- Fecha de publicación: 01/02/2006.
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Introducción.
E
n un mundo globalizado en que
las distancias cada día se acortan
“virtualmente más” y los pro
-
ductos y modas pasan de un continente
a otro con la velocidad que navega una
enorme nave mercante, capaz de trans
-
portar todo tipo de carga rápidamente
hasta nuestros hogares, también nos ha
traído de visita a nuestras costas de una
serie de individuos no deseados: son las
denominadas especies exóticas y que
en algunos lugares del mundo son ver
-
daderas plagas.
Inicialmente las naves fueron cons
-
truidas de forma que siempre mantenían
carga a bordo, la cual era vendida o cam
-
biada en un puerto, para luego zarpar a
otro lugar y proceder de la misma forma
con las cargas existentes a bordo. Cuando el comercio no permi
-
tía efectuar dicho intercambio en el
próximo puerto, la nave era llenada con
carga, que si era arrojada al mar por la
borda de la nave, no representaba una
pérdida para el dueño de ésta y es así
que los espacios vacíos que se eviden
-
ciaron, fueron llenados con cargas iner
-
tes sólidas, principalmente consistente
en piedras o rocas de los más diversos
tipos, que servían como peso o lastre de
la nave, pero que llevaba tiempo mani
-
pularlos y representaban una posible pérdida de estabilidad de la nave al des
-
plazarse durante la travesía. Con la introducción del vapor y la
hélice en las naves y quedando muchas
naves, al descargar, con gran parte de
su obra viva, lo que debe quedar bajo
el agua, sobre la superficie del mar y su
hélice poco sumergida, o descubierta,
a fines de 1880 se comenzó a usar tan
-
ques para almacenar agua como lastre a
bordo de dichas naves.
El empleo del agua como lastre faci
-
lita el negocio naviero, ya que éste hacía
uso de un recurso existente en demasía,
sin costo adicional y por ser un líquido,
se adaptaba a la forma del tanque lo que
permite su rápido confinamiento en el
mismo. Otra ventaja era el hecho que
con este sistema se presentan las bode
-
gas de carga vacías y listas para su uso
en puerto, a diferencia que cuando se
usaba otro tipo de lastre, éste debía ser
desembarcado para luego embarcar la
carga, aumentando el tiempo de opera
-
ción de la nave en puerto. Con el adecuado manejo de las
aguas de lastre a bordo de las naves,
éstas comenzaron a ser más seguras,
por cuanto no sufrían grandes esfuerzos
estructurales, mantienen una buena esta
-
bilidad, un casco relativamente sumer
-
gido y su hélice cubierta de agua, lo cual
permite mejorar el andar de la nave y
LA REALIDAD DE LAS
AGUAS DE LASTRE
EN CHILE
Juan Antonio Berasaluce Astudillo *
* Capitán de Fragata LT. Máster en “Planificación y Gestión del Medio Ambiente y los Recursos Naturales”, Universidad Politécnica de Madrid, España.
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
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casi siempre, mantener una condición
de carga ideal.Los barcos o naves mercantes, casi
siempre llevan agua de lastre cuando no
están llevando carga y a esta condición
se le conoce, en términos náuticos, como
navegar en “lastre”. Las aguas de lastre pueden ser del
más diverso origen y características,
dependiendo de dónde la nave “tomó”
o “lastró” su agua, ésta puede ser dulce
o salada y de acuerdo al procedimiento
de succión y las características del lugar
donde fue tomada, puede contener una
gran cantidad de organismos vivos o
sedimentos (sólidos en suspensión). Variados estudios científicos como
los de Carton & Seller 1993 y Gollasch
1995, han establecido que se pueden
encontrar, como promedio, en aguas de
lastre tomadas en zonas costeras, entre
3.000 y 4.000 especies diferentes trans
-
portadas en un barco. Se debe tener
presente que muchas de estas especies
pueden sobrevivir al especial confina
-
miento que impone un tanque de lastre,
ya sea por días o varios meses, lo cual
hace de este transporte no deseado, un
vector para el traslado de especies exóti
-
cas de un lugar a otro en el mundo. El traslado de las aguas de lastre ha
dado origen a una introducción involun
-
taria de organismos exóticos (extraños)
en diversas partes del mundo, logrando
en algunos lugares su establecimiento,
muchas veces desplazando a especies
nativas con la potencial amenaza para el
medio ambiente local y sus economías. Grandes cantidades de agua de mar,
con todo lo que ello implica, han sido
llevadas fuera de su lugar de origen a
los lugares más remotos y distantes de
la tierra, tras mucho días o meses de
navegación. Chile no está exento de este
intercambio y se estima que se reciben
desde el extranjero grandes cantidades
de estas aguas usadas como lastre y
desde nuestras costas, se han enviado
una cantidad de agua lastre, no despre
- ciable, con diferentes destinos ya sea a
puertos nacionales (cabotaje) o extranje
-
ros, lo cual ocurre todos los años por ser
Chile un país dependiente del transporte
marítimo, por lo cual este trabajo pre
-
tende mostrar la realidad nacional.
