El poder de las naciones se mide en el ámbito internacional, ya sea a nivel regional, continental o global, y tiene que ver con la capacidad de un Estado para ejercer influencia sobre los actores con los que se relaciona.
Dependiendo de su tipo, la influencia puede ser coercitiva, cooperativa, atractiva o competitiva, y los mecanismos de influencia pueden incluir el uso o amenaza del uso de la fuerza, la diplomacia, la presión o interacción económica y el intercambio cultural.
La formalización de la diferenciación de las potencias atendiendo a su tamaño relativo se inicia con los Acuerdos de Chaumont de 1814, antes del cual se asumía que, en teoría, todo Estado independiente tenía idénticas responsabilidades en las relaciones internacionales.*
Dichos acuerdos fueron firmados por separado el 1° de marzo de 1814 entre el Imperio Austríaco, el Reino de Prusia, el Imperio Ruso y el Reino Unido, a pesar de que las firmas reales tuvieron lugar entre el 9 y el 19 de marzo, y ellos pretendían definir los poderes de la coalición formada por los antes nombrados, más el Reino de España, Suecia y cierto número de Estados germánicos, para combatir al Imperio Francés de Napoleón y sus aliados, en el evento de que Francia rehusara los acuerdos de paz ofrecidos.
Desde entonces es usual utilizar denominaciones del tipo:
Así entonces y extrapolando a través de la historia del hombre, puede considerarse a Asiria, Babilonia, Grecia, Roma, Egipto, China, Persia e India como las grandes potencias de la antigüedad.
En lo que hoy conocemos como continente americano, el Imperio Inca se destaca como el más extenso de los Estados precolombinos.
Entrando ya en la era moderna, las primeras potencias en Europa fueron las ciudades- Estado italianas (Venecia, Florencia, Génova, Milán y Roma), España y Portugal.
Más tarde el poder pasó a Francia y al Reino Unido, teniendo también un papel preponderante los Países Bajos, Alemania, Italia, Turquía y Rusia.
Durante el siglo pasado, las grandes potencias fueron Alemania, Austria- Hungría, Francia, Italia, Reino Unido, Japón, Estados Unidos y la Unión Soviética.
En el primer cuarto de este siglo, no cabe dudas que las principales potencias son Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, Japón, China, India y Brasil.
Sin embargo, conviene tener cierto cuidado respecto del uso de este concepto y de sus correspondientes categorizaciones, pues las situaciones son muy dinámicas, y en las últimas dos o tres décadas se han producido cambios importantes.
Adicionalmente, y de acuerdo con su condición, es posible clasificar a los Estados en:
Si consideramos que el poder nacional corresponde a la suma de todas las fortalezas de una nación, que le permiten establecer su estrategia de desarrollo en pro de sus objetivos nacionales, entonces es posible visualizar como factores determinantes a los siguientes:
El crecimiento económico es uno de los principales objetivos macroeconómicos que se identifican en los manuales de economía, y es el resultado de la interacción de los agentes presentes en un sistema económico (personas, empresas e instituciones). Se trata de un proceso que implica un aumento en el valor de mercado de la producción de bienes y servicios en dos momentos distintos en el tiempo. Este proceso de expansión cuantitativa en la actividad económica se registra en el Sistema de Contabilidad Nacional (SCN) a través de la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), indicador que junto con el Producto Nacional Bruto (PNB) y PIB per cápita, buscan reflejar la actividad de producción de una economía en un determinado periodo de tiempo, generalmente un año.
La idea de crear un sistema de contabilidad de la producción y los ingresos a nivel nacional es de inspiración keynesiana, y surgió a raíz de la gran depresión de los años 30 del siglo pasado. En ese momento, se consideró relevante contar con esa información para poder intervenir en la economía, mediante una serie de políticas económicas (fiscales y monetarias), con el objetivo de reactivar la actividad económica. Finalmente, este sistema de cuentas nacionales se puso en práctica durante la Segunda Guerra Mundial, lo que permitió a los países obtener información valiosa sobre el nivel de producción en el enfrentamiento bélico.
