Revista de Marina
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La trinidad de Clausewitz y la inteligencia artificial

  • Jorge Greig Silva

Por Jorge Greig Silva

  • Fecha de recepción: 23/12/2021
  • Fecha de publicación: 30/04/2022. Visto 779 veces.
  • Resumen:

    El gran avance tecnológico que ha catapultado la llamada “cuarta revolución industrial” ha tenido como ingrediente clave la Inteligencia Artificial (IA), la que, dado su enorme potencial, hace difícil imaginar todo el proceso que traerá. No obstante, la esencia humana no ha cambiado y siendo la guerra un fenómeno social, la trinidad de Clausewitz seguirá tan vigente como hasta el día de hoy.

  • Palabras clave: Inteligencia artificial, trinidad clausewitz, inteligencia artificial.
  • Abstract:

    The huge technological breakthrough that has launched the so-called "fourth industrial revolution" has Artificial Intelligence (AI) as its key ingredient. Given the enormous potential of AI, it is difficult to envision all the advancement it will bring. However, human nature has not changed, and being war a social occurrence, Clausewitz`s trinity will continue to be in force as it is today.

  • Keywords: artificial intelligence, Artificial Intelligence, Artificial intelligence, Clausewitz's trinity.

La llamada “Industria 4.0” da el inicio a la denominada “cuarta revolución industrial”, donde la característica principal es el desarrollo de nuevas tecnologías que tienen como objetivo mejorar procesos y traer beneficios en distintas áreas, desde las más cotidianas hasta las más complejas, cambiando la forma en que vivimos e incluso la forma de relacionarnos. Una de las tecnologías clave para el desarrollo de esta revolución es la Inteligencia Artificial (IA), debido a que está presente en todos los desarrollos tecnológicos que producen los mayores cambios y, sin ir más lejos, también está presente en el área militar y en todo lo que rodea al fenómeno de la guerra.

La definición de IA aún genera controversias entre los expertos del área, siendo una de las más comunes la que se refiere a que “es la combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades que el ser humano” (Iberdola, 2021); sin embargo, en esta definición es materia de debate el concepto “mismas capacidades”, ya que las intrínsecas al ser humano son muy amplias y complejas; por ello, hasta hoy, las más particulares y especiales no han podido ser igualadas por la IA. Relacionado con lo anterior y mirando hacia el futuro, el artículo publicado por el sitio web The Conversation menciona que el científico Stephen Hawking señaló que “los desarrollos futuros en la IA podrían significar el fin de la raza humana y las máquinas pensantes despegarían por sí mismas, modificándose, diseñando y construyendo de forma independiente sistemas cada vez más capaces” (Santos Rutschman, 2018).

Por otra parte, los estudiosos del fenómeno de la guerra mantienen como referente los postulados presentados por Clausewitz, ya que la naturaleza de la guerra contiene su esencia como fenómeno humano y social, lo que hace que sus postulados sean permanentes en el tiempo, debido a que la esencia del ser humano no cambia, como expresa Yuval Noah Harari en su libro Homo Deus (2017):

“Durante miles de años, la historia ha estado llena de turbulencias tecnológicas, económicas, sociales y políticas. Pero algo permaneció inalterable: la propia humanidad. Nuestros utensilios e instituciones son muy diferentes de los de la época bíblica, pero las estructuras profundas de la mente humana siguen siendo iguales.” (p. 49)

Por lo anterior, estos postulados no se han visto afectados y, debido a esto, la trinidad se mantiene válida en la actualidad. La tecnología ha cambiado la forma de hacer la guerra, no su naturaleza, que sigue siendo un enfrentamiento humano y complejo con objetivos políticos.

Por ello, pese a todos los avances de la tecnología y el desarrollo de la IA, se plantea la tesis de que la IA no puede reemplazar al ser humano en ninguno de los aspectos de la trinidad de Clausewitz, solo puede complementarlo.

Según Clausewitz (2002), la naturaleza de la guerra está definida por una trinidad compuesta por la razón, el genio y la pasión, que afectan al gobierno, a las fuerzas armadas y al pueblo. Sin embargo, estos elementos se entrelazan entre sí y es ahí que se asocian; el gobierno a la razón; el ejército a la genialidad; y el pueblo a la pasión. Para comprobar la tesis expuesta, se argumentará respecto a cada uno de estos factores propios del ser humano, pero que eventualmente podrían ser desarrollados y aplicados por la IA, dejando al hombre fuera de la trinidad.

Clausewitz (2002) indica que el primer elemento es “el carácter subordinado del instrumento político, que lo inducen a pertenecer al ámbito del mero entendimiento” (p. 21), haciendo referencia a la “razón”, cuya definición es “la capacidad de la mente humana para establecer relaciones entre ideas o conceptos y obtener conclusiones o formar juicios” (Lexico, 2021). Bajo el simple análisis de este concepto y reconociendo las capacidades desarrolladas por las mejores IA presentes hoy en día, se puede concluir que estas sí pueden utilizar la razón para resolver una alta gama de problemas y tomar decisiones de distinta índole. Pero llevando a la IA a interactuar dentro del fenómeno de la guerra, se plantean algunas interrogantes como: ¿qué nivel de decisiones puede desarrollar?, ¿será capaz de definir el fin político y determinar los objetivos a alcanzar?, ¿será capaz de asignarles valor y determinar los esfuerzos a realizar para alcanzar los objetivos? Estas y otras preguntas pasan por nuestra cabeza cuando pensamos en la razón de la trinidad de Clausewitz y el fenómeno de la guerra.

