Por ALBERTO SÁNCHEZ BURGOS Y ÁLVARO BRAHM STOCK
En este ensayo se desarrollará el planteamiento de un problema teórico, visto desde una perspectiva geopolítica. La pretensión de anexión de Taiwán por parte de China, ¿obedece a obtener una posición geográfica estratégica? La respuesta es una mezcla entre oportunidad económica, incrementar barreras defensivas y la reivindicación histórica que aspira China sobre la isla, siendo las declaraciones oficiales la mejor prueba que el problema es más profundo que solo intereses geopolíticos.
This essay will elaborate on an approach to a theoretical problem, seen from a geopolitical perspective. Is China’s claim to annex Taiwan a means to procure a strategic geographical position? The answer is a mix of economic interests, increasing its defensive barriers, and China’s historical claim to the island. The PRC’s official statements are the best evidence that the problem is deeper than just geopolitical interests.
Las naciones han demostrado en el tiempo que gozar de una posición geográfica estratégica, visto como un factor geopolítico, les permite desarrollar un grado de poder e influencia internacional entre sus pares. Les ha permitido obtener recursos naturales necesarios para la economía nacional, ser protagonistas dentro de algunas importantes rutas marítimas y proveerse de defensas naturales contra amenazas que atenten a su seguridad. Así como China observa al mundo luego de largos años de percibirse como humillado por Occidente, ahora está en una búsqueda de expansión cultural, económica e incluso territorial. La aspiración más reciente es la anexión de Taiwán a su territorio, esperando recuperar esta provincia rebelde1 bajo su control administrativo. Sin embargo, ¿obedecerá acaso esta anexión a un factor geopolítico como el adquirir una posición geográfica estratégica? Los innegables beneficios económicos que conlleva esta isla y la proyección que podría ocasionar sobre los archipiélagos que también reclama China hacia el sur, sumado a la barrera defensiva que supone la formación de la isla frente a costas chinas, serán evaluados frente a la aspiración china de reunificación, pues la única consigna que este país ha reclamado es a recuperar algo que por historia le corresponde. Sin embargo, no se pueden desconocer los beneficios económicos y la proyección hacia el Pacífico que significaría esta adhesión territorial.
Hoy en día se comprende que China es una potencia mundial sin importar la perspectiva desde donde se le estudie, ya sea desde un punto de vista económico, militar, geográfico, demográfico o cultural, por nombrar algunos. Por lo tanto, todas las situaciones que ocurren en el gigante asiático repercuten a nivel global. Pasó en la pandemia cuando China cerró numerosos puertos y se experimentaron desabastecimientos en lejanos lugares del mundo por productos chinos. También se evidencia en el actual conflicto comercial entre China y EE.UU., en el que los mercados financieros han visto aumentar la incertidumbre debido a las implicancias que esto genera (AtlasOverseas, 2023). Pero ¿qué pasa con Taiwán? Dependiendo del área donde se analice esta pregunta, será una respuesta diferente la que se obtendrá. Para Estados Unidos, Taiwán es un aliado, reafirmado por la visita de la presidente de la Cámara de Representantes realizada en agosto del año 2022 donde indicó que: “La solidaridad de Estados Unidos con los 23 millones de habitantes de Taiwán es más importante hoy que nunca, ya que el mundo se enfrenta a una elección entre la autocracia y la democracia” (BBC, 2022). Por otro lado, China considera que Taiwán es parte de su territorio y que volverá a ser parte de su administración bajo el concepto de una sola China2. Este concepto divulgado por China ha sido reconocido por diversos gobiernos, incluido Chile. El actual presidente nacional Gabriel Boric manifestó durante una visita a ese país el año 2023 que nuestra nación va a “defender en los espacios multilaterales el principio de una sola China” (CNN, 2023).
Entonces, es necesario plantearse desde una perspectiva geopolítica el porqué de las intenciones de China sobre Taiwán. Por esto, este documento de consulta intentará responder a la pregunta si la pretensión china de anexión de Taiwán, ¿obedece a obtener una posición geográfica estratégica? Para esto serán vistos algunas consideraciones del factor geopolítico de posición geográfica estratégica para comprender la real dimensión que implica Taiwán para China.