Lo interesante de destacar es que, desde su origen, el PIB fue concebido como un indicador del valor de mercado de la producción de bienes y servicios. Por supuesto, la metodología empleada en la contabilidad nacional fue mejorando para incorporar aspectos que se omitían o se duplicaban en el sistema original, y también se fueron definiendo de una manera más precisa los criterios utilizados para dar cuenta de su objetivo fundacional: registrar todo aquello que se produce y se intercambia en el mercado.
Actualmente nadie duda que el PIB es un indicador fundamental para medir la actividad económica de un país. Más aún, no habiendo sido concebido inicialmente como un indicador para dar cuenta del bienestar de las personas, desde hace tiempo, los economistas lo utilizan para reflejar comparativamente el bienestar humano puesto que, de acuerdo a lo que plantea la teoría económica ortodoxa, los niveles de consumo están estrechamente relacionados con la calidad de vida de las personas.*
El crecimiento económico sostenido es un concepto relativamente nuevo dentro de la historia humana, y fue hasta ya entrado el siglo XIX que el PIB per cápita podía cambiar el nivel de vida en tan solo una o dos generaciones. Como el crecimiento de lo que se conoce como PIB fue muy bajo por años y siglos, no fue algo que preocupara a los pensadores de antaño, por lo que no existen estadísticas suficientemente detalladas para calcular el crecimiento económico. Sin embargo, se han realizado trabajos para tener datos estimativos, determinando en ellos lo siguiente:
El aumento continuo del PIB de un país a través del tiempo suele considerarse como un aumento en el nivel de vida de sus habitantes. Así, y aplicando la regla del 70, que establece que cuando un país tiene una tasa de crecimiento en su PIB de X% anual, le toma (70 : X) años duplicar su renta, una tasa de crecimiento cercana al 2,5% anual conduciría al PIB a duplicarse en un plazo de 30 años; una tasa de crecimiento del 3,5% permitiría duplicarlo en 20 años, y una tasa de crecimiento superior al 7% anual, como la experimentada por algunos países asiáticos, llevaría al mismo fenómeno en un plazo ligeramente menor que 10 años.*
Un crecimiento sostenido pone a disposición de un Estado, importantes flujos de recursos anuales, indispensables para potenciar aquellos factores determinantes en su poder nacional, que permitan al país mejorar en forma paulatina y constante, su nivel de influencia y liderazgo tanto en el ámbito vecinal, como regional y continental.
Los acontecimientos acaecidos en el último cuarto del siglo pasado y en lo que va del presente, han posibilitado una interesante variación en el espectro internacional, donde en varias regiones del planeta se han destacado Estados denominados emergentes, que han irrumpido con fuerza como actores importantes a nivel regional y mundial, y que han tenido como denominador común, el haber sido capaces de generar y mantener un alto índice de crecimiento en comparación con el resto de las naciones.
Nadie duda que China aparece hoy en día como el único Estado capaz de compartir con Estados Unidos, la categoría de superpotencia, habiendo prácticamente triplicado su PIB en el último decenio, según datos del IMF (International Monetary Fund).
Asimismo, y en el otro lado del Pacífico, Corea del Sur ha pasado a ser un actor de primer nivel, disputándole a Japón y a China la supremacía en materia de innovaciones tecnológicas de última generación.
Por otra parte, en nuestra región sudamericana, destaca claramente el ejemplo de Chile, país que hace 50 años atrás no lideraba ningún indicador entre sus pares, sin embargo y pese a haber sufrido importantes crisis políticas y económicas en las décadas de 1970 y 1980, luego de superarlas, ha sido capaz de hacer crecer su PIB per cápita en más de siete veces, habiendo crecido su población en prácticamente un 50% en el mismo período.
