Por Esteban López Ortíz
Existiendo diversos mecanismos para la completación de dotaciones en tiempos de paz, crisis o guerra, el Servicio Militar Obligatorio (SMO) es el principal de ellos. En el caso de la Armada de Chile, esta requiere de una Reserva Naval que le permita enfrentar distintos escenarios no debiendo ser el SMO su principal fuente.
There are several means for enrollment in peacetime, crisis, or war, being the Compulsory Military Service (in Spanish, SMO) the main one. For the Chilean Navy, it needs a naval reserve that enables her to face different scenarios, and the SMO should not be its principal source of recruitment.
There are several means for enrollment in peacetime, crisis, or war, being the Compulsory Military Service (in Spanish, SMO) the main one. For the Chilean Navy, it needs a naval reserve that enables her to face different scenarios, and the SMO should not be its principal source of recruitment.
El deber militar en Chile es el conjunto de obligaciones que se establecen en la ley Nº 23061.
y que consisten en la participación, por parte de los ciudadanos, en cualquiera de estas tres actividades específicas: el Servicio Militar2. (SM), contribución en la reserva y participación en la movilización nacional, existiendo distintas formas para cumplir con cada una de estas actividades (BCN, 2005).
Respecto al SM, este es obligatorio en Chile desde el año 1900, y constituye la principal forma en que las instituciones armadas obtienen recursos humanos adicionales al personal de línea, con los fines de completar dotaciones en tiempos de paz y para enfrentar un conflicto externo o estado de excepción constitucional (EEC)3.
A contar del año 2005, se privilegia el carácter voluntario del SM; sin embargo, aún existe obligatoriedad, ya que los cupos que no son cubiertos por personal voluntario se completan con jóvenes a través de una fase de reclutamiento. La cantidad de cupos a cubrir no son fijos, ya que nacen de los requerimientos de las instituciones de la defensa y pueden variar año a año según sus necesidades. En este ámbito, es la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN), institución dependiente del Ministerio de Defensa (MINDEF), la encargada de manejar el registro militar, la base de conscripción, la distribución y convocatoria de las personas, junto con la ejecución de los sorteos para personal no voluntario (BCN, 2005).
Finalizado el SM, que tiene una duración de veintidós meses, las personas pueden optar a conformar la tropa profesional de las instituciones por un período máximo de cinco años. Sin perjuicio de lo anterior, los ya exconscriptos que hayan completado su SM pasan a conformar la reserva de las respectivas instituciones donde sirvieron, pudiendo ser llamados al servicio en caso de EEC.
Adicionalmente, existen otros dos mecanismos principales para conformar activamente la reserva de las instituciones. El primero es la inscripción en las Unidades Base de Movilización (UBM) en diferentes modalidades y cursos (BCN,2005)4.
El segundo es haber formado parte de las Fuerzas Armadas (FF. AA.) y, una vez retirado, se adscribe a las UBM de su respectiva institución como reservista. Esto último, incluye a los retirados de las escuelas matrices de las FF. AA. que hayan obtenido su valer militar5.
Volviendo al SM, el Ejército de Chile es, lógicamente, la institución que tiene el mayor requerimiento de conscriptos de SM, acuartelando entre seis mil y diez mil personas anualmente (Figueroa, 2019). Por su parte, la Armada acuartela, aproximadamente, a doscientos de estos servidores año a año, gran parte de los cuales se desempeña en el área de la Infantería de Marina. (MINDEF, 2019).
Ante esto, la pregunta que se intentará responder, es; el servicio militar obligatorio, ¿debería ser una necesidad institucional?
A juicio de quien escribe, la respuesta es no, la real necesidad institucional de la Armada de Chile es contar con un cuerpo de reserva naval que le permita enfrentar distintos EEC, cubriendo todas las necesidades de personal que requiera para el cumplimiento de su misión, debiendo ser el SM solo uno de los medios para lograr este fin.
Bajo el método de ensayo argumentativo, se describirán los cuatro factores más relevantes que sustentan la tesis planteada. Estos son, la cantidad actual de conscriptos en la Armada, las posibilidades de integrar la reserva naval a través de otros mecanismos ajenos al SM, las necesidades de personal estimadas ante situaciones de emergencia/conflicto y la incertidumbre respecto al futuro del SM, dado el actual escenario político y social en Chile.
Con el objeto de definir los principales conceptos involucrados en la pregunta de investigación, se destaca que, pese a que aún muchos documentos se refieren a este servicio como SMO, tanto en la Dirección General del Personal de la Armada (DGPA) como en la DGMN, actualmente lo denominan SM. Asimismo, se define que una necesidad institucional es aquello ante lo cual es imposible sustraerse o faltar para cumplir con el propósito de una institución (MIN.INT, 20026.
