La compañía de fusileros IM N° 211, perteneciente al batallón de fusileros N° 21 Miller, por resolución del escalón superior fue desplegada a la región del Bío Bío, iniciando sus operaciones el 7 de abril del año 2020. El área de responsabilidad asignada correspondió a la comuna de San Pedro de la Paz, siendo posteriormente extendida a la de Santa Juana.
El escenario inicial fue de cuarentena total, lo que obligó a iniciar las operaciones a un ritmo elevado, las cuales fueron sostenidas por 141 días.
By presidential disposition, the Marine´s 211th Rifle Company, from 21st “Miller” Rifle Battalion was deployed to the Bio-Bio region, commencing operations on April 7th, 2020. The area of responsibility (AOR) assigned corresponded to the municipality of San Pedro de la Paz, later extended to Santa Juana municipality.
The initial situation was of total sanitary quarantine, which compelled the start of operations at a higher level, which was sustained for 141 days.
La tarea inicial se preveía compleja, la comuna de San Pedro de la Paz, en la región del Bío Bío, había entrado en cuarentena total y se requería una unidad IM que contribuyese a la implementación de las medidas sanitarias dispuestas. Rápidamente se resolvió que la compañía de fusileros IM N° 211, debía ser desplegada para asumir la responsabilidad de la comuna.
La compañía ya se encontraba ejecutando operaciones de apoyo a autoridades civiles en el área de Viña de Mar, por lo que, al recibir la misión, la unidad fue reagrupada, se ejecutaron las coordinaciones logísticas pertinentes y se dio tiempo para despedirse de la familia y los seres queridos. En 48 horas la unidad estaba lista a iniciar su desplazamiento. No era primera vez que los miembros de esta organización se desplegaban en corto plazo, muchos tenían experiencias durante la ocurrencia de otras emergencias, muchos eran veteranos de operaciones de estabilización en el extranjero. No hubo espacio de quejas, peticiones o reclamos, no es nuestra costumbre, los Infantes de Marina sabemos que el despliegue puede ser en plazos inmediatos y nuestro deber es responder al llamado, sea cual sea la misión.
La operación se estimaba no superior a los 45 días de ejecución, las condiciones impuestas por la pandemia nos obligarían a mantener la posición por 141 días.
La compañía arribó durante la noche del día 7 de abril al área de operaciones, constituyendo la Unidad de Tarea San Pedro. Esa misma noche se expuso la situación que se vivía en el área y las tareas a ejecutar durante las próximas semanas. La situación era compleja, la comuna se encontraba en cuarentena total y bajo la cobertura de cinco cordones sanitarios posicionados en los puentes que la unen con las localidades de Concepción y Hualpen (Juan Pablo II este y oeste, Llacolen este y oeste y Chacabuco oeste), los que eran cubiertos por el Ejército, además se requería la ejecución de patrullajes permanentes en el área de responsabilidad objeto implementar efectivamente las disposiciones sanitarias. Al día siguiente, no después de las 12:00 horas, se debía ejecutar el relevo en el lugar.
Habiendo analizado la misión del escalón superior y las tareas encomendadas se estableció la misión de la unidad, la cual iluminó su actuar durante todo el periodo:
La Compañía de Fusileros IM N° 211 ejecutará operaciones de seguridad y apoyo a las autoridades a contar abril 07 HCSO1 en AOR2 San Pedro de la Paz y Santa Juana con el propósito de contribuir a la mitigación del COVID-19.
La unidad no emplearía una base institucional desde donde desplegarse, sino que una escuela de la comuna, la cual se constituyó en el centro de operaciones y hogar durante casi cinco meses.
Analizando la demanda de operaciones y el recurso humano para su ejecución, se optó por el diseño de una metodología de trabajo que contribuyera a la dosificación; la incertidumbre siempre será una variable en este tipo de escenarios y al no tener una fecha clara de término, el ritmo debía trazarse como el de una maratón.
Fue durante esta fase que la unidad recibió su mejor aliado, un contingente de personal naval fue asignado en apoyo a la compañía, oficiales y gente de mar, quienes desarrollaron un trabajo invaluable durante el trascurso de las operaciones. No fue necesario ejecutar una operación anfibia para ver el binomio “Blue-Green” en acción, cada parte aporto con su conocimiento en un sinfín de materias, lo que creó un panorama de sinergia que perduró durante todo el despliegue. Sin lugar a dudas, sin su apoyo, todo hubiese sido más difícil.
