un máximo histórico, un notorio signo de cómo la actividad humana se encuentra desbalanceando la ecuación de equilibrio de la naturaleza del planeta desde hace casi medio siglo.
La principal fuente calórica del océano es la luz solar. Otra fuente de energía calórica que recibe el océano proviene del vapor de agua que se encuentra principalmente en las nubes. Esto contiene en su interior GEI que pueden ingresar al agua de mar mediante el proceso de intercambio gaseoso océano- atmósfera.
Por ello, las crecientes cantidades de GEI emanadas a la atmósfera por el ser humano impiden que el calor irradiado desde la superficie de la tierra sea liberado al espacio con mayor libertad como ocurría anteriormente. La mayor parte del exceso de calor atmosférico se devuelve en el océano. Como resultado, si el océano absorbe más calor del que libera, su temperatura aumenta en su parte superior.
En la siguiente tabla se exponen la temperatura promedio de los océanos, donde queda reflejada una tendencia al alza, particularmente durante los últimos 40 años.
Chile y los océanos del mundo
A modo ilustrativo, en el gráfico a continuación se detallan las superficies y las distintas profundidades de los océanos del mundo, en el cual queda sentenciada la importancia del océano Pacífico y del mar Austral que colindan con Chile, ya que entre ambos constituyen más del 50% del estanque mundial compuesto por cada uno de los océanos del mundo:
Otro dato importante guarda relación a que en los océanos existe fauna como los manglares, algas, plantas y bosques marinos que son hasta 10 veces más efectivos que los bosques terrestres para capturar CO2. Ello incide en la importancia que se le debe otorgar a esta biodiversidad marina y a los océanos como capturadores del CO2 y principales reguladores del clima a nivel global, cualidad natural que refuerza su debida protección y cultivo.
Asimismo, la temperatura del agua del océano desciende conforme los mares están más cerca de los polos, en donde, en el mar abierto se alcanzan temperaturas superficiales aproximadamente de 6 décimas de grado centígrado, encontrándose ya cerca del punto de congelación del agua salada, lo que con el calentamiento global actual produce que ese punto de congelación suba y la extensión de hielo polar esté disminuyendo.
Por otra parte, nuestros mares le confieren a Chile erigirse entre las 10 primeras potencias pesqueras a nivel mundial, el quinto exportador mundial de productos del mar, el primer surtidor mundial5 de mejillones en conserva, el segundo productor global de la acuicultura del salmón y algas de uso industrial y ostenta el 43% de nuestro territorio marítimo bajo alguna forma de protección, siendo el sexto país a nivel global con mayor superficie de áreas marinas protegidas (AMP).
Tal impronta de progreso y bienestar exige un compromiso nacional por el resguardo y cuidado de nuestros espacios marítimos, realidad que impone con urgencia la implementación de estrategias convergentes hacia ese propósito.
El aporte nacional para prevenir el calentamiento de los océanos
Con el propósito de impedir el aumento de la temperatura mundial, en el seno de la Convención Marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Cambio Climático, fue suscrito el año 2015 el Acuerdo de París, el cual ya ha sido ratificado por más de 180 Estados, incluidos Chile el año 2017. En su texto se establecen objetivos a largo plazo para instar a todas las naciones a reducir sustancialmente las emisiones de GEI en todo el planeta y así mantener el aumento de la temperatura mundial en este siglo por debajo de 2°C.
Proyectado en la senda de la reducción de emisiones de GEI a nivel global, Chile el año 2019 se comprometió al cierre de 28 centrales termoeléctricas antes de 2040, permitiendo a nuestra nación lograr la carbono neutralidad antes del año 2050.
Asimismo, durante el mes de junio de 2022 fue anunciado por el Presidente de la República el inicio del proceso del cierre de la planta de fundición de cobre6 “Ventanas” en la Región de Valparaíso, asumiendo un compromiso con el medio ambiente y con los habitantes de Quintero y Puchuncavi.
Otra obligación contraída por Chile en torno al resguardo del medio ambiente corresponde al cumplimiento de la Política Oceánica Nacional (PON) del año 2018 y de la Agenda ONU 2030, la cual incluye el Objetivo de Desarrollo Sustentable (ODS) Nº 14 relacionado con el resguardo del océano y de su vida marina, en la cual la Dirección del Territorio Marítimo y Marina Mercante (DIRECTEMAR), en cumplimiento a los artículos N° 5 y 142 de la Ley de Navegación de 1978, junto a lo expuesto en la Política de Defensa Nacional del año 2020, vela cada día por el resguardo del medio ambiente acuático en las aguas de jurisdicción nacional.
Una singladura adicional en torno a la disminución de GEI a nivel institucional se ha dado por medio de la instalación y uso de paneles solares y aerogeneradores en múltiples faros y radio-estaciones ubicadas en los canales australes del país.