Según datos y estimaciones del IMF para el año 2018, en materia de PIB per cápita, los países sudamericanos se ordenan como sigue:
País | PIB per capita (USD) |
Chile | 25.667 |
Uruguay | 23.571 |
Argentina | 21.528 |
Colombia | 17.406 |
Brasil | 16.199 |
Perú | 13.993 |
Ecuador | 11.864 |
Venezuela | 10.399 |
Paraguay | 10.350 |
Bolivia | 7.900 |
Analizando los hechos históricos que posibilitaron el crecimiento sostenido de naciones como Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos y Japón hasta la mitad del siglo pasado, y a China, India, Corea, Indonesia y Chile en los últimos 40 años, es posible encontrar factores que les fueron comunes, aun cuando cada país es muy diferente en tamaño, población y ubicación geográfica, y que además, en su momento, dispuso o dispone de sistemas políticos diferentes, a saber:
Por las razones esgrimidas en este ensayo, es posible aseverar que a partir de la Revolución Industrial, tanto para las potencias que ostentaban en el pasado y ostentan en la actualidad, posiciones de liderazgo en el ámbito regional, continental y mundial, como para aquellas potencias emergentes que deseen alcanzar posiciones de vanguardia, les es de vital importancia asegurar las condiciones que les permitan continuar en la senda del crecimiento sostenido.
Consecuentemente, las situaciones de grandes conflictos mundiales acaecidos en el siglo pasado y las continuas crisis que aparecen frecuentemente en el campo de las relaciones internacionales, son reflejo de la disputa por alcanzar posiciones ventajosas, que por una parte permitan a un contendiente mejorar sus posibilidades de crecimiento y de igual manera, frene o contenga las aspiraciones del otro, afectando sus posibilidades de crecimiento.
El ejemplo más reciente es la llamada guerra comercial entre Estados Unidos y China, país que con su acelerado y sostenido crecimiento durante los últimos 40 años, ha llegado a una posición de disputarle al primero de ellos, su posición de hegemonía mundial.
Hoy asistimos a una confrontación tecnológica que demuestra la validez de la hipótesis planteada, y que corresponde a la disputa por el control de la red 5G, ya que quien obtenga un control mayoritario de ella a nivel mundial, alcanzará una posición ventajosa para el control y manejo de los megadatos, fundamentales para el funcionamiento y crecimiento de las economías y de las naciones, y en las décadas futuras, para tener el control de las inteligencias artificiales.
En la tabla que sigue se muestran indicadores de las 10 principales potencias según su PIB, según datos disponibles en Wikipedia, y que pueden ayudar al lector a sacar sus conclusiones, respecto de las potencialidades y debilidades relativas entre ellas:
País | PIB per capita (USD) | PIB Mundial (%) | Pob. Mundial (%) | Superficie Mundial (%) |
EE.UU. | 62.152 | 17.5 | 4.3 | 6.4 |
China | 18.066 | 16.5 | 18.8 | 6.4 |
India | 7.783 | 6.8 | 17.5 | 2.2 |
Rusia | 28.957 | 3.3 | 2.1 | 11.5 |
Japón | 44.426 | 4.5 | 1.8 | 0.3 |
Alemania | 52.801 | 3.4 | 1.1 | 0.3 |
Francia | 45.473 | 2.4 | 0.9 | 0.4 |
Reino Unido | 45.565 | 2.3 | 0.9 | 0.2 |
Italia | 39.499 | 2.0 | 0.8 | 0.3 |
Brasil | 16.199 | 2.1 | 2.7 | 6.1 |
Nota: La superficie no considera espacios marítimos. |
Como una consecuencia de los antecedentes presentados, e independientemente de la opción política que la ciudadanía seleccione en los procesos eleccionarios futuros, Chile debiera privilegiar como materia de Estado para los próximos decenios los siguientes objetivos:
Viviendo el impacto de la competencia geopolítica, mientras la economía mundial reacciona a cada giro de la guerra comer...
El sistema internacional contemporáneo está marcado por una gran interdependencia entre los actores que lo componen, demostrando una configuración de equilibrio de poder clásico en ascenso. El uso de la fuerza, en todas sus expresiones, está cada vez más alejada de la realidad de las relaciones internaciones y política exterior de los Estados, fortaleciendo cada vez más el uso de una política enmarcada en el Soft Power (poder blando) para lograr los objetivos planteados. China, como potencia emergente, ha tomado esta forma de mostrarse al mundo, demostrando gran pragmatismo, pero no ha estado exenta de mostrar problemas en la ejecución y materialización de este tipo de política exterior.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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