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IMPACTO DE UN ORDEN MUNDIAL
UNIPOLAR EN LAS POLÍTICAS DE
DEFENSA DE LOS PAÍSES
EN VÍAS DE DESARROLLO
David Curotto Cademartori *
Introducción.
E
n 1989, con la caída del “Muro
de Berlín”, se dio término al
bipolarismo imperante por más
de medio siglo, iniciándose una nueva
configuración del orden mundial en
donde Estados Unidos asumió un rol
protagónico, el cual se ha visto incremen -
tado después de los atentados del 11 de
septiembre de 2001, iniciando una política
tendiente al logro de sus intereses susten -
tada, principalmente, en base a su poder.
Lo anterior ha obligado a muchas
naciones, especialmente a aquellas en
vías de desarrollo, a considerar el nuevo
orden mundial en la formulación de sus
políticas, en especial las relacionadas
con la defensa y, por lo tanto, la interro -
gante que surge es: ¿Hasta qué punto
estas políticas han sido influenciadas
por este fenómeno?
Para abordar el tema, inicialmente se
definirá qué se entiende por orden mun -
dial, su clasificación y evolución. Luego
se determinará cuál es el nuevo orden
mundial imperante y su relación con el
fenómeno de la globalización. Posterior -
mente, se definirá qué se entiende por
políticas de defensa, su formulación, sus
elementos y su relación con la seguridad
nacional.
Finalmente se analizará la agenda de
seguridad de los Estados Unidos para
determinar el efecto del orden mundial
unipolar en las organizaciones interna -
cionales, en la región y en las políticas
de defensa de Chile, Brasil, Argentina y
Perú, todos países en vías de desarrollo.
Orden Mundial.
- Definición.
Son muchos los autores que inten -
tan describir el orden mundial imperante
en distintas épocas de la historia, pero
pocos definen qué es este orden y los
que lo hacen, normalmente, utilizan un
“lenguaje” complejo.
Luis Dallanegra lo define como “el
conjunto de parámetros -dados por el
régimen-, entre los cuales se sustentan
las relaciones entre los miembros del
sistema y se busca concretar las aspi -
raciones. (…) El orden mundial, tiene
que ver con la distribución de poder
concreto…” 1
Hedley Bull lo define ”como un
patrón de actividad que sostiene los
objetivos elementales de la sociedad de
Estados. Lo sitúa como punto de partida
de las relaciones internacionales”. 2
Hans Morgenthau lo define en térmi -
nos más simples: “El orden mundial es
* Capitán de Corbeta. EM. AV. 1. DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, “Reformulación del Orden Mundial: El Fin de una “Macro-Etapa””, (Buenos Aires, Edición del Autor, 2003), Capítulo N° IV, Título “Transición Entre Régimen y Orden”, [En línea] , [Consulta: 01 jun. 2004], (http://www.geocities.com/luisdallanegra1/Ormacroe/tapaor02.htm) 2. ARCE, Alberto “La gobernabilidad internacional y el comportamiento de los EE.UU.”, DHIAL46 [En línea], 30 sep. 2003, [Consulta: 01 jun. 2004], (http://www.iigov.org/dhial/?p=46_04).
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función del equilibrio de fuer -
zas, es decir de una distribu -
ción del poder entre la mayoría
de las naciones o combinación
de naciones”. 3
En todas las definiciones
expuestas, explícita o implí -
citamente, es mencionado el
poder, al que se hace referen -
cia como poder del Estado, es
decir la capacidad de un Estado
de influir sobre los aconteci -
mientos internacionales en pro
de sus aspiraciones o intereses
particulares.
Tradicionalmente se identi -
fican tres elementos de poder
de un Estado: el poder militar
o de las armas, el poder eco -
nómico o de los bienes y el
dinero y, por último, el poder
intelectual o del conocimiento,
las ideas y la tecnología. 4
Entonces se puede defi -
nir que el orden mundial es
la relación de poder entre
los Estados; y por lo tanto, el
consecuente equilibrio o de-
sequilibrio de la distribución
de poder entre las naciones,
determinará el tipo de orden
imperante en un determinado
momento histórico.
- Clasificación.
De acuerdo a la relación y distribución
del poder entre los Estados, básica y tradi -
cionalmente el orden mundial se clasifica
de tres formas, las que, tras definirlas y
para una mayor claridad, se sitúan en
los períodos históricos que se
indican:
• Multipolar, que se basa
en el principio del equilibrio de
poder entre los Estados como
factor importante para esta -
blecer el orden internacional,
tratando de impedir por este
mecanismo la preponderan -
cia de uno de ellos sobre los
demás.
El orden mundial multipo -
lar, fue el imperante durante
prácticamente todo el siglo
XIX, desde el Congreso de
Viena 5 hasta el estallido de la
Primera Guerra Mundial (1914-
1918) que supuso el fracaso de
la política de cooperación.
• Bipolar, en el cual el ejer -
cicio del poder es dominado
por parte de dos superpoten -
cias que sostienen ideologías
opuestas dividiendo al mundo
en dos bloques antagónicos,
que se mantienen en una cons -
tante pugna por la supremacía,
precisamente este fue el orden
existente durante la denomi -
nada “Guerra Fría”.
La Guerra Fría y el orden
mundial bipolar no fue otra
cosa que el equilibrio atómico entre los
EE.UU. y la Unión Soviética, y se conso -
lidó con la emergencia de dos pactos mili -
tares antagónicos: el de la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en
1949, bajo el liderazgo de Estados Unidos,
y el Pacto de Varsovia en 1955, bajo el ala
de la URSS. 6
3. Ibíd. 4. HILL, Richard, “Estrategia Marítima Para Potencias Medianas”, Instituto de Publicaciones Navales, Buenos Aires, 1990, Pág. 8 a 10 “Los Elementos del Poder”. Por otra parte, Claudio Collados en su libro “Relaciones Internacionales” indica que el Poder Nacional se emplea en forma sectorial mediante cuatro instrumentos principales: Diplomacia, Sicopolítica, Economía y Fuerza Militar, que en nuestro país son reconocidos como los cuatro Campos de Acción (Diplomático, Económico, Bélico y Sicosocial o Interno). No obstante lo anterior, para lograr una conceptualización del orden mundial se prefirió la definición de poder men - cionada por HILL, por su claridad, simpleza y universalidad. 5. El Congreso de Viena reunido en esta ciudad entre 1814 y 1815, intentó restablecer el equilibrio territorial quebrado en Europa por la Revolución Francesa y las conquistas napoleónicas, y en donde las potencias europeas encontraron un interés común en la estabilidad del sistema de cooperación entre los Estados en distintos ámbitos que mantuvo vivo el interés por evitar una guerra generalizada. 6. En el fondo, y simplificando las cosas, el orden mundial era sostenido por el poderío nuclear de las dos superpotencias hege - mónicas, que mantuvieron una estabilidad relativa en las relaciones internacionales. Ésta se basab a en el presupuesto de la acumulación y la concentración de los medios de destrucción masiva como impedimento para su utilización.
