La historia ha comprobado la importancia de la incorporación de la información en el ciclo de decisión del comandante, lo cual se relaciona en ganar tiempo y con ello la iniciativa, mejorando el rendimiento en las operaciones. En la actualidad, este efecto está siendo buscado en todas las operaciones militares, por lo que las bondades de información fueron incorporadas casi intuitivamente en el trabajo del resto de las otras funciones conjuntas, lo que derivó en transformarse en una nueva función conjunta.
History has proven the importance of incorporating information into the commander’s decision cycle, which relates to gaining time and thus the initiative, improving performance in military operations. Currently this effect is being sought-after in all types of military operations, so the benefits of information were incorporated almost intuitively in the processes of the rest of joint military functions, leading into a new joint function.
La relevancia que introdujo la era de la información en el actuar de las personas e instituciones, provocó cambios en la forma de conducción y desarrollo de eventos acontecidos en tiempos de paz, crisis e incluso en los últimos conflictos. En un comienzo, las fuerzas militares de las principales potencias mundiales no reaccionaron de manera inmediata a los datos y bondades provenientes de las nuevas fuentes de información, dado la lentitud que significó adoptar sus nuevas tecnologías, pero en la medida que sus atributos empezaron a entregar inmediatez en las respuestas, aceleró el proceso de la toma de decisiones de los comandantes, incorporándose de manera casi instintiva.
Conceptualmente se comenzó por luchar en la recolección de información, con el objeto de afectar la toma de decisiones del adversario y con ello ganar tiempo para imponer la voluntad propia, sumado a la planificación de actividades especiales para obtenerla, denominadas operaciones de información, lo cual evolucionó a la par con la tecnología. En este sentido, la recolección de información se integró rápidamente con el resto de las funciones conjuntas, principalmente por su influencia en el proceso de toma de decisiones propias y, en el caso de ser bien explotado, negando de este privilegio al adversario.
Se hace presente que, el año 2018, las fuerzas conjuntas de Estados Unidos incorporaron en su actualización del JP 3-0 (cambio 1), una nueva función conjunta; Información, sumándose a las otras seis, mando y control, inteligencia, fuegos, maniobras, protección y sostenimiento presentándose como un nuevo desafío en la actualización de la DNC 3-7,1 como una nueva función conjunta, la cual se ha puesto a prueba en las actuales operaciones militares conducidas por los miembros de la OTAN.
Se entenderá por información a la definición del JP 3-0, definida como:
la función que abarca el manejo y la aplicación de la información y su integración deliberada con las otras funciones conjuntas para cambiar o mantener percepciones, actitudes y otros elementos que impulsan los comportamientos deseados, junto con apoyar la toma de decisiones humanas y automáticas, que ayudan a los comandantes y a sus estados mayores a comprender y aprovechar la naturaleza dominante de la información, sus usos militares y su aplicación durante toda una campaña. Esta función proporciona la capacidad de integrar la producción y el resguardo de la información propia, al mismo tiempo que aprovecha los aspectos informativos inherentes de las actividades militares para lograr los objetivos del comandante y alcanzar el estado final deseado de la campaña” (JP-03, 2018).
Dominio de la información en la historia mundial
Existe una serie de acontecimientos a lo largo de la historia que comprueban la importancia de la incorporación de la información en el ciclo de decisión del comandante, cuyo propósito se relaciona en ganar tiempo y con ello la iniciativa, mejorando el rendimiento en las operaciones. De esta manera, casi intuitivamente se ha ido incorporando con el resto de las otras funciones conjuntas, para obtener un mejor rendimiento de ellas.
