Revista de Marina
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La captura de la Pilcomayo

  • Arturo López Urrutia

Por Arturo López Urrutia

  • Fecha de recepción: 30/05/2022
  • Fecha de publicación: 31/10/2022. Visto 993 veces.
  • Resumen:

    Después del Combate de Angamos en octubre de 1879, la escuadra chilena al mando del contralmirante Riveros siguió patrullando el litoral para cortar las líneas de abastecimiento del ejército peruano. En noviembre de 1879 el blindado Blanco Encalada encuentra a tres buques peruanos y Riveros, no pudiendo seguir a los tres, opta por perseguir a la Pilcomayo, la que es capturada. También se resume la participación de la Pilcomayo en la guerra, su captura y su destino final.

  • Palabras clave: Blanco, Riveros, Pilcomayo, Ferreyro, Goñi.
  • Abstract:

    After the naval Battle of Angamos in October 1879, the Chilean Fleet, under the command of Rear Admiral Riveros, continued patrolling the enemy´s coastline to disrupt the Peruvian army´s supply lines. In November 1879, the armored cruiser Blanco Encalada encountered three Peruvian ships and Riveros, unable to pursuit the three vessels, opted to go after the Pilcomayo, which was eventually captured. This article summarizes Pilcomayo´s role in the war, its later seizure, and her final fate.

  • Keywords: Blanco, Pilcomayo, Riveros, Ferreyro, Goñi.

La cañonera Pilcomayo, que se clasificó también como corbeta, fue construida en Inglaterra en 1874, en los Astilleros Money Wigram and Sons en Blackwood. Tenía una máquina fabricada por John Penn & Co. en Hull. Fue entregada en 1875. Su desplazamiento era de 600 toneladas y tenía una eslora de 55 metros. Con 100 HP, su motor a vapor le permitía alcanzar 11 nudos. La dotación era de 128 tripulantes y su armamento consistía en 2 cañones de 70 libras, 2 de 20 libras y 2 ametralladoras Hotchkiss.

Su nombre original era Putumayo, pero en el mismo astillero se construía, al mismo tiempo, una cañonera para Argentina, llamada Pilcomayo, por una equivocación del pintor escribió este último nombre en el casco de la corbeta. El Perú no le cambió el nombre escrito y entró al servicio de ese país con esa denominación. Cuando fue capturada por Chile, se le mantuvo el nombre.

Paralelamente se construyó un buque gemelo, con una potencia de máquinas levemente superior que se llamó Chanchamayo. Este naufragó, en la noche del 13 de julio de 1876, frente a Falsa Punta Aguja, en la costa norte del Perú. Al virar la nave a destiempo encalló en un banco de arena. Su comandante, Elías Aguirre, fue enjuiciado, estuvo preso 6 meses en la Pilcomayo y se le suspendió de su empleo.

Elías Aguirre se reincorporó al servicio naval peruano en 1879 al inicio de la Guerra del Pacífico y murió como un héroe en el Combate de Angamos, luego de asumir el mando del Huáscar después de la muerte del Almirante Grau.

Al estallar la Guerra del Pacífico, la Pilcomayo tuvo su primera acción el 12 de abril de 1879 en el Combate de Chipana, donde junto a la corbeta Unión enfrentaron a la cañonera Magallanes al mando de Juan José Latorre. Esta se dirigía a Iquique para unirse al resto de la escuadra chilena, cuando al sur de la desembocadura del río Loa observó dos humos al norte. Al principio no creyó que las naves fueran peruanas, pero de todos modos dio orden de zafarrancho de combate. Al reconocerlas y pese a una inferioridad notoria en su artillería (2 cañones contra 18 sumando las dos naves enemigas), decidió abrirse paso entre ellas. La Magallanes empezó a disparar en cuanto tuvo al enemigo a distancia de tiro con gran eficacia, el que fue contestado por los peruanos. Una granada de 115 libras dio en la corbeta Unión provocando una gran fuga de vapor. Su comandante, al ver que sus daños eran importantes, puso proa a la bahía de Chipana.

La Pilcomayo maniobró tratando de quedar detrás del buque chileno, pero no logró más que pasar por su estela, perdiendo toda opción de combatir. Posteriormente se reunió con la Unión en la bahía en que ésta se había refugiado.

La Pilcomayo regresó al Callao el 17 de abril. El 29 de junio de ese mismo año fue nuevamente comisionada al sur al mando del capitán de navío Carlos Ferreyros. Llevaba a bordo un cargamento de fusiles para el Ejército boliviano. En Arica embarcó, junto al Oroya, un contingente de 2.000 soldados bolivianos a los que desembarcaron en Pisagua. En carta el presidente Prado a uno de sus ministros decía:

“Es la operación militar más importante que hemos realizado en la presente campaña, por la actividad, rapidez audacia y precisión con que se ha procedido en todo, al mismo tiempo que ella pone de manifiesto la inconcebible ineptitud y descuido de los chilenos que no obstante tienen toda su escuadra reunida en Iquique, hemos podido introducir, puede decirse, sobre sus narices, este poderoso refuerzo a nuestro ejército de Tarapacá, con el que es mucho más difícil que puedan efectuar en esta costa el desembarco que proyectan”.