DAVID CUROTTO CADEMARTORI
Hans J. Morgenthau.
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IMPACTO DE UN ORDEN MUNDIAL UNIPOLAR EN LAS POLÍTICAS DE DEFENSA
En el orden mundial bipolar de la
Guerra Fría, el ejercicio del poder por
parte de las superpotencias estaba inter -
mediado por una serie de instituciones,
con las Naciones Unidas en primer
lugar, que servían como contrapesos,
limitados pero contrapesos al fin, a la
capacidad de decisión de los grandes
actores y como foros de expresión de las
naciones más débiles. Ese esquema se
basaba, entre otras cosas, en la voluntad
de evitar un enfrentamiento que culmi -
nara en un holocausto mundial. La caída
del Muro de Berlín en 1989 y la desinte -
gración de la URSS en 1991, marcaron el
fin de la era bipolar.
• Unipolar , en el que un solo país
decide y ordena todo en función de sus
intereses y de sus prioridades. Este es
un esquema en el que se niega el multi -
lateralismo, es decir, la responsabilidad
compartida, y presupone la existencia de
una “súper potencia” con la capacidad,
el poder y la voluntad para influir en
todo el escenario mundial, en el fondo,
y en una definición más extremista, es la
existencia de una potencia hegemónica
que influya sobre los destinos de todos
los demás Estados, asignando mandatos
comunes a todas las sociedades.
- Globalización.
El fenómeno de la Globalización se
puede definir como el proceso de inte -
gración creciente a nivel mundial de los
mercados, de los sistemas productivos,
tecnológicos, comerciales y financieros;
así como de los factores y también en
parte de los modos de vida, la cultura y
las ideologías. Este fenómeno intensifica
la competencia mundial de las econo -
mías. Todo ello se traduce en una acele -
ración de los cambios a diferentes escalas
con repercusión directa en los países. Los
capitales, la tecnología, la información y
los bienes traspasan las fronteras nacio -
nales con una rapidez y facilidad sin pre -
cedentes. Se generan flujos no deseados
definidos como las nuevas amenazas
asimétricas, tales como el narcotráfico,
la inmigración ilegal y el terrorismo entre
otros, lo que sumado a las nuevas carac -
terísticas de las comunicaciones y los
transportes, produce un incremento de
influencias externas en las diversas cultu -
ras y sociedades.
Este proceso, aunque no es nuevo, 7
se ha desarrollado aceleradamente
desde el término de la Guerra Fría, trans -
formándose en un efecto integrador de
la economía mundial, generando un alto
grado de interdependencia económica, a
pesar de las profundas diferencias cultu -
rales, religiosas y políticas.
Básicamente el fenómeno de la
globalización trae aparejado, entre
otros, dos aspectos importantes para el
desarrollo del nuevo orden mundial: el
primero, y más importante, es el econó -
mico, ya que debido a la interdependen -
cia es poco probable que una potencia
sea capaz de aislarse, pues su desarrollo
estará condicionado por el comporta -
miento de agentes, o bloques económi -
cos internacionales sumados al proceso
de internacionalización de la producción
y de la comercialización de productos.
El segundo se refiere a la permeabili -
dad que adquieren las fronteras de los
Estados y el impacto de este fenómeno
con las nuevas amenazas asimétricas. Lo
anterior tenderá a condicionar el com -
portamiento de la o las potencias hege -
mónicas en el logro de sus intereses,
actuando, incluso militarmente, donde
sea que éstos se encuentren, utilizando
el “bien mundial” como argumento vali -
dante de sus decisiones unilaterales.
7. Tradicionalmente, a lo largo de la historia se reconocen tres olas del fenómeno: la primera ola de la globalización tiene sus raíces en la Revolución Mercantil y en los grandes descubrimientos marítimos de los siglos XV y XVI, que posibilitaron la organización de un espacio amplio del mundo a partir de iniciativas emanadas de Occidente; la segunda ola de la globalización, más importante que la primera, fue producto de la Revolución Industrial del siglo XIX y adquirió un alcance planetario; finalmente, la tercera ola es una consecuencia del desarrollo científico-tecnológico de la segunda mitad del siglo XX y está dirigida por las tecnologías de la información. HIRST, Mónica y RUSSELL, Roberto, “El MERCOSUR y los Cambios en el Sistema Político Internacio - nal”, Universidad Nacional de San Martín, Argentina, 2001, pág. 91.
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- Nuevo Orden Mundial.
Junto con la desaparición del bipola -
rismo, producto de los acontecimientos
que se sucedieron entre los años 1989
a 1991, se comienza a gestar el nuevo
orden mundial, pero lo cierto es que no
hay orden automático. Desaparecido un
orden, no emerge uno nuevo en forma
inmediata y mecánica. Se da un com -
plejo proceso, que requiere de bastante
tiempo, para que nazca un nuevo orden
y se consolide. 8
Considerando lo anteriormente men -
cionado, se han formulado una serie de
teorías respecto a la reformulación del
nuevo orden mundial. Estas distintas
interpretaciones sobre el futuro de las
relaciones internacionales expresan el
gran legado de incertidumbre que dejó
el fin de la rivalidad bipolar.
A mediado de los 90, Joseph Nye
postulaba que había llegado el fin de las
hegemonías. Al no existir una jerarquía
capaz de definir la política mundial por
si sola, definió el nuevo orden mundial
como de “Interdependencia a Varios
Niveles”, asimilando la distribución del
poder a una “Torta de Hojas”: “La capa
militar superior es extremadamente
unipolar, dado que no hay ningún otro
poder militar similar al de los Estados
Unidos. La capa económica del medio
es tripolar y ha permanecido así por
tres décadas. La capa inferior de inter -
dependencia transnacional muestra una
difusión del poder”. 9
Sin embargo, salvo entre los acto -
res transnacionales, donde existe una
alta difusión de poder, en el contexto
de los Estados, aún existe una alta con -
centración de poder y predominan los
hegemonismos. Para que en un mundo
de aproximadamente 200 Estados, como
el de hoy, se pueda hablar de difusión
de poder, deberían haber, por lo menos
un número considerable con capacidad
de generar reglas y establecer pautas de
orden. No obstante no es así. En temas
como el económico, son muy pocos y en
el eje estratégico militar, prácticamente
Estados Unidos tiene la capacidad exclu -
yente de establecer reglas.
