Por ARTURO OXLEY LIZANA
Desde los albores de la República, el conocimiento de la geografía náutica se erigió como una prioridad ineludible. La creación de la Oficina Hidrográfica, en 1874, impulsó el desarrollo de la hidrografía al servicio de la seguridad a la navegación, alcances que se extendieron a la oceanografía para convertirse en el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) que, a 150 años de su creación, está posicionado como un pilar de información operativa para el desarrollo marítimo del país.
Since the dawn of the Republic, mastering nautical geography became an imperious priority for our Navy. Consequently, in 1874 the Hydrographic Office was founded, boosting the development of hydrography for the safety of navigation, later extending its fields towards oceanography, hence becoming the Navy Hydrographic and Oceanographic Service (SHOA). Since its creation a hundred and fifty years ago, this organization has become a mainstay of operational data for the country’s maritime development.
Sin duda, los inicios de la hidrografía en la Armada de Chile transcurrieron en silencio, con una austeridad extrema y casi imperceptibles en el complejo devenir de los primeros años de vida de la República. No obstante, su importancia no puede ser subestimada. En 1834, la Armada se embarcó en su primer levantamiento hidrográfico como una tarea vital, dadas las características geográficas y náuticas del país. La comprensión detallada de la geografía marítima se convirtió en una prioridad ineludible. Sin embargo, pasarían cuatro décadas antes de que el Supremo Gobierno estableciera un organismo oficial para esta labor.
El 1 de mayo de 1874, mediante Decreto Supremo N.º 329, se creó la Oficina Hidrográfica de la Marina Nacional. Sus funciones fueron recomendar al Gobierno los reconocimientos hidrográficos que debían llevarse a cabo, así como supervisar su ejecución. Además, le encargaba la redacción de las instrucciones para dichos reconocimientos, y proporcionar el instrumental y las cartas náuticas para otorgar seguridad a la navegación.
Fue designado como su primer director el capitán de fragata Francisco Vidal Gormaz, por sus condiciones de hidrógrafo, geógrafo, astrónomo y prolífico escritor. Este destacado oficial, con el apoyo de un escribiente, asumió la titánica responsabilidad de materializar y cumplir las diversas disposiciones establecidas por el recién creado reglamento. Durante su carrera, el comandante Vidal Gormaz lideró 51 comisiones hidrográficas, que lo han ubicado en un lugar sobresaliente entre los oficiales hidrógrafos, y que le ha dado el título de “Padre de la Hidrografía Nacional”.
En efecto, los primeros años de la Oficina fueron muy intensos; el primer boletín de “Noticias a los Navegantes” fue publicado 15 días después de su creación. Posteriormente, verían la luz anuarios, cartas náuticas y un promedio de nueve trabajos anuales que cubrían casi todo el litoral —por entonces, desde Atacama a Magallanes—, con una calidad y compromiso que la hizo acreedora a reconocimientos nacionales e internacionales.
Sin embargo, con el estallido de la guerra del Pacífico en 1879, la Oficina Hidrográfica de la Marina Nacional debió modificar su enfoque, y lo hizo con la misma intensidad y compromiso con el cual había iniciado los estudios hidrográficos. Dejó de lado sus tareas habituales para redactar instrucciones y descripciones geográficas de las regiones donde operaría el Ejército y la Marina. Además, llevó a cabo estudios topográficos e hidrográficos que respaldaron las operaciones militares y navales. La elaboración de mapas y la exploración de rutas resultaron fundamentales para las campañas navales y terrestres durante el conflicto.
Al finalizar la guerra, gran parte de los buques abandonaron su accionar bélico y fueron destinados a tareas hidrográficas que proporcionarían los datos para la elaboración de las cartas con rutas más cortas y seguras para la navegación comercial de Chile.
En las siguientes décadas, se inició la cooperación internacional en el campo de la hidrografía con la conferencia celebrada en 1899 en Washington. En 1921, se estableció la Organización Hidrográfica Internacional (OHI) con dieciocho Estados fundadores, entre ellos Chile.
La oceanografía: una extensión de los alcances y las capacidades del SHOA
Desde la realización del primer trabajo hidrográfico por la Armada, los estudios oceanográficos en Chile se centraban en aspectos asociados con la seguridad a la navegación, tales como las observaciones de mareas, las profundidades marinas, el estudio de las corrientes superficiales, etcétera.