Dado el carácter secreto de la información respecto a cantidades de puestos a cubrir en caso de movilización nacional y dotaciones a completar o complementar en caso de conflicto externo o emergencia, en el presente texto no se detallará esta información, sino que se expondrán los conceptos generales de las necesidades, las estadísticas/datos disponibles en fuentes abiertas y sitios gubernamentales oficiales, junto con la información entregada por la DGPA que se ha autorizado a publicar, por haber sido desclasificada en el pasado.
En el presente ensayo no se pretende deslegitimar la importancia histórica e incluso futura del servicio militar para las FF. AA., para la sociedad y para el país; solo se busca discriminar cual debería ser la prioridad de la institución respecto a los temas de conscripción, movilización y reserva naval.
Con el fin de respaldar la tesis planteada, en primer lugar, se debe destacar la cantidad de conscriptos que actualmente realizan su SM en la Armada. Si bien la dotación referencial (DR) de conscriptos en la institución es de quinientos (Armada, 2021), de los cuales son cuatrocientos setenta hombres y treinta mujeres, en la práctica, esta cantidad no se ha completado desde el 2011 (Torrejón, 2021)7.
Esta situación está dada por muchos factores. Los principales son la paulatina baja de voluntarios y las dificultades de la DGMN para completar los cupos faltantes a través de la obligatoriedad (Figueroa, 2019). Esto último se produce, entre otras causas, debido a las leves sanciones para quienes no cumplen con este deber (Palma & Labrín, 20198.
A contar del año 2019, la institución ha incorporado a menos de doscientos cincuenta conscriptos anualmente. El 2021 fue el año con el acuartelamiento históricamente más bajo, con solo ciento ochenta y cuatro9.
Pese a esto, los principales mandos receptores de conscriptos, que son la Infantería de Marina10, las gobernaciones marítimas y los centros de abastecimiento, no han visto disminuidas sus capacidades y no han solicitado, hasta la fecha, un suplemento de personal SM a la DGPA (Torrejón, 2021).
Pese a que una disminución de personal es una situación negativa para cualquier repartición, la institución ha podido lidiar con esta baja paulatina en la cantidad de soldados y marineros conscriptos (Torrejón, 2021), lo cual demuestra que, al menos en tiempos de paz, la Armada sí es capaz de cumplir sus funciones con una disminuida cantidad de personal del SM, por lo que, actualmente, este servicio no sería una necesidad institucional.
Si bien esto es válido en la cotidianidad, durante un EEC11.
la Armada vuelca todo su potencial humano al esfuerzo por realizar, por lo que se deben completar cupos adicionales de personal, tanto para apoyar a las fuerzas operativas como para mantener el cumplimiento de las funciones dadas por las áreas de misión12.
De esta situación surge la necesidad de contar con una reserva naval capacitada y preparada para cumplir con los requerimientos institucionales.
Dado esto, el segundo argumento a destacar es la capacidad de conformación de la reserva de la institución a través de otros mecanismos adicionales al SM. Actualmente, las tres fuentes principales de personal de la reserva naval son las personas que han realizado su servicio militar en la institución, los exuniformados13.
que pasan a retiro y los civiles que realizan cursos de reservista. Todo este personal se encuentra controlado por las UBM14.
con las que la Armada cuenta a lo largo del país15.
Existen tres categorías de personal reservista: los adscritos, que solo se encuentran registrados, los verificados, que mantienen sus datos actualizados, y los controlados, que participan activamente en ejercicios y actividades institucionales. Este último grupo es el que concurriría, en primera instancia, a complementar las dotaciones institucionales en caso de EEC (Lazo, 2021). Sin embargo, la información que maneja la DGPA muestra que el grupo de reservistas controlados es del 2 % al 3 % del total de adscritos. Actualmente, los reservistas controlados suman aproximadamente mil doscientas personas, siendo el porcentaje mayoritario los exservidores de línea pasados a retiro. En segundo lugar, se encuentra personal que ha realizado su SM en la Armada y se mantienen interactuando con la institución en forma regular, y en último lugar, se encuentran los civiles con cursos de reservistas en las UBM (DGPA, 2021).
Sin perjuicio de lo anterior, en caso de requerirse un mayor número de reservistas, la DGMN y las UBM, lógicamente, recurrirán al personal de la reserva categorizada como adscritos y verificados, como también a personas no consideradas reservistas que, por sus capacidades profesionales, deban aportar al esfuerzo institucional en un escenario bélico o de EEC. Sin embargo, esto toma más tiempo, factor que, en situaciones de emergencia es particularmente escaso.