Por su parte, Samuel Huntington
postula que la fuente fundamental de
conflictos en el universo posterior a la
guerra fría no tiene raíces ideológicas o
económicas, sino más bien culturales: “El
choque de civilizaciones dominará la polí -
tica a escala mundial; las líneas divisorias
entre las civilizaciones serán los frentes
de batalla del futuro”. 10 Y, a medida que
la gente se vaya definiendo por su etnia o
su religión, Occidente se encontrará más
y más enfrentado con civilizaciones no
occidentales que rechazarán frontalmente
sus más típicos ideales: la democracia,
los derechos humanos, la libertad, la
soberanía de la ley y la separación entre
la Iglesia y el Estado. “En el futuro, no
existirá una civilización universal, sino un
mundo de diferentes civilizaciones, cada
una de las cuales tendrá que aprender a
coexistir con las otras”. 11
A través de la historia de la huma -
nidad, la búsqueda de la dominación de
unas civilizaciones sobre otras siempre
ha sido una constante, siendo, según
Huntington, la Occidental la civilización
dominante; sin embargo, en la actuali -
dad no se puede desconocer la influen -
cia o supremacía que tienen los Estados
Unidos sobre ella.
8. Por ejemplo: luego de desaparecido el orden que imperó durante 100 años entre 1815 y 1914 (sistema multipolar), como consecuencia, aunque no única, de la 1ra Guerra Mundial, hasta que emergió el nuevo orden que rigió con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, pasaron más de 25 años, tiempo que requirió para configurarse y consolidarse. DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, “El Orden Mundial del Siglo XXI”, (Buenos Aires, Edición de la Universidad, 1998), Tema: “Muerto el Orden, Viva el Orden”, [En línea], [Consulta: 22 jun. 2004], ( http://:www.geocities.com/luisdallanegra/Ordens21 ) 9. “Temas de Gran Estrategia, Estrategia Militar y Desarrollo de las Fuerzas”, ACANAV, Cap. 6, NYE Jr., Joseph S., “¿Cuál Nuevo Orden?”, Pág. 5. 10. “Temas de Gran Estrategia, Estrategia Militar y Desarrollo de las Fuerzas”, ACANAV, Capítulo 31, Samuel P. Huntington, “¿El Choque de las Civilizaciones?”, p. 1. 11. Ibídem, p. 19.
DAVID CUROTTO CADEMARTORI
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IMPACTO DE UN ORDEN MUNDIAL UNIPOLAR EN LAS POLÍTICAS DE DEFENSA
Otra tesis, es la de Francis Fukuyama
sobre el “Fin de la Historia” presentada en
1989. Su punto de partida es el concepto
según el cual, cuando una forma política,
económica y social logra imponerse a
otras formas alternativas, se alcanza el
fin de la evolución moral del hombre. El
autor percibe este fenómeno en la victo -
ria del estado liberal capitalista sobre las
formas de estado comunista y fascista
que lo desafiaron en el pasado. Esto le
permite proclamar “el fin de la historia”
para aquellas regiones en donde este
ideal social se ha logrado plenamente.
Con ello quedarían con -
formados dos mundos
coexistentes: uno no
conflictivo, donde las
democracias estre -
chan sus lazos para
su mutuo beneficio,
formado por las
naciones avanzadas
de Occidente, y otro,
en el cual persisten
las contradicciones,
formado por los
países del ex bloque
soviético y del Tercer
Mundo. Este escenario
elimina la posibilidad
de conflictos bélicos
de amplio alcance, ya
que los Estados más importantes han
superado la etapa de la guerra y los con -
flictos se focalizarán en el poco relevante
“mundo histórico”. El fin de la historia
trae entonces un mundo más pacífico. 12
Hechos tales como las guerras de
Ruanda y de los Balcanes, la tragedia de
Somalia, los conflictos en la ex periferia
interna del imperio soviético, el auge del
fundamentalismo y los conflictos en el
Medio Oriente, pusieron en jaque a la
visión optimista de Fukuyama.
En la actualidad, al parecer existe
consenso de que el sistema internacio -
nal se encuentra aún en transición, no
presentándose todavía definido, en su
totalidad, su configuración final.
Nadie discute la supremacía militar
y, en algún grado menor, la tecnológica
de Estados Unidos; sin embargo en lo
económico, la cuestión no parece estar
tan clara debido al proceso de confor -
mación de mega bloques económico-
comerciales (Estados Unidos, Unión
Europea y algunas naciones de Asia) que
indican la presencia de un nuevo reparto
económico del mundo y
nuevas formas de llevar
adelante la competen -
cia entre los principa -
les centros del poder
mundial.
Producto de la
interdependencia
económica de los
Estados que ha gene -
rado el fenómeno de
la globalización, es
muy difícil que una
potencia pueda poner
fin a la multipolaridad
económica. Sin embargo,
el poder que respalda a
Estados Unidos le ha per -
mitido influir o intervenir, en
ocasiones unilateralmente, en cualquier
lugar en que sus intereses se han visto
afectados, como Panamá o El Golfo.
Al intervenir militarmente, cuenta
con aliados regionales en cada uno de
los lugares de conflicto. Con su colabo -
ración puede gestionar las crisis con una
mayor apariencia de legitimidad y con -
senso. 13 Si bien la supremacía está cla -
ramente definida, se busca acompañarla
de un pretendido multilateralismo que en
realidad no es tal, desde el momento en
12. FUKUYAMA, Francis, “¿El Fin de la Historia?”, [En Línea], [Consulta: 24 jul. 2004], ( www.cepchile.cl/dms/archivo_ 1052_1200/rev37_ fukuyama.pdf ). 13. En Afganistán contó con el apoyo de Pakistán, en el caso de Irak se preocupó por lograr el de Turquía y Jordania y en Haití el de Francia, Brasil, Argentina y Chile.
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que no condiciona el comportamiento de
la superpotencia, sino que simplemente
contribuye a legitimarla. Esta nueva
construcción de coaliciones no supone
más que el triunfo del unilateralismo.
En síntesis, mientras Estados Unidos
mantenga la supremacía del poder mili -
tar y tecnológico, y la voluntad para
utilizarlo en el logro de sus intereses, se
posicionará finalmente como la potencia
hegemónica del nuevo orden mundial,
aun cuando comparta el poder econó -
mico con otras potencias o alianzas.
Políticas de Defensa.
- Definición.
Al existir múltiples definiciones con -
ceptuales sobre políticas de defensa, se
utilizará la concepción definida por nues -
tro país en el Libro de la Defensa Nacional
2002. De esta forma, se entiende por polí -
tica de defensa “el conjunto de principios
y criterios con que el Estado orienta su
función de Defensa con vistas a preservar
la soberanía e integridad de su territorio”
y “contribuir al logro de los demás Objeti -
vos Nacionales. Entrega los lineamientos
generales para estructurar, coordinar y
armonizar los esfuerzos del Estado, orien -
tados a enfrentar los obstáculos, riesgos
y amenazas que terceros puedan alzar
contra el interés nacional.” 14
De esta forma, se entiende que la
política de defensa es una política de
Estado, al ser la función de defensa una
de las funciones primarias del Estado.