Desde la Primera Guerra Mundial en adelante, el uso de nuevas tecnologías trajo consigo mejoras en el transporte de tropas por medios aéreos, marítimos y terrestres; del mismo modo, se comenzó a emplear nuevas armas, cada vez más letales; como también, el desarrollo de la encriptación de las comunicaciones, las cuales permitieron proteger la sincronización de las operaciones, al negarle información vital al enemigo, cuyo fin último era quebrantar la voluntad de lucha del adversario. Luego, para la Segunda Guerra Mundial, el avance tecnológico continuó de esta misma manera, buscando optimizar aún más el empleo del armamento, minimizando la cantidad de bajas en combate; el perfeccionamiento en el empleo de las comunicaciones para poner en práctica nuevas estrategias y el desarrollo y puesta a prueba de nuevos experimentos proporcionados por científicos, como lo fue la bomba atómica. Gracias a la experiencia recopilada y obtenida de estos grandes conflictos mundiales, se reafirmó que los primeros en experimentar con la aplicación de una nueva tecnología, les otorgaba la facilidad de comprender el medio donde se realizan las operaciones de una mejor manera y con mayor rapidez, concediendo con ello contar con la iniciativa, lo que finalmente permitía ganar tiempo en el ciclo de decisiones propias, afectando las del adversario, quien debía entender el nuevo entorno, logrando con esto mantener la iniciativa, mejorando el rendimiento en las operaciones o el hecho de administrar la información de manera ágil, eficiente y oportuna, respecto a un adversario, obteniendo una ventaja.2 Es así, como al contar con información anticipada, los alemanes atacaban bajo el concepto de la guerra relámpago, integrando fuerzas terrestres y aéreas, logrando una sincronización en sus operaciones que dislocaba a las fuerzas adversarias. Esto, con el tiempo, despertó en los aliados un rápido entendimiento a lo que se estaban enfrentando, por lo que prontamente comprendieron el concepto, explotaron el dominio de la información, estudiaron la amenaza y su modo de operación y lo aplicaron en el desembarco en Normandía en 1944. Para ese entonces, ya se habían incorporado en la doctrina operacional las lecciones de Pearl Harbor, donde los japoneses no sólo contaron con la información necesaria para saber que la flota norteamericana se encontraba en puerto, vulnerable a ser atacada, sino que, además, en el nivel estratégico, planificaron la sincronización de las acciones militares con las diplomáticas en el campo de la información para explotar la sorpresa (Quiroga, 2018) (Cabello, s/f).
Para el período de la Guerra Fría, la conducción de las operaciones no solo tuvo una orientación militar; sino que, además, estuvo sincronizada respecto a aspectos políticos, económicos, sociales, informáticos y, por sobre todo, científicos, donde se potenció la industria militar y, en particular los sistemas de información y su tratamiento asociado a un hipotético enfrentamiento armado. Se buscaba mejorar los patrones de conducción y de operación del espacio de batalla de manera efectiva, empleando la innovación tecnológica en el uso militar, generando un nuevo ecosistema informacional, incorporando cambios en la sociedad, pero principalmente en la planificación de las operaciones militares y en la forma de conducir, monitorear y ejecutar los conflictos bélicos y operaciones en períodos de crisis.
Guerra de información
El debut más característico del uso de la Información se produce en la Guerra del Golfo de 1991, denominada como guerra de información, donde un conflicto localizado logró audiencia mundial, 24/7 durante su duración. La capacidad de influir tanto en la mente del adversario, a través de la demostración de las capacidades propias, como en la audiencia interna, al llevar el conflicto al ciudadano común y, de alguna manera, legitimar la causa, fue objeto de preocupación para muchos tomadores de decisiones y estrategas, ya fueran militares o civiles, principalmente porque se inició una serie de debates sobre el control, riesgos y desafíos del uso de la información y sus tecnologías asociadas en los resultados de las operaciones militares (Fabián, 2006).
Otro ejemplo contemporáneo para analizar el manejo de la información fue el desarrollado por Rusia, el año 2014, para anexar a Crimea, utilizando operaciones de información de manera decisiva y competente negándoselas al adversario,3 como una función operacional sustancial, la cual le permitió cumplir y obtener fines políticos. En este caso, el control por el suministro de gas/petróleo que conectan a Austria, Alemania, Francia, Italia, Hungría, Polonia, Rumania, Grecia, Turquía, Macedonia, entre otros, y a una mayor presencia en el Medio Oriente a través del puerto de Sebastopol. Con esto, se dio a conocer la amplia gama de herramientas militares que tiene Moscú para realizar operaciones de información, interviniendo en los sistemas políticos de Europa, desarrollando acciones de guerra electrónica, operaciones psicológicas, inteligencia, ciber operaciones y una gran variedad de instrumentos de control social, manipulación de la información, chantaje, extorsión, presión en los medios y en Redes Sociales (RR.SS.) que podrían ser utilizadas en cualquier momento y en contra de cualquier actor para defender su interés nacional. El gobierno ruso, para lograr la anexión de Crimea, manejó los dominios físicos, cognitivos, sociales y, principalmente, el de información (Díaz, 2018).