Uno de los últimos esfuerzos desplegado en el país sobre esta materia corresponde al desarrollo de una red de sensores multi-paramétricos para el monitoreo de datos atmosféricos y oceanográficos7 a lo largo de Chile ubicados desde latitud 18 º S (Arica) hasta 79º S (Glaciar Unión). Esta iniciativa se encuentra liderada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (MCTCI), el que ha implementado a contar del mes de diciembre del año 2021 una serie de estaciones de mediciones de temperatura, 21 de las cuales estarán en el Territorio Chileno Antártico (TCHA). Este esfuerzo tecnológico territorial permitirá que la Armada, las Fuerzas Armadas, el Instituto Chileno Antártico (INACH) y otras entidades públicas a lo largo de estos 6771 km longitudinales y 41 paralelos puedan advertir cómo el cambio climático impacta las distintas latitudes del Chile y de su TCHA.
Conclusiones y reflexiones finales
De no producirse un drástico cambio en las actividades productivas y de cuidado al medio ambiente, el calentamiento global continuará repercutiendo en la espiral destructiva de los océanos y de sus ecosistemas, además de afectar a las sociedades y economías dependientes. La elevación de la temperatura del mar continuará causando trastornos en la trama trófica oceánica, aumentando el nivel de sus aguas e incrementando también la frecuencia de las tormentas y de olas de calor extremo, las cuales ya han provocado grandes daños y pérdidas humanas en el continente europeo, en Corea del Sur y en algunas zonas de Estados Unidos los dos últimos años.
La normativa chilena reforzada por el Acuerdo ONU de París, la Agenda ONU 2030, la PON y la creación de AMP, entre otras, ha significado la incorporación de una serie de obligaciones para diversos organismos del Estado y para la Armada en particular, cúmulo de iniciativas que han erigido a nuestro país a la vanguardia de las medidas contra la lucha del cambio climático y en particular frente al calentamiento de los océanos.
El reciente anuncio efectuado por el Estado de Chile con miras a reducir las emisiones de CO2 vinculadas con el cierre de la fundición de cobre en Ventanas sumado a la clausura de las termoeléctricas Ventanas 1 y Ventanas 2 y de dos centrales en Mejillones antes de 2024, dirigido a reducir las emisiones GEI, junto a los proyecto relacionados al desarrollo de hidrógeno verde en Magallanes, reviste un decidido paso de nuestra nación frente a distintas propuestas relativas al cambio climático planteadas a nivel de la comunidad internacional.
La implementación de la red de monitoreo de variables meteorológicas y oceanográficas a lo largo de Chile y su TCHA, constituye una útil herramienta de consulta y verificación de la percepción del cambio climático y los efectos del calentamiento global en nuestro territorio nacional, siendo un real aporte a la recolección de datos a través de los cuales se nutre el Servicio Meteorológico de la Armada, beneficiando su difusión a los navegantes que usan las rutas marítimas nacionales.
Finalmente, todas las medidas adoptadas en forma coordinada tanto a nivel internacional como nacional e institucional contra el calentamiento global deben converger en la dirección de continuar la hoja de ruta que tiene nuestro país para alcanzar su desarrollo y el bienestar de sus habitantes, pero con sumo respeto al entorno de la naturaleza, su biodiversidad y sin afectar al mar que es el gran regulador que puede detener el avance del cambio climático, para de esa manera salvaguardar el futuro de la humanidad.
Bibliografía
El 1° de diciembre de 1959 se firmó en Washington DC un documento que ha demostrado ser un éxito de la diplomacia mundia...
En el año 1995, en la ciudad de Berlín, Alemania, se realizó la primera Conferencia de las Partes (COP) de la Comisión M...
En 2009, la Organización de las Naciones Unidas tendrá lugar el 8 de junio como el “día mundial de los océanos”. En Chile, el año 2017, por medio de la promulgación de una ley se incorpora tal fecha al calendario de actividades oficiales. El reconocimiento en nuestra legislación representa la significancia que se le otorga al gran estanque del globo, compuesto por todos los océanos del mundo, los que cubren casi el 70% de la superficie del planeta. También, le brindamos el sitio y la importancia que reviste para Chile el mar que baña sus costas junto con la biodiversidad y los ecosistemas que sus aguas le otorgan el clima y las características de nuestro territorio continental e insular.
Este ensayo tiene como objetivo mostrar los procesos que pueden llegar a lograr un cambio climático a través de la geo-ingeniería utilizada sobre el fitoplancton antártico. Se explicará qué es el fitoplancton, por qué se le puede denominar antártico a una porción de éste, cómo su biomasa puede influir en el clima y cuál es el método que se podría utilizar para variarla, objeto mitigar las consecuencias de los gases de efecto invernadero. Los resultados obtenidos, muestran la significancia que puede llegar a tener este procedimiento y las posibles consecuencias de utilizarlo en el océano austral, en beneficio de la humanidad.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1001
Julio - Agosto 2024
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