Como toda política de Estado, una
característica fundamental es su carácter
consensual, es decir que los principios
y criterios que establecen las políticas
de defensa, deben ser compartidos por
todos los referentes políticos, de modo
de asegurar que sus fundamentos no
se verán alterados por las normales
alternancias en el poder, propias de los
sistemas representativos, debiendo estar
fundamentados en los intereses superio -
res de la nación.
Del mismo modo, otra gran caracte -
rística de las políticas de Estado, y por
lo tanto de las políticas de defensa, es
su condición de políticas que deben ser
informadas. El cumplimiento de toda
función pública requiere de un alto nivel
de legitimidad; esto es especialmente
válido en el caso de la defensa por su
naturaleza peculiar y por su manifesta -
ción eventual, no obstante su ejercicio
cotidiano. La defensa compite con las
demás funciones públicas en la asigna -
ción de recursos, pero lo hace, en cierto
modo, en condiciones desventajosas:
a menos que la supervivencia nacional
esté permanentemente amenazada, la
satisfacción por parte del gobierno de
las demás necesidades públicas podrán
parecer como más prioritarias a la ciuda -
danía y a las autoridades políticas.
De lo anterior, se desprende que el
cumplimiento de la función de defensa
necesariamente requiera de un alto
grado de información social que asegure
su legitimidad, lo que debe ser concre -
tado sin vulnerar los aspectos de seguri -
dad propios de la materia.
- Formulación de las Políticas de
Defensa.
Ningún país es enteramente libre para
definir su política de defensa, cuestiones
tales como sus características y ubicación
geográfica, intereses, el contexto interna -
cional, capacidad militar, situación finan -
ciera y otras, limitan y acotan el ámbito
en el cual se puede definir la política en
comento. “Por otra parte, la definición
misma de tal política, está condicionada
por los procesos políticos domésticos del
país y no puede escapar a su ritualidad y
su circunstancia”. 15
Algunos de los factores limitantes para
la definición de las políticas de defensa
14. Ministerio de Defensa Nacional de Chile, “Libro de la Defensa Nacional de Chile 2002”, Pág. 77. 15. NAVARRO Meza, Miguel, “La Definición de la Política de Defensa en Chile”, SER en el 2000, Nº 7, Buenos Aires, marzo 1995, pp. 38-40.
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IMPACTO DE UN ORDEN MUNDIAL UNIPOLAR EN LAS POLÍTICAS DE DEFENSA
son de origen internacional y otros de
raigambre nacional, sin embargo, la
línea divisoria entre unos y otros a veces
es muy tenue y sutil; en todo caso, sus
efectos en la política de defensa son más
significativos que aquellos que afectan a
las demás políticas públicas, por cuanto
“resultan más inmutables y ajenos a la
voluntad de las autoridades políticas”. 16
En este contexto, la formulación de
las políticas de defensa se basa princi -
palmente en los siguientes factores:
• Realidad de la Política Internacional :
Uno de los factores significativos de la
política de defensa de cualquier Estado,
lo constituye su posición relativa en el
sistema internacional, ya que su ubicación
en él determinará su conducta en relación
a los demás integrantes del sistema. La
distribución del poder en el sistema inter -
nacional, finalmente tiende a reflejar los
intereses de los actores más poderosos;
sin embargo esta distribución muchas
veces se ve matizada por el factor regio -
nal. 17 Por lo tanto, se debe identificar cuál
es, o se pretende que sea, la posición rela -
tiva que ocupa el Estado en el concierto
internacional y regional; cuál y cómo será
su relación con los demás actores.
• Entorno de Seguridad y Contexto
Interno : Para poder finalmente formular
una política de defensa, primeramente
se deben determinar cuáles son las ame -
nazas a la seguridad que se pueden pre -
sentar, sean éstas internas o externas, ya
que de su cabal conocimiento se podrá
definir el enfoque que se adoptará, a
través de su Ministerio de Defensa y
sus Fuerzas Armadas, para responder a
los peligros y problemas determinados.
“Comprende la descripción del entorno
de seguridad mundial, regional y nacio -
nal. La evaluación se basa, cada vez con
mayor frecuencia, en un concepto mul -
tidisciplinario de la seguridad, y com -
prende la consideración de peligros y
factores tradicionales y no tradicionales
que afectan a la seguridad del país y de
sus habitantes”. 18
• Alianzas y otros Compromisos Inter -
nacionales : Los compromisos internacio -
nales y las diversas formas de alianzas
restringen la libertad de acción para la
formulación de la política de defensa en
cuanto representan las manifestaciones
de los grandes lineamientos de la política
exterior del Estado y al mismo tiempo
representan los valores que éste proyecta
a la comunidad internacional. Por otra
parte, la política de defensa es parte inte -
grante de la política exterior del Estado;
de ello se desprende que en cuanto a los
elementos determinantes de tal política,
aquellos referidos a la defensa y a la
protección de los intereses externos del
Estado deben ser concordantes con los
que orientan los demás ámbitos de su
accionar internacional. “Toda alianza o
sistema de seguridad colectiva representa
una limitación a la independencia del país
en el sistema internacional; de ahí que los
Estados sólo accedan a tales esquemas si
de ese modo pueden cumplir objetivos
vitales o al menos muy significativos para
su existencia”. 19
• La Influencia de la Historia y la
Geografía : La historia constituye un
condicionante que debe tenerse en
cuenta en la definición de las políticas
exteriores y de defensa, ya que “la his -
toria enseña y los pueblos aprenden
con la experiencia”. 20 Pero la interpre -
16. NAVARRO Meza, Miguel, “Política de Defensa: Los Parámetros de la Decisión”, Airpower Journal, Edición Hispanoamericana, Invierno 1996, [En Línea], [Consulta: 11 may. 2004], ( www.airpower.maxwell.af.mil/ apjinternational/apj-s/pas96.html). 17. “Existen en los diversos espacios geográficos del mundo, áreas con características estratégicas propias que configuran subsistemas de seguridad; al interior de los cuales, se dan relaciones de poder también específicas. Países cuya clasificación absoluta es baja tienen sin embargo un perfil político y estratégico comparativamente alto en su entorno local. Este es el fundamento del concepto de los equilibrios estratégicos regionales, cuya aplicabilidad es creciente en los esquemas de las Posguerra Fría.” Ibidem. 18. Consejo Permanente de la O.E.A. CP/RES. 829 (1342/02), 06 nov. 2002, “Adopción de los Lineamientos Sobre la Elaboración de Documentos Sobre Políticas y Doctrinas Nacionales de Defensa”, [En Línea], [Consulta: 01 oct. 2004], (www. scm.oas.org/Reference/spanish/CONSEJO%20PERMANENTE%20-%20RESOLUCIONES/CP%20RES%20829S.doc) 19. NAVARRO Meza, Miguel, “Política de Defensa: Los Parámetros de la Decisión”, Airpower Journal , Edición Hispanoamericana, Invierno 1996, [En Línea], [Consulta: 11 may. 2004], ( www.airpower.maxwell.af.mil/ apjinternational/apj-s/pas96.html). 20. Ibídem.