En base a los sucesos históricos antes descritos, se puede prever que prácticamente todos los conflictos bélicos que puedan ocurrir en el futuro estarán insertos en la era de la información, siendo esta su centro de gravedad,4 tal como lo acontecido en Afganistán, Irak, la guerra civil de Siria o la invasión en Libia, con territorios conquistados, espacios de poder con intereses económicos y políticos comprometidos, donde se explotará el uso de la tecnología de la información y las comunicaciones, en lo que hoy en día se introduce como el concepto de guerras sin balas y tal como se pudo describir, “la gestión de la información, fue definida como centro de gravedad, convirtiéndose en la actualidad en el elemento esencial del enfrentamiento de Estados Unidos y sus aliados” (Marlatt, 2008).
Construcción de una política de defensa en el ámbito de la información
Tomando en consideración la experiencia internacional en el empleo de la información para fines propios, desde el año 2010, el Ministerio de Defensa de Chile comenzó a actualizar los procedimientos y las áreas de desempeño por investigar, en base a los nuevos desafíos y a los nuevos escenarios que existen y que se visualizan a futuro. Al respecto, existe un sinnúmero de desventajas relacionadas con el hecho de mantener estructuras estáticas en el ámbito de la seguridad que pueden desalentar la creatividad y la innovación en la conducción del ámbito de la defensa y, que por el contrario, permiten percibir que se debe reaccionar con la debida responsabilidad de hacerse cargo de las actividades que acontecen en el país y visualizar lo que se avecina a futuro, haciéndose un énfasis en los acontecimientos que ocurren en la región, lugar donde se desenvuelve el país, en este caso, en América, el Pacífico, la Antártica, etc., teniendo presente que se es parte de un mundo globalizado, donde ya hace algún tiempo, Chile adoptó el modelo de desarrollo en base al libre comercio mundial y acuerdos prácticamente sin aranceles con el máximo de países del mundo, lo que ha significado oportunidades de desarrollo a través de la globalización. Luego, en base a este análisis, ya no solo se debe velar por una seguridad exterior o interna, sino que más bien por un tema global, que afecta al ámbito comercial, geográfico y militar, entre otros. Del mismo modo, han aparecido nuevas amenazas donde el ciberespacio se ha transformado en una nueva dimensión, lo que se presenta como una tremenda oportunidad de desarrollo, que es lo que permite la transformación digital y acceder bien a la sociedad del conocimiento, la sociedad de la información, a lo que se ha denominado la Cuarta Revolución Industrial.
Para reforzar la idea anterior, se puede ver en la actualidad como la caída en el precio del cobre, hace subir el precio del dólar por un conflicto comercial que se vive diariamente en las noticias entre China y EE.UU., donde el uso de la información para manejar estos temas ha tomado un protagonismo sumamente relevante, y que incluso, a pesar de estar geográficamente alejados afecta a Chile. En ese contexto, la defensa se integra en una visión más amplia, la que contempla seguridad externa, no solo física, por ejemplo, a las amenazas en el ciberespacio. Producto de esto, se debe actuar en forma proactiva y preventiva, con resiliencia y con instrumentos y una organización tal, que no solo permitan reaccionar, sino que anticiparse (De la Maza, 2019).
Noticias falsas (fake news)
En otro orden de ideas, es un hecho que hoy en día el ciberespacio, principalmente internet, es utilizado como herramienta para difundir y transmitir información y opinión, incluyendo rumores, en una velocidad, incluso, inusitada si se compara con la que se experimentaba hace unos años. Este efecto, en la actualidad incluso está siendo utilizado para difundir noticias falsas (fake news), las cuales generan el suficiente rumor y el correspondiente daño que demandan de mucho tiempo para esclarecerlos y desmentirlos, para el caso en que se afecte a personas, agencias o instituciones. Todas estas nuevas técnicas, son usadas y explotadas en los conflictos, incluso antes, durante y después que intervengan las fuerzas militares, por lo que, en la actualidad, la organización y especialización de gente requerida para administrar la información, ha sido reestudiada en las mismas publicaciones de referencia, que fueron utilizadas para escribir la doctrina de operaciones de información conjunta. Otro de los principales motivos fundados por los cuales Estados Unidos realizó este cambio, se basa en que efectivamente los últimos conflictos han estado bajo el foco de los medios de comunicación, con la orientación de legitimar el uso de las fuerzas militares propias o aliadas y, contando con el apoyo de la opinión pública de los gobiernos democráticos, dado que esto genera influencia positiva a favor de la campaña, el apoyo de la gente, los gobiernos, las agencias y las organizaciones internacionales, demostrando la transparencias de los actos, los cuales se llevan a cabo bajo las normas del derecho internacional, apoyándose en el desarrollo de la tecnología, la radiodifusión por satélite y la conectividad global a través del ciberespacio, refiriéndose a internet (De la Maza, 2019) (JP-03, 2018).
