- Fecha de publicación: 01/06/2015.
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OPERACIÓN CIANURO, CAÍDA DE CONTENEDORES AL MAR
Hellmuth Sievers Czischke*
D
espués de completar sus faenas de carga y
descarga en San Antonio la M/N “Kamina”,
del armador Kagoro Limited y con registro en
las Bahamas, zarpó con destino a su próximo
puerto, Antofagasta. La motonave de 157m
de eslora, 23m de manga, tonelaje grueso de
11.977 toneladas y con capacidad de carga de
1.022 TEU (contenedores de 20 pies) navegaba
confortablemente con viento del SW fuerza 4 y
mar moderada también del SW, con balances
suaves de 10º a babor y 15º a estribor…Era el 9
de abril de 1994.
Su capitán, el
británico Peter
Underwood, de 44
años de edad, estaba
en su cabina leyendo
una revista, cuando
aproximadamente a
las 20:45 horas escuchó
un ruido extraño. Se
dirigió rápidamente
al puente, encendió
las luces de cubierta
y pudo observar
que la columna
de contenedores
estibados a babor se
movía en forma caótica
e irregular. Desistió de
enviar a miembros de la tripulación a asegurar
las trincas por el peligro que significaba subirse
a cinco contenedores de alto para reinstalar las
que se habían soltado.
Desde el puente, en compañía del Primer
Piloto, Francois Pierre de nacionalidad belga,
pudo observar como alrededor de las 20:55 horas
dos columnas, cada una de cinco contenedores
de 20 pies, cayeron al mar. De inmediato dio
los avisos correspondientes, informando que
a 12 millas al SW de punta Curaumilla (L: 33º
* Oceanógrafo, Universidad Católica de Valparaíso. Magíster en Oceanografía. University of California. EE. UU.
El 9 de abril de 1994 la MN “Kamina” navegando al través de Curaumilla, perdió diez
contenedores que cayeron al mar; tres estaban cargados con 18 toneladas de cianuro
sódico cada uno, consignados a CODELCO para ser desembarcados en Antofagasta. En
dos de éstos el cianuro sódico estaba almacenado en tambores y en el tercero en cajas de
madera. Ciencia y Tecnología
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16,0’ S y G: 071º 53,0 W ) se encontraban diez
contenedores a la deriva. Dos más se soltaron,
pero cayeron sobre la cubierta principal, los
cuales, a la recalada en Antofagasta, todavía se
mantenían en dicho lugar.
También pudo observar que la estiba de
contenedores de la banda de estribor denotaban
movimiento irregular, pero se mantenían en su
posición.
Dada la situación decidió dirigirse a Valparaíso
en recalada forzosa, con el objeto de asegurar
los contenedores que se mantenían a bordo.En la Investigación Sumaria Administrativa
(1995), cuyo Fiscal fue el Capitán de Fragata
(IL) Luís García Mayorga y Secretario el
Capitán de Corbeta OM Daniel Vera Rivero,
se demostró que “la mala estiba se debió
exclusivamente al no cumplimiento de las
especificaciones claramente detalladas en
el ‘Plan of Container Stowage and Securing
(Nº 999.800.000.23.07)’ y en la ‘Operation
Instruction for the Container Stowage’. En la
estiba de la nave los pesos se encontraban
totalmente opuestos al comprobarse que los
tres contenedores inferiores estaban vacíos
y los superiores totalmente cargados con
20,1 y 23,2 toneladas respectivamente. Esta
mala estiba produjo momentos de inercia
excesivos, lo que sobrepasó la resistencia de
los elementos de trinca, soltándose tanto los
contenedores que cayeron al mar como los
dos sobre cubierta.”
El problema se había producido en San Antonio
cuando se movilizaron seis contenedores de 20
pies cargados que estaban almacenados bajo
cubierta, conforme a lo dispuesto por el Servicio
Cóndor Express Service Santiago (“para obtener
beneficios operativos y económicos en la descarga
en Antofagasta”) y ejecutado por la agencia Agunsa
Universales S.A., encargada de las labores de estiba
y desestiba en dicho puerto. A pesar que había
espacios desocupados en otros lugares, fueron
estibados sobre contenedores vacíos.
De los diez contenedores que cayeron al
mar, tres estaban cargados con 18 toneladas
de cianuro sódico cada uno, consignados a la
Corporación Nacional del Cobre (CODELCO)
división Chuquicamata, para ser desembarcados
en Antofagasta. Se pudo determinar también
que en dos de éstos el cianuro sódico estaba
almacenado en tambores (177 por contenedor)
y en el tercero en cajas de madera o Big-Box
recubierta en su interior con plástico. De los que
cayeron sobre cubierta uno de ellos también
contenía envases con cianuro.