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tación de la historia debe ser hecha
con un sentido de perspectiva, ya que
sus determinantes no son absolutas.
Los procesos políticos evolucionan y
de igual forma lo hacen las relaciones
de poder entre los distintos actores
del sistema internacional; por lo tanto,
“los estadistas sagaces deben estar
atentos a la naturaleza y extensión de
la evolución de los procesos históricos,
de modo de acotarlos debidamente”. 21
Por su parte, al igual que la historia,
la geografía condiciona la política de
defensa, por cuanto aspectos como la
posición geográfica, fronteras y límites,
condición geográfica esencial y condi -
ción del territorio, entre otras, imponen
una cierta orientación a su desarrollo,
lo que a su vez obliga a adoptar postu -
ras estratégicas determinadas.
• Factores Financieros : El nivel de gasto
en defensa es un factor que debe ser cuida -
dosamente considerado en cualquier pro -
ceso de decisión en la política de defensa.
Ciertamente el gasto militar representa lo
que una nación está dispuesta a invertir
en su defensa, lo cual siempre debe ser
una decisión política que refleja decisiones
fundamentalmente subjetivas. La defensa
es una de las muchas funciones que debe
suplir el Estado; en esta perspectiva, los
requerimientos financieros de la misma
compiten con las demandas de salud, edu -
cación, vivienda, etc., dentro de un universo
financiero siempre limitado y escaso. Es
por esto que tradicionalmente las definicio -
nes de políticas de defensa deben hacerse
dentro de los esquemas presupuestarios
existentes y cualquier modificación sustan -
cial de los mismos implica procesos políti -
cos complejos que requieren un alto grado
de legitimidad social.
Ahora bien, ¿quién formula la polí -
tica de defensa? Como ya se mencionó,
esta es una política de Estado, y por lo
tanto, es el Estado el responsable de
su formulación, para lo cual debieran
participar todos los entes orgánicos que
tienen directa relación con la defensa,
tales como el Ministerio de Defensa, el
de Relaciones Exteriores, las Fuerzas
Armadas y las respectivas Comisiones
del Poder Legislativo.
No obstante lo anterior, conside -
rando su carácter público y consensual,
no se pueden desconocer las opiniones
de otras instituciones, ya sean estas
estatales o privadas, que posean un
conocimiento calificado sobre la materia;
conjunto que se ha denominado como la
“Comunidad de la Defensa”, que no es
más que el “grupo constituido por mili -
tares y por civiles, provenientes principal -
mente de centros académicos y partidos
políticos, cuyo común denominador es
su conocimiento y experiencia en mate -
rias de Defensa, y que tiene por propósito
fundir las vertientes de pensamiento civil
y militar en la investigación y discusión
de los temas generales que dicen relación
con la Defensa Nacional”. 22
- Elementos de las Políticas de
Defensa.
En Chile, la política de defensa se
basa en elementos, los que en el fondo
son los fundamentos o condicionantes
sobre las cuales se sustenta tanto su
definición como su formulación e imple -
mentación, 23 en conjunto con los princi -
pios generales dentro de las cuales se
enmarcan. 24
Pero en definitiva, ¿cuáles son
estos elementos? En el Libro de la
Defensa de Chile 2002, se nombran
someramente; algunos de ellos, com -
plementados con los que a juicio del
autor pueden tener una mayor relevan -
cia, son los siguientes:
21. Ibidem. 22. Ministerio de Defensa Nacional de Chile, “Libro de la Defensa Nacional de Chile 2002”, Pág. 78. 23. Ibid., Pág. 82. 24. Ibid., Pág. 79.
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IMPACTO DE UN ORDEN MUNDIAL UNIPOLAR EN LAS POLÍTICAS DE DEFENSA
• Objetivos Nacionales: 25
Sin dudas es el punto de
partida para la definición de
la política de defensa, pues
ellos “deben orientar y dar
coherencia a la actividad
global del Estado, incluida
la defensa”. 26 Para la con -
secución o mantención de
los objetivos definidos, se
debe contar con el respaldo
necesario de acuerdo a sus
propósitos, ya sean éstos posi -
tivos o negativos; por lo tanto, la polí -
tica de defensa debe ser coherente con
dichos propósitos.
• Estabilidad Mundial y Regional: Este
es otro de los elementos relevantes, pues
los objetivos de la política de defensa
que finalmente se definan, determinará
el grado de compromiso del Estado
con su consecución y/o mantención,
mediante la participación en operacio -
nes internacionales de mantenimiento y/
o imposición de la paz, implementación
de medidas de confianza mutua entre
las naciones y apoyo a la expansión de
la democracia, entre otras.
• Contexto Internacional: Este ele -
mento identifica el escenario en el cual
se va a desarrollar la política internacio -
nal dentro del orden mundial imperante
y cuál es el papel que tendrá el Estado en
este contexto.
• Defensa y Seguridad: El propósito
del elemento es “consignar los distintos
planos que cada una de estas funciones
abarca” 27 y sus concordancias con las
políticas definidas.
• Modalidades de Empleo de los
Medios de la Defensa: Se establecen, defi -
nen y detallan las modalidades genéricas
del empleo de los medios de la defensa.
A modo de ejemplo en el
Libro de la Defensa Nacional
de Chile se establece que las
modalidades referidas serán:
disuasión, cooperación y
empleo coercitivo de la
fuerza; procediendo a descri -
bir cada uno de ellos. 28
- Política de Defensa y
Seguridad Nacional.
Seguridad nacional
se puede definir como “toda
acción encaminada a procurar la preser -
vación del orden jurídico institucional del
país, de modo que asegure el libre ejerci -
cio de la soberanía de la nación, tanto en
el interior como en el exterior, con arreglo
a las disposiciones establecidas, a la Cons -
titución Política del Estado, a las leyes de
la República y a las normas del derecho
internacional, según corresponda”. 29
Cabe señalar que la seguridad nacio -
nal comprende dos aspectos principales:
uno que dice relación con su vida interna y
otro con sus relaciones exteriores; ambos
orientados para neutralizar las dificulta -
des, riesgos o amenazas a la existencia
de la nación y sus valores o que dificulten
su desarrollo. Por eso es que la Seguri -
dad Nacional está íntimamente vinculada
con el desarrollo nacional y constituye un
factor esencial del mismo.
