Revista de Marina
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Se presenta un análisis de las distintas formas de evaluar y comparar el poder que detentan los países en sus mutuas relaciones. Se describe una clasificación que ha ido mutando a través del tiempo y que actualmente se basa en elementos objetivos como potencia militar, demografía, geografía y otros. El autor profundiza en el impacto del crecimiento económico y concluye con su aplicación a la realidad de Chile hoy.

El poder de las naciones se mide en el ámbito internacional, ya sea a nivel regional, continental o global, y tiene que ver con la capacidad de un Estado para ejercer influencia sobre los actores con los que se relaciona.

Dependiendo de su tipo, la influencia puede ser coercitiva, cooperativa, atractiva o competitiva, y los mecanismos de influencia pueden incluir el uso o amenaza del uso de la fuerza, la diplomacia, la presión o interacción económica y el intercambio cultural.

La formalización de la diferenciación de las potencias atendiendo a su tamaño relativo se inicia con los Acuerdos de Chaumont de 1814, antes del cual se asumía que, en teoría, todo Estado independiente tenía idénticas responsabilidades en las relaciones internacionales.*

Dichos acuerdos fueron firmados por separado el 1° de marzo de 1814 entre el Imperio Austríaco, el Reino de Prusia, el Imperio Ruso y el Reino Unido, a pesar de que las firmas reales tuvieron lugar entre el 9 y el 19 de marzo, y ellos pretendían definir los poderes de la coalición formada por los antes nombrados, más el Reino de España, Suecia y cierto número de Estados germánicos, para combatir al Imperio Francés de Napoleón y sus aliados, en el evento de que Francia rehusara los acuerdos de paz ofrecidos.

Desde entonces es usual utilizar denominaciones del tipo:

  • Potencias menores, en que los entendidos en el tema aceptan incluir a aquellos Estados que generalmente prefieren el multilateralismo, tanto para influenciar a otros actores en el campo internacional, como para enfrentar los intereses de potencias mayores.
  • Potencias medianas o intermedias, en que la geopolítica reconoce a Estados que tienen una reconocida y significativa influencia internacional, no existiendo una especificación definitoria de cuáles países componen este grupo.
  • Gran potencia, son los Estados que en la historia reciente han tenido fuerte influencia política, cultural y económica en su entorno, y con capacidad de proyectarla hacia el mundo.
  • Superpotencia, término acuñado a partir de 1944 por William Fox, quien postuló que correspondía a Estados con un gran poderío, sumado a una gran capacidad de proyección de éste, identificando entonces en esta categoría al Imperio Británico, a Estados Unidos y a la Unión Soviética. La descolonización que supuso el final del Imperio Británico y la desaparición del bloque del Este entre 1989 (caída del muro de Berlín) y 1991 (disolución de la propia Unión Soviética), dejaron a los Estados Unidos como única superpotencia, quedando China como único posible competidor global, y sólo en perspectiva de futuro.

Así entonces y extrapolando a través de la historia del hombre, puede considerarse a Asiria, Babilonia, Grecia, Roma, Egipto, China, Persia e India como las grandes potencias de la antigüedad.

En lo que hoy conocemos como continente americano, el Imperio Inca se destaca como el más extenso de los Estados precolombinos.

Entrando ya en la era moderna, las primeras potencias en Europa fueron las ciudades- Estado italianas (Venecia, Florencia, Génova, Milán y Roma), España y Portugal.

Más tarde el poder pasó a Francia y al Reino Unido, teniendo también un papel preponderante los Países Bajos, Alemania, Italia, Turquía y Rusia.

Durante el siglo pasado, las grandes potencias fueron Alemania, Austria- Hungría, Francia, Italia, Reino Unido, Japón, Estados Unidos y la Unión Soviética.

En el primer cuarto de este siglo, no cabe dudas que las principales potencias son Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, Japón, China, India y Brasil.

Sin embargo, conviene tener cierto cuidado respecto del uso de este concepto y de sus correspondientes categorizaciones, pues las situaciones son muy dinámicas, y en las últimas dos o tres décadas se han producido cambios importantes.

Adicionalmente, y de acuerdo con su condición, es posible clasificar a los Estados en:

  • Potencia militar.
  • Potencia económica.
  • Potencia energética.
  • Potencia demográfica.
  • Potencia deportiva.
  • Potencia blanda (soft power), vinculada a aspectos culturales, de lenguaje y mediáticos (entertainment).