A nivel internacional, diversos estudios realizados respecto a países con distintas filosofías de conscripción, como son Australia, Estados Unidos e Israel (Ben-Ari & Lomsky, 201116.
muestran que, para todos ellos, es conveniente contar con un cuerpo de reserva de diversos orígenes y distintos grados de participación con sus respectivas instituciones. Esto dada la gran diversidad de requerimientos y situaciones en las que estas fuerzas pueden verse involucradas actualmente, con mayor o menor intensidad respecto al uso de la fuerza e interacción con la civilidad (MLDC, 2010)17.
Gracias a esta capacidad de generar y mantener una reserva de personal a través de distintos mecanismos, se puede concluir que la institución actualmente no depende exclusivamente de ninguno de ellos para mantener un potencial humano suficiente que apoye al esfuerzo bélico durante un EEC. Esto, en vista de lo ya expuesto, y pese a la baja relación entre reserva adscrita versus controlada, se considera una situación positiva.
Como tercer factor a destacar, se deben mencionar las necesidades de personal estimadas durante un EEC. Si bien los mecanismos para complementar dotaciones en caso de conflicto están claramente definidos en la planificación, las cantidades y la capacitación del personal no están completamente cuantificadas. Esto se debe a que en cada situación de hipotético conflicto la DGPA hace requerimientos específicos para su necesidad de reservistas (Guerrero, Rozas, & Pavez, 201718.
Sin embargo, existen experiencias de ejercicios anuales realizados con escenarios de conflicto externo, en los que esta dirección general ha emitido su solicitud de personal de reserva.
Lógicamente, dada la clasificación de los resultados de dichos ejercicios, no se pueden detallar en el presente texto; sin embargo, las experiencias que se han comunicado públicamente son que la gran parte de los reservistas llamados a servicio activo en caso de EEC son exservidores de la institución que han pasado a retiro recientemente (DGPA, 2021). En estos llamados, se destaca el personal en áreas asociadas a sanidad naval, especialidades aeronavales y personal capacitado para cumplir funciones guarnicionales, principalmente en tareas de seguridad (Torrejón, 2021). En este último grupo sí se han incluido a personas que han realizado el SM en la institución, junto con ex infantes de marina de línea (Armada, 2021).
Un ejemplo reciente, lo constituye la situación vivida por el país durante octubre y noviembre del año 2019. En esta ocasión las FF. AA. recurrieron a su reserva llamando a servicio activo a personal recientemente retirado de la institución como primera prioridad (Reyes, 2019). Esto demuestra que la institución, en caso de EEC, sí recurre a su reserva de personal; sin embargo, gran parte de las personas que son llamadas al servicio en estos casos no son necesariamente reservistas ex-SM (Squella)19.
Como cuarto y último argumento, se debe destacar la incertidumbre respecto a la posibilidad de continuar con la obligatoriedad o incluso la realización del servicio militar en el país (Carvallo, 2020) toda vez que este ha sido un tema de amplia discusión entre sectores políticos en el pasado reciente20.
Dado esto, es posible que, dentro de una nueva constitución o dentro de leyes específicas que se promulguen a futuro, se coarte la capacidad de contar con conscriptos en las instituciones o incluso se elimine el servicio militar (obligatorio o voluntario) en forma absoluta. En vista de este lamentable escenario, la institución debe mantener variados mecanismos para generar una reserva naval suficiente y, así, no depender del SM para enfrentar los posibles desafíos futuros.
Adicionalmente, en lo internacional, es importante destacar que la tendencia de las últimas décadas ha sido la disminución de la conscripción e incluso la eliminación del SM (con algunas excepciones21,
existiendo actualmente solo 60 países, de los 193 pertenecientes a Naciones Unidas, que mantienen SM obligatorio (Desilver,2019)22.
Dado esto, es sensato pensar que Chile podría dar más pasos en esa dirección, por lo que es conveniente que la Armada esté preparada para el peor escenario
Existen argumentos contrarios a esta visión que indican que la obligatoriedad del servicio militar es algo mandatorio (Vergara, 1996) y que este servicio es una necesidad para las FF. AA., dado que acerca la civilidad a las instituciones, otorgándoles mayor legitimidad ante la sociedad (Cabañas, 2019). Este efecto producido por el SM es real; sin embargo, al igual que ocurre con la reserva naval, el mismo resultado de acercamiento de la sociedad civil a la institución puede lograrse a través de distintos mecanismos. Los cursos de reserva, en todas sus versiones, son fuente de personal altamente comprometido con la institución, sirviendo muchas veces de nexo entre esta y la sociedad (Armada, 2019). Los esfuerzos de la totalidad de la ―ya mencionada― reserva controlada para acercar la civilidad a la institución son muchos y, dentro de ella, participan reservistas de todos los orígenes (Lorca, 2018). Dado esto, en el caso de generar más cursos de reserva y más participación de la ciudadanía en labores institucionales a través de reservistas, este acercamiento con la sociedad se incrementaría, no dependiendo para esto exclusivamente de la conscripción.