En el mismo sentido se entiende la
seguridad nacional como un medio para
alcanzar el bien común, materializado
por los objetivos nacionales, y que se
alcanza mediante un desarrollo equili -
brado y una defensa adecuada contra los
riesgos y amenazas que se presenten.
“Aunque la seguridad y la defensa están
íntimamente relacionadas, la defensa es
un concepto más específico que la segu -
25. Entendiendo por Objetivos Nacionales como las metas que un Estado se propone alcanzar, teniendo en cuenta sus experiencias históricas, la idiosincrasia de su pueblo y los recursos reales y potenciales disponibles. “Son las aspiraciones más o menos permanentes, que constituyen las condiciones en que la sociedad política de un Estado desea convivir, tanto en lo interno como en lo internacio - nal.” COLLADOS, Claudio, “Relaciones Internacionales: Teoría General”, Ediciones ARQUEN LTDA., Valparaíso, 1991, Pág. 114. 26. Ministerio de Defensa Nacional de Chile, “Libro de la Defensa Nacional de Chile 2002”, Pág. 22. 27. Ibid., Pág. 84. 28. Ver “Libro de la Defensa Nacional de Chile 2002”, Pág. 84 a 86. 29. Reglamento del DFL Nº 181 de 1960.
Libro de la Defensa Nacional de Chile.
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ridad. Ella no produce
por sí sola la condición
de seguridad deseada,
pero sin duda es uno de
los factores esenciales
para obtenerla.” 30
En este contexto,
en el establecimiento
de la política de segu -
ridad nacional se debe
determinar qué vulne -
rabilidades deberán ser
enfrentadas mediante
la defensa, cuáles
mediante el desarrollo y
cuáles coordinadamente.
Efectos de un Orden Mundial Unipolar.
- Agenda de Seguridad de los
Estados Unidos.
Tal como se mencionó anteriormente,
con el término de la Guerra Fría, el orden
mundial se estaría perfilando hacia una
tendencia unipolar de Estados Unidos,
nación que hoy disfruta de una posición
de fuerza militar sin paralelo y de gran
influencia económica y política, además
de la voluntad de utilizarlas en pos de
lograr sus intereses, donde quiera que
éstos se encuentren o se vean afectados.
Tradicionalmente la política exterior
de los Estados Unidos se ha desarrollado
de acuerdo a los siguientes objetivos: pro -
mover el bienestar económico y la segu -
ridad de su población dentro y fuera del
país; asegurar la defensa de sus intereses
estratégicos y la promoción de la demo -
cracia, en la medida en que se afirma que
democracia y libre mercado son dos fenó -
menos que se refuerzan mutuamente.
Los atentados terroristas del 11 de
septiembre contribuyeron a reforzar las
redefiniciones estratégicas de su polí -
tica exterior, las que
se hicieron explícitas
en “La Estrategia de
Seguridad Nacional
de Estados Unidos” 31
(septiembre, 2002). La
nueva estrategia de
seguridad nacional defi -
nió tres amenazas frente
a las cuales EE.UU.
debe estar preparado:
el terrorismo interna -
cional, las armas de
destrucción masiva, y
la existencia de Estados
fallidos. 32 Consecuente con lo anterior,
tres ejes definen sus opciones de política
de seguridad: una agenda de política
exterior centrada en temas de seguridad,
la promoción de coaliciones flexibles, y la
promoción de acciones preventivas para
hacer frente a tales amenazas. 33
Estas políticas adoptadas por Esta -
dos Unidos, sumadas al ordenamiento
mundial unipolar antes definido, son las
que podrían producir un impacto en el
resto de las naciones u organizaciones
internacionales; impacto que se analiza
a continuación.
- En las Organizaciones
Internacionales.
La principal estrategia del gobierno
de Bush para alcanzar sus objetivos de
seguridad es mediante la construcción
de coaliciones flexibles, esto es, alianzas
ad hoc que le permitan dar alguna forma
de legitimidad y consolidar sus políticas
internacionales en el corto plazo, enfa -
tizando un liderazgo mundial de nuevo
tipo, aunque tengan el rechazo de los
principales actores e instituciones inter -
nacionales.
30. Ministerio de Defensa Nacional de Chile, “Libro de la Defensa Nacional de Chile 2002”, Pág. 24. 31. Estados Unidos de América, Departamento de Estado, “Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos”, [En línea], sep 2002, [Consulta: 21 sep. 2004], ( http://usinfo.state.gov/espanol/terror/02093001.htm ). 32. Se entiende por Estados Fallidos aquellos que por la prolongación de crisis políticas, económicas y sociales no son capaces de controlar y mantener una cohesión institucional mínima; es decir, tener el monopolio de la fuerza y brindar las necesidades básicas que una sociedad demanda. 33. “Paz, crisis regional y política exterior de Estados Unidos”, p. 8, FLACSO Chile, [En línea], 12 mayo 2004, [Consulta: 21 sep. 2004], (http://www.flacso.cl/flacso/ ).
Atentado del 11 de septiembre del año 2001 en EE.UU.
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IMPACTO DE UN ORDEN MUNDIAL UNIPOLAR EN LAS POLÍTICAS DE DEFENSA
La construcción de alianzas, según
esta nación, no podría enfrentarse a través
de los organismos tradicionales como la
OTAN o las Naciones Unidas, sino que
mediante alianzas que respondan de
forma adecuada a los cambios en sus polí -
ticas post 11 de septiembre de 2001. 34
El concepto de guerra preventiva
es, sin dudas, la característica más
fundamental de la nueva estrategia de
seguridad norteamericana, ya que defi -
nitivamente este nuevo concepto carece
de toda legitimidad y se contrapone
abiertamente a la solución pacífica de
las controversias pregonada por la ONU.
No obstante lo anterior, Estados Unidos
no dudará, y no lo ha hecho, para actuar
en solitario si es necesario, aún con la
oposición del Consejo de Seguridad de
la principal organización internacional,
aduciendo la lucha contra el terrorismo
internacional, Estados patrocinantes de
éste y los que persiguen el desarrollo de
armas de destrucción masiva.
Ahora bien, a nivel regional, en la
“Declaración de Santiago” 35 se aprecia
que Estados Unidos ha tratado de impo -
ner los temas de su agenda de seguri -
dad, sobre todo lo que dice relación con
la asociación de narcotráfico/terrorismo
y el tránsito paulatino hacia un sistema
de seguridad tanto colectivo como
cooperativo, que en la práctica con -
forma una nueva arquitectura de segu -
ridad flexible. El Secretario de Defensa
de Estados Unidos, Donald Rumsfeld,
fue enfático en señalar que no asistía
a la cumbre para presionar a la región
o para imponer algún tipo de criterio,
pero durante su intervención enfatizó
la necesidad de perseguir y derrotar al
terrorismo en cualquier lugar del planeta
ya que cuando sus células son expulsa -
das de un país, como lo fueron en Afga -
nistán, a menudo encuentran refugio en
las muchas regiones sin gobierno del
mundo y, por lo tanto, su combate es
una necesidad colectiva.