Los otros siete contenedores que cayeron al
mar estaban vacíos y quedaron inicialmente
flotando.
Después de una recalada forzosa en Valparaíso,
donde se revisó el cargamento, instalándose
trincas adicionales de alambres y cadenas, la M/N
“Kamina” fue autorizada a zarpar y continuar su
navegación a Antofagasta.
Acciones inmediatas
La caída de estos tres contenedores con cianuro
de sodio, de un total de once embarcados en
Felixstowe, Inglaterra, estibados originalmente
bajo cubierta conforme al Reglamento IMO
para carga peligrosa Clase 6.1, puso en marcha
una serie de medidas por parte de la Dirección
General del Territorio Marítimo y Marina Mercante
(DIRECTEMAR), a través del servicio de Preservación
del Medio Ambiente Acuático. Estas medidas
fueron comunicadas, por dicha Dirección General,
a Cave y Cia. Ltda. representante de la Compañía
Aseguradora “Protection and Indemnity“(P&I) de
Londres (DIRECTEMAR, 1995).
Se cerró un área a la pesca, que afectó
principalmente a los pescadores artesanales
de Quintay y Tunquén y desde luego a la pesca
industrial, con prohibición absoluta de la de
arrastre, dada la alta toxicidad del cianuro.
Adicionalmente se puso en ejecución un
programa de vigilancia ambiental destinado
a prospectar la existencia de alguna “fuga” del
producto, a través de análisis químicos del agua,
sedimentos y organismos marinos en un área de
85 millas cuadradas.
El AGOR “Vidal Gormaz” fue comisionado para
efectuar, entre el 12 de abril y 2 de mayo, el
fondeo de una línea de correntómetros, obtener
muestras de la columna de agua para determinar
posible contaminación con cianuro, registro de
las condiciones de olas y viento y ubicación de
los contenedores con sonar de rebusca lateral.
CIENCIA Y TECNOLOGÍA: Operación cianuro, caída de contenedores al mar
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No se detectó cianuro en el agua como tampoco
mortalidad en la fauna y no se ubicó ninguno
de los contenedores.
The Steamship Mutual Underwriting Association
Ltd., aseguradores de responsabilidad de la nave,
requirieron los servicios de los inspectores y
consultores marítimos Brookes, Bell & Co., de
Liverpool, Reino Unido. Uno de los socios, John
Fairclough acompañado de otras personas (un
químico y un abogado), llegaron el 24 de abril
a Valparaíso.
Las reuniones se llevaron a cabo en la
DIRECTEMAR, presididas por el Capitán de Navío
Manuel Cofré, asesorado por varios oficiales
y los académicos doctores Esteban Morales y
Boris Ramírez de la P.U. Católica de Valparaíso. Como primera prioridad se fijó la ubicación e
identificación de los contenedores que contenían
el cianuro.
Localización de los contenedores
En su informe, Fairclough describió con bastante
detalle las actividades que se realizaron para
proceder a la ubicación de los contenedores.
Lo primero fue ubicar y contratar los equipos
necesarios para la rebusca: equipo de sonar de
búsqueda lateral, vehículo submarino operado
a control remoto (ROV ), equipo de navegación
y demás sistemas pertinentes.
El buque seleccionado para el trabajo fue
el ATF “Janequeo”, también de la Armada, en
el cual se instalaron los equipos y personal
especializado en búsqueda submarina de la
empresa American Underwater Search and Survey
Ltd. (AUSS). La búsqueda se efectuó entre el 14
y 27 de mayo en una zona de rebusca a ocho
millas al norte y ocho millas hacia el sur y un
ancho de aproximadamente de 4 millas en la
zona de exclusión, en aguas con profundidades
entre 190 y 590m.
Mediante el sonar de rebusca lateral (Towfish
DF-1000) se ubicaron varios objetos los que
fueron observados visualmente con el ROV
para determinar si correspondían a alguno de
los contenedores con cianuro. Este, un Scorpio
Plus de la empresa Subsea Internacional
Inc., estaba equipado con cámara de video,
transponders, manipuladores, sonar de
exploración y elementos de muestreo, se
instaló a bordo desde donde era operado con
la grúa del ATF ”Janequeo”.
Se localizaron gran cantidad de objetos, los
que fueron identificados mediante el ROV.
