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Crisis en el golfo Pérsico

El transporte marítimo aglutina más del 80% del comercio internacional de mercancías; en la actualidad navegan alrededor de 94.000 cargueros por el mundo. Hace algunos meses estalló un conflicto en el estrecho de Ormuz entre Irán y Estado Unidos (EE.UU.), que junto al Reino Unido (RU) y parte de la comunidad internacional propician la libertad de navegación que debe imperar para todas las naves de distintas banderas que transportan al resto del mundo el crudo que se produce en el Medio Oriente. El retiro de EE.UU. del Pacto Nuclear del año 2015, junto a la imposición de sanciones a Irán, ha generado una escalada de acciones hostiles en el golfo Pérsico, afectando el tráfico marítimo internacional. Esta tensión puede repercutir en la gestación de una crisis militar y económica en una zona de vital importancia para el consumo energético mundial.

La zona del Medio Oriente se ha ido tensionando en los últimos meses al calor del enfrentamiento que mantienen, principalmente, EE.UU. e Irán. En mayo de 2018, el presidente Trump se retiró del Pacto Nuclear suscrito el 2015, anunciando posteriormente el restablecimiento de sanciones a esa nación islámica, que incluían limitaciones a las importaciones y exportaciones de gas y petróleo.

Desde entonces, el enriquecimiento de uranio iraní ha superado los máximos permitidos, lo que ha provocado diversas advertencias de EE.UU. El pasado mes de mayo, creció aún más la tensión cuando Irán amenazó con bloquear las aguas del estrecho de Ormuz y del golfo Pérsico y atacar a EE.UU. si el portaaviones USS Abraham Lincoln intentaba cruzar sus aguas.

Sumado a lo anterior, durante los siguientes meses de junio y julio han ocurrido una serie de acciones militares contra el tráfico marítimo que circula habitualmente por las aguas del estrecho de Ormuz. El continuo paso de petroleros por esa vital vía marítima entre Irán y Omán, donde cruza más de la cuarta parte del crudo mundial, hace que cualquier acción para presionar más a Irán pueda derivar en una crisis mayor.

Tanto EE.UU. como Irán poseen una gran capacidad militar desplegada en la zona de conflicto. Otros países han reforzado su presencia naval para brindar protección y escolta a sus barcos durante el tránsito por el estrecho de Ormuz, concentrándose muchos medios militares, materiales y humanos en torno a esa zona de confluencia.

Escalada entre Washington y Teherán

En 2015, Irán y seis potencias (EE. UU., China, Rusia, RU, Francia y Alemania) firmaron un pacto para limitar el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones internacionales. La Unión Europea (UE) desempeñó un papel muy relevante en la materialización de este tratado internacional. Irán se sometió al más intenso programa de inspecciones de la historia; sin embargo, el presidente Trump decidió retirarse unilateralmente el año 2018.

Las sanciones impiden a las empresas norteamericanas comerciar con Irán, situación que ha ocasionado escasez de bienes y materias importadas en el país islámico, lo que ha encarecido los productos básicos de primera necesidad para la subsistencia de su población, como son los alimentos y vestuario. Por otra parte, Washington ha declarado que, a partir de noviembre próximo, penalizará a los bancos centrales de todos los países que adquieran petróleo iraní. Son casi dos millones de barriles al día, los que le representan a Teherán ingresos de 50.000 millones de dólares anuales.

La UE ha adoptado una serie de medidas para contrarrestar las sanciones que Washington impuso el año pasado a Irán, con el objeto de aislar económicamente al país persa; sin embargo, esas iniciativas europeas todavía no han sido eficaces.

El origen de la escalada entre Irán y EE. UU. en el golfo Pérsico se remonta a la reintroducción de las sanciones económicas descritas. En respuesta, el régimen de los ayatollahs traspasó los límites de enriquecimiento de uranio que establecían los tratados y podría reactivar un reactor de agua pesada en la localidad de Arak, ubicada al noroeste del país.

A raíz de estos acontecimientos, la escalada de tensión aumentó cuando, en abril pasado, el presidente Trump decidió declarar a la Guardia Revolucionaria Iraní como grupo terrorista en un contexto de fuertes tensiones entre ambas naciones que hacen temer un eventual conflicto en la estratégica región del golfo.

Por su parte, el gobierno de Teherán ha advertido que reanudará su programa atómico si Washington logra que ningún Estado compre petróleo iraní y la economía de la república islámica entre en bancarrota. Peor aún, advierte que, si sus petroleros no pueden seguir cruzando el estrecho de Ormuz para vender crudo y gas iraní al mundo, ningún otro país de la región lo hará. Por lo enunciado, han amenazado con interrumpir los envíos de petróleo a través de ese paso internacional si EE.UU. intenta estrangular su economía.