Las aguas de lastre en Chile.
Chile por su condición geográfica,
cercado al este por la cordillera de Los
Andes, al norte por el desierto más árido
del mundo y al sur y oeste, por mar, el
océano Pacífico, el más grande del pla
-
neta, hacen que nuestro país sea esen
-
cialmente insular y en consecuencia
su dependencia de las comunicaciones
marítimas es absoluta y de innegable
valor estratégico. Se suma a lo anterior el hecho que
Chile tenga más de 4.700 kilómetros de
costa, que comprende zonas costeras
completamente abiertas al océano Pací
-
fico, hasta las aguas interiores, exis
-
tentes desde Puerto Montt al sur, más
conocidas como Zona de los Canales,
lugar de aguas protegidas. Producto de la geografía costera, en
las costas chilenas podemos encontrar,
y acorde a los registros de la Autoridad
Marítima Nacional, la Dirección General
del Territorio Marítimo y Marina Mercante
(DIRECTEMAR) más de 100 lugares que
poseen un “Puerto Comercial” y de los
cuales recalan o zarpan naves extranjeras
y que también son lugares donde se des
-
lastra o carga agua de lastre. Estos luga
-
res se encuentran ubicados a lo largo de
la costa de norte a sur, y van desde Arica
hasta Puerto Williams.
Lo anterior es de suma importancia
por cuanto de acuerdo a lo señalado por
el “Boletín Estadístico Marítimo”, edición
2003, de la Dirección General del Terri
-
torio Marítimo y de Marina Mercante,
se puede apreciar que más del 70% del
comercio exterior chileno, es realizado
por vía marítima. El mismo documento nos indica un
creciente y paulatino aumento del tone
-
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LA REALIDAD DE LAS AGUAS DE LASTRE EN CHILE
laje movilizado en exportación, el cual
en 1993 alcanzaba sólo a los 20.770.941
toneladas. Nueve años después supera
los 36.109.221 toneladas, es decir, se
experimentó un crecimiento del 73%, en
el total del tonelaje movilizado, como se
ve reflejado en la figura 1.Un aumento tan significativo en las
exportaciones, también está relacio
-
nado, directamente, con la cantidad
de naves mercantes que recalan a los
puertos existentes en nuestra costa
en busca de esa carga, como lo señala
la figura 2. Estamos hablando de una
cantidad anual que fácilmente supera
las 10 mil naves, de todos los tipos y
portes, las cuales muchas veces, pro
-
cedente del extranjero, son portado
-
ras de grandes cantidades de aguas
de lastre, que luego son depositadas,
mejor dicho deslastradas en los res
-
pectivos lugares de carga, los puertos
de nuestra costa.
Si bien en la figura se puede apre
-
ciar un descenso del total de naves en
el período 1997-1999, y sólo repunta a
contar del año 2000, la tendencia proyec
-
tada es al aumento del número de naves
recaladas a puerto, durante los próximos
años. Estas naves que recalan a los puertos
y/o terminales marítimos ubicados en la
costa chilena, vienen, principalmente, a
buscar carga a granel, que corresponde
principalmente a minerales y madera, y en menor cantidad corresponde a
carga general, seguido de cargas líqui
-
das y terminado con carga frigorizada.
Se debe tener presente que las
naves mercantes para poder navegar
necesitan lastre y si no tienen carga
en sus bodegas, por lo cual proce
-
derán a llenar sus tanques con agua
de lastre y es así que una nave Bulk
Carrier, provista de una moderna
estructura de doble casco, tanques
repartidos de proa a popa y de lado a
lado en forma uniforme, más alguna
bodega usada para “aguas de lastre
limpias (sin hidrocarburos), puede
embarcar unas 75.000 toneladas de agua
de lastre y como Chile es un país emi
-
nentemente exportador de productos a
granel (materias primas) las naves mer
-
cantes tipo Bulk Carrier, recalarán a los
puertos cargadas con agua de lastre que
descargarán para poder embarcar.