La búsqueda dio positivo al ubicar uno de
los contenedores, el cual fue filmado para
determinar su estado. Se logró percibir
nítidamente las condiciones en que se encontraba
el contenedor, determinándose su relativo
buen estado general en su parte metálica. No
presentaba deformaciones mayores y yacía
ligeramente de costado a 390m de profundidad.
Sus puertas estaban firmemente cerradas y
su contenido, cianuro envasado en cajas de
madera recubiertas en su interior con bolsas
de polietileno, permanecía en su interior. En
el área del piso se pudo apreciar un ligero
desplazamiento de la base de madera dejando
a la vista en algunos tramos las cajas de madera
aparentemente sin daño. Se tomaron muestras
de agua de mar y de sedimento cercanos al
contenedor. Éstas se analizaron a bordo, no
encontrándose trazas de cianuro.
En esta búsqueda no se ubicaron los otros
dos contenedores.
En consideración a que el ATF “Janequeo”
debía cumplir otras tareas programadas con
anterioridad por la Armada fue necesario recurrir
a otra nave para continuar con los trabajos.
Para ello se contrató el remolcador RAM “Pulli”
de la empresa Ultragas Ltda., reiniciándose la
búsqueda con sonar de rebusca lateral entre
el 17 de agosto y el 30 de noviembre. Hubo
frecuentes interrupciones debido a condiciones
de mar gruesa y fuertes marejadas.
En esta fase se localizó un segundo contenedor
con cianuro sódico en tambores de acero a 480m
de profundidad, aparentemente en buenas
condiciones. Descansaba sobre uno de sus
costados con una arista longitudinal algo enterrada
en el fango.
Ante estos resultados parciales el Club de
Protección e Indemnización (P&I), analizando
diversas opciones, consideró la posibilidad
de hacer uso de una nave de apoyo a trabajos
submarinos que reuniera condiciones técnicas
avanzadas.
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Comportamiento del cianuro de sodio en
el agua de mar
El cianuro de sodio tiende a hidrolizarse con
facilidad en el agua de mar y a ser desplazado
en forma de ácido cianhídrico en presencia de
anhídrido carbónico, lo cual ocurre en forma
inmediata al entrar en contacto con aire en las
condiciones de pH del agua de mar (2NaCN + CO 2
+H 2O --> Na2CO 3 + 2HCN). El cianuro de hidrógeno
producido, dada su naturaleza extremadamente
volátil en condiciones ambientales, se desprende
con gran rapidez hacia la atmósfera, lo que podría
ser letal para cualquier persona o animal que se
encuentre en su cercanía.
En los laboratorios del Instituto de Oceanología
de la Universidad de Valparaíso, actual Facultad
de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales,
se realizaron bioensayos de
toxicidad consistentes en
evaluar la liberación de ácido
cianhídico en condiciones de pH
alcalinizado con adición de base
y en condiciones de pH normal
del agua de mar (7,5 – 8,5). (Prado
y Alcázar, 1994).
En el primer caso, el pH ascendió
rápidamente al disolverse el
cianuro alcanzando un valor
cercano a 10,5 en el agua de
mar previamente alcalinizada.
Durante todo el procedimiento
se utilizó como organismo de
ensayo el canario común, especie
empleada tradicionalmente para
la vigilancia de emanaciones de
gas grisú en la minería, el cual no
dio indicios de ser afectado por
emanaciones de gases letales,
permitiendo concluir que, en
condiciones alcalinas, no hubo
desprendimiento de cianuro de
hidrógeno.
En cambio en el segundo caso,
al irse acidificando gradualmente
el agua de mar y caer éste bajo un
pH de 8 se observaron, en forma
repentina, estertores y posterior
muerte del canario en experimentación en un
período de escasos 30 segundos.
En un tercer bioensayo, con un pH inicial de 7,99
se produjo, al disolverse la sal, un aumento del pH al
desprenderse hidróxido de sodio. Inmediatamente
de producida la disolución se observó una reacción
de sopor en el canario, seguido de jadeo, pérdida
de equilibrio y posterior muerte. Todo esto en
aproximadamente 180 segundos.
De los resultados de estos bioensayos se podía
presumir fundadamente que de ser izados los
contenedores sobre la superficie del mar podría
ir acompañado de un desprendimiento de ácido
cianhídrico gaseoso antes de alcanzar la cubierta
de la embarcación, para el caso que alguno de los
envases se hubieran dañado al impactar el fondo,
momento en el cual recién se podría proceder,
tras abertura de sus puertas, a rociar el contenido
con solución alcalina. Dado lo anterior se concluyó
CIENCIA Y TECNOLOGÍA: Operación cianuro, caída de contenedores al mar
nInformaciones de la prensa local.
