- Fecha de publicación: 01/02/2009.
Visto 373 veces.
REVISMAR 1/2009 47
- Introducción.
E
l perfil de entrada exigido por la
Dirección General del Territorio
Marítimo, tanto a los capitanes de
alta mar como a los comandantes nava
-
les para postular a ser práctico oficial o
autorizado de canales, es el de un marino
de selección con registro de mando a
flote exitoso y está establecido en el
reglamento de prácticos. Las tareas que
esta autoridad marítima dispone sean
cumplidas por un práctico embarcado en
comisión están establecidas en el regla
-
mento de practicaje y pilotaje. El conocimiento básico que debe
poseer un marino que se desempeñará
como práctico de canales respecto de
la geografía, hidrografía, navegación,
evolución y maniobra de naves, meteo
-
rología y comunicaciones se encuentran
compilados en las publicaciones de la
D.G.T.M. y M.M.N. y del S.H.O.A. indica
-
dos en las referencias. Al inicio de mis pilotajes, deseoso de
capitalizar más conocimientos y expe
-
riencia en esta nueva forma de condu
-
cir la navegación de una embarcación
mayor, preguntaba a mis colegas más
antiguos sobre sus consideraciones para
la ejecución del tránsito de tal o cual paso
restringido, o también le daba mi opinión
de cómo yo lo hubiera hecho. Más de una
vez recibí por toda respuesta - eso si de
modo muy cortés - la sentencia: “cada
santito con su librito”, indicándome con
ello que tenían su método y no deseban
compartirlo ni discutirlo. Mi posición al respecto es la opuesta y por ello, hoy
– ya alejado de tan motivadora actividad –
he querido dar a conocer mis reflexio
-
nes sobre el tema a modo de una ayuda
orientadora para quienes estén postu
-
lando a ser prácticos de canales o, en sus
navegaciones de inicio como tales.
- Hechos de la Realidad Observados
y Experimentados.
Para el práctico de canales, el buen
éxito de una navegación que se realiza
por aguas estrechas, a veces someras,
afectadas por fuertes corrientes y vien
-
tos, descansa en la bondad y eficacia del
sistema a emplear, que comprende:
• La disponibilidad de una muy buena información de derrotero y cartografía,
• la disponibilidad de buena señalización marítima en los sectores complejos,
• la disponibilidad, en la nave, de ins
-
trumentos y equipos de navegación,
fuentes de poder y maquinaria de
propulsión confiables y,
• la competencia profesional y el cono
-
cimiento geográfico e hidrográfico de
la zona por parte del práctico que la
ejecuta, es decir, su experticia.
En situaciones normales de navega
-
ción en canales, la derrota queda com
-
prendida por una franja suficientemente
ancha, variable de acuerdo al paraje en
que se esté (comparable a la carpeta
asfáltica de una autopista), trazada sobre
sondas de profundidades mayores - a lo
menos - 2 veces el calado de la nave.
CONDUCCIÓN Y CONTROL
DE LA NAVEGACIÓN DE LOS
PRÁCTICOS DE CANALES,
SU CAPACITACIÓN
* Contraalmirante. Oficial de Estado Mayor.