Algunas definiciones geopolíticas
La geopolítica, como disciplina, estudia la interacción entre el poder político y el espacio geográfico. Según Rudolf Kjellén, uno de los pioneros en este campo, la geopolítica se define como “la influencia de los factores geográficos, en la más amplia acepción de la palabra, en el desarrollo político en la vida de los pueblos y Estados” (Rosendo, 2014). Esto implica que la geografía no solo determina la ubicación de un país, sino también su acceso a recursos, su capacidad de defensa y su influencia en el ambiente internacional.
Luego, considerando que la geopolítica dispone de factores geográficos que influyen en el poder político y la estrategia de los países, entonces se hace necesario identificar algunos de estos para una mejor comprensión. Ejemplos clásicos son la geografía física, recursos naturales, población, historia, cultura, posición geográfica estratégica, entre otros. La posición geográfica estratégica, como un factor geopolítico, puede entenderse como la ubicación de un país en una región que ofrece ventajas sustantivas para la proyección de poder, el control de rutas comerciales, recursos naturales o la defensa militar de su territorio. Esta posición privilegiada otorga poder a quien la controle sobre el entorno regional y global, ya que permite influir directamente en factores económicos, políticos y de seguridad. La ubicación geográfica de un país podrá influir en su capacidad para proyectar poder, influir en otros estados y asegurar sus intereses nacionales. Concepto interrelacionado con la geoestrategia, en cuanto esta utiliza la geografía para formular estrategias que logren los objetivos políticos de un Estado (Álvarez, 2024, pág. 58). Ejemplos pueden ser el control de estrechos, islas adyacentes a rutas comerciales, territorios con recursos económicos importantes o de paso obligado de estos, puertos comerciales, entre otros. Halford Mackinder, otro de los fundadores de la geopolítica como ciencia de estudio, introdujo el concepto del “pivote geográfico”, argumentando que, por primera vez en la historia, una gran potencia que dominara el “área pivote” podría alcanzar el dominio mundial. Utilizó para su teoría el área de Eurasia, previo al auge norteamericano del siglo XX., resaltando cómo el control de ciertas ubicaciones estratégicas puede ser crucial para la influencia política global (Pontijas, 2020). Entonces, en analogía con la aspiración china sobre la isla de Taiwán, observamos como China tiene la oportunidad de expandir su área pivote y aumentar su defensa en profundidad en el continente, siendo autosuficiente en su territorio y dificultando la hipótesis de invasión, como lo explicaba Mackinder en su teoría.
Una primera alternativa indicará que la pretensión de anexión de Taiwán obedece a la obtención de una posición geográfica estratégica para China, analizando dos argumentos para esta hipótesis: la posición de la isla permite a China el obtener los recursos económicos y control sobre los estrechos y mares contiguos, y le otorga una barrera defensiva natural adicional a su territorio continental.
Taiwán como proyección
China, el año 2009 cuando presentó sus aspiraciones a controlar el mar de China Meridional (al sureste de su territorio), evidenció un primer indicio al proyectar con fundamentos su posición marítima en sus costas (Olivera, 2019). Esta situación fue en respuesta al intento de Filipinas y Vietnam de acordar la división de este mar entre ellos, acudiendo a un tribunal internacional. Entonces la respuesta china fue acudir también, pero no reconocer el fallo cuando éste concedió la soberanía a Filipinas sobre unas islas dentro de estas áreas en reclamo (Piqué, 2022). Pero, entre líneas, esta presentación de la conocida línea de los nueve segmentos,3 incluye a la isla de Taiwán como parte de su territorio y sus correspondientes recursos económicos, tanto en tierra como en el océano. En tierra sus recursos económicos gravitan en el conocimiento de su población al fabricar el 65% de los semiconductores del mundo, en contraste con los casi insignificantes recursos naturales en hidrocarburos o minerales (Cueto, 2022).
