Revista de Marina
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Acerca del ejercicio del mando y las emociones

El presente trabajo pretende aproximar al ejercicio del mando, desde una mirada de la antropología filosófica y teniendo a la vista lo que informa la prensa y redes sociales, un hecho en desarrollo acaecido a bordo del CVN Theodore Roosevelt, desplegado en el Pacífico occidental, en un ambiente de pandemia mundial. El objeto de la antropología, es el estudio del hombre en su sentido profundo y radical, y no aspectos parciales o fragmentados del mismo. El hombre es un ser compuesto de dos elementos heterogéneos (alma – cuerpo o espíritu – materia) y las potencias del alma son el intelecto y la voluntad. A través del obrar del hombre, se busca llegar a descubrir algunos aspectos esenciales que sirvan para responder, de manera cada vez más plena, a la pregunta radical ¿qué es el hombre? Para acceder a lo esencial del hombre es preciso partir, a contar del obrar, que es lo que se manifiesta. En efecto, el hombre se manifiesta en la acción, que es la actividad consciente. Al decir consciente señalo que esa actividad se realiza de modo propio y específicamente voluntario. A partir de estas consideraciones, intentaré analizar el caso en estudio para dar luces y comprender una situación compleja y como las emociones responden a la percepción de la realidad, dando cuenta de la existencia de una vida afectiva en el ser humano. Sin embargo, esa misma subjetividad dificulta la toma de distancia frente a la realidad objetiva. Comenzaré con una breve descripción de los hechos, a partir de lo divulgado en los medios de comunicación y las redes sociales, para continuar y dar cuenta como se integra la afectividad, en particular las emociones, en la vida de las personas y en el caso particular del comandante de un portaaviones de la marina de los EE. UU. Los hechos están en desarrollo y será necesario estar atento a su desenlace.

Breve descripción de los hechos

El comandante del CVN Theodore Roosevelt, capitán de navío Brett E. Crozier, fue relevado del mando de la unidad, el 3 de abril del presente año, por pérdida de confianza, fallas en el liderazgo y omitir el conducto regular. Los hechos en que se funda la decisión de relevo tienen mérito justificatorio, al difundir un correo electrónico en que solicitaba acelerar las medidas de mitigación ante la propagación del COVID 19 en el portaaviones, a una veintena de autoridades de la marina de EE. UU. Todo lo anterior, sin el conocimiento de su superior directo, el comandante del grupo de batalla. Dicho correo se filtró a la prensa y fue publicado en el The San Francisco Chronicle, desde donde se propagó a la opinión pública. 

 Capitán de navío Brett E. Crozier 

El grupo de batalla del Theodore Roosevelt se encuentra desplegado en el Pacífico occidental, y en la actualidad su dotación está en cuarentena en Guam. Durante la primera semana de marzo recaló en el puerto de Da Nang en Vietnam. En ese país, durante la visita, se habían reportado 16 casos de COVID 19. El contagio se inició en ese puerto, propagándose rápidamente al resto de la dotación. El excomandante, al desembarcarse de la unidad, fue ovacionado por su dotación, lo que motivo la concurrencia del secretario interino de la Marina, Thomas Modly, para hacer presente, en una breve alocución, su malestar por el apoyo otorgado al comandante destituido. Sus palabras, fueron difundidas en los medios de comunicación, lo que le obligó a dimitir al cargo el 8 de abril del año en curso. El 9 de abril, la emisora CNN, informó el deceso del primer marino contagiado por el virus. La dotación actualmente se encuentra en cuarentena en tierra, manteniendo un grupo reducido a bordo encargado de mantener el reactor nuclear en servicio, la seguridad física de la unidad y sus aeronaves. El comandante Crozier se encuentra en aislamiento, por haber adquirido la enfermedad. Es necesario hacer presente, que el 11 de abril Barbara Starr, corresponsal de CNN en el Pentágono, indicó que el secretario de Defensa, Mark Esper, no descarta la posibilidad de que Crozier vuelva a retomar el mando del Theodore Roosevelt.

La emoción

La crisis del COVID 19 ha permitido constatar, el temor de muchos a la exaltación por sobre la racionalidad, a la sobrevaloración de la subjetividad por encima del conocimiento especializado y al desprecio por ‘los expertos,’ siendo una aprensión muy fundada.*