La respuesta estadounidense a distintos actos de sabotaje registrados en aguas de los estrechos de Ormuz y Omán, ocurridos recientemente, junto a la amenaza del gobierno de Irán de bloquear esos estratégicos pasos, por los que cruza una gran parte del crudo mundial, se ha enfocado en el envío un grupo de batalla al mar Arábigo; además, del despliegue de bombarderos estratégicos    B-52 y misiles Patriot a Bahrein.

Cronología de los hechos más relevantes, año 2019

El siguiente sobresalto en la zona llegó cuando el 12 de mayo recién pasado, cuatro buques de varias nacionalidades fueron afectados por un sabotaje en el golfo de Omán, frente a las costas de Emiratos Árabes Unidos (EAU). Ofensiva que no registró heridos ni muertos, pero causó daños importantes, considerándose este ataque como el punto de inicio de una espiral de acciones que de una u otra forma han socavado la libertad de navegación al comercio marítimo y la seguridad en el abastecimiento de combustible a los consumidores de todo el mundo.

Localización de los ataques sufridos por petroleros en la zona en disputa.

Ataque a petroleros

Justo casi un mes después, el 13 de junio, dos buques tanques fueron atacados en el golfo de Omán que comunica con el golfo Pérsico a través del estrecho de Ormuz. Los barcos afectados fueron el Front Altair, de bandera de las Islas Marshall y propiedad noruega y el Kokuka Courageous, de Panamá y dueño japonés. Ambos petroleros que se disponían a salir del estrecho del Golfo de Omán con rumbo al continente asiático fueron el blanco de impactos y explosiones.

Los dos buques, una vez extinguidos los incendios provocados por las explosiones, fueron remolcados a un puerto en EAU. En total, 44 tripulantes fueron asistidos por la Marina de EE.UU., siendo evacuados en botes salvavidas para su posterior traslado al mismo puerto donde arribaron las naves siniestradas. Todo, en medio de fuertes recriminaciones entre los norteamericanos e iraníes por el causante de los hechos.

Petrolero Front Altair atacado durante su tránsito por el golfo de Omán.

Derribo de drones en el golfo

La Guardia Revolucionaria Iraní derribó, el 25 de junio, un avión no tripulado (UAV) de la Armada de los EE.UU., dedicado a operaciones de vigilancia, cerca del estrecho de Ormuz. El UAV, según la prensa del país islámico, habría entrado y violado el espacio aéreo iraní.

Por su parte, la Marina de EE. UU., el 18 de julio, casi un mes después del derribo del dron, afirmó que la tripulación del buque de asalto anfibio USS Boxer emprendió una acción defensiva contra un UAV iraní, luego que este se acercó a menos de 1.000 m de su unidad que navegaba en las aguas del golfo Pérsico, hecho que fue negado por Irán.

Captura de petrolero iraní en el estrecho de Gibraltar

En otro escenario marítimo de vital importancia geopolítica para el mundo, el 04 de julio, la Marina británica capturó al buque petrolero Grace 1, con pabellón panameño, en el estrecho de Gibraltar, a la entrada del mar Mediterráneo. El buque se encuentra acusado de cargar petróleo iraní frente a las costas de la república islámica para ser comerciado a Siria. Aunque sus documentos indicaban que el crudo procedía del vecino Irak, violando con ello las sanciones impuestas desde el año 2011 por la UE al régimen de Damasco, en respuesta a su cruenta guerra civil. Hecho que ha sido refutado por las autoridades de la nación islámica, insistiendo y denunciando estas acciones como una guerra económica en su contra.

Las autoridades persas desmienten la versión británica sobre el destino a Siria del petrolero e interpretan la retención del Grace 1 como un acto de piratería. También, manifiestan que la incautación se produjo a petición de EE.UU., que busca reducir a cero las exportaciones petroleras iraníes como parte de sus sanciones extraterritoriales contra Teherán.

Represalia iraní contra petroleros británicos

El 11 de julio, tan solo una semana después del incidente en Gibraltar, tres embarcaciones de la Guardia Revolucionaria Iraní intentaron impedir el paso del buque comercial British Heritage, en su navegación entre el estrecho de Ormuz y el golfo de Omán, acción que fue oportunamente rechazada por la presencia de la fragata británica HMS Montrose, la cual efectuó advertencias verbales a las lanchas atacantes para que no afectaran la libre navegación del carguero de la compañía British Petrol (BP).