Durante el periodo la compañía ejecutó cerca de 1.000 tareas de patrullaje, las cuales tenían por propósito general la implementación de las medidas sanitarias dispuestas. Estas últimas fueron potenciadas con el actuar conjunto de Carabineros de la comuna, que destinó todos los días un dispositivo exclusivo para estas tareas, en horarios nocturnos y madrugadas, de esta forma los Infantes de Marina se preocupaban de cubrir el dispositivo policial mientras estos interactuaban con los potenciales infractores, por lo tanto, el método general para la ejecución de estas operaciones fue con un elemento de seguridad y un elemento de control. Ambos elementos con tareas específicas y procedimientos claros, evitando así la ocurrencia de interferencias mutuas.
Las tareas de patrullaje eran ejecutadas por todos los sectores de la comuna, añadiendo posteriormente el área de Santa Juana, las que se ejecutaron bajo el mismo concepto descrito.
Las tareas encomendadas durante la distribución de ayuda social se relacionaron principalmente con escoltas de convoy y el establecimiento de unidades de vigilancia permanente en sus puntos de acopio. Mediante lo anterior, se contribuyó al abastecimiento de los ciudadanos de la comuna, así como a la protección de estos mismos insumos en forma permanente durante todo el periodo.
Estas tareas fueron una constante durante toda la operación, ya que no solo se activaban durante condiciones de crecimiento de casos de contagio, sino que cuando se preveían movimientos masivos de personas, fenómeno asociado a días festivos.
Particularmente la unidad debió cubrir puntos de control en los puentes que unen la comuna con Hualpen y Concepción, así como el límite intercomunal ubicado en el kilómetro 14 de la ruta 160. Debido al alto flujo vehicular (25.000 vehículos diarios, en ocasiones) y las condiciones meteorológicas del área de operaciones durante el trascurso del otoño e invierno, estas tareas resultaron especialmente desgastantes; sin embargo, aplicando la metodología de interacción con autoridades civiles y policiales, se logró mermar esta situación mediante la implementación de bases de patrullas adelantadas, las cuales permitían disminuir distancias entre los puntos de control y la base principal, lo que se tradujo en un aumento de los tiempos de descanso; secado de equipo y una rápida respuesta ante la necesidad de reforzar esos puntos en la eventualidad de la ocurrencia de incidentes o durante horarios de alto tráfico.
Como medidas adicionales para disminuir los niveles de estrés, se implementó un área de entrenamiento físico, operado bajo los protocolos sanitarios correspondientes. Lo anterior fue clave como medida de mitigación de tensión, así como para incrementar el alistamiento operativo individual.
Los protocolos COVID adoptados parecieron ser efectivos, no registrándose contagios dentro de la unidad durante la ejecución de las operaciones, todo gracias al constante asesoramiento de los enfermeros de la compañía.
A modo de síntesis se cuantifican las operaciones ejecutadas por la UT durante su despliegue:
➢ Patrullajes: 974.
➢ Tareas de cordón sanitario (cuartos de seis horas): 289.
➢ Controles ejecutados (sobre personas): 476.156.
Previo al arribo de la unidad, el equipo CIMIC3 había efectuado coordinaciones para la ocupación de instalaciones, así como para las reuniones iniciales con el comisario y alcalde del municipio.
Con la policía de Carabineros se mantuvo una relación estrecha durante todo el periodo, permitiendo efectuar coordinaciones diarias para las distintas tareas encomendadas. Lo mismo ocurrió con el Departamento de Seguridad Pública de San Pedro, cuyos dispositivos participaron activamente en las operaciones de la unidad.
La relación con Carabineros de Chile permitió complementar ambas actividades. Cuando Carabineros requería efectuar controles en lugares catalogados como peligrosos, los miembros de la unidad brindaban seguridad perimetral, objeto alertar y contener amenazas durante los procedimientos. Cuando se requería el levantamiento de cordones sanitarios, personal policial colaboró activamente en los procesos de control y detención, generando una optimización en los tiempos de respuesta y empleo de ambos servicios. Los canales de coordinación permanecieron en todo momento abiertos, permitiendo reaccionar rápidamente ante imprevistos.