Elementos determinantes del poder nacional

Si consideramos que el poder nacional corresponde a la suma de todas las fortalezas de una nación, que le permiten establecer su estrategia de desarrollo en pro de sus objetivos nacionales, entonces es posible visualizar como factores determinantes a los siguientes:

  • Geografía, en donde priman entre otros, los siguientes aspectos:
    • Superficie territorial y oceánica.
    • Ubicación continental y mundial.
    • Accesos a océanos y zonas de importancia internacional.
    • Puertos naturales.
    • Vías fluviales y ríos.
  • Población, donde se destaca lo siguiente:
    • Tamaño.
    • Conformación social y religiosa.
    • Nivel educacional e identidad cultural.
    • Acceso a servicios de salud y seguridad social.
  • Recursos naturales, como los siguientes:
    • Minería.
    • Áreas agrícolas y forestales.
    • Áreas de pesca y acuicultura.
    • Disponibilidad de energías renovables (hidráulica, eólica, mareomotriz y geotérmica) y no renovables (petróleo, carbón, uranio).
    • Disponibilidad y reservas de agua dulce.
  • Organización política y estabilidad institucional.
  • Capacidad económica y estabilidad financiera.
  • Capacidad tecnológica e industrial.
  • Capacidad militar.
  • Infraestructura, donde se debe incluir lo siguiente:
    • Vías de transporte terrestre (autopistas, carreteras y redes camineras de interconexión, redes ferroviarias y de metro, accesos expeditos a puertos).
    • Puertos y aeropuertos.
    • Sistema de generación, transporte y distribución de energía.
    • Sistema de comunicaciones nacional, urbano y rural, integración con comunidad regional, continental y mundial.

Crecimiento económico

El crecimiento económico es uno de los principales objetivos macroeconómicos que se identifican en los manuales de economía, y es el resultado de la interacción de los agentes presentes en un sistema económico (personas, empresas e instituciones). Se trata de un proceso que implica un aumento en el valor de mercado de la producción de bienes y servicios en dos momentos distintos en el tiempo. Este proceso de expansión cuantitativa en la actividad económica se registra en el Sistema de Contabilidad Nacional (SCN) a través de la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), indicador que junto con el Producto Nacional Bruto (PNB) y PIB per cápita, buscan reflejar la actividad de producción de una economía en un determinado periodo de tiempo, generalmente un año.

La idea de crear un sistema de contabilidad de la producción y los ingresos a nivel nacional es de inspiración keynesiana, y surgió a raíz de la gran depresión de los años 30 del siglo pasado. En ese momento, se consideró relevante contar con esa información para poder intervenir en la economía, mediante una serie de políticas económicas (fiscales y monetarias), con el objetivo de reactivar la actividad económica. Finalmente, este sistema de cuentas nacionales se puso en práctica durante la Segunda Guerra Mundial, lo que permitió a los países obtener información valiosa sobre el nivel de producción en el enfrentamiento bélico.

Lo interesante de destacar es que, desde su origen, el PIB fue concebido como un indicador del valor de mercado de la producción de bienes y servicios. Por supuesto, la metodología empleada en la contabilidad nacional fue mejorando para incorporar aspectos que se omitían o se duplicaban en el sistema original, y también se fueron definiendo de una manera más precisa los criterios utilizados para dar cuenta de su objetivo fundacional: registrar todo aquello que se produce y se intercambia en el mercado.

Actualmente nadie duda que el PIB es un indicador fundamental para medir la actividad económica de un país. Más aún, no habiendo sido concebido inicialmente como un indicador para dar cuenta del bienestar de las personas, desde hace tiempo, los economistas lo utilizan para reflejar comparativamente el bienestar humano puesto que, de acuerdo a lo que plantea la teoría económica ortodoxa, los niveles de consumo están estrechamente relacionados con la calidad de vida de las personas.*

Efecto del crecimiento sostenido a través del tiempo

El crecimiento económico sostenido es un concepto relativamente nuevo dentro de la historia humana, y fue hasta ya entrado el siglo XIX que el PIB per cápita podía cambiar el nivel de vida en tan solo una o dos generaciones. Como el crecimiento de lo que se conoce como PIB fue muy bajo por años y siglos, no fue algo que preocupara a los pensadores de antaño, por lo que no existen estadísticas suficientemente detalladas para calcular el crecimiento económico. Sin embargo, se han realizado trabajos para tener datos estimativos, determinando en ellos lo siguiente:

  • El crecimiento económico durante la Edad Media y hasta el siglo XIX fue lento, no existiendo grandes diferencias entre países ricos y pobres.
  • Entre 1870 y hasta la Primera Guerra Mundial se evidenció un crecimiento importante, asociado a la Revolución Industrial.
  • Durante la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión de los años 30 y la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento se ralentizó algo, aunque siguió siendo alto con respecto a las tasas observadas antes del siglo XIX.
  • Tras el término de la última Guerra Mundial llegó la época dorada del crecimiento económico entre 1945 y 1970, con una expansión sin parangón histórico, generándose diferencias importantes entre los países ricos y los países pobres.
  • A partir de la crisis del petróleo de la década de 1970 y hasta la actualidad, el crecimiento ha sido más lento, pero aun así alto; incrementándose la brecha de crecimiento entre países ricos, que crecieron algo más rápido, y países pobres.