En 1941, el SHOA instaló el primer mareógrafo en Valparaíso, marcando un hito en la predicción de mareas en Chile. Al año siguiente se añadieron mareógrafos en Punta Arenas y Puerto Montt. Los datos recogidos permitieron en 1947 publicar las primeras “Tablas de Marea de la Costa de Chile”, publicación anual ininterrumpida hasta el día de hoy. En la actualidad, se cuenta con una amplia red de monitoreo, compuesta por 48 estaciones de nivel del mar, 5 boyas DART que detectan y monitorean tsunamis que podrían afectar las costas de Chile, y 6 boyas oceanográficas que miden el oleaje y otros parámetros de interés.
Cabe destacar que en 1990, luego de cuatro denominaciones desde su fundación, la Ley 19 002 le asigna la denominación “Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada”, visibilizando el quehacer oceanográfico que se venía desarrollando desde la década de 1940. En este ámbito, cabe destacar dos hitos en el desarrollo de la oceanografía en el SHOA:
O Creación del SNAM (Sistema Nacional de Alarma de Maremotos del Pacífico): El destructivo tsunami de 1946 que afectó a Hawái motivó a EE.UU. a establecer el Sistema Internacional de Alarma de Tsunami del Pacífico. Su objetivo principal era alertar a todas las naciones participantes para implementar medidas que minimicen los daños causados por estos desastres naturales. En el marco del Año Geofísico Internacional (1957-1958), Chile se integró a este sistema de forma experimental, y a partir del 1 de enero de 1959 se convirtió en miembro permanente. La representación oficial de Chile fue otorgada al SHOA, que ha mantenido un contacto permanente con la sede central en Honolulu.
Esta adhesión tuvo una repercusión significativa al año siguiente, con el terremoto que se produjo el 22 de mayo de 1960 en el sur de Chile, catalogado como el sismo de mayor magnitud registrado instrumentalmente en el siglo XX. Luego, mediante el Decreto Supremo N.º 26 de 1966, el SHOA fue designado como el representante oficial de Chile ante el Sistema Internacional de Alarma de Tsunami del Pacífico, y se creó el SNAM.
En 2010, el fuerte terremoto y posterior tsunami de la zona centro-sur chilena significó un punto de inflexión en la historia del SNAM, dejando una serie de lecciones aprendidas, que han permitido implementar y robustecer, bajo un concepto de mejora continua, los procesos y protocolos de los diferentes actores involucrados en la gestión de riesgos para enfrentar este tipo de amenazas.
En la actualidad, la Oficina de Manejo de Riesgo de Desastres de las Naciones Unidas reconoce a Chile como uno de los cinco países con mejores sistemas de alerta de tsunami del mundo, debido a las capacidades técnicas, humanas y regulatorias alcanzadas por el SNAM, que opera el SHOA, en conjunto con el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile (CSN) y el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres del Ministerio del Interior (SENAPRED).
El SNAM funciona las 24 horas y los 7 días de la semana, y cuenta con personal altamente capacitado, calificado y entrenado, con el objetivo de entregar al SENAPRED los distintos niveles de amenaza en caso de una emergencia de tsunami que pueda afectar las costas de nuestro territorio tricontinental.
En este mismo aspecto, otro de los productos que entregan información operativa relacionada con estos fenómenos son las cartas de inundación por tsunami (CITSU). En estas se definen los niveles de inundación máximos esperados para las principales zonas urbanas y portuarias del borde costero de Chile. Actualmente, el SHOA tiene a disposición de la comunidad 72 CITSU, las que cubren gran parte del territorio continental.
O Creación del CONA (Comité Oceanográfico Nacional): En 1971 se creó el CONA, bajo la dependencia del SHOA, con la función de coordinar a todas las instituciones y organismos que cumplan labores de investigación científico-marina en las aguas jurisdiccionales de nuestro país. Actualmente se encuentra compuesto por 31 instituciones relacionadas con las ciencias del mar, tales como universidades, organismos gubernamentales y no gubernamentales.
En sus más de cincuenta años de vida, se destaca su Programa de Cruceros de Investigación Marina en Áreas Remotas (CIMAR) que, desde 1995, ha estudiado sistemáticamente zonas costeras y oceánicas chilenas de difícil acceso que poseen una gran importancia socioeconómica. A la fecha se han realizado 28 cruceros (Fiordos e Islas Oceánicas), los que se traducen en 387 proyectos científicos y una producción bibliográfica de más de 469 artículos; un valioso acervo de conocimiento oceanográfico sobre nuestro mar.
