Revista de Marina
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La creación de un nuevo instituto formador de oficiales y tripulantes para la Marina Mercante es el nuevo desafío asumido por la fundación Carlos Condell; su Director Ejecutivo narra los pormenores de esta nueva singladura que se emprende.

La Fundación Almirante Carlos Condell es una institución privada, sin fines de lucro, cuyo objetivo central es la educación y capacitación de jóvenes chilenos vulnerables, que vean en el quehacer marítimo, en cualquiera de sus formas, una posibilidad real de formación, sustento y realización personal. Fue creada el 18 de abril de 1984, por iniciativa del entonces Comandante en Jefe de la Armada, Almirante José Toribio Merino Castro, como una obra de responsabilidad social institucional hacia la ciudadanía, contando desde sus albores con el generoso aporte del empresario Don Oscar Ahues Atala para su establecimiento inicial.

Por más de 33 años de existencia, el ámbito formativo de la Fundación ha abarcado la educación pre básica, básica y media, en las áreas técnico-profesional y científico-humanista; además de la capacitación profesional de sus propios alumnos y de otros ciudadanos interesados. Ello lo ha realizado con esmero y público reconocimiento de aquellos que han conocido de su labor, pero también conscientes que al carecer de una opción de continuidad que permita, al menos, a los mejores alumnos aspirar a una educación superior, el verdadero potencial de este proyecto educativo seguía estando limitado. Así lo corroboran, entre otros estudios, las conclusiones a que llegara la consultoría externa de la prestigiosa empresa de asesoría educacional Reinnova, hace ya algún tiempo, y cuya recomendación final de avanzar en esa dirección pasó a ser prioritaria.

Un poco de historia

Frontis Instituto Profesional Piloto Pardo

Frontis del edificio que alberga la escuela en Playa Ancha, Valparaíso.

Corría el año 1994 cuando, casualmente siendo el autor sub director de la Escuela Naval Arturo Prat, acudió en audiencia con el director de la misma el entonces recién asumido Gerente General de la Asociación Nacional de Armadores (ANA), Capitán de Navío Arturo Sierra Merino. El motivo de la audiencia era puntual, pero complejo; pedía, a nombre de los Armadores que representaba, que los cursos para oficiales de la Marina Mercante Nacional, a la sazón dictados en la Escuela Naval desde 1948, fuesen traspasados a alguna o varias universidades. La razón de ello no radicaba en la calidad formativa de los oficiales egresados hasta la fecha, sino en la crónica escasez de oficiales (que la Escuela Naval por si sola no alcanzaba a suplir), a los elevados costos educacionales de la misma y a la optimización del tiempo que, según se argumentaba, se perdía con los alumnos en las prácticas de infantería, exceso de actividades deportivas y variados círculos culturales.

Esta discusión se extendió por algunos años, ya que la Marina se resistía a entregar la formación de los oficiales mercantes, no solo por cuanto constituían parte importante y activa de su reserva naval, sino al hecho de dejar de participar e influir en su proceso formativo, como ya había sido tradición en los últimos cincuenta y cinco años. Los principales argumentos de la Armada de Chile radicaban en la instrucción militar que se entregaba y las mal llamadas habilidades blandas, tales como la disciplina (inherente a la formación en la Escuela Naval), al fomento del liderazgo en la formación de los futuros oficiales de la marina mercante, trabajo en equipo, lealtad y compromiso a toda prueba. La contraparte, argumentaba aumentar los egresos de oficiales, racionalizar el proceso de formación y centrar el esfuerzo en crear solo buenos marinos e ingenieros, profesionales y competentes con su especialidad, lo que de paso abarataría los costos en la educación de dichos profesionales, ya sea a sus padres o apoderados, o a la ANA misma, a través de las becas que otorgaba. Así las cosas, tras casi seis años de negociaciones y diálogos, durante el año 2000 la Marina tomó la decisión de traspasar la formación de los oficiales mercantes a la entonces recién creada Universidad Marítima (UMACH), a la que ingresa el primer curso el año 2001. De los cadetes mercantes que aún quedaban en la Escuela Naval, al término de su ciclo formativo de tres años, egresa la última generación a fines del año 2003. En la UMACH funcionó la Facultad de Marina Mercante por siete años, hasta fines de 2007, debido al cierre de esta iniciativa de educación superior, siendo traspasados todos sus alumnos a la Universidad Andrés Bello, en donde se educan desde el año 2008 hasta la fecha. Hoy, junto a la Universidad Andrés Bello, aportan también oficiales para la marina mercante la Universidad Austral de Valdivia, egresando anualmente, en pequeñas cantidades, oficiales de puente y de máquinas, como asimismo arquitectos navales que constituyen su fuerte en lo marítimo.