También se puede argumentar que el beneficio social que el SM otorga, específicamente, a las personas provenientes de los sectores más vulnerables (Álvarez, 2005) es necesario para el país, lo cual adicionalmente estaría respaldado en el área de misión de contribución al desarrollo nacional y acción del Estado. Este beneficio que la Armada entrega a la sociedad es muy útil; sin embargo, la necesidad no es de la institución, sino de la sociedad, ante la cual la Armada actúa impartiendo cursos profesionales (SENCE)23.
finalización de estudios de enseñanza media y diversas capacitaciones. Estos esfuerzos, a su vez, son apoyados por el Ministerio de Educación y el Ministerio del Trabajo (Armada, 2019).
Efectivamente, la contribución al desarrollo nacional y la inclusión social son parte de las áreas de misión de la Armada (MINDEF, 2017), y la realización de cursos apoya este desarrollo. Sin embargo, el texto de esta misma área de misión24.
define que el aporte de la Armada en este ámbito se realiza mediante las áreas de actividades marítimas y la industria de defensa. Es por esto que no se debe considerar esta tarea como una necesidad institucional, sino como un servicio que la Armada presta a la sociedad en forma paralela a su misión.
Todo esto permite concluir que, si bien el SM sigue siendo una herramienta útil y válida para el Estado, que en el caso del Ejército es especialmente importante ya que basa su quehacer institucional en este servicio, en el caso de la Armada debe continuar siendo solo una de las modalidades de ingreso y de conformación de la reserva naval. La baja cantidad de conscriptos que ingresan actualmente a la institución demuestra que la Armada es capaz de cumplir sus funciones sin una masa crítica de SM. Este personal, pese a que aporta a los esfuerzos institucionales, no sería una necesidad institucional en sí misma, sino una de las formas de crear personal de reserva que aporte a la institución en momentos de requerirlo.
Las distintas formas que tiene la institución para conformar la reserva muestran que el SM ya es una de sus fuentes de personal; sin embargo, la baja participación de los reservistas adscritos versus los controlados (menos del 3 %) demuestra que es necesario potenciar el trabajo de la reserva como un todo (considerando todos los tipos de reservistas) e incorporar más personal de este grupo humano a las actividades institucionales. Todo esto con el fin de contar con un servicio de reserva robusto, que se encuentre disponible para cubrir los requerimientos institucionales en el menor plazo posible.
Los ejercicios realizados en escenarios de EEC de asamblea, situación en la que se estima que el requerimiento de personal sería el mayor, muestran que el principal grupo llamado al servicio en caso de conflicto externo está conformado por exservidores institucionales pasados a retiro recientemente y, en menor medida, por exconscriptos SM. Esta situación también muestra posibilidades de mejorar, ya que la Armada debe ser capaz de instruir, calificar y entrenar a reservistas de todo tipo para que se encuentren aptos a ser llamados al servicio.
Como reflexión de la situación política y social que atraviesa el país, y en vista de que el concepto del servicio militar es altamente cuestionado por sectores mayoritarios tanto en el Parlamento como en la actual Convención Constitucional, se puede inferir que es conveniente no depender de este servicio para cumplir la misión institucional.
Finalmente, se concluye que el SM no es una necesidad institucional en sí mismo, sino que la real necesidad institucional de la Armada de Chile es contar con una reserva naval robusta y preparada para ser llamada a servicio activo, que se encuentre conformada por reservistas de distintos orígenes y a través de variados mecanismos, precisamente para no depender exclusivamente de ninguno de ellos. Esto le permitirá a nuestra institución enfrentar conflictos o emergencias enfocándose en el esfuerzo principal y, paralelamente, manteniendo las tareas que las diversas áreas de misión le entregan en forma permanente en beneficio de la Nación.
Regularmente, cuando se habla en el mundo militar sobre mando y control (C2), se tiende a pensar en sistemas tecnológico...
Se presenta un análisis de lo que postulan diferentes autores respecto al liderazgo femenino, contrastado con la realidad en la Armada de Chile, respaldado por una encuesta a jóvenes de la generación millennials que cumplen funciones en la institución y que tuvieron jefaturas femeninas.
Versión PDF
Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
Inicie sesión con su cuenta de suscriptor para comentar.-