La IA no puede reemplazar al ser humano en el factor “razón” de la trinidad de Clausewitz, debido a que el razonamiento que se debe aplicar en el ambiente inmerso en la guerra no es simple, como se podría llegar a pensar, tomando en cuenta solo la definición de este concepto; este va mucho más allá y es complejo, dado que las interrogantes y escenarios a que nos enfrentamos son muchos, variados, inusuales y únicos, con características especiales que hacen que se genere gran incertidumbre; por ello, para desarrollar y aplicar el razonamiento correcto, dentro del fenómeno de la guerra influyen de sobremanera los aspectos morales, valóricos, éticos y también las características propias del ser humano, como son la percepción, los sentimientos, las emociones y la intuición. Todos estos elementos definen e influyen en la razón y permiten que el hombre haga uso de ella en forma adecuada. En la actualidad, los desarrolladores de la IA no han podido llevar adelante los programas y algoritmos que, junto al procesamiento de datos, puedan ejercer un razonamiento incorporando los elementos nombrados; por lo tanto, la IA carece de estos elementos que se integran a la hora de buscar soluciones y tomar decisiones, por lo que es incapaz de razonar de forma correcta en las condiciones que impone la guerra y, debido a esto, es incapaz de reemplazar al hombre en la razón de la trinidad de Clausewitz. Al respecto, Mary Cummings (2017) señala que:

“Replicar el concepto intangible de intuición, razonamiento basado en el conocimiento y verdadera experiencia está, por ahora, más allá del ámbito de las computadoras. Actualmente se están realizando importantes investigaciones para cambiar esto, los algoritmos de aprendizaje automático puedan detectar un patrón o evento nunca antes encontrado, o incluso escenarios que son solo ligeramente diferentes.” (p. 7)

Con lo expresado por Cummings, reafirmamos que la IA no reemplaza al ser humano en lo que respecta a la razón en la trinidad de Clausewitz, solo lo puede complementar en la ayuda a la toma de decisiones. Ejemplo de esto lo encontramos en sistemas de mando y control que procesan y clasifican de forma automática los contactos, haciendo uso de la información proporcionada por sensores, llegando a evaluar si es o no una amenaza, incluso, si es permitido por el hombre, hacer uso del armamento.

Complementando lo anterior, Clausewitz (2002) indica que la segunda parte de la trinidad está compuesta por “el juego de azar y probabilidades”, dentro del cual el espíritu libre se mueve sin límites y debe estar presente primordialmente en el mando y el ejército, por lo que se plantea la relación “genio-ejército” para identificar este segmento de la trinidad. Al referirnos al término “genio” como “la capacidad y facilidad extraordinarias para crear o inventar cosas nuevas y admirables o para realizar alguna actividad con creatividad y brillantez” (Lexico, 2021) y analizarlo, inferimos inmediatamente que la IA no puede reemplazar al ser humano en este factor de la trinidad, ya que esta solo procesa los datos conocidos y los trabaja en base a algoritmos para presentar distintos cursos de acción o soluciones y así, posteriormente, elegir y realizar el que considere mejor. Pero ¿qué pasa cuando faltan datos? ¿los puede inventar? Y si los inventa ¿será una solución real o adecuada para la situación que se vive, insertos en el fenómeno de la guerra? ¿será creativa y brillante? ¿será efectiva contra el enemigo? ¿cumplirá con el objetivo identificado? Hoy en día, la IA no puede conceder lo que plantean esas preguntas, ya que actúa por procesos lógicos con datos reales y, sumado a lo anterior, los campos que utiliza la genialidad no son programables ni replicables por los algoritmos más evolucionados aplicados por la IA. Al respecto Paul Lara (2021), experto y conferencista en temas de tecnología y futurismo señala:

“La función general de la inteligencia humana es la innovación, ya que puede crear, colaborar, generar ideas e implementar. En cuanto a la IA, su función general es más de optimización, ya que realiza tareas de manera eficiente de acuerdo con la forma en que está programada.” (p. 1)

Un ejemplo de esto es lo que ocurrió después de la batalla de Midway, cuando el almirante Spruance necesitaba saber la ubicación de los portaviones japoneses para poder emprender la batalla sobre ellos, por lo que decidió con poca información, pero con vasta experiencia, percepción e intuición, mandar en una dirección que intuyó era la correcta, a quince aviones torpederos, de los cuales solo uno volvió, objeto ubicar a los japoneses. Afortunadamente, acertó en su decisión y cumplió su objetivo de detectar a los portaviones japoneses y atacarlos. Una IA no hubiese podido tomar esa determinación y seguramente no hubiese presentado el curso de acción efectuado, ya que lo que llevó a ejecutarlo fue influenciado por características que no tiene, como la intuición, alimentada por la experiencia y el conocimiento.