Lanchas rápidas de la Guardia Revolucionaria Iraní escoltando al petrolero británico confiscado en el estrecho de Ormuz. (19.jul.2019).

Días más tarde, el buque, de nombre Stena Impero, fue incautado por la Guardia Revolucionaria Iraní en aguas internacionales del estrecho de Ormuz con 23 tripulantes a bordo y fue trasladado al puerto iraní de Bandar Abas.

Por su parte, las autoridades británicas han señalado que la captura de este petrolero es un acto hostil, indicando que la presencia de su destructor tipo 45, HMS Duncan, y de la fragata HMS Montrose brindarán la protección y escolta de barcos británicos en el área.

En contraste al episodio de la captura del Stena Impero, la Corte Suprema de Gibraltar ordenó que el petrolero Grace 1 se mantuviera por 30 días más retenido en la bahía de ese puerto.

La importancia estratégica y económica del golfo Pérsico

El estrecho de Ormuz es una masa de agua de 251.000 km² que está conectada con el mar Arábigo al Este por medio del estrecho de Ormuz y el golfo de Omán, tiene 280 km de longitud y 33 km de ancho. Se le conoce como el embudo del petróleo mundial, ya que a diario circulan por ahí 14 buques cargados, transportando casi 17 millones de barriles de petróleo, es decir, cerca de un tercio de los embarques de oro negro de todo el orbe.

Para cruzar el estrecho de Ormuz, los barcos atraviesan las aguas territoriales de Irán y Omán, en virtud de las disposiciones de paso de tránsito de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR). A su vez, el espacio para el transporte marítimo en su punto más estrecho consiste en dos canales unidireccionales de tránsito de 3,2 km de ancho con una zona de separación de igual medida entre ellos. Para reducir el riesgo de colisión, los barcos se mueven a través de sus aguas en un esquema de separación de tráfico (TSS por sus siglas en inglés Traffic Separation Scheme), por lo que los barcos entrantes usan un carril y los salientes usan otro.

El estrecho también se utiliza para exportar gas a varios puntos del planeta desde Qatar, el mayor productor de gas natural licuado en el mundo. Los petroleros que navegan por sus aguas llevan en sus bodegas uno de cada cinco barriles de petróleo del planeta.

Tráfico marítimo en el estrecho de Ormuz, con destino a los mercados mundiales.

Este estrecho es la única vía marítima por la cual grandes productores de petróleo en el mundo pueden hacer pasar sus embarcaciones hacia el resto del globo.

Cualquier interrupción del tránsito normal por el estrecho de Ormuz, o su cierre tendrá repercusiones inmediatas en el precio del crudo, lo cual pondría en serios apuros a la economía mundial.

Balance de fuerzas en aguas del golfo Pérsico

  • EE.UU.

Tal como se visualiza en el mapa, el Pentágono ha reforzado su presencia militar en la zona con el envío de grupos de batalla, tanto al interior del golfo Pérsico, como en las proximidades de la zona en conflicto en el mar Arábigo. Posición geográfica que permite la defensa en profundidad y desde la cual sus fuerzas pueden proyectar aeronaves de combate y armas sobre los objetivos adversarios que pretendan afectar los intereses norteamericanos en el área del estrecho de Ormuz.

La Quinta Flota de la Marina de los EE.UU., con puerto base en Bahréin, responsable de patrullar el golfo Pérsico, el Mar Rojo, el golfo de Omán y parte del océano Índico, tras la escalada de incidentes ocurridos en el estrecho de Ormuz se encuentra monitoreando en forma permanente el tránsito de sus barcos de carga comercial por esa arteria marítima.

A su vez, India ha desplegado buques al área para brindar protección al tráfico marítimo de sus cargueros y EE.UU. junto al RU, a pesar del rechazo de la UE, conformaron una coalición marítima con similar propósito en el Golfo Pérsico.

Fuente: RIANOVOSTI.

  • Irán

Es la primera potencia militar de la región y del mundo islámico en cuanto a la capacidad ofensiva bajo el mar, contando con 21 submarinos de la clase Ghadir de 120 t y cerca de 100 patrulleras y buques costeros. No puede afrontar la potencia de las fuerzas marítimas estadounidenses, pero si puede causar daño en la región usando tácticas poco convencionales. En un eventual conflicto armado en el golfo Pérsico, Irán aprovecharía el empleo de su potencial bélico con la operación de la flota de lanchas de ataque rápido para lanzar misiles antibuques contra adversarios que transiten sus aguas, con el fin de cerrar el paso a través de la parte más angosta del estrecho de Ormuz. Asimismo, explotaría en beneficio propio las operaciones de sus mini submarinos, que son extremadamente silenciosos y difíciles de localizar, ya que fueron diseñados especialmente para llevar a cabo ataques contra buques de superficie en las aguas del golfo Pérsico y en el golfo de Omán cuyas profundidades oscilan entre los 30 y 90 m.