Cantidad de aguas de lastre en Chile.
En el caso de las naves mercantes
que se dedican al transporte de carga
general y que embarcan principalmente
contenedores, con los más diversos
productos, se puede señalar que nunca
llegan completamente descargadas a
un puerto y tampoco zarpan sin nada de
carga de éste. En cada puerto embarcan
y/o descargan toneladas de carga muy
semejantes en pesos y quizás volúme
-
Fig. 1. Tonelaje movilizado en exportaciones años 1993 a 2002. (Gentileza DIRECTEMAR).
Fig. 2. Número de naves recaladas a puerto años 1993 a 2002. (Gentileza DIRECTEMAR).
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nes, pero en aquellos puertos que la
nave queda muy liviana, porque des
-
carga más de lo que embarcó, para poder
navegar en buena forma, el capitán com
-
pensará esta diferencia con el llenado de
sus tanques de agua de lastre, agua que
embarcará en el mismo puerto sin cargo
y tiempo adicional. Conforme a un estudio desarrollado
en el puerto de Antofagasta, ubicado en
el norte de Chile, en la bahía Moreno, es
un puerto de carga general, puerta de
entrada para una gran cantidad de insu
-
mos de uso en la minería y lugar de salida
para los diversos minerales que de allí se
exportan, siendo el cobre el principal, se
estableció la siguiente tabla:
En la tabla I, se aprecia el total de
carga exportada durante los años 1996 y
1997, la cual va en aumento, al igual que
el número de naves mercantes que reca
-
laron a dicho puerto, para poder llevarse
toda esas toneladas. Sin embargo, el
número de naves que deslastraron de un
año a otro disminuyó, lo que puede ser
atribuido al hecho que algunas llegaron
con más o igual cantidad de toneladas
de carga que se llevaron, por lo cual no
fue necesario deslastrar. Finalmente la
última columna se hace
una relación porcentual
entre las toneladas de
aguas de lastre deslas
-
trado y las toneladas de
carga exportada por el
Puerto de Antofagasta,
representado el agua de
lastre que fue vertida un
19 y 16 por ciento de las
toneladas exportadas. En el puerto de Antofagasta no sólo
se descargó aguas de lastre (deslastró)
en 1996, también se procedió a embarcar
(lastrar) la cantidad de 163.380 tonela
-
das de aguas de lastre. Esto se debe a la
existencia en el puerto de Antofagasta de
tres terminales petroleros que reciben el
combustible para la ciudad y las grandes
empresas existentes en dicha región, ya
que de las 54 naves que descargaron com
-
bustible en los terminales, al momento
del zarpe y para mantener las condiciones
de estabilidad, embarcaron las toneladas
de agua de lastre antes señaladas. Esta
acción se mantiene a la fecha dado que los
terminales existentes en Antofagasta, sólo
efectúan descarga de combustibles. En la bahía Moreno, al sur del
puerto de Antofagasta, también existe
un terminal de embarque, para carga
a granel, Puerto Coloso o terminal
“Coloso”. Lugar de embarco del con
-
centrado de cobre, que es exportado
por la empresa Minera Escondida Limi
-
tada a diferentes partes del mundo,
pero principalmente a puertos ubica
-
dos en el Asia Pacífico.
Las naves mercantes que efectúan
este tipo de transporte son las adecuadas
para cargas a granel (Bulk Carrier), que
el mismo terminal embarca mediante un
sistema de correas transportadoras, que
depositan el concentrado en las bode
-
gas correspondientes, dejando a la nave
cargada al máximo de su capacidad, por
lo cual, toda nave que venga a embarcar
debe recalar al terminal cargada sólo con
agua de lastre (en lastre).
Tabla I: Estadística de Aguas de Lastre en Puerto de
Antofagasta.
Año Carga
Exportada Total
Naves Naves que
Deslastraron Total
Lastre % Lastre/ carga
1996 1.419.774 669 119 272.335 19
1997 1.608.069 672 114 257.291 16
Tabla II: Aguas de Lastre en Terminal Coloso.