El 6 de julio llegó a Tocopilla, dónde notificó al comando militar chileno que bombardearía el puerto si era atacada. Con su artillería destruyó el buque Matilde, después de hacer bajar a su tripulación a tierra. A pesar de que este buque tenía bandera de Nicaragua, los peruanos sostuvieron que era una patente falsa y que el buque era chileno. Destruyó además 13 lanchas en la bahía.

Alrededor de las 12.20 horas, habiendo seguido su viaje al sur, avistó por el noroeste un vapor. Al acercarse se dio cuenta de que era el blindado chileno Blanco Encalada con dos buques escoltas (la Chacabuco y un transporte), por lo que viró al norte con su máximo andar. Después de 20 horas de persecución logró escapar llegando a las 3 a.m. del 8 de julio a Arica.

El 23 de agosto, encontrándose la cañonera en el Callao, zarpa nuevamente al sur llevando pertrechos a Iquique. El 26 llega a Arica. El presidente Prado, que tenía noticias de que el Blanco y el Itata estarían patrullando en las afueras de este puerto, decidió enviar a la Pilcomayo para confirmarlo. El 12 de septiembre a las 9:30 horas, los buques chilenos avistaron un humo al este. Se ordenó al Itata ir a reconocerlo, el que lo hizo a 12 nudos. Estaban entre 15 y 17 millas de Arica cuando reconoció a la Pilcomayo que al ver los buques enemigos había tomado rumbo al puerto. El Blanco ordenó al Itata cesar en la persecución, cuando la Pilcomayo estaba a unos 12.000 metros de distancia, por lo que el transporte cayó al oeste. En palabras de un corresponsal chileno testigo de los hechos:

“La Pilcomayo haciendo alarde de valor detuvo también su marcha y presentó su costado al Itata. Poco después resonaban dos cañonazos, y se veía que los proyectiles enemigos, disparados y sin duda a toda elevación, iban a hundirse en el agua antes de llegar a la mitad de la distancia que separaba a ambos buques. Pero el Itata no quiso dejar sin contestación aquella fanfarronada y disparó dos cañonazos para afianzar la bandera. Mientras el buque peruano disparó 12 tiros, el Itata solo 6.”

Posteriormente, la Pilcomayo vuelve a su puerto base en el Callao, haciendo algunos viajes a Arica llevando víveres y otros elementos. También es utilizada como buque correo por el presidente Prado para enviar noticias de la guerra al vicepresidente De La Puerta. Es importante destacar el envío a través de la cañonera de la carta en la que le informa la delicada situación en que se encuentran después del desembarco de Pisagua.

A mediados de noviembre de 1879, la Unión, el Chalaco y la Pilcomayo se encontraban en Arica, ya que en días anteriores habían trasladado efectivos de tropas y pertrechos importantes para la defensa de la ciudad. El presidente Prado decide que dados los acontecimientos recientes (desembarco en Pisagua) es un riesgo mantener estos buques en este puerto, por lo que ordena su regreso al Callao.

El 17 de noviembre los tres buques zarpan hacia el norte no en convoy, pero sí a distancias en que son visibles unos con otros. El contralmirante Riveros, con el Blanco recién carenado en Valparaíso, zarpa desde Pisagua con rumbo a Islay para hostigar a los buques peruanos en la misma fecha.

El 19 de noviembre a las 8:50 a.m., cuando están a la altura de la quebrada de Tambo, la Unión avista el humo de un vapor que viene del este y lo identifica como un blindado enemigo. En el Blanco, a la misma hora avistan los humos de los tres buques peruanos. Riveros no estaba en condiciones de dar caza a los tres, y por ello selecciona a la Pilcomayo como su objetivo. Ordena al comandante Castillo dar máxima velocidad a su buque. Los tres buques peruanos viran al sur pensando en llegar a Arica para ser protegidos por las baterías del puerto o bien encallar sus buques en la costa. Cuando la Unión y el Chalaco se dan cuenta que no son el objetivo de los chilenos, ambos toman rumbo nuevamente al norte. 

En el parte enviado a su superior por el comandante Ferreyro se puede ver cuál fue su razonamiento: su alternativa era dirigirse a tierra para encallar el buque, o virar hacia el oeste y aprovechando el viento tratar de distanciarse del blindado chileno. Optó por esto último, pero al parecer el viento no fue suficiente y el Blanco se empezó a acercar. Al ver que la huida no era posible reunió a sus oficiales y decidieron unánimemente inutilizar la nave.