El aumento continuo del PIB de un país a través del tiempo suele considerarse como un aumento en el nivel de vida de sus habitantes. Así, y aplicando la regla del 70, que establece que cuando un país tiene una tasa de crecimiento en su PIB de X% anual, le toma (70 : X) años duplicar su renta, una tasa de crecimiento cercana al 2,5% anual conduciría al PIB a duplicarse en un plazo de 30 años; una tasa de crecimiento del 3,5% permitiría duplicarlo en 20 años, y una tasa de crecimiento superior al 7% anual, como la experimentada por algunos países asiáticos, llevaría al mismo fenómeno en un plazo ligeramente menor que 10 años.*

Un crecimiento sostenido pone a disposición de un Estado, importantes flujos de recursos anuales, indispensables para potenciar aquellos factores determinantes en su poder nacional, que permitan al país mejorar en forma paulatina y constante, su nivel de influencia y liderazgo tanto en el ámbito vecinal, como regional y continental.

Situación en el escenario mundial y regional

Los acontecimientos acaecidos en el último cuarto del siglo pasado y en lo que va del presente, han posibilitado una interesante variación en el espectro internacional, donde en varias regiones del planeta se han destacado Estados denominados emergentes, que han irrumpido con fuerza como actores importantes a nivel regional y mundial, y que han tenido como denominador común, el haber sido capaces de generar y mantener un alto índice de crecimiento en comparación con el resto de las naciones.

Nadie duda que China aparece hoy en día como el único Estado capaz de compartir con Estados Unidos, la categoría de superpotencia, habiendo prácticamente triplicado su PIB en el último decenio, según datos del IMF (International Monetary Fund).

Asimismo, y en el otro lado del Pacífico, Corea del Sur ha pasado a ser un actor de primer nivel, disputándole a Japón y a China la supremacía en materia de innovaciones tecnológicas de última generación.

Por otra parte, en nuestra región sudamericana, destaca claramente el ejemplo de Chile, país que hace 50 años atrás no lideraba ningún indicador entre sus pares, sin embargo y pese a haber sufrido importantes crisis políticas y económicas en las décadas de 1970 y 1980, luego de superarlas, ha sido capaz de hacer crecer su PIB per cápita en más de siete veces, habiendo crecido su población en prácticamente un 50% en el mismo período.

Según datos y estimaciones del IMF para el año 2018, en materia de PIB per cápita, los países sudamericanos se ordenan como sigue:

País PIB per capita (USD)
Chile 25.667
Uruguay 23.571
Argentina 21.528
Colombia 17.406
Brasil 16.199
Perú 13.993
Ecuador 11.864
Venezuela 10.399
Paraguay 10.350
Bolivia 7.900

Factores que posibilitan el crecimiento sostenido

Analizando los hechos históricos que posibilitaron el crecimiento sostenido de naciones como Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos y Japón hasta la mitad del siglo pasado, y a China, India, Corea, Indonesia y Chile en los últimos 40 años, es posible encontrar factores que les fueron comunes, aun cuando cada país es muy diferente en tamaño, población y ubicación geográfica, y que además, en su momento, dispuso o dispone de sistemas políticos diferentes, a saber:

  • Estabilidad política y claridad de rumbo de largo plazo.
  • Manejo responsable de las finanzas públicas, manteniendo estabilidad monetaria y financiera de largo plazo.
  • Marco regulatorio estable y competitivo en materia de impuestos, inversiones nacionales y extranjeras, mercado del trabajo y mercado de capitales.
  • Apertura al comercio exterior y potenciamiento del emprendimiento, mediante la priorización de la iniciativa privada en empresas e instituciones nacionales.
  • Desarrollo y mantención de un poder militar (militar, naval y aéreo) que asegure intereses nacionales en el ámbito vecinal, continental y mundial.
  • Razonable tamaño del aparato burocrático estatal, respecto del sector privado.
  • Fomento de la competencia y minimización de proteccionismos internos.
  • Generación de vínculos políticos y comerciales internacionales para asegurar suministro de materias primas vitales, no disponibles en territorio nacional.
  • Desarrollo de infraestructura nacional y servicios internos para que frutos del crecimiento sostenido accedan a su población.
  • Disponer y mantener centros de estudios e investigación de excelencia.
  • Generar y mantener una masa crítica creciente de profesionales y técnicos de primer nivel.