Toneladas de carga
a granel Exportada
por Coloso Toneladas de
Agua de Lastre Deslastrada
% agua
Deslastrada v/s.
carga Exportada Naves
Recaladas
1996 1.570.765 305.478 19 51
1997 1.946.463 265.597 14 79
1998 2.050.335 348.556 17 61
1999 1.951.635 351.294 18 68
2000 1.802.550 306.443 17 68
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LA REALIDAD DE LAS AGUAS DE LASTRE EN CHILE
En la tabla II se puede apreciar que la
cantidad de concentrado de cobre, carga
exportada por el puerto de Coloso, man
-
tiene una cifra cercana a los 2 millones
de toneladas, con un máximo alcanzado
en 1998 y después cifras de descenso.
Esta disparidad obedece a los valores
que alcanzan los minerales en el mercado
metalero de Londres, los que hacen dismi
-
nuir la oferta, producción, para aumentar
la demanda y así poder subir los precios. Al igual que la carga, las toneladas
de aguas de lastre descargadas (deslas
-
tradas) en puerto Coloso sufren variacio
-
nes, a pesar que en dos años el número
de naves recaladas fue el mismo, el año
que bajó el tonelaje exportado, también
bajó la cantidad de agua de lastre descar
-
gada. Fenómeno que queda claramente
reflejado cuando se relaciona porcentual
-
mente la cantidad de toneladas expor
-
tadas con las toneladas deslastradas de
agua de lastre, cifras que se señalan en la
columna tres y señalan porcentajes que
varían entre un 14% y 19%. De las tablas antes expuestas,
se puede establecer una directa rela
-
ción entre las cantidades de aguas
de lastre y las toneladas exportadas
por los puertos existentes en la bahía
Moreno, de las que se concluye que: El mayor aporte en aguas de
lastre, proveniente del extranjero,
lo efectúan las naves que vienen a
buscar cargas a granel y navegan en
lastre a su puerto de embarque. Toda nave mercante, que no sea
para carga a granel y que embarca
más de lo que descarga, debe des
-
lastrar sus tanques de lastre para poder
mantener su estabilidad segura y no se
sobrecargue. A la inversa, toda nave mercante que
no sea para carga a granel, que embarca
menos de lo que descarga, debe las
-
trar para poder mantener su estabilidad
segura. Los datos también demuestran que la
relación del agua de lastre está dada por la carga que se embarca y no por la can
-
tidad de naves que recalan a un puerto o
su Tonelaje de Registro Grueso (T.R.G.)
(OMI, 2000), pues cuando recalaron más
naves no aumentó el tonelaje de aguas
de lastre deslastrada. Además es posible
observar una correlación, entre la canti
-
dad de carga que a granel es embarcada
en el puerto terminal Coloso y la cantidad
de agua de lastre descargada, llegando
ésta a representar un promedio aproxi
-
mado al 17% del total de la carga. Ahora bien, si se efectúa una relación
a nivel nacional entre el total de carga a
granel embarcada y exportada, por todos
los puertos del país, con el porcentaje de
un 17%, que correspondería al agua de
lastre que se deslastra en forma prome
-
dio en puerto Coloso, Antofagasta, se
desarrolló la tabla III, la que nos entrega
una aproximación de las toneladas de
agua de lastre que se descargan a nivel
nacional, producto de las toneladas de
cargas a granel que Chile exporta.
En la tabla III los registros de las
toneladas de carga a granel exportadas a
nivel nacional, son datos oficiales entre
-
gados por la DIRECTEMAR, en su boletín
estadístico, pero el porcentual de agua
deslastrada, está asumido de acuerdo al
promedio estudiado en puerto Coloso,
tabla II. Por lo cual se puede señalar, a
modo de referencia, que la cantidad de
agua de lastre descargada en los termi
-
nales que embarcan carga a granel en
Tabla III: Toneladas de Aguas de Lastre a
Nivel Nacional por Carga a Granel
Toneladas de carga a granel Exportada a Nivel Nacional % agua
Deslastrada v/s
carga Exportada Toneladas de Agua de
Lastre Deslastrada a nivel Nacional
1996 19.149.824 17 3.255.470
1997 16.357.029 17 2.780.694
1998 15.882.237 17 2.699.980
1999 16.780.896 17 2.852.752
2000 10.156.618 17 1.726.625
2002 17.761.860 17 3.019.516
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Chile, en promedio supera las 2.5 millo -
nes de toneladas anuales. A medida que las toneladas de carga
a granel exportada a nivel nacional dis
-
minuyen, también diminuye la cantidad
de aguas de lastre que son descargadas
en los puertos chilenos. Por este hecho
se puede señalar que un país que es
eminentemente exportador de cargas
a granel por vía marítima, tiene mayo
-
res probabilidades de recibir una mayor
cantidad de aguas de lastre para descar
-
gar en sus puertos, lo que aumenta el
riesgo de introducción de especies exó
-
ticas por este medio.