Muchas veces hemos escuchado que una decisión tomada por un comandante carecía de lógica o que se criticó el actuar de un jefe militar por hacer cosas sin sentido, pero que finalmente resultaron ser las adecuadas. Variadas maniobras efectuadas, enmarcadas en el fenómeno de la guerra, catalogadas como innovadoras, creativas y brillantes, llegaron por la intuición del jefe militar y se complementaron con la astucia y la sagacidad, conceptos que son difíciles de modelar e implementar por la IA y, debido a esto, no puede reemplazar al hombre en el concepto “genio” de la trinidad.

El último factor que compone la trinidad de Clausewitz es la “pasión”, a la que él se refiere como “el odio, la enemistad y la violencia primigenia de su esencia, elementos que deben ser considerados como un ciego impulso natural” (Clausewitz, 2002). A su vez, la podemos definir como “el sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón, como el amor, el odio, los celos o la ira intensos y, el entusiasmo o vehemencia grandes en algo que se hace o se defiende” (Lexico, 2021). La pasión es una cualidad propia del ser humano, es lo más fuerte que mueve al pueblo y al ejército, alimenta la voluntad de lucha para buscar y conseguir los objetivos establecidos. Sin lugar a dudas, esta cualidad intrínseca del ser humano es la más difícil de adquirir e implementar por la IA, debido a que abarca campos que no han podido ser desarrollados por los expertos en el área, tales como son las emociones y los sentimientos y, por esto, la IA no puede reemplazar al hombre en la trinidad, en lo que respecta a la pasión.

Sin embargo, la IA sí puede ser un complemento, ya que la pasión del ser humano es influenciable y hoy en día, en un mundo cada vez más conectado, es posible intervenir o afectar los sentimientos y las emociones de las personas mediante el uso de la información. La tecnología alcanzada por la IA puede manejar y distribuir la información según la programación que tenga para cumplir los objetivos establecidos.

Si tomamos la declaración de Stephen Hawking antes mencionada, podemos inferir que la IA se desarrollará a tal nivel que logrará incorporar las características humanas intrínsecas y reemplazará al hombre en todos los factores de la trinidad de Clausewitz. No obstante, los desarrolladores de esta tecnología aún no pueden llegar a programar los algoritmos que permiten esto y la IA aún no es capaz de aprenderlas o desarrollarlas por sí sola. Refiriéndose al tema, Yuval Noah Harari (2017) comenta: “En tal caso, ¿de dónde llegó esa chispa y por qué estamos seguros de que una inteligencia artificial no la adquirirá nunca?” (p. 102). Es esa “chispa” a la que se refiere como las características intrínsecas del ser humano que hasta hoy la IA no ha podido replicar y que se definen como la intuición, la moral, la ética, la pasión, la voluntad, la empatía, la emoción y el sentimiento, entre otras más, que definen al ser humano como tal, por lo que hasta que no llegue el día en que la IA adquiera esa “chispa”, no podrá reemplazar al ser humano en la trinidad de Clausewitz y, si ese día llega, como dijo Stephen Hawking, podría significar el fin de la raza humana.

Los postulados de Carl Von Clausewitz respecto a la naturaleza de la guerra siguen vigentes, ya que se basan en la naturaleza del ser humano que, dada su esencia, no cambia a través del tiempo.

La esencia del ser humano trae con ella características especiales y particulares que hasta hoy en día los expertos en la materia de la IA no han desarrollado e implementado. Sumado a lo anterior, no se ha podido descubrir la tecnología que permita que la IA las aprenda o adquiera por sí sola.

Los factores que definen la trinidad de Clausewitz son desarrollados e influenciados por todas las características intrínsecas del ser humano. Por ello, si bien la IA puede razonar y tener genialidad superior al ser humano en algunas áreas de desarrollo, al ponerla en acción inmersa en el fenómeno de la guerra, no lo puede superar, debido a que en la niebla de la guerra se presentan características y condiciones que requieren que estos factores sean desarrollados influenciados por esas cualidades humanas que la IA no ha podido adquirir, razón por la que no puede reemplazar al ser humano en la trinidad de Clausewitz.

Sin duda alguna, en el futuro la IA podrá aumentar su capacidad en el área de la razón, superando la inteligencia del ser humano al presentar respuestas más rápidas y eficientes a problemas planteados en el ámbito de la guerra; sin embargo, para lograr el éxito, además de la razón, deben estar presentes la genialidad y la pasión, dos factores que difícilmente podrán ser desarrollados por la IA.

Finalmente, se debe considerar a la IA como un complemento de las capacidades humanas y, en la guerra, se debe utilizar como una herramienta para agilizar procesos, incluso en el área de la toma de decisiones, donde puede ser un asesor que marque la diferencia con el adversario y nos lleve a lograr la victoria.

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