Rodolfo Camacho Olivares*
RM1-9/18x25.indd 47 12/1/09 12:26:34
48 REVISMAR 1/200 9
Aquella resulta ser la mejor senda
que se puede transitar con plena segu
-
ridad, sin que limite la libertad de movi
-
miento, reduzca la capacidad de control
sobre más de un detalle y no obstruya
la claridad de criterio, discernimiento y
resolución instantánea y permanente de
que debe disponer un práctico al ejecu
-
tar su labor de pilotaje, además de no
agotarlo físicamente antes del término
de la duración de su guardia. Que el práctico mantenga permanen
-
temente la visión de conjunto y que no
se distraiga absorto en un solo detalle,
posibilita brindar la mejor seguridad al
tránsito - libre de peligros - de una nave. La navegación que ejecuta un prác
-
tico de canales durante su guardia es
el trabajo en equipo “de una sola per
-
sona”, de modo que debe procurarse
las herramientas más eficaces que le
permitan ejecutar y controlar activida
-
des que normalmente son ejecutadas
por - a lo menos - tres personas en un
equipo de puente cuando se transitan
aguas restringidas, a saber: oficial de
guardia, su asistente (o un radarista) y
un vigía. Sólo así es posible mantener
vigilancia permanente al exterior, con
-
trol sobre la posición y movimiento de la
nave y atender las comunicaciones VHF
que demanda la oportuna coordinación
de adelantos o cruces con otras naves
próximas y con estaciones de control de
tráfico marítimo. El control que debe tener de la posi
-
ción de la nave ha de ser en “tiempo real”
o “presente”, la que se obtiene de mejor
forma con el empleo de arrumbamientos
o enfilaciones visuales sobre puntas u
otros accidentes notables de la costa debi
-
damente identificados que se tenga por
la proa y demoras por el través; también
la distancia de radar a la costa – prefe
-
rentemente mantenida por el método de
“paralel index” - más toda la información
de sondaje disponible hasta el momento
en que se realiza la navegación. Ello debe
ser suficiente para asegurar que NO se
está ni se gobierna hacia un peligro. Si se llega a comprobar que se está
fuera de la franja de navegación segura,
resulta riesgoso realizar una corrección
de rumbo muy pronunciada para volver
sobre ella, en razón a que tal evolución
disminuye la calidad del control que se
tiene sobre la nave y tal disminución,
además, se acentúa por efecto de la
corriente, si ella existe y la propia veloci
-
dad a que se mueve el bajel. Si bien en algunas cartas figura una
derrota recomendada, mantenerse sobre
ella demanda una navegación de preci
-
sión que exige la existencia de un equipo
humano mucho más numeroso que el
constituido por un práctico y el timonel
de guardia, si no se cuenta con las seña
-
les de enfilaciones terrestres que asegu
-
ren discriminar con margen muy estrecho
si se está sobre la línea de derrota o no y
con qué grado de error se estaría fuera
de él. Parajes de nuestro litoral como
canal Chacao, Angostura Inglesa, Paso
Kirke, canal Gray las tienen y en ellos no
existen excusas para no seguirlas, salvo
en momentos de emergencia generados
por cruces de vuelta encontrada con otra
nave, si ello ocurriera. En parajes como el canal Darwin, la
señalización marítima y el uso de arrum
-
bamientos, distancias y demarcaciones
de seguridad a accidentes geográficos,
el empleo del sistema “paralel index” y
demoras visuales a puntos de referencia
notables, son suficientes y hacen posible
mantener un buen control para el seguro
tránsito de las naves. Pretender que se use el método
convencional y ortodoxo de registrar la
posición obtenida por tres o más demar
-
caciones casi simultáneas, o tres o más
distancias de radar casi simultáneas
sobre la carta náutica cuando el equipo
de navegación sólo lo constituye EL
PRÁCTICO de guardia, sería lo más ries
-
goso que puede ejecutarse en contra del
seguro navegar de la nao. Con aquello
sólo se registra una posición pasada, his
-
tórica y – al intentarla - el tiempo que se
destina a trabajar en la carta se le resta
RODOLFO CAMACHO OLIVARES
RM1-9/18x25.indd 48 12/1/09 12:26:35
REVISMAR 1/2009 49
a la observación hacia
el exterior, a la obser
-
vación del instru
-
mental y equipos que
brindan información
de tiempo real (o pre
-
sente), insustituibles
para obtener un efec
-
tivo control global de
la nave en el entorno
en que se navega y
así poder efectuar las correcciones que
sea menester con oportunidad. Se debe reconocer que la navegación
por los canales australes chilenos, para
cualquier tipo de nave, posee caracterís
-
ticas únicas en el sentido de que, junto
con proporcionarle protección contra
los efectos adversos de los temporales
que continuamente azotan la región, le
ofrece aguas de superficies muy tran
-
quilas que se traducen en estabilidad de
plataforma para desarrollar trabajos de
mantenimiento estructural muy difíciles
de lograr en aguas oceánicas, alcanzar
mayor velocidad de avance y, a la vez,
disfrutar de un paisaje único, que arroba
por su agreste y sobrecogedora belleza.