Crecimiento sostenido y confrontación de intereses

Por las razones esgrimidas en este ensayo, es posible aseverar que a partir de la Revolución Industrial, tanto para las potencias que ostentaban en el pasado y ostentan en la actualidad, posiciones de liderazgo en el ámbito regional, continental y mundial, como para aquellas potencias emergentes que deseen alcanzar posiciones de vanguardia, les es de vital importancia asegurar las condiciones que les permitan continuar en la senda del crecimiento sostenido.

Consecuentemente, las situaciones de grandes conflictos mundiales acaecidos en el siglo pasado y las continuas crisis que aparecen frecuentemente en el campo de las relaciones internacionales, son reflejo de la disputa por alcanzar posiciones ventajosas, que por una parte permitan a un contendiente mejorar sus posibilidades de crecimiento y de igual manera, frene o contenga las aspiraciones del otro, afectando sus posibilidades de crecimiento.

El ejemplo más reciente es la llamada guerra comercial entre Estados Unidos y China, país que con su acelerado y sostenido crecimiento durante los últimos 40 años, ha llegado a una posición de disputarle al primero de ellos, su posición de hegemonía mundial.

Hoy asistimos a una confrontación tecnológica que demuestra la validez de la hipótesis planteada, y que corresponde a la disputa por el control de la red 5G, ya que quien obtenga un control mayoritario de ella a nivel mundial, alcanzará una posición ventajosa para el control y manejo de los megadatos, fundamentales para el funcionamiento y crecimiento de las economías y de las naciones, y en las décadas futuras, para tener el control de las inteligencias artificiales.

En la tabla que sigue se muestran indicadores de las 10 principales potencias según su PIB, según datos disponibles en Wikipedia, y que pueden ayudar al lector a sacar sus conclusiones, respecto de las potencialidades y debilidades relativas entre ellas:

País PIB per capita (USD) PIB Mundial (%) Pob. Mundial (%) Superficie Mundial (%)
EE.UU. 62.152 17.5 4.3 6.4
China 18.066 16.5 18.8 6.4
India 7.783 6.8 17.5 2.2
Rusia 28.957 3.3 2.1 11.5
Japón 44.426 4.5 1.8 0.3
Alemania 52.801 3.4 1.1 0.3
Francia 45.473 2.4 0.9 0.4
Reino Unido 45.565 2.3 0.9 0.2
Italia 39.499 2.0 0.8 0.3
Brasil 16.199 2.1 2.7 6.1
Nota: La superficie no considera espacios marítimos.

Conclusiones aplicables a nuestra realidad

Como una consecuencia de los antecedentes presentados, e independientemente de la opción política que la ciudadanía seleccione en los procesos eleccionarios futuros, Chile debiera privilegiar como materia de Estado para los próximos decenios los siguientes objetivos:

  • Priorizar el crecimiento y generación de riqueza en forma sostenida y sustentable, a tasas superiores que países vecinos.
  • Mejorar la institucionalidad nacional, para contener y minimizar corrupción y delincuencia.
  • Mejorar la calidad y cobertura del sistema de educación, incentivando la formación integral de medios humanos de primer nivel, y así contener y disminuir brechas de ingresos generada por rápido crecimiento.
  • Mejorar acceso a la salud y previsión social, para compartir frutos del crecimiento con sectores rezagados.
  • Mejorar la infraestructura de zonas extremas, fomentando su desarrollo y poblamiento.
  • Potenciar el mercado del trabajo, incentivando una mayor participación de las mujeres en todos los niveles y en igualdad de oportunidades y condiciones.
  • Mejorar la matriz energética para disminuir dependencia del exterior.
  • Mantener el poderío militar (militar, naval y aéreo) en una condición de liderazgo en el Cono Sur sudamericano, incrementando la presencia e influencia en el Pacífico Oriental y la Antártica.
  • Invertir más en recursos y esfuerzo intelectual en investigación y desarrollo, focalizándolos en nuevas tecnologías e inteligencia artificial.
  • Incrementar la exportación de servicios, especialmente en el área de la ingeniería y desarrollo tecnológico, asociados a educación de calidad.

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