Respecto a la posición geográfica de la isla, esta se ubica entre dos estrechos de significativa importancia por el flujo del comercio marítimo mundial. Hacia el oeste con China, está el estrecho de Taiwán y hacia el sur con Filipinas está el estrecho de Luzón. Sólo por el estrecho de Taiwán transitó el año 2022 el 88% del tráfico mundial de grandes cargueros de mercadería (Etxebarria, 2022), lo que en caso de que este paso sea exclusivamente de China le entregaría un grado de control de las exportaciones que salen desde Taiwán y aquellas que provienen desde el mar de China Oriental, es decir, desde el norte de China, Japón y ambas Coreas. Igualmente, el bloqueo del estrecho por parte de China, en respuesta a acciones que crea amenazantes por parte de Occidente, también traerían consecuencias para el mundo, pues por este estrecho se mueven los semiconductores que trabajan en las empresas chinas y coreanas, y que luego serán vendidas por el mundo como parte de productos más elaborados. También son exportados hacia Estados Unidos y Europa, permitiendo la elaboración de productos electrónicos como teléfonos, televisores o computadores. Entonces esta posición geográfica, dado la dependencia de semiconductores que existe en el mundo por la fabricación de equipos electrónicos, se vuelve gravitante en el escenario mundial. Impedir el flujo de estos elementos significaría escases de productos y el subsiguiente aumento de precios a nivel mundial.
Taiwán como barrera defensiva
Otra visión de la posesión de la isla como una posición geográfica estratégica para China se vincula a la percepción de seguridad que este país aspira. Al disponer de Taiwán como una barrera defensiva, se estará adicionando una línea adicional a su estrategia de resguardo del territorio, la cual se conoce hace unos años como anti access area denial4 o usando su acrónimo A2/AD. Para la estrategia china de defensa, Taiwán es como una pantalla protectora que protegería a las provincias costeras de amenazas externas, poniendo a esta isla y otras pequeñas que la rodean como una zona de amortiguación en forma de arco. Así se aumentaría la profundidad estratégica de China en dirección al mar (Yoshihara, 2023). Bajo esta perspectiva, y siguiendo el planteamiento del Collar de Perlas5 respecto a posiciones geoestratégicas en diversas partes del mundo, se continuaría la lógica de armar una línea defensiva en Taiwán al igual que como se han construido fortificaciones e instalaciones logísticas en las islas que China reclama en el mar meridional chino, sobre las islas del archipiélago de las Spratly. La utilización de estas islas para brindar seguridad al territorio continental chino se destapó a inicio de siglo al comenzar a utilizar islotes de este archipiélago para dar soporte logístico a pesqueros o unidades militares chinas. Pese a que la ONU ya indicara que estas construcciones sobre islotes no representan soberanía en el mar según la CONVEMAR (García, 2020), de igual forma han servido para los propósitos comerciales y defensivos chinos. Taiwán podría ser un primer paso para apropiarse de esta zona, pues si el área contigua a la isla de Formosa, nombre nativo de la isla de Taiwán, no presenta un área económica deseable en recursos naturales, el área del mar meridional sí lo evidencia como apetecible. Al interior de la línea de los nueve segmentos, cuya aspiración china se mencionó en párrafos anteriores, se dispone de abundantes recursos naturales en hidrocarburos y pesca. Se estima la existencia de 11 billones de barriles de petróleo sin explotar y 190 billones de pies cúbicos de gas natural. La industria pesquera que hace uso de estas aguas representa el 12% de la captura de peces a nivel mundial (Becerril, 2024).
Taiwán como “territorio rebelde”
La visión de reivindicación histórica sobre la isla de Taiwán se ha manifestado reiteradamente en las declaraciones oficiales del gobierno, tomando como ejemplo la declaración del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Wang Wenbin en agosto del año 2022, en cuanto a que “la cuestión de Taiwán es un asunto puramente interno de China que no admite ninguna intervención extranjera. En cuestiones que afectan a la soberanía, la integridad territorial y otros intereses fundamentales de China, nadie debe esperar que China haga compromisos o concesiones” (Baidu, 2021). Además, respecto a la isla y lo que China observa sobre su control, manifestó que “en el mundo sólo hay una China y Taiwán es parte inalienable de su territorio. China está firmemente decidida a defender la soberanía nacional y la integridad territorial” (Baidu, 2021). Es así como podemos comprender que, para China, Taiwán siempre ha sido y será parte de su territorio, por lo cual no es un factor preponderante para mejorar su posición geográfica estratégica, sino que es puramente validar lo que siempre les ha pertenecido. En este sentido, la anexión de Taiwán obedece a un tema histórico; para recuperar su territorio usurpado “China ve a esta isla como una provincia rebelde que se reunificará con el continente tarde o temprano, con el uso de la fuerza si es necesario” (Cueto, 2022).