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que la alternativa de sacar los contenedores a la
superficie era muy riesgosa y no recomendable.La alternativa de mantener los contenedores
sumergidos permitiría una disolución de la totalidad
del cianuro en el agua de mar con lo que éste se
degradaría por hidrólisis a amonio y formiato de
sodio. De producirse una liberación instantánea se
tendría un volumen de agua saturado con cianuro,
letal para la fauna marina, pero en el caso de una
liberación lenta ésta sería de pequeña magnitud,
confinada y gradualmente hidrolizada.
La recomendación de los investigadores que
habían realizado el bioensayo, Prof. Dr. Roberto Prado,
Oceanógrafo Químico, y Prof. Fernando Alcázar,
Biólogo Marino, era la de trasladar los contenedores
sumergidos hacia aguas más profundas.
Prueba de resistencia de los tambores
Para estudiar la resistencia a la presión de
los tambores que almacenaban el cianuro se
sometieron envases similares a pruebas en el
National Hyperbaric Center Ltda., en Aberdeen,
Escocia y sumergiéndolos en el mar en Valparaíso.
Estos tests, para los cuales algunos tambores se
llenaron con un tipo de carbón granulado muy
similar al peso específico del cianuro, obtenido
en la planta de CHILECTRA en Ventana (Kurt
Angelbeck, comunicación personal) y otros con
azúcar, se llevaron a cabo en forma exitosa.
Los tambores comenzaron a deformarse a una
profundidad cercana a los 11m. Las arrugas y/o
deformaciones continuaron en forma progresiva
hasta alcanzar los 600m. En ese momento los
tambores habían reducido su volumen en forma
sustancial y se deformaron casi totalmente. La
impresión del carbón dentro de los tambores se
pudo apreciar en forma clara sobre la superficie
de éstos. Las tapas permanecieron en su lugar,
apreciándose un escape de aire a medida que
eran traídos a la superficie. El exceso de aire tuvo
que escapar debido a que los tambores tenían
un volumen menor que al principio.
Los tambores fueron abiertos después de las
pruebas y su contenido inspeccionado. Algunos
se habían filtrado de tal forma que el carbón
estaba inundado; en otros el carbón quedó
ligeramente húmedo o mojado, mientras que un
tercio de los tambores no mostraban filtración
alguna (DIRECTEMAR).
Plan de acción para los contenedores con
cianuro de sodio
La Dirección de Intereses Marítimos y Medio
Ambiente Acuático de la Directemar invitó al
Profesor Hellmuth Sievers, Director del Centro
Regional de Investigaciones Oceanográficas
para el Desarrollo del Sector Pesquero de Chile
(CERIO), consorcio formado por investigadores
de planta del Instituto
de Oceanología de
la Universidad de
Valparaíso y de la
Escuela de Ciencias del
Mar de la Universidad
Católica de Valparaíso
(Proyecto FONDEF
2-41), para asesorar
y ejecutar un plan
de acción para la
disposición de los
contenedores con
cianuro (CERIO). El objetivo de este
plan de acción era
el de determinar el
lugar geográfico y la
ruta más conveniente,
nPreparación de tambores para prueba de presión hidráulica.
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desde el punto de vista de preservación del
ambiente, para la disposición definitiva de los
contenedores, así como también establecer un
sistema de vigilancia sobre la concentración de
cianuro en el agua y los organismos bentónicos
e intermareales, durante las faenas de izado,
traslado y disposición final de los envases, a
fin de sustentar adecuadamente las medidas
de prevención que podrían ser necesarias de
ejecutar por la Autoridad Marítima.Para cumplir con lo solicitado se consideraron
varias fases comenzando con la determinación y
naturaleza del fondo marino frente a Valparaíso
(fase 1), a fin de seleccionar el sitio y track de
navegación más adecuado para la disposición
final de los contenedores. La fase 2 consideraba
determinar las condiciones oceanográficas para el
sitio preseleccionado como vertedero, en términos
de circulación, características oceanográficas
físicas y químicas y contenido de cianuro en agua
de mar. A continuación la fase 3 era la de ejecutar
un sistema de monitoreo de la concentración
de cianuro y el valor de pH en la profundidad
de transporte de los contenedores y durante
las faenas de izado, traslado y disposición de los
envases y un análisis de impacto ambiental que
podría provocar un eventual derrame de cianuro
tanto en la zona costera como en la oceánica. Y
como fase 4 la de realizar, post disposición de
los contenedores, un programa de vigilancia
ambiental de la concentración de cianuro sobre
el lugar de vertedero final.