La antropología filosófica, nos da luces para comprender que nos ocurre con las emociones y sus efectos en nuestras acciones, las cuales pueden repercutir en el ejercicio del mando. El hombre además de una vida sensitiva, racional y volitiva, tiene una vida afectiva que hay que tener presente. La afectividad humana se sitúa en una zona intermedia en la que se unen lo sensible y lo intelectual. En efecto, el fenómeno afectivo posee una dimensión somática (corporal) de un hecho psíquico (intelecto) el que se denomina emoción.* Por lo tanto, todo llega al intelecto a través de los sentidos y el hombre se manifiesta en la acción, señala Karol Wojtyla.* La emoción es la conciencia de la armonía o disarmonía, entre la realidad y nuestras tendencias, se caracteriza por una perturbación brusca y profunda de la vida psíquica y fisiológica; va acompañada de fenómenos fisiológicos muy complejos. En tiempo de crisis, las emociones negativas tienden a exacerbarse. La vivencia personal da cuenta que la mente emocional es mucho más veloz que la mente racional y se pone en funcionamiento sin detenerse a considerar qué está haciendo. En efecto, la afectividad parece proporcionarnos un cierto conocimiento de la realidad, pero a un nivel pre racional y pre reflexivo. Este conocimiento pre racional determina el modo en que el hombre está instalado en el mundo antes de cualquier valoración racional objetiva sobre el universo. A diferencia del conocimiento intelectual, la afectividad es siempre un punto de vista que proporciona un conocimiento de la realidad – para– mí, y no un conocimiento objetivo de la realidad –en–sí- misma.* Los afectos informan de la realidad, desde una perspectiva subjetiva, al tiempo que informan al sujeto acerca de la consecución lograda o no del bien. Consecuentemente, podemos establecer que la emoción normalmente es una mala consejera para la toma de decisiones.

¿Qué desencadena la emoción?

El comandante tuvo a la vista la experiencia del crucero Diamond Princess, con una cantidad importante de pasajeros contagiados con una rápida propagación de la enfermedad. Replicada esa situación en la unidad a su mando, considerando sus particulares características como entrepuentes, pasillos angostos, cámaras, baños, espacios reducidos, el distanciamiento social resulta impracticable, por lo cual la velocidad de propagación y contagio sería peor a la vivida en el buque de pasajeros. De no tomar medidas, los efectos serían nefastos en la dotación. Sin embargo, si el aislamiento se puede hacer en el hogar, razonablemente se debiera establecer en un portaaviones destinando sectores de aislamiento.

  Exámenes a bordo del CVN Theodore Roosevelt para detectar el covid19

Las emociones generan perturbación anímica

Es la impresión subjetiva de la realidad externa. Ante el objeto desencadenante la persona siente esperanza, miedo o temor. El comandante, ante la percepción de la realidad y por iniciativa propia, sin el conocimiento de su superior militar, solicita ayuda para que se aceleraran las medidas de mitigación contra la pandemia. Omite el conducto regular, norma básica en las FF.AA. De lo anterior se puede desprender que las medidas de mitigación en desarrollo, desde su perspectiva, eran insuficientes y la rápida propagación del virus podría dejar fuera de servicio a la unidad. No olvidemos que un portaaviones es una unidad dotada con sistemas muy sofisticados de comunicaciones, que le permite estar conectado con el resto del mundo en cualquier lugar y momento. Por otra parte, el portaaviones es la unidad principal de un grupo de batalla, donde cohabitan cuatro mandos con sus respectivos asesores. El comandante del grupo de batalla, el comandante del ala embarcada, el comandante del grupo de superficie COMDESRON y el comandante del portaaviones. Si el tema no se discutió entre ellos, nos permite suponer que el comandante Crozier, ante el objeto desencadenante, sintió miedo o temor y desconfianza de la efectividad de las medidas en proceso. Teniendo a la vista el correo en comento, se transcribe el estado final deseado del comandante: “a.- Prevenir muertes innecesarias, reducir el número de marinos contagiados y eliminar futuros contagios. b.- Recuperar el alistamiento y capacidades combativas lo antes posible.” Lo que esperaba, era que la dotación estuviera en tierra aislada por dos semanas, manteniendo el 10% a bordo para asegurar el funcionamiento del reactor nuclear, desinfectar el buque y contar con la capacidad de respuesta ante una emergencia en puerto, considerando los billones de dólares en sofisticados equipos, aeronaves y armamento con que está equipada la unidad. El principio que se tuvo presente al efectuar el requerimiento fue que las vidas de su dotación están antes que su carrera. Consecuentemente, el comandante estaba consciente de lo que estaba haciendo. Sin embargo, en su apreciación no consideró los efectos colaterales que podría generar en Guam; sostener 4.000 personas por dos semanas en cuarentena simultáneamente, el contagio a los residentes y asegurar la integridad de la unidad con una porción reducida de la dotación.

Educación de los afectos

Los hechos relatados dan cuenta que la afectividad es inherente de la persona, la que lo hace única, particular e irrepetible. Si las emociones influyen y matizan el proceso de toma de decisiones y el ejercicio del mando, los futuros líderes, en su proceso de formación, debieran considerar la educación de los afectos, siendo el punto de partida, su estudio. En nuestra institución se ha comenzado a dictar, el presente año, un diplomado de ética y antropología filosófica que apunta en esa dirección.

Conclusiones

El análisis, desde el prisma de las emociones, da luces acerca del problema vivido. La percepción subjetiva de la realidad, dificulta la toma de distancia frente a una situación como la que se está viviendo a bordo del Theodore Roosevelt por el contagio de COVID 19 y su rápida propagación. Por la forma como se desencadenaron los hechos, la conducta del comandante refleja falencia en el trabajo en equipo con sus pares. La educación de los afectos es una de las tareas que el proceso de formación, de oficiales y gente de mar, debiera considerar. Finalmente, la decisión del comandante comprueba que, en tiempos de crisis, las emociones negativas se exacerban. 

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