Junto a las declaraciones oficiales, se puede examinar su política de Seguridad y Defensa comúnmente denominada como Libro Blanco de China. En agosto de 2022, se actualizó el capítulo referido a Taiwán y cómo China veía la reunificación como algo mandatorio: “Somos una sola China y Taiwán es parte de China. Este es un hecho indiscutible respaldado por la historia y la ley. Taiwán nunca ha sido un Estado; su estatus como parte de China es inalterable” (PCCh, 2022). Además de mencionar el liderazgo y buena voluntad de ambas partes para cumplir esta tarea, agrega que “la realización de la reunificación nacional completa está impulsada por la historia y la cultura de la nación china” (PCCh, 2022).
El argumento histórico que Pekín señala en cuanto a que Taiwán es parte de China se remonta al año 232 d.C, siendo brevemente colonia holandesa entre 1624 y 1661, y luego administrada por la dinastía Qing entre 1883 a 1895. El control obtenido por Japón previo a la Segunda Guerra Mundial fue finalizado una vez las tropas niponas fueron derrotadas, quedando la isla sin un gobierno central, pero ocupada por las tropas derrotas de la guerra civil china del general Chiang Kai-shek en 1949, al huir de China continental. Aquel año se proclamó la República de China6 con el consentimiento de Estados Unidos y Reino Unido (BBC, 2019). Así es observable cómo Taiwán era parte de China, pero debido a visiones políticas diferentes es que se mantienen separados. En la actualidad, la República Popular China, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, ha ejercido presión para rechazar a Taiwán dentro de la organización, por lo que a los titulares de pasaportes taiwaneses se les niega el acceso a las instalaciones de la ONU, tanto para visitas como para reuniones (Wu, 2021). China ha logrado que se expulsara a Taiwán de la ONU el año 1971, sin lograr su reconocimiento como nación miembro desde entonces (Redacción, 2023).
Conclusión e integración de visiones
Vistas estas posturas, se puede inferir que la visión oficial del gobierno chino no indica aspiraciones económicas ni defensivas, es decir, no le asigna expresamente una importancia geopolítica a esta isla como una posición geográfica estratégica. Sin embargo, se observa cómo construye desde un punto de vista geoestratégico su relato sobre las aspiraciones en el mar meridional chino tomando a Taiwán como una más de sus islas en el área para influir en el continente y en el Pacífico.
La versión oficial es que China desea recuperar la isla como un tema de reivindicación histórica, reunificándola bajo una sola bandera y sin importar el sistema de gobierno que esta tenga, pero es innegable lo mencionado por la organización Sasakawa Peace Foundation respecto a Taiwán y su rol en el área: “Taiwán tiene un valor estratégico y militar esencial para China (...) Esta ortodoxia geoestratégica explica, en parte, por qué Xi Jinping cree que la reunificación es un requisito previo para la renovación de China hacia la grandeza nacional” (Yoshihara, 2023). Entonces se relacionan ambos conceptos estrechamente, pues la grandeza que aspira China pasa por la defensa de su territorio continental y la innegable mejora de su posición en el Pacífico sin una cadena de islas extranjeras que le impidan la salida.
Así podemos inferir que esta posición geográfica estratégica no significa para China un fin para su estrategia nacional, sino un medio del cómo obtenerla, siendo la reunificación territorial por razones históricas y culturales la única declaración que ellos promueven como relato oficial, y posiblemente, la única que necesiten para hacer efectivos sus planes.
Bibliografía
In a society where adapting to change has become an essential element for success, technology has emerged as a crucial c...
Hace algunos años se popularizó un programa de televisión llamado Alienígenas Ancestrales, cuya premisa central consistí...
El 04 de diciembre del año 2023 se efectuó el lanzamiento de la Estrategia Nacional de Integridad Pública (ENIP), finali...
Por estos días un concepto parece resonar con mayor insistencia a como lo hacía en tiempos no tan lejanos. Una demanda p...
“Los cambios más significativos en la guerra en las próximas décadas se podrían derivar de los rápidos progresos de la i...
Versión PDF
Año CXXXX, Volumen 143, Número 1008
Septiembre - Octubre 2025
Inicie sesión con su cuenta de suscriptor para comentar.-