“El grupo de trabajo se constituiría como
equipo multidisciplinario, con consultas directas
y reuniones periódicas de evaluación y discusión
de los resultados obtenidos, los cuales serán
comunicados a la DIRECTEMAR quién será la
responsable de su difusión pública.”
Condiciones geológicas, oceanográficas y
biológicas
Una vez analizadas las posibles acciones
a tomar para una disposición definitiva del
cianuro, se estimó que la que presentaba el
menor riesgo era la propuesta por los profesores
Prado y Alcázar de trasladar los contenedores a
aguas más profundas y que éste debía hacerse
manteniendo los contenedores sumergidos.
El estudio encargado al CERIO era el de
determinar el lugar geográfico y la ruta más
conveniente, desde el punto de vista de
preservación del ambiente, para la disposición
de los contenedores, así como también establecer
un sistema de vigilancia sobre la concentración de
cianuro en el agua y los organismos bentónicos
e intermareales, durante las faenas de izado,
traslado y disposición final de los envases, a
fin de sustentar adecuadamente las medidas
de prevención que podrían ser necesarias de
ejecutar por la autoridad marítima.
El lugar elegido debía ser un sitio estable, desde
el punto de vista geológico, poca corriente, baja
actividad biológica y con escasa posibilidad futura
en usos de los recursos naturales renovables
(pesquería) y no renovables (minería), lo más
próximo al lugar en que se encontraban los
contenedores pero a grandes profundidades,
en lo posible, sobre los 4.500 m.
Para la consecución de este objetivo se estimó
que era necesario determinar las características y
naturaleza del fondo marino a fin de seleccionar
el sitio y track de navegación más adecuado;
las condiciones oceanográficas para el sitio
preseleccionado como vertedero en términos de
circulación y características oceanográficas físicas
y químicas; ejecutar un sistema de monitoreo
de la concentración de cianuro y del valor del
pH en la profundidad de transporte y durante
las faenas de izado, traslado y disposición de los
contenedores; análisis de impacto ambiental en
caso de un eventual derrame y realizar un programa
de vigilancia post disposición de la concentración
de cianuro sobre el lugar de vertedero final.
Para cumplir con estas tareas se hizo una
revisión de la batimetría y del conocimiento
oceanográfico disponible para la región oceánica
frente a Valparaíso.
Los antecedentes geológicos fueron recopilados y
analizados por el Dr. Esteban Morales para esta zona
de convergencia de placas corticales que genera
un margen continental activo con una importante
actividad sísmica y tectónica. Como era necesario
evitar que posible agua contaminada alcanzara la
plataforma continental y eventualmente llegara
a la superficie, la zona de deposición debía estar
ubicada más al oeste de la fosa Chile-Perú y del
cañón submarino de San Antonio.
CIENCIA Y TECNOLOGÍA: Operación cianuro, caída de contenedores al mar
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Este último se extiende en forma de una curva
moderada en dirección general al noroeste
por 116km hasta penetrar en la fosa, donde la
profundidad alcanza 5.300m. Las paredes del
cañón, en su parte superior son relativamente
empinadas, con la pared sur de mayor pendiente
que la opuesta. El ancho del cañón se incrementa
a medida que se adentra y desciende en el mar.
Se ha podido constatar también que es activo
en el sentido de transportar cantos, rodados y
sedimentos en forma importante.
Para la disposición de los contenedores
se recomendaba que debía “ubicarse lo
suficientemente lejos de pendientes empinadas
o abruptas para evitar movimientos de masa y
desprendimientos que pudieran generar procesos
de erosión asociados a ello.”
La recopilación y análisis de las masas de
agua presentes en la zona y sus características
oceanográficas fueron realizadas por los
oceanógrafos profesores Hellmuth Sievers y Sergio
Salinas. Estas masas de agua son de superficie
a fondo la Subantártica, propia del Sistema de
Corrientes de Humboldt que transporta agua
de la zona subantártica, entre la superficie y
aproximadamente 100m de profundidad, en
dirección general norte; la Ecuatorial Subsuperficial,
propia de la corriente Subsuperficial Perú-Chile
con flujo sur ubicada aproximadamente entre
las profundidades de 100 y 400m; la Antártica
Intermedia ubicada, a su vez, aproximadamente
entre 400 y 1000m y que próxima a la costa asciende
a unos 800m de profundidad, la que se origina
en la Zona del Frente Polar y fluye al norte. Bajo
esta última, y hasta el fondo se encuentra la gran
masa de agua Profunda del Pacífico.