Por otra parte, en la “Declaración
Sobre Seguridad en las Américas”, 36
aun cuando se reitera el principio de no
intervención y la solución pacífica de las
controversias, también se aprecia que la
agenda de seguridad norteamericana está
presente, sobre todo en los temas mencio -
nados con anterioridad. Por el contrario,
cuando los temas acordados afectaron a
sus intereses, como la eliminación total
de las minas terrestres antipersonales y
la mitigación de los efectos adversos del
cambio climático global, fue el único país
que no se adhirió al consenso.
En el fondo, la política exterior de
Estados Unidos utiliza y apoya a las
Organizaciones Internacionales, como
Naciones Unidas o la OEA, siempre y
cuando sean útiles para el logro de sus
intereses, legitimación de sus acciones
y como escenario para tratar de impo -
ner su agenda de seguridad, pero no
duda en pasar sobre ellas cuando éstas
34. El cercano colaborador de la Casa Blanca, Ricard Perle, expresó este punto con particular frialdad: “las fallas crónicas del Consejo de Seguridad de la ONU para reforzar sus propias resoluciones son inequívocas: simplemente no se está para esa tarea. Estamos con las coaliciones independientes. Lejos de tratarlas despectivamente como una amenaza al orden mundial, deberíamos reconocer que ellas son la mejor esperanza para el nuevo orden y una verdadera alternativa a la anarquía de las miserables falencias de las Naciones Unidas”. Ricard Perle, “Gracias a Dios por la muerte de la ONU,” The Guardian, marzo 2003. (reproducido por La Tercera, 23 de marzo, 2003). 35. V Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, “Declaración de Santiago de Chile”, 22 nov. 2002, [En línea], [Consulta: 10 oct. 2004], ( www.resdal.org.ar/Archivo/d0000196.htm ). 36. Organización de los Estados Americanos, “Declaración Sobre Seguridad en las Américas”, OEA/Ser.K/XXXVIII del 28 oct. 2003, [En línea], [Consulta: 10 oct. 2004], ( www.resdal.org.ar/conf-decla.html ).
Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de Estados Unidos.
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lo inmovilizan o le restan libertad para
cumplir con sus intenciones, tal como lo
hizo en Afganistán e Irak.
- En los Países de la Región.
El ataque del 11 de septiembre de
2001, reordenó las prioridades de la
primera potencia del mundo, estable -
ciéndose una agenda que, como ya se
mencionó, colocó en el centro de sus
preocupaciones los asuntos vinculados
a la seguridad. Una de las principales
tendencias que surgen de esta nueva
jerarquización, es el efecto que tiene en
el condicionamiento de la ayuda econó -
mica y militar al apoyo que otorguen los
países de la región a los objetivos estra -
tégicos de Estados Unidos en el plano de
la seguridad.
A partir de esto surgen otros temo -
res en los países en desarrollo. Éstos se
refieren a la mayor inclinación a resol -
ver conflictos internacionales utilizando
como primer y único método la vía
militar, cuestión que reduciría el margen
de maniobra de los Estados para buscar
soluciones no armadas a complejos pro -
blemas como el narcotráfico y hasta el
propio terrorismo. 37
Ahora bien, no sólo se ha condicio -
nado la ayuda económica y militar, si no
que cualquier tipo de apoyo o acuerdo
que se encuentre en proceso de negocia -
ción, tal como sucedió en noviembre de
2002, en donde Estados Unidos aprobó
la elegibilidad de Perú y Ecuador para
ingresar productos de la región andina
con arancel cero, anticipándose incluso
a las negociaciones comerciales que se
llevaban con Chile, como medida para
premiar los esfuerzos en la lucha contra
el tráfico de drogas. Por el contrario, en
el caso chileno se mostró con claridad
la tendencia opuesta cuando las auto -
ridades estadounidenses indicaron su
decepción por la decisión de apoyar las
resoluciones de la ONU frente a Irak.
Pese a que el impasse se ha dado por
superado, la administración Bush dejó
en claro que hubiese preferido otra
actitud de parte del gobierno de Chile.
De hecho, el Congreso estadounidense
separó las negociaciones para la firma
de un acuerdo de libre comercio con
Chile y Singapur, que en principio debie -
ron aprobarse simultáneamente.
- En las Políticas de Defensa de los
países en Vías de Desarrollo.
Para efectuar un análisis de las políti -
cas de defensa de algunos de los países
de la región, se utilizaron principalmente
el “Libro de la Defensa Nacional de
Chile”, el “Libro Blanco de la Defensa
Nacional de la República Argentina”, la
“Política de Defensa Nacional de Brasil”
y el “Libro Blanco de la Defensa Nacional
del Perú”.
Todas las naciones antes menciona -
das, coinciden en establecer que con el
fin de la Bipolaridad de la Guerra Fría,
el nuevo orden mundial aún está en
proceso de definición hacia una multi -
lateridad todavía incierta. Sin embargo,
todos reconocen implícita o explícita -
mente la supremacía de Estados Unidos,
principalmente debido a su superioridad
militar sin parangón.
En cuanto a las políticas de defensa,
todas son coincidentes en estar orienta -
das a amparar a la población del país,
proteger sus intereses nacionales, y sal -
37. Por ejemplo, la definición de la Casa Blanca respecto a que “con los terroristas no se negocia” sumado a la reclasificación del conflicto en Colombia: de guerra contra el narcotráfico y la guerrilla, a guerra contra el terrorismo, eliminó la posibilidad por parte de cualquier autoridad colombiana de iniciar un diálogo con grupos que ahora son considerados terroristas; pero, por otro lado, una solución no negociada en dicho país parece imposible de llegar a materializarse en el corto plazo. Otro ejemplo del condicionamiento de la agenda estadounidense a temas de seguridad, es que a mediados del año 2002, la administración Bush anunció que condicionaría su ayuda militar a los países de la región según el comportamiento de los gobiernos respecto a la firma del acuerdo sobre el Tribunal Penal Internacional. Estados Unidos demandó a los países firmantes la protección de ciudadanos norteamericanos en su territorio a fin de que no sean objeto de juicios en dicha Corte; en caso contrario, sufrirían las consecuencias de perder la ayuda militar. “Paz, crisis regional y política exterior de Estados Unidos”, p. 9, FLACSO Chile, [En línea], 12 mayo 2004, [Consulta: 21 sep. 2004], (http://www.flacso.cl/flacso/).