Además, a contar del presente año, cuenta con el poderoso submarino persa de la clase Fateh de 600 t, construido en el país y armado con misiles crucero que podrían ser lanzados en posición sumergido. Es capaz de alcanzar una velocidad máxima, sumergido, entre 14 y 22 nudos y operar a profundidades de hasta 200 m.

Durante los últimos años, la fuerza naval de Irán ha incrementado su presencia en las aguas internacionales en toda la extensión de sus aguas en el golfo Pérsico, para proteger sus líneas de comunicaciones marítimas y proporcionar seguridad a sus buques mercantes y especialmente petroleros que le dan el sustento económico al país.

Submarino clase Ghadir.

Conclusiones y reflexiones finales

El ataque a más de seis barcos entre los meses de abril y julio del presente año en el golfo Pérsico y especialmente en el estrecho de Ormuz, podría derivar en una gran confrontación en una zona marítima considerada de vital importancia para la producción y distribución del crudo que posibilita el funcionamiento de la matriz energética mundial.

Lo ocurrido, ha hecho reaccionar a la comunidad internacional y especialmente a las primeras potencias mundiales, en orden a exigir garantías para que se respeten las regulaciones de la CONVEMAR que permiten la libertad de navegación en toda la extensión de los mares, incluido el golfo Arábigo y el mítico estrecho de Ormuz.

Las propuestas para la conformación de una fuerza multinacional dirigida a escoltar los buques cisternas en su tránsito por las aguas en crisis, ha contextualizado y vigorizado la importancia del poder naval y de las marinas de aguas azules con capacidades anfibias; de su capacidad para desplazar fuerzas o unidades a alejadas zonas marítimas de crisis, por el tiempo necesario con el fin de gravitar con sus buques en respaldo a la política exterior del Estado. Además, reafirmar que el poderío marítimo de una nación no se construye de un día para otro, requiriendo de una visión nacional para su desarrollo, especialmente para países con preeminencia marítima que dependen de sus líneas de comunicaciones marítimas para su sostenimiento económico y social.

Los conceptos de crisis, tensión, sabotaje, escalada, escolta de convoyes y captura por represalia, ya casi olvidados desde conflictos y guerras del pasado, han regresado al escenario actual con la misma vigencia de ayer, por lo que son estratagemas y tácticas que se deben seguir estudiando y analizando al momento de rescatar y traer al presente las lecciones aprendidas de cada conflicto, donde las operaciones navales, aeronavales, submarinas y marítimas determinan las interacciones entre los oponentes.

Irán atraviesa una grave crisis económica, con una alta inflación e índice de desempleo y además está sufriendo el impacto de las sanciones de la comunidad internacional y de su desorganización económica. Para resistir, en alguna medida, necesita apoyarse sobre Rusia y China, que tienen sus propios apetitos sobre la región, los cuales a su vez han aportado al impulso para alcanzar la autosuficiencia militar de esa nación islámica.

Un conflicto militar entre Irán y EE.UU. se transformaría rápidamente –cuanto menos- en un conflicto regional. Se asoma la amenaza de una guerra híbrida en la que Irán podría conducir ataques esporádicos con su poderosa fuerza de submarinos o a través de acciones de sabotaje de poca envergadura efectuados por sus lanchas rápidas o por miembros de la Guardia Revolucionaria Iraní contra naves que naveguen frente a sus costas.

Los principales perdedores de un eventual cierre del estrecho de Ormuz serían los exportadores de petróleo del golfo Pérsico, pero también serían afectados los importadores asiáticos, principalmente China, que dependen prioritariamente para sus necesidades energéticas de las importaciones de crudo proveniente del Medio Oriente.

Finalmente, sentenciar que lo importante para el futuro inmediato de los mercados mundiales es hallar una solución diplomática que haga posible el tránsito seguro, evitando la escalada militar de la crisis en el estrecho de Ormuz, una vía clave en el transporte de petróleo y gas a nivel global. La región, desde la guerra del Golfo (Operación Tormenta del Desierto), hace casi ya 30 años, no ha estado ante tanto peligro, un simple error de cálculo podría nuevamente incendiarla.

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