Los contenedores de cianuro, dada la profundidad
en que se encontraban habían quedado en la zona
límite entre la Ecuatorial Subsuperficial y la Antártica
Intermedia. A dichas profundidades se producen
corrientes bastante variables en velocidad (rapidez
y dirección). De éstas tal vez las más preocupantes
eran aquellas con dirección este, hacia la costa,
con una media de 1,0 cm·s-¹, pero para la cual se
han medido hasta 14,6 cm·s-¹, lo que junto con
procesos de surgencia podrían introducir aguas
contaminadas sobre la plataforma continental.
Los procesos de surgencia costera ocurren
en esta región al producirse vientos intensos
de S y SW. La intensidad del proceso depende
primordialmente de la fuerza y duración del
viento, presentándose principalmente durante la
primavera y verano. Si bien estos procesos afectan
comúnmente aguas hasta profundidades de 80 –
120 m, el fenómeno puede alcanzar profundidades
de 200 m, en condiciones favorables.
En cambio la circulación del agua Profunda del
Pacífico entre 4.600 y 5.000m de profundidad,
en la zona seleccionada para la disposición de
los contenedores, es del orden de 2 cm·s-¹ y de
características oceanográficas muy homogéneas.
El estudio químico de la columna de agua
estuvo a cargo de los oceanógrafos químicos
Dr. Roberto Prado y Profesor Nelson Silva. En
las muestras de agua obtenidas en estaciones
oceanográficas, realizadas en la zona, junto
con detectar la eventual presencia de cianuro
de sodio interesaba conocer la distribución del
contenido de oxígeno disuelto y el pH. Además
debía mantenerse vigilancia de eventuales fugas
de cianuro en los momentos de los traslados de
los contenedores a aguas profundas (CERIO).
En los estudios de la fauna y evaluación de
impacto ambiental participaron los doctores
Gerardo Leighton y Boris Ramírez, el biólogo
marino Iván Cañete y personal técnico.
Se realizó un análisis de la macrofauna intermareal
entre los diferentes sitios estudiados (caleta Quintay
y playas Tunquén y Algarrobo), además de un
monitoreo de las concentraciones de cianuro en el
agua de mar y un bioensayo de toxicidad letal con
el objeto de conocer el estado de las comunidades
macrozoobentónicas como antecedentes básicos
para monitorear posibles efectos de filtraciones
de cianuro de los contenedores.
En general se pudo observar que en las playas
analizadas existe baja riqueza de especies
predominando dos: Emérita análoga y Orchestoidea
tuberculata, proponiéndose la primera como
especie bioindicadora. En el litoral rocoso los
grupos más abundantes y ricos en especies fueron
los gastrópodos y crustáceos (CERIO, 1995).
La comunidad fitoplanctónica frente a la costa
de Valparaíso está constituida principalmente por
diatomeas (las más abundantes), dinoflagelados y
silicoflagelados. La distribución estacional presentó
un período de mayor abundancia entre octubre
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y abril, que coincide con la mayor frecuencia e
intensidad de los vientos del tercer cuadrante
que favorecen los procesos de surgencia costera.
La distribución de zooplancton indica que
éstos se distribuyen en mayor abundancia en
aguas costeras, sobre la plataforma continental.
Su distribución temporal muestra un período de
mayor abundancia en primavera y verano. En
cuanto a su distribución vertical los herbívoros
(copépodos, salpas y larvas planctónicas) se
distribuyen en los primeros 50m de profundidad.
En cambio, los carnívoros planctónicos se
encuentran en todas las profundidades desde
la superficie hasta el fondo (CERIO).
Los monitoreos efectuados no mostraron
ninguna mortandad masiva o hecho anormal
que pudieran señalar un efecto negativo o
contaminación de la fauna estudiada.
Disposición final de los contenedores
De los análisis de los antecedentes geológicos,
oceanográficos, biológicos y de la actividad
química del cianuro en la columna de agua,
más un reciente registro batimétrico realizado
en la zona por el buque oceanográfico alemán
“Sonne”, se seleccionaron y propusieron dos
ubicaciones:
– L = 33º 10’ S y G = 73º 03’ W con 4.800m de
profundidad y
– L = 32º 30’ S y G = 73º 00’ W con 4.700m de
profundidad.
Ambos lugares presentaban una topografía
adecuada, ubicadas lejos de actividad sísmica
regular con prácticamente ninguna actividad
erosiva provocada por actividad tectónica,
lejos también de actividades pesqueras y
de otros usos alternativos con técnicas de
explotación actuales. La segunda posición
indicada presentaba una ventaja adicional, la
de efectuar una navegación que evitaría, en
caso de accidente en el recorrido, que la carga
remolcada cayera en el cañón de San Antonio,
situación que se debía evitar.