No fue, sin embargo, hasta el 14 de noviembre de 2013 cuando recién el autor llevaba dos meses y medio en el cargo de Director Ejecutivo de la Fundación Almirante Carlos Condell, que la posibilidad de lograr nuestro anhelo adquirió visos de transformarse en realidad. Ello, a propósito del planteamiento e incentivo que el mismo Gerente General de la ANA, comandante Arturo Sierra Merino, nos formulara en audiencia (paradójicamente 19 años después de aquella de la Escuela Naval), en el sentido de participar en la formación de oficiales de la marina mercante, objeto que las navieras nacionales pudiesen disponer de mayores opciones de formación y cubrir la creciente demanda; tarea para la que, según nos manifestó, desde ya podríamos estar seguros que contaríamos con el apoyo de los armadores chilenos. El motivo principal de contar con esta alternativa era para lograr en la formación profesionales con mayor disciplina, espíritu de cuerpo y compromiso, justamente las habilidades blandas que constituyeron los argumentos utilizados por la Marina para evitar el éxodo de los cadetes mercantes desde su alma mater. Dos décadas demoró el péndulo de la razón en retomar su posición de equilibrio; los cambios en educación se toman su tiempo en encontrar el mejor camino.

Este hito fue como el empujón que estábamos esperando, de tal suerte que, aceptando el desafío, a partir de entonces iniciamos una ardua tarea: hacer realidad una nueva escuela de Marina Mercante para Chile.

Un largo camino

Nuestra primera labor fue estudiar todas las posibilidades, evaluando las fortalezas y debilidades propias, como asimismo las oportunidades y riesgos del entorno, antes de presentar la idea a nuestro Consejo Directivo.

Fue una titánica tarea, que demoró un año completo, pero cubrimos todas las áreas de interés de tal manera de presentar un proyecto coherente y rentable. Para ello existían dos alternativas: una, de largo aliento, que era formar un Instituto Profesional (IP) desde cero, lo que involucraba un tiempo no menor de cinco años, sin tener la certeza que fuese aceptada por el Consejo Nacional de Educación (CNED), por saturación de la oferta de II.PP. en el país, idea que fue descartada por riesgosa. El otro camino, buscar un IP ya existente, preferentemente del ámbito marítimo, de tal suerte de adquirir su reconocimiento oficial, lo que nos acortaba considerablemente el proceso. Optamos por este último curso de acción, seleccionando para ello al existente IP Mar Futuro, del cual contamos, desde un inicio, con el decidido apoyo de su sostenedor y director, capitán de Alta Mar Francisco Miranda Suárez, quien veía que como persona natural le sería difícil solventar tamaña empresa, confiando en que nosotros continuaríamos en ese ideario.

Ya con la claridad del curso de acción elegido, nos dimos a la tarea de efectuar los estudios pertinentes, de tal suerte de hacer que nuestra opción fuese conveniente y aceptable a los intereses fundacionales. De manera paralela, efectuamos los siguientes estudios, simulaciones y auditorías en el IP a adquirir:

  • Estudio Jurídico, donde contamos con el apoyo del abogado Pablo Wilson Alcalde, quien ya había participado anteriormente en procesos de cambio de sostenedores en casas de estudios superiores.
  • Auditoría financiero-contable, realizada por la empresa auditora HLB-CHILE, de Valparaíso, de quienes somos antiguos clientes. Este fue uno de los procesos mas complejos y que mayor tiempo nos demandó, dadas las diferencias administrativas existentes a la fecha entre ambas organizaciones.
  • Estudio de la oferta y demanda real de oficiales para la Marina Mercante, tanto nacional como internacional. En esta última, contábamos con el completo y último reporte del BIMCO (Baltic and International Maritime Council), dándonos a la tarea de elaborar un estudio solo a nivel nacional, ya que los existentes se encontraban desactualizados e incompletos. Adicionamos a esta tarea los cálculos exactos de los costos involucrados en la formación de un oficial mercante, tanto de puente como de máquinas marinas, durante los 4 años de la carrera. Para dicha labor seleccionamos al comandante Manuel Fernández Vega, profesional de vasta experiencia en el área de la formación marítima.
  • Evaluación operativa y financiera del IP, proyectada a 20 años, objeto determinar los años iniciales de pérdidas y obtener un promedio de excedentes con la Escuela a pleno régimen, considerando un criterio pesimista de promedios anuales de alumnos, tanto en la academia como en los cursos especiales. Dicho trabajo lo ejecutamos a nivel directivos de la Fundación, en base a toda la información ya disponible.