Siguiendo la misma metodología
que se ocupó en la tabla III, “tonela
-
das de aguas de lastre a nivel nacional
por carga a granel”, se procedió a con
-
feccionar la tabla IV, que muestra las
“toneladas de aguas de lastre a nivel
nacional”, por el total de cargas expor
-
tadas en el país, desde el año 1996 al
año 2002. Volviendo a usar como refe
-
rente del porcentual de aguas de lastre
un 17%, establecido como promedio
para los efectos de este trabajo, los
resultados obtenidos coinciden con
estudios anteriores y pueden resumirse
de la siguiente manera:
En la tabla IV, las relaciones de
toneladas de agua de lastre recibidas
promedian el orden de los 5.5
millones de toneladas y creciendo de acuerdo al aumento en la cantidad de
exportaciones.
Con estos datos señalados en forma
precedente, se puede concluir, sin lugar
a dudas, que anualmente en Chile se
deslastran, más de 6 millones de tone
-
ladas de aguas de lastre, todas prove
-
nientes del extranjero. Este tonelaje
indica la magnitud del problema que
se debe enfrentar y la proporción de las
medidas que se deben desarrollar, para
evitar la introducción de especies exóti
-
cas o disminuir el riesgo que esta intro
-
ducción no intencional en las aguas de
jurisdicción nacional en las costas de
Chile, representan para el país.
El origen de las aguas de lastre que
llegan a Chile.
Si consideramos cuales son los
mayores mercados a los cuales Chile
accede con sus exportaciones, veremos
que un 45% están orientados al Asia -
Pacífico, por lo tanto desde allí proviene
la mayor cantidad de aguas de lastre que
llega a los puertos de Chile, y no sería
raro encontrar en nuestras costas, espe
-
cies originarias de esas latitudes, convi
-
viendo con las especies locales y como
se muestra en el gráfico del comercio internacional chileno, correspon
-
diente al año 2002, que se repre
-
senta en la figura 3, el mayor
riesgo proviene del Oriente. Todo esto puede parecer catas
-
trófico, pero la distancia y el tiempo
de navegación juega a favor de
Chile, ya que una nave en cruzar
el océano Pacífico se demora fácil
-
mente 40 días,(registro Goberna
-
ción Marítima de Antofagasta), con
lo cual tiene tiempo para efectuar
el cambio de las aguas de lastre y
dado el largo período de encierro
y las condiciones en las cuales se
desarrolla es muy probable que la
mortandad de especies dentro del tanque
sea alta, no recibiendo especies exóticas
por esta vía, lo cual, a la fecha, ha que
-
Tabla IV: Toneladas de Aguas de Lastre a Nivel Nacional por el Total de Carga Exportada
Toneladas de carga
Exportadas a Nivel Nacional % agua
Deslastrada v/s
carga Exportada Toneladas de Agua de
Lastre Deslastrada a nivel Nacional
1996 29.528.008 17 5.019.761
1997 30.144.122 17 5.124.701
1998 28.211.564 17 4.795.965
1999 31.287.369 17 5.318.852
2000 34.073.921 17 5.792.567
2001 37.112.981 17 6.309.207
2002 36.106.221 17 6.138.567
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LA REALIDAD DE LAS AGUAS DE LASTRE EN CHILE
dado demostrado. Sin embargo nume -
rosos estudios científicos realizados en
diversos países, han puesto de relieve
que muchas especies de bacterias, plan
-
tas y animales pueden sobrevivir en las
aguas de lastre y en los sedimentos trans
-
portados por los buques incluso después
de viajes de varios meses de duración,
lo que constituye un eminente riesgo
ambiental acuático para un país como
Chile, ante lo cual la Autoridad ya ha pro
-
cedido a tomar las medidas de rigor que
corresponde para disminuir el riesgo de
introducción de especies acuáticas exóti
-
cas, por medio de las aguas de lastre.
Control de las aguas de lastre en puerto.
Al momento que una nave, proce -
dente del extranjero recala a puerto, se
debe proceder con la recepción, es decir,
el acto por el cual la Autoridad Marítima
verifica que los documentos y las con
-
diciones de seguridad de la nave están
en orden, y fija las normas a que deberá
sujetarse en su ingreso y durante su per
-
manencia en puertos nacionales.