En este contexto, a fines de 2023, el CONA lanzó un nuevo programa “CIMAR 1 Glider”, el cual consistió en el uso de dispositivos submarinos no tripulados del SHOA y del Instituto Milenio de Oceanografía. Durante la operación se recopiló una variedad de parámetros oceanográficos desde la superficie hasta una profundidad de 700 metros, que permitirán estudiar las características oceanográficas del área y predecir fenómenos como las floraciones de algas nocivas, la migración de especies, el cambio climático, etc. El SHOA, a través de su Centro de Datos Hidrográficos y Oceanográficos (CENDHOC), comparte esta información de acuerdo con los protocolos establecidos, como fuente abierta al servicio de la comunidad científica y académica.
Hoy, el CONA cumple el rol de comité nacional para el Decenio de las Ciencias Oceánicas, iniciativa de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI), en el marco de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Asimismo, en sus tareas de asesoramiento en las temáticas asociadas a las ciencias del mar, ha tenido una importante participación en la revisión del Acuerdo sobre la Biodiversidad Marina más allá de la Jurisdicción Nacional (BBNJ), establecido por países de las Naciones Unidas en marzo de 2023 después de dos décadas de negociaciones. Chile, como país oceánico, con una de las zonas económicas exclusivas más grandes del mundo, desempeñó un papel activo, promovió objetivos ambiciosos, ratificó el acuerdo y ofreció a Valparaíso como sede de la Secretaría. Esto le permitirá participar en la gobernanza global de áreas más allá de su jurisdicción nacional y contribuir a la protección de la biodiversidad marina en altamar.
La hidrografía y la evolución cartográfica de las últimas décadas
Desde sus inicios, la cartografía náutica ha experimentado una evolución radical. Ha pasado de ser una simple representación gráfica a escala del mundo real a convertirse en un amplio conjunto de información geoespacial disponible para los usuarios marítimos.
Un avance significativo en la cartografía náutica mundial se produjo en 1992, con la implementación de la norma S-57, la cual facilitó el intercambio de información geoespacial entre usuarios de datos hidrográficos. Esta norma fue esencial para el desarrollo de las cartas náuticas electrónicas (CNE), que son bases de datos estandarizados diseñadas para ser desplegadas digitalmente en sistemas de navegación electrónica. Las CNE muestran la posición de la embarcación en tiempo real, aumentando la seguridad en la navegación.
Asimismo, el año 2000 consolidó y trajo consigo una serie de nuevas tecnologías relacionadas con la batimetría, la fotogrametría y otras actividades que se desarrollan en terreno y gabinete, con nuevas unidades adaptadas a estas tareas, otorgando una mayor precisión y velocidad en la captura y procesamiento de datos.
En 2010, la presentación de la norma S-100 significó un paso adelante al superar las capacidades técnicas de la S-57, pues permite un uso más eficiente y menos rígido de los datos sobre otras plataformas y Sistemas de Información Geográfica (SIG). Las diferentes capas de información definidas en la nueva norma S-100 otorgan una gran flexibilidad y valor agregado a este producto. Si bien la mayoría se encuentra en desarrollo y evaluación, cuando sean liberadas, tanto técnica como legalmente, podrán ser desplegadas en la nueva generación de sistemas de navegación electrónica que mantiene como base la CNE, pero superponiéndole información adicional de condiciones físicas del entorno (superficies batimétricas, corrientes, mareas, etc.), información administrativa y de seguridad (radioavisos náuticos, comunicaciones, etc.). En este mismo aspecto, es crucial que los servicios hidrográficos que ofrece la CNE también implementen otras normas en desarrollo como la S-124, relacionada con los avisos a los navegantes, ya que será el principal medio para difundir información de seguridad marítima y mantener actualizadas las cartas náuticas, aumentando el control del entorno y de la administración del proceso de navegación segura.
A 150 años de su creación, el cartapacio náutico del SHOA es uno de los más grandes del mundo, debido a la extensión de nuestras costas, con 361 cartas de papel y 337 celdas de CNE.
Dentro de la actividad cartográfica reciente, en 2023 se publicó el gráfico ilustrativo “Chile Tricontinental. Espacios Marítimos de Jurisdicción Chilena”, cuya circulación y difusión fueron autorizadas por la Dirección Nacional de Fronteras y Límites. Este gráfico ofrece, en una lámina, todos los espacios marítimos de jurisdicción nacional: mar territorial, zona contigua, zona económica exclusiva, plataforma continental y su límite exterior.
De igual modo, a fines de marzo de 2024, las cancillerías y oficinas hidrográficas de Chile y Argentina firmaron un acta y protocolo técnico para la actualización de la cartografía náutica del canal Beagle, con el objetivo de otorgar mayor seguridad a la navegación en el área. Actividades como las mencionadas son un aporte al cumplimiento de la misión encomendada por el Estado de Chile, en cuanto a seguridad e intereses marítimos del país.