A las tres de la tarde la distancia era de poco más de 3.000 metros y la Pilcomayo abrió fuego con la colisa con un cañón de 40 de la toldilla. Al mismo tiempo el comandante ordenó abrir y destrozar las válvulas y grifos. Además, se derramó en las cámaras y sollados todas las sustancias inflamables disponibles, prendiéndoles fuego. Se hizo apuntar los cañones de popa hacia la cubierta del mismo buque y al dispararlos produjeron perforaciones bajo la línea de agua y en la línea de flotación. Cuando el comandante Ferreyro fue informado por los ingenieros la imposibilidad de que los chilenos pudieran salvar la nave ordenó arriar las embarcaciones menores e hizo embarcar a la tripulación. Los oficiales quedaron a bordo.

De acuerdo con el parte del contralmirante Riveros, poco después de las 2 de la tarde los peruanos empezaron a hacer fuego sobre el Blanco. Los proyectiles pasaban por sobre la arboladura y sólo dos de ellos dieron en los costados del blindado sin causar daño alguno. Una hora más tarde ordenó abrir el fuego y el primer proyectil rompió el pico del trinquete de la arboladura y estalló pocos metros delante de la proa de la Pilcomayo. Hubo otro disparo, pero en ese momento Riveros vio que se arriaban los botes del buque enemigo y que este detenía su marcha. El Blanco siguió avanzando y como el enemigo aún no arriaba su bandera, hizo un tercer disparo con sus cañones principales y algunos otros con cañones menores, ametralladoras y rifles.

Desde los botes se hacía señales de rendición agitando algunos lienzos blancos, mientras se mantenían en las cercanías del buque incendiado. Se dio orden de cesar el fuego y se envió un bote con una partida de abordaje desde el Blanco a la Pilcomayo. En este punto creo importante transcribir textualmente el parte del comandante Ferreyro en el que relata este hecho:

“A las 4.30 p.m., las embarcaciones del Blanco nos abordaban, conservando nosotros nuestros pabellones al pico y topes, que fueron arriados por el enemigo, los que inmediatamente se dirigieron a combatir el incendio e inundación, obligando a nuestro 1º y 2º ingenieros a que les enseñaran el lugar de las válvulas y las cerrasen provisionalmente. A esta hora las dos cámaras eran presa de las llamas y el agua alcanzaba a diez pies en la sentina, estando la santa bárbara totalmente inundada. El fuego de proa que no había tomado tanto incremento continuaba, sin embargo.

El señor teniente Goñi, que comandaba la gente que nos abordó, se acercó al puente donde me encontraba con toda la oficialidad y me notificó que iba a hacer regresar a toda nuestra gente a bordo, y que si no tratábamos de hacer apagar el incendio, nos iríamos a pique o volaríamos todos, a lo que contesté que habíamos cumplido con nuestro deber y aceptábamos las consecuencias”.

Es destacable la heroica actuación del teniente Luis Anacleto Goñi y sus hombres que no dudaron en arriesgar sus vidas para salvar el buque. A esta altura de la tarde el fuego había alcanzado proporciones considerables estimulado por el fuerte viento reinante. Por momentos se creyó imposible el salvamento de la nave. Se trajo la Pilcomayo al costado del Blanco y usando las poderosas bombas de este junto a otros elementos, después de dos horas de arduo trabajo, que requirieron un gran esfuerzo por parte de oficiales y tripulantes, se logró controlar el incendio. Mientras se luchaba contra el fuego el buzo del blindado trabajaba tapando las vías de agua abierta bajo la línea de flotación que se habían hecho en el buque enemigo con sus propios cañones. Finalmente, el buque fue remolcado a baja velocidad logrando llevarlo a Pisagua.

En el combate no hubo bajas chilenas y tan sólo hubo un herido y no de gravedad en el buque peruano.

Posteriormente los prisioneros que se tomaron en esta acción naval fueron canjeados por los prisioneros de la Esmeralda, que aún se encontraban en manos peruanas.

La Pilcomayo, puesta al servicio de Chile, sirvió el resto de la guerra y luego se la usó como buque hidrográfico y otras comisiones. La Revolución del 91 la sorprendió en Punta Arenas junto al cazatorpedero Lynch, recién llegado en su viaje inaugural desde Europa. Los comandantes decidieron esperar al cazatorpedero Condell que venía en viaje, pero el Gobernador de Magallanes, secundado por el capitán de corbeta Recaredo Amengual, consiguieron la adhesión de algunos oficiales y apresaron a los comandantes de ambos buques.

Salieron al encuentro del otro cazatorpedero y lo desviaron a Buenos Aires. En este puerto internaron a la Pilcomayo, por su baja utilidad debido a su poca velocidad, donde permaneció por más de un año. Se la dio de baja en 1905.

Bibliografía

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