El trámite de la recepción a bordo
de la nave, constituye un acto adminis
-
trativo, que implica la verificación física
de los documentos que el Capitán de la
Nave presenta a las diversas Autorida
-
des y debe dar respuestas sobre las con
-
sultas que se le efectúan. En el caso de las aguas de lastre,
el Capitán de Puerto debe verificar si la nave trae agua de lastre, en qué cantidad,
su ubicación y si deslastrará estando en
puerto. En caso de ser afirmativa la res
-
puesta, el Capitán de la Nave debe entre
-
gar los registros que permitan verificar si
se efectuó el cambio del agua de lastre a lo
menos una vez durante la navegación y a
más de 12 millas náuticas de la costa chi
-
lena, tal como lo establece la Resolución
Ordinaria DGTM. y MM. N°12600/1, del 22
de octubre de 1999, vigente a la fecha.
El Capitán de Puerto debe verificar
los documentos oficiales de la nave,
como son su bitácora o libro de nave
-
gación, libro de registro de lastres de la
sala de máquina, etc, objeto determi
-
nar claramente si se efectuó cambio
en alta mar, la latitud y longitud de
donde comenzó, (posición inicial) lati
-
tud y longitud de donde dio término
al cambio (posición final). Estos ante
-
cedentes son requeridos por cada
tanque de aguas de lastre que posee
la nave y que solicitan ser deslastra
-
dos en puerto. Si el Capitán de Puerto, la Autori
-
dad Competente, tiene dudas respecto
a los registros presentados, deberá
efectuar una inspección visual y ver
si las aguas de lastre son “limpias” al
momento de la descarga y no deja ras
-
tros visibles de hidrocarburos en el agua
o las proximidades de la descarga.
Comentarios finales.
La probabilidad de una especie
introducida se pueda establecer en
nuevas regiones y generar problemas
ambientales, depende de varios factores,
principalmente relacionados, fundamen
-
talmente de las condiciones de la zona
de descarga (receptora), habiendo más
especies que tiene más probabilidad
de arraigar cuando las condiciones son
parecidas a las de su procedencia, como
por ejemplo la salinidad y temperatura.
Los estudios realizados indican que nor
-
malmente menos del tres por ciento de
las especies transportadas llegan a esta
-
Fig. 3. Porcentaje de las exportaciones e importaciones del comercio chileno, siendo el continente asiático el mayor destino de nuestras exportaciones en toneladas. (Gentileza DIRECTEMAR).
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blecerse en las nuevas regiones, pero
tan sólo una especie depredadora podría
dañar gravemente el ecosistema local. Se suma a lo anterior factores adi
-
cionales como el clima, número de espe
-
cies introducidas (tamaño de población
del fundador), los competidores nativos
y la disponibilidad de comida. Por consi
-
guiente, si el puerto de lastrado (carga) y
el puerto de deslastrado (descarga) son
ecológicamente comparables, el riesgo
de una introducción de la especie exó
-
tica es relativamente alto. Las observaciones han demostrado
que los organismos no necesitan ser pestes
dañinas para causar un severo perjuicio.
Algunos invasores afectaron a la flora y
fauna nativa compitiendo por la comida,
hábitat y otro recurso. El peor caso ecoló
-
gico que se puede dar, es el reemplazo de
una especie nativa causado por el invasor
exótico. Esto puede afectar “sólo” a una
singular especie, que haya sido recien
-
temente extinta, también puede afectar
a cualquier otro organismo dependiente del extinto, que veía en él una fuente de
comida o hábitat. Como resultado de la
cadena alimenticia un cambio puede afec
-
tar a toda la cadena trófica.
Los traslados de grandes volúmenes
de agua de mar de un lugar a otro, ha sido
y es un problema que internacionalmente
ha acaparado la atención de numerosos
países y organismos como las Naciones
Unidas, que a través de la Organización
Marítima Internacional (OMI), dedica
grandes esfuerzos a su control y mitiga
-
ción de los efectos perjudiciales que éstas
causan u originan en el medio marino
donde son vertidas. En Chile la Autoridad
Marítima, representada en la Armada de
Chile por la Dirección General del Terri
-
torio Marítimo y de Marina Mercante
(DIRECTEMAR) hace y deberá seguir
haciendo, grandes esfuerzos para dar
solución a este problema, el cual requiere
la directa participación de un sinnúmero
de personas, de las más diversas espe
-
cialidades y a lo largo de todo el país, si
desea asegurar mares limpios.
BIBLIOGRAFÍA
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JUAN ANTONIO BERASALUCE ASTUDILLO
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