Habiendo terminado los estudios descritos a fines del año 2014, presentamos el proyecto inicial de adquisición del IP Mar Futuro a la aprobación del consejo directivo, con fecha 16 de enero de 2015, en donde se dispuso ahondar y especificar, aún con mayor detalle, ciertos aspectos técnicos no suficientemente claros para dicho Consejo. La tarea se terminó con fecha 22 de julio de 2015, en donde el consejo directivo, por unanimidad de sus miembros, resolvió adquirir el IP Mar Futuro y dar avante con el proyecto de transformación del mismo, según la propuesta de los directivos de la Fundación.

El resto del año 2015 lo empleamos en definir los pasos para el traspaso de sostenedor, cambio de nombre por IP Escuela de Marina Mercante, cambio de estatutos, reconocimiento oficial por parte del Ministerio de Educación (división de Educación Superior) y del CNED. Asimismo, a la obtención de donaciones de privados y empresas para su equipamiento, acorde a las exigencias internacionales para la educación marítima de nivel superior; y de becas para los alumnos de escasos recursos provenientes de nuestros establecimientos educacionales y otros afines, tareas claves para el óptimo futuro desarrollo del proyecto.

Vale la pena señalar aquí, que heredamos de su antiguo sostenedor solo seis alumnos que cursaban el primer año de marina mercante puente, con lo cual iniciamos nuestras actividades docentes a comienzos del año 2016, con esos alumnos ya en segundo año. Adicionamos a lo anterior 30 alumnos en el primer año, provenientes de nuestro Liceo Técnico Profesional, Instituto del Mar Capitán Williams, de Chonchi (Chiloé), de la Escuela de Tripulantes y Portuaria de Valparaíso (ETRIPORT), más otros postulantes interesados en nuestro proyecto educativo, dando ya forma a una incipiente Escuela de Marina Mercante.

Un anhelo hecho realidad

Inauguración Escuela de Marina Mercante “Piloto Pardo”, 26 Mayo 2017.

Así, el 26 de mayo de 2017, cumplimos y materializamos, en una sobria pero emotiva ceremonia de inauguración ante distinguidos invitados, un gran anhelo de nuestra Fundación Almirante Carlos Condell, cual es incursionar en la educación superior nacional, a través de un instituto profesional. Y qué mejor que hacerlo, en línea con nuestro mandato fundacional, con una Escuela de Marina Mercante. Quisimos, ex profeso, presentar oficialmente en sociedad a nuestro instituto profesional ya más consolidado, en lo material y humano, con un equipo directivo, administrativo y docente de excelencia; a ello, debemos adicionar la razón de ser de la Escuela, a la fecha: 73 aspirantes en cursos de formación académica y 59 alumnos en cursos especiales, incluidos los de nuestra sede de Punta Arenas, con un total de 132 estudiantes en este instituto de educación superior.

A la luz de esta auspiciosa realidad, nuestro inicial criterio de cálculo pesimista, utilizado en la proyección de nuestro proyecto educativo, se ha transformado en un óptimo resultado que nos permitirá, ya a fines del año 2017, exhibir números azules; pequeños aún, pero de promisorio futuro, al haber creído en nosotros los armadores, empresas, la banca, particulares donantes y la ciudadanía en general.

En cuanto a la elección del nombre que debería llevar este establecimiento, nuestro consejo directivo no tuvo dudas y, al igual como la Escuela Naval Arturo Prat lleva el nombre de tan insigne marino de guerra, decidió que la escuela debía llevar el nombre del Piloto Luis Pardo Villalón, gran marino mercante, oficial de la Armada de Chile por añadidura y artífice del rescate de las 22 vidas cautivas de la expedición antártica de Sir Ernest Shackleton, acaecida un 30 de agosto de 1916. Fue así que, coincidente con el centenario de esa gesta y a modo de merecido homenaje a tan noble héroe de la paz, unánimemente resolvió denominarla Escuela de Marina Mercante Piloto Pardo.