O Hora Oficial de Chile: En 1966 fue promulgado el Decreto Supremo N.º 25 que designó al SHOA como la única autoridad del Estado encargada de controlar y difundir la hora oficial de Chile, y las señales horarias para fines de navegación, las cuales son fijadas por el Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Esta atribución legal le ha exigido, a través de los años, la constante actualización tecnológica de los sistemas de emisión horaria. En la actualidad, el reloj atómico de su estación horaria ofrece una estabilidad y precisión de un segundo en 30 000 años.
O Centro de Instrucción: Desde sus inicios, el SHOA ha desempeñado un papel crucial en la formación de especialistas. El avance de la tecnología evidenció la necesidad de contar con personal altamente capacitado para enfrentar los desafíos tecnológicos en los campos de la hidrografía, oceanografía y artes gráficas; por ello, el 16 de febrero de 1987, se creó el actual Centro de Instrucción del SHOA.
En 1991, durante la Reunión Anual del Consejo Consultivo Internacional de Estándares de Competencias (IBSC), el curso para oficiales Hidrógrafos/Oceanógrafos, impartido en el SHOA, obtuvo la certificación en categoría “A”. El 3 de noviembre de 2023 fue recertificado por tercera vez con una validez de seis años, una certificación ininterrumpida desde 1991. El SHOA junto con sus homólogos de Colombia y España son actualmente los únicos países del mundo que ofrecen este curso en idioma español.
Reflexiones finales
El SHOA es el organismo oficial, técnico y permanente del Estado, en todo lo relativo a hidrografía, cartografía náutica, oceanografía, navegación, entre otras disciplinas afines. Desde sus inicios, ha desempeñado un papel fundamental en la apertura de rutas de navegación seguras, las cuales han permitido el asentamiento e integración de localidades en las regiones más extremas de nuestro territorio, y han contribuido significativamente a la promoción del comercio marítimo y al desarrollo de las industrias pesquera y turística.
El océano sigue siendo una fuente inagotable de estudios; por lo tanto, la hidrografía y la oceanografía enfrentan desafíos significativos en el porvenir. En este contexto, el SHOA desempeña un papel crucial con una inmensa proyección hacia el futuro, y que, sin embargo, trasciende a la elaboración de la cartografía náutica y a los temas relacionados con la oceanografía. La creciente demanda de conocimientos sobre nuestros espacios marítimos, que abarca desde las ciencias del mar, la configuración del lecho oceánico, los estudios de la salud de los océanos, su uso sustentable y hasta su impacto en el cambio climático, conllevarán la compilación de numerosos registros y datos, información geoespacial que deberá ser custodiada y analizada por este Servicio.
En su trayectoria de 150 años, el SHOA se ha constituido en un servicio eficaz, eficiente, profesional, moderno, de amplio prestigio y confiabilidad en los ámbitos institucional, nacional e internacional. Ha sabido trazar un rumbo resiliente cuando ha sido necesario, siempre comprometido con su misión, e integrando en su quehacer adecuadamente la ciencia, la tecnología y los procesos de innovación, que están acordes a su visión.
Finalmente, las numerosas tareas del SHOA, tales como la confección de las cartas y publicaciones náuticas para dar seguridad a la navegación, su red de monitoreo permanente y los componentes del SNAM, así como el control y difusión de la hora oficial, la formación de sus especialistas, la certificación de trabajos hidrográficos en aguas nacionales y el apoyo a la investigación científico-marina, son parte de una intensa labor de 150 años. Un accionar sujeto al quehacer de numerosas dotaciones de marinos y civiles, verdaderos engranajes que le han dado vida con profesionalismo y compromiso. Gracias a ellos, este sesquicentenario encuentra al SHOA posicionado como un organismo relevante de la Armada de Chile, que contribuye eficaz y efectivamente al desarrollo y progreso del país.
Bibliografía
En julio de 1974 visitó, al entonces Instituto Hidrográfico de la Armada, actual (SHOA), el Dr. Victor Neal para informa...
Interesante análisis del desarrollo de la cartografía electrónica desde su nacimiento en 1992 con la norma S-57. Se narra como la tecnología hizo necesaria una nueva normativa a nivel internacional y se visualiza cual será la realidad futura en este ámbito.
Al cumplirse el bicentenario de la institución, el autor ha querido hacer una reseña de la contribución al país que hicieron nueve oficiales de marina en ámbitos distintos al propiamente profesional, desde la historia hasta la política, durante el siglo XIX y comienzos del siglo XX.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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