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IMPACTO DE UN ORDEN MUNDIAL UNIPOLAR EN LAS POLÍTICAS DE DEFENSA
vaguardar su independencia política, su
soberanía nacional y su integridad terri -
torial. Todos subrayan su vocación pací -
fica para solucionar las reivindicaciones
territoriales, adoptando actitudes defen -
sivas con una modalidad disuasiva.
Por otra parte, existen una serie de
aspectos y elementos que representan
intereses comunes, dentro de los cuales se
encuentran la necesidad de privilegiar las
hipótesis de cooperación para resolver las
diferencias y superar los conflictos pen -
dientes; la necesidad de regular el gasto
militar y que esté de acuerdo al desarrollo
de cada uno de los países, además de
hacerlo público de manera de crear con -
diciones de confianza que eviten las con -
diciones negativas que se puedan generar
al respecto; la necesidad de racionalizar la
estructura de las Fuerzas Armadas de tal
manera de contar con menor cantidad,
pero más eficientes y mejor equipadas; la
no proliferación de armamento nuclear y
armas de destrucción masiva, lo cual es
una renuncia a la utilización de este tipo
de armas en la región.
Lo mismo cabe con lo que dice rela -
ción a las operaciones de paz, ya sea de
mantenimiento o imposición de ésta, ya
que han expresado y demostrado una
reiterada voluntad política de participar
en dichas operaciones, siempre que sean
propiciadas por la ONU, considerando
que la mantención de la paz mundial
constituye uno de los objetivos de sus
políticas de defensa, por lo que todos
han firmado memorandos de entendi -
miento con dicha organización mediante
los cuales comprometen efectivos y
material para ser puestos a disposición
de ella cuando sean requeridos.
Respecto de lo anterior, cabe mencio -
nar el caso de Argentina, quien estaría dis -
puesta a comprometer fuerzas al amparo
de otros organismos internacionales
como la OTAN. Ahora bien, con respecto
a su condición de “Gran Aliado Extra
OTAN” de los Estados Unidos, ha expre -
sado claramente que esta designación no
significa un alineamiento automático con
las posiciones de esta nación.
Donde existe una mayor diferencia,
es en el tema del narcotráfico y el terro -
rismo, en donde Chile, Brasil y Argen -
tina expresan que las acciones sobre
estas amenazas pertenecen al ámbito
de la seguridad interior, y como tal sólo
está contemplado la participación de sus
Fuerzas Armadas en casos excepcio -
nales y determinados por los respecti -
vos mandatarios mediante estados de
excepción, no obstante el compromiso
declarado por estas naciones de com -
batir y reprimir estas amenazas dentro
del marco legal de cada país. Por el con -
trario, Perú contempla el empleo de sus
Fuerzas Armadas como parte importante
de la estrategia contra el combate de las
amenazas antes mencionadas, siendo
proclives a la doctrina Norteamericana
para la región en estas materias.
Como se puede apreciar, al menos
en los países analizados, no se aprecia
una clara o marcada influencia de Esta -
dos Unidos en sus respectivas políticas
de defensa, siendo tal vez la utilización
de las Fuerzas Armadas de Perú para
la lucha contra el narcotráfico, la única
influencia clara de la política exterior
norteamericana, decisión por la cual,
como se expresó anteriormente, este
país fue recompensado.
No se pueden desconocer los inten -
tos sostenidos de Estados Unidos por
tratar de influenciar en las naciones en
vías de desarrollo a la hora de desarrollar
sus políticas, pero se estima que hasta la
fecha su influencia ha sido baja. Es cierto
que Chile, Argentina y Brasil apoyaron la
intervención norteamericana en Haití y
enviaron tropas para solucionar el pro -
blema en esa nación, destacando Chile
por su rápida respuesta al requerimiento;
sin embargo, todo lo anterior se hizo al
amparo y por mandato expreso de las
Naciones Unidas, tal como lo pregonan
sus respectivas Políticas de Defensa. Por
el contrario para la intervención Norte -
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americana en Irak,
Chile, que en ese
entonces era miem -
bro del Consejo de
Seguridad de la ONU,
siempre se opuso a
las intenciones del
país del norte, aun
cuando esto pudo
hacer peligrar la
firma del tratado
de libre comercio
que se estaba nego -
ciando, con lo cual se
daba a entender que
al menos este país no dejaría influir sus
decisiones por presiones políticas o eco -
nómicas provenientes del exterior.
Conclusiones.
El análisis de los diferentes aspectos
mencionados anteriormente permiten
afirmar que:
– Aun cuando el nuevo orden mundial
todavía no se ha definido claramente y
existen múltiples teorías sobre su con -
formación, lo cierto es que se aprecia
una tendencia hacia el unipolarismo
con Estados Unidos como potencia
dominante, apoyada, principalmente,
en su supremacía militar y tecnológica,
demostrando que tiene la voluntad de
utilizarlas para el logro de sus intereses,
donde quiera que éstos se encuentren o
se vean afectados.
– La política de defensa es una política
de Estado, cuyos contenidos los decide
el propio Estado de acuerdo con los
riesgos y amenazas que prevea, y está
condicionada por una serie de factores
como, entre otros, la situación interna -
cional e interna, aspectos históricos y
geográficos, situa -
ción financiera y
compromisos inter -
nacionales. Como
toda política de
estado, debe ser
consensual e infor -
mada.
– Estados Unidos
utiliza a las Nacio -
nes Unidas para
justificar y legitimar
sus acciones, mas
no duda en pasar
sobre ella cuando
no logra influenciar en sus determina -
ciones o ve limitada su capacidad de
actuar. Un claro ejemplo de lo anterior
es el concepto de ataque preventivo, el
que se contrapone abiertamente a la
solución pacífica de las controversias y
el principio de no intervención estipula -
dos en la carta de la ONU.
– Estados Unidos ha condicionando
la ayuda militar, económica o cualquier
tipo de apoyo o acuerdo que se encuen -
tre en proceso de negociación con los
países de la región, a la inclusión en
sus respectivas políticas los temas que
interesan a la gran potencia tratando de
imponer su agenda de seguridad, lo cual
ha logrado en algunas naciones como
Perú o Colombia. Sin embargo, en los
países analizados son sus gobiernos los
que definen sus respectivas agendas de
seguridad.
– En cuanto a las políticas de defensa
de los países en vías de desarrollo, no
se aprecia una marcada influencia de
Estados Unidos en la formulación de
éstas, pese a los intentos sostenidos de
la nación del norte en este sentido.
Intervención norteamericana en Haití.
* * *
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IMPACTO DE UN ORDEN MUNDIAL UNIPOLAR EN LAS POLÍTICAS DE DEFENSA
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