Creemos firmemente, pero con humildad y convicción, que nuestro proyecto educativo tiene que ser exitoso, ya que, respecto a nuestra competencia, tenemos ventajas competitivas que marcarán, en el tiempo, un sello distintivo en nuestros egresados que los harán mas atrayentes al mercado marítimo, tanto nacional como extranjero. Si tuviésemos que listar esas ventajas, podríamos resumirlas en las siguientes:

  • El hecho de contar con una escuela, en donde todos sus alumnos se concentran en un solo espacio, comparten todas sus actividades curriculares y extra programáticas, donde hay doctrina común y reglas claras de convivencia, fomenta claramente la disciplina, el trabajo en equipo y el espíritu de camaradería, habilidades tan necesarias en la vida a bordo. Este efecto es difícil de lograr en un campus universitario, con las mas diversas carreras compartiendo clases, espacios y tiempos libres.
  • Al ser un establecimiento educacional superior de dedicación puntual a una profesión, se facilita el ir acostumbrándolos, tal como lo harán a bordo de las naves mercantes, a vestir correctamente su uniforme, llevar una presentación personal acorde a la dignidad del mismo y a mantener sus espacios de trabajo y descanso en correcto orden y limpieza. En el fondo, se crean hábitos que van forjando el carácter y liderazgo del futuro oficial, al exigirse primero él, antes que a su futura dotación.
  • Se crea un sentido de pertenencia con la carrera y su especialidad, a través de actividades extra curriculares, tales como el canto militar, deportes náuticos y visitas de carácter histórico culturales.
  • La estrecha relación existente entre la Armada de Chile y la Fundación Almirante Carlos Condell (sostenedora del IP Escuela de Marina Mercante Piloto Pardo), a través del consejo directivo de esta última, asegura que el derrotero de este proyecto educativo se mantenga en curso seguro y sostenido en el tiempo.
  • El hecho que cada generación esté compuesta, en al menos un tercio, por alumnos provenientes de nuestros establecimientos educacionales, asegura una verdadera cantera de buenos alumnos, que ya vienen con una solida base técnico-profesional marítima y con la esperanza de que su esfuerzo constituirá una movilidad social para él y su grupo familiar.
  • Por último, y no por ello menos importante, aseguraremos que nuestros oficiales egresados tengan un adecuado manejo del inglés técnico marítimo, que les permita desenvolverse eficientemente en líneas marítimas extranjeras.

Conclusiones

No puede haber una iniciativa que defina mejor el espíritu fundacional que formar oficiales para nuestra Marina Mercante, toda vez que las economías de las naciones flotan en aguas saladas. Nos sentimos motivados e identificados con este nuevo desafío para nuestra organización.

Si bien la Fundación ha sido históricamente la principal proveedora de tripulantes de naves y pesqueros a nivel nacional, este desafío nos representa palabras mayores y demandará de todo nuestro esfuerzo y voluntad. Nos comprometemos a realizarlo de la mejor manera. Egresadas nuestras primeras generaciones al servicio de la Marina Mercante Nacional e internacional, a fines del año 2018, estaremos más que ávidos y atentos a vuestras críticas y comentarios.

Alumnos Escuela de Marina Mercante Piloto Pardo, 26 Mayo 2017.

Sabemos que hay muchos armadores y antiguos oficiales mercantes que añoran la otrora formación de oficiales mercantes que daba nuestra Escuela Naval Arturo Prat. La historia es larga y en algo la hemos resumido. Revertir esa realidad, estimamos hoy sería imposible. Sin embargo, este proyecto, sobre el cual la Armada de Chile tiene opinión y mandato a través del consejo directivo de la Fundación, pretende reforzar en dicha formación los valores de honor y patria, eficiencia y disciplina, al más puro estilo de nuestra alma mater; como asimismo, complementarlos con aquellos que, tomando el ejemplo de Sir Ernest Shackleton, otro gran marino mercante, se pueden resumir en: optimismo, paciencia, resistencia física, idealismo y coraje, lema que hoy recogen las murallas de esta escuela, para motivación e inspiración de nuestros aspirantes, futuros oficiales de la Marina Mercante Nacional.

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