Fases finales
En diciembre se preparó, por las empresas
involucradas, una invitación a alrededor de doce
armadores y operadores de naves especializadas
en operaciones submarinas o salvatajes para
trasladar los contenedores. Esta delineaba el
trabajo a ejecutar y requería que se llevaran a
cabo ensayos previos. De la evaluación de las
propuestas recibidas entre mediados y fines de
enero de 1995, se seleccionó a Conflexip Stena
Offshore Ltda. (CSOL) de Aberdeen, Escocia,
quienes ofrecieron la nave “Stena Constructor”
que se encontraba operando en Brasil.
Previamente se habían efectuado estudios
respecto al uso de explosivos para liberar el
cianuro o estructuras de concreto para proteger
las unidades en forma indefinida, pero se vio que
ambas posibilidades presentaban desventajas.
También los de llevar los contenedores a aguas
profundas, verter su contenido y recuperar los
contenedores. Esta última requería que se abrieran
las puertas para vaciar los contenedores, no gustó
al Club de P&I por razones de protección del
medioambiente. El cianuro debería ser vertido
sin sacarlo de los contenedores.
Alrededor de fines de abril se efectuaron
ensayos con el “Stena Constructor” frente a
las costas de Brasil, las que se consideraron
bastante satisfactorias. Las pruebas consistieron
básicamente en simular las maniobras que se
llevarían a cabo posteriormente en Chile, para
lo cual se utilizó un contenedor de 20 pies de
las mismas características de los siniestrados,
cargándose con sacos de arena para simular el
peso que llevaban al momento de su caída al
mar, procediendo con un vehículo submarino
operado remotamente (ROV ) a engancharlo
con un “spreader” diseñado especialmente
para la operación, para luego izarlo a 50m del
fondo e iniciar el remolque submarino. Las
pruebas de remolque submarino se efectuaron
a velocidades que fluctuaban entre 1 y 3 nudos,
determinándose que la velocidad ideal y que
ofrecía mayor seguridad era de 2 nudos, pues
sobre dicho valor la nave presentaba problemas
de gobierno y aumento en demasía de la tensión
del cable de remolque (León, 2014).
Hechos los ajustes a bordo, se adaptaron los
elementos que se habían suministrado, como
asimismo, se fabricó un aparejo nuevo y se
practicó la conexión de éste a un contenedor,
además de levantarlo y moverlo. El contenedor
CIENCIA Y TECNOLOGÍA: Operación cianuro, caída de contenedores al mar
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fue remolcado bajo agua con éxito, buen control
y a varias velocidades. El “Stena Constructor” recaló el 20 de mayo de
1995 en Valparaíso. Dos días después zarpó para
iniciar la misión adjudicada.
Una vez en el lugar donde se había ubicado el
primer contenedor, que había sido inspeccionado
el año anterior, no se encontró nada. En
consideración que el sonar del ROV no estaba
operativo y la visibilidad del agua se reducía a
unos pocos metros, el buque regresó a Valparaíso
para embarcar nuevos equipos.
De regreso a la zona de búsqueda, tampoco fue
ubicado. Una rebusca posterior dio con una huella
en el fondo, la que por sus características y por la
presencia de especies marinas muertas, se consideró
que era el lugar donde el contenedor había estado
previamente. En la búsqueda el ROV se enredó en
una red de pesca, pero pudo ser recuperado junto
con la red. Finalmente el contenedor fue ubicado
aproximadamente una milla más al sur, lugar al
cual había sido, evidentemente, arrastrado por
un pesquero y dejado caer.
Se encontraba en forma vertical, pero en buenas
condiciones y las bolsas de polietileno/madera
permanecían en su interior.
Se hizo rodar sobre el fondo por medio del
aparejo para izar, con el objeto de colocarlo
con el piso hacia arriba, fue izado y remolcado
hacia aguas más profundas a una velocidad
de 2 nudos. A 44,5 millas de la costa, se cortó
el remolque que estaba sometido a continuas
estrepadas debido a desfavorables condiciones
de mar y viento, cayendo en una zona de 4.700m
de profundidad. Si bien no alcanzó a llegar a
la zona seleccionada para el vertimiento, por
lo menos se había cumplido con lo esencial:
quedar en aguas profundas, lejos de la costa y
de lugares de pesca.