Si se tuviese una función conjunta información, se podría enfocar en la evaluación de los actores o líderes relevantes, sistemas de información específicos y los medios de comunicación, permitiendo analizar de una mejor manera los posibles objetivos políticos, estratégicos, operacionales y tácticos del adversario, esquematizando su priorización, determinando de una mejor manera qué es lo que se quiere lograr y cómo actuarán en el entorno de la información. En este sentido, contar con esta nueva función conjunta, bien estructurada, con el personal idóneo, permitiría disponer de una mejor organización para mejorar los análisis de los procesos de la toma de decisiones, tanto políticas como militares, de los líderes y actores claves adversarios que se requiera investigar. A su vez, permitiría obtener un mejor análisis de las capacidades del adversario y “con ello dislocar su toma de decisiones y así ganar tiempo, en el bien entendido que, si se gana tiempo, se obtiene libertad de acción y con ello la capacidad de imponer la voluntad propia sobre el adversario” (3-7, 2014).
Reflexiones finales
Los conflictos analizados a lo largo de la historia, permiten establecer la importancia de la incorporación de la información en el ciclo de decisiones del comandante, cuyo propósito siempre ha estado relacionado en generar las condiciones para dislocar la toma de decisiones del adversario, demostrando, además, que las operaciones de información son transversales, no solo para el ámbito militar de los niveles operacionales y estratégico, sino que para los elementos del poder nacional en el nivel estratégico.
Teniendo presente que, en el nivel operacional, las operaciones de información son comunes entre las fuerzas; por ende, su diseño, implementación y conducción debiese ser integrado, para lo cual correspondería que se adopte el mismo modelo y nivel de trabajo que conforman las otras funciones, como es el caso de fuegos, protección, etc., las que requieren integración más que coordinación.
La DNC 3-7, es una publicación que, al igual que JP-03, debe ir actualizándose en el tiempo. Ella misma establece que sus normas no son inmutables; es decir, que queda abierta para ser renovada, principalmente por el hecho de que Chile no ha participado en un conflicto armado en mucho tiempo, planteando la necesidad de recurrir a las experiencias de otros, pero todo indica que debiese oficializarse. En este caso, Estados Unidos fortaleció su estructura en sus puestos de mando conjuntos, conformando una función de información conjunta, compuesta por personal idóneo y capacitado, lo cual debiese ser incluido también en la doctrina nacional.
Finalmente, resaltar la importancia de establecer la administración de la información como una nueva función conjunta para los puestos de mando, con una organización adecuada y compuesta por personal especializado e idóneo, lo cual permitirá contar con una mejor organización para influir en la toma de decisiones y percepciones, tanto individuales como colectivas, de los líderes y con ello lograr dislocarlos y así ganar tiempo, en el bien entendido que si se gana tiempo, se obtiene libertad de acción y así la capacidad de imponer la voluntad propia sobre el adversario.
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El 25 de junio de 1961 el gobierno iraquí al mando del general Kassem, anunció por la radio de Bagdad su intención de anexar a Kuwait a su territorio, por lo que la respuesta inmediata de estos últimos fue solicitar ayuda a Gran Bretaña. Para el primero de julio el HMS Bulwark desembarcó 600 infantes de marina y tanques. Posteriormente Gran Bretaña posicionaría una flota de 45 buques que incluían dos portaaviones en las costas de Kuwait. Con el movimiento de fuerzas, Iraq fue disuadido de realizar el ataque y en 1963 reconocería la independencia de Kuwait (Cable, 1977).
La Infantería de Marina a lo largo de su historia se ha visto enfrentada a una serie de procesos de cambio. Todos ellos han requerido de un liderazgo potente, agentes catalizadores e individuos con iniciativa y espíritu positivo, para salir de la zona de confort, abrazar e impulsar el cambio. En el presente relato, se pretende contar al lector el “tras bambalinas” de uno de los cambios significativos que ha tenido la Infantería de Marina en los últimos 10 años: la tenida de combate.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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