Con el personal municipal se logro la coordinación de mejoras a la habitabilidad, tales como estufas, calderas para agua caliente, elementos sanitarios e incluso implementación de mejoras para la escuela, desarrolladas en conjunto, que contribuirán al bienestar de los niños una vez retomadas las actividades escolares.
Paralelamente, y en forma periódica, se efectuaban reuniones con el alcalde, director de seguridad pública, y comisario comunal, objeto coordinar los esfuerzos de patrullaje, determinado áreas donde se requería enfatizar, objeto aminorar el desacato a las disposiciones sanitarias.
Durante los cordones sanitarios la municipalidad constituyó un valioso apoyo a la seguridad de las operaciones, mediante el mejoramiento del alumbrado público e incluso con la instalación de focos adicionales, mejorando las condiciones de visibilidad durante la noche.
Respecto a privados, no fueron pocos quienes aportaron al bienestar de la unidad, lo que se puede traducir como un efecto positivo a la presencia de la fuerza en el área.
Toda operación militar, incluso el entrenamiento, se ve enfrentado a riesgos y fuerzas contrapuestas, las cuales atentaran contra el cumplimiento de la tarea y pondrán en peligro al personal y material.
Sumado a que el enemigo, COVID-19, se veía potenciado en ocasiones por desobediencia civil, se enfrenta un clima complejo, con características de incertidumbre que acrecientan los niveles de estrés y fatiga en la fuerza.
En el marco de lo anterior, se observó que una de las actitudes más negativas comprende la sobrerreacción, la que se identifica como la sobre demostración emocional negativa, ante la aparición de una situación adversa o incluso inesperada. Este fenómeno tiende a generar un contagio de desanimo y estrés, muchas veces innecesario, en las tropas lo que se traduce en una baja a la moral, principio de la guerra para países veteranos tales como el Reino Unido, por ejemplo.
Este fenómeno tiende a maximizar los problemas, concentrándose en errores y no soluciones, las cuales son las que se necesitan al momento de enfrentar un problema militar.
El riesgo es un factor analizable ante el cual se deben adoptar medidas preventivas, en el caso de que esas medidas fallen se debe afrontar la dificultad en forma sobria y medida, evitando contribuir al pánico y caos.
Se recomienda contemplar una medida de tolerancia ante la ocurrencia de errores (pudiendo ser previamente planificada), teniendo como antecedente que las operaciones son continuas y desgastantes. Mientras mayor sea el desgaste, mayor será la probabilidad de ocurrencia de errores, los que deben ser aceptados y asumidos. Lo anterior no debe ser confundido con negligencia en ningún caso, pero incluso, ante esta, se debe corregir en forma moderada, evitando escandalizar la situación.
Se recomienda concentrar el enfoque en el reconocimiento de logros y no en los errores. De los anteriores obtener experiencias e implementar mejoras, pero no mortificar a la tropa con su ocurrencia, recordando que el factor humano siempre va a existir y una operación con cero error es utópica.
La tendencia a la ejecución de este tipo de operaciones se hace cada vez más recurrente, ante lo anterior se observó que un canal abierto y de dialogo permanente, colaborativo y coordinativo con las autoridades civiles, policiales e incluso entes privados, resulta tremendamente provechoso para la materialización de los objetivos trazados. Cada parte posee capacidades únicas, las cuales deben ser conjugadas y aprovechadas en post del cumplimiento de la misión. Generar una relación de mutuo entendimiento y participación entre las partes, se constituye como un factor de fuerza invaluable durante la ejecución de las operaciones.
Se destaca la resiliencia, profesionalismo y compromiso de los infantes de marina y personal naval destacados en apoyo a la compañía, contribuyendo cada uno al éxito de las operaciones y la generación de un ambiente de trabajo sinérgico, pese a la constante incertidumbre de encontrarse lejos de sus familias en una condición nacional de pandemia. Sin las virtudes de estos guerreros probablemente la nación estaría lamentando mayores contagios y muertes.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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