El segundo contenedor que había sido
identificado por el RAM “Pulli” fue encontrado
e identificado. La inspección realizada con el
ROV revelaron que éste no había sufrido daños,
que sus puertas estaban cerradas y el contenido
se encontraba en su interior. Se conectó el
aparejo para izar y fue remolcado hacia aguas
profundas y vertido en el lugar previamente
establecido en una profundidad de 5.000m. La ubicación del tercer contenedor presentó
más dificultades. Se encontraron varios objetos
durante la búsqueda con sonar. Se detectaron
contenedores, que una vez inspeccionados
con el ROV resultaron estar vacíos. Finalmente
se encontró el faltante. La unidad estaba a
una profundidad de 455m, yacía sobre uno de
sus costados, pero se encontraba en buenas
condiciones estructurales. Sus puertas estaban
completamente cerradas, no obstante la leva de
una de sus barras protectoras no estaba bien
ajustada. Su desplazamiento a aguas profundas,
a la zona designada, no presentó mayores
problemas.
Durante la operación de izado y transporte de los
tres contenedores el “Stena Constructor” fue escoltado
por el B/I “Tiberíades”, para tomar muestras en tres
niveles de profundidad. Las muestras eran enviadas
al Dr. Jaime Chiang Acosta para su análisis en los
laboratorios de la U. Técnica Federico Santa María.
No se detectó, al igual que en los casos anteriores,
presencia de cianuro en ninguna de ellas.
Esta operación, supervisada por el Capitán
de Fragata Emilio León, el biólogo marino Julio
Neuling, ambos de DIRECTEMAR y el Dr. Esteban
Morales de la P.U. Católica de Valparaíso, que había
comenzado el 22 de mayo finalizó exitosamente
el 13 de junio de 1995.
Toda la operación fue filmada y exhibida en
una conferencia de prensa presidida por el
Director General del Territorio Marítimo y Marina
Mercante, Vicealmirante Ariel Rosas Mascaró.
La operación completa tuvo un costo
aproximado de US$ 7.000.000, y es digno
de destacar la cooperación encontrada en
el Club P&I correspondiente, y la excelente
coordinación con el estamento científico y las
universidades locales, quienes hicieron posible
finalizar exitosamente esta operación de rescate
de los tres contenedores con cianuro de sodio,
que produjo una explicable preocupación en la
comunidad marítima nacional e internacional
(DIRECTEMAR, 1995).
Información internacional
La Organización Marítima Internacional (OMI) y
Greenpeace Internacional, muy preocupados por
el incidente, fueron oportuna y periódicamente
49
informados de todas las operaciones y medidas
adoptadas por la Autoridad Marítima, recibiéndose
al final notas de reconocimiento y agradecimiento
por dicha consideración. Asimismo la OMI solicitó
mayores antecedentes para la confección de un
manual y posteriormente apoyó la realización de
un Seminario de Seguridad Marítima, solicitada
por el Ministerio del Interior y la Oficina Nacional
de Emergencia del Ministerio del Interior (ONEMI),
que se realizó en Valparaíso con asistencia de
connotados especialistas internacionales, en
donde, entre otros, se expuso este caso de los
contenedores de cianuro sódico que cayeron al
mar (León, 2014).
CIENCIA Y TECNOLOGÍA: Operación cianuro, caída de contenedores al mar
BIBLIOGRAFÍA
1. CERIO. Plan de acción para la disposición definitiva de los contenedores con cianuro de sodio.
Informe solicitado por la DIRECTEMAR. 49 pp.
2. CERIO (1995). Plan de acción para la disposición definitiva de los contenedores con cianuro de
sodio. Informe fase III y final. 49 pp.
3.
DIRECTEMAR (1995). Investigación Sumaria Administrativa en averiguación de las causas y
responsables, como asimismo el impacto y daños ecológicos al medio ambiente acuático, de
la caída al mar de la M/N “Kamina” de 10 contenedores, conteniendo 3 de ellos carga peligrosa
Clase 6.1. Iniciada el 13 de abril de 1994, terminada el 28 de junio de 1995; reabierta el 21 de
noviembre y terminada el 30 de noviembre de 1995.
4. DIRECTEMAR. Operación cianuro, caso M/N “Kamina”.
5. León H., Emilio (2014). Una misión importante. Revista Bonanza, 15-19.
6. Prado, Roberto y Alcázar, Fernando (1994). Alternativas de acción respecto al hundimiento de
contenedores con cianuro de sodio frente a las costas de Quintay en la Quinta Región. Informe
de Consultaría. 9 pp. * * *
REVISMAR 3 /2015
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