- Competencia y Calificación Profesional.
Esa competencia profesional a que
se alude en el párrafo inicial del acápite
“Hechos de la Realidad Observados y
Experimentados”, bueno sería se adqui
-
riera siguiendo las consideraciones de
carácter general que se mencionan a
continuación. Las últimas investigaciones socio
-
lógicas y sicológicas muestran que un
desempeño sobresaliente, en cualquier
oficio, es el resultado de años de práctica
y entrenamiento deliberados, más que
de cualquier destreza o talento innatos. La verdadera experticia debe ser
capaz de pasar tres pruebas:
• Primero, debe conducir a un desem -
peño consistentemente superior a los
estándares aceptados,
• segundo, la verdadera experticia pro -
duce resultados concretos y, •
tercero , la verdadera
experticia puede ser
replicada y medida en
el laboratorio. Como
dijo el científico britá
-
nico Lord Kelvin: “Lo
que no se puede medir,
no se puede mejorar”.
¿Pero, qué es la
experticia?
Según el Diccionario de la Real Aca -
demia de la Lengua Española se deno
-
mina experticia a cualquier prueba
pericial. Una breve definición vinculada con el
reciente explosivo desarrollo de la tecno
-
logía y con aplicación más amplia en el
ámbito de los oficios la establece como
experiencia con capacitación previa y
esa será la acepción con que usaremos
tal palabra en adelante en este artículo Resulta fácil medir la experticia en cier
-
tos campos, tales como el deporte. Las
competencias se estandarizan para que
todos compitan en un entorno similar,
pero la experticia en el liderazgo, por ejem
-
plo, es muy difícil de evaluar. La mayoría
de los desafíos de liderazgo son suma
-
mente complejos y tienen que ver especí
-
ficamente con una empresa particular, por
lo cual es difícil comparar el desempeño
entre organizaciones y situaciones. Sin
embargo, esto no significa que los cien
-
tíficos se den por vencidos y renuncien a
medir tal desempeño. Una metodología
que se usa para lidiar con estos desafíos
es tomar una situación representativa y
reproducirla en el laboratorio. Para las personas comunes puede
parecer que la excelencia simplemente
es resultado de practicar a diario durante
años. Sin embargo, el hecho de vivir en
una caverna no nos convierte en geólo
-
gos. No toda la práctica hace maestros.
Se requiere un tipo particular de práctica
– el ejercicio deliberado – para desarrollar
experticia. Cuando la mayoría de las perso
-
nas practica, se concentra en cosas que ya
sabe hacer. El ejercicio deliberado es dife
-
CONDUCCIÓN Y CONTROL DE LA NAVEGACIÓN DE LOS PRÁCTICOS DE CANALES...
RM1-9/18x25.indd 49 12/1/09 12:26:35
50 REVISMAR 1/200 9
rente. Requiere esfuer -
zos considerables,
específicos y sosteni
-
dos en hacer algo que
no se sabe hacer bien,
o no se sabe hacer en
absoluto. La investiga
-
ción en diversas áreas
demuestra que uno
puede convertirse en
el experto que anhela
ser sólo si se ejercita
en aquello que no
sabe hacer de su oficio. Un buen ejemplo del ejercicio deli
-
berado que puede ser adaptado para
desarrollar experticias de liderazgo, es el
método ofrecido por las academias cas
-
trenses, que les presentan a sus estudian
-
tes – en sus juegos de guerra - situaciones
militares donde se requieren decisiones
que deben considerar varios aspectos
íntimamente relacionados entre sí, tales
como lo estratégico, lo táctico y lo logís
-
tico en lo material y personal. Debido
a que los resultados ya se conocen, los
estudiantes pueden juzgar inmediata
-
mente los méritos de las soluciones que
proponen. De este modo pueden practi
-
car la toma de decisiones 10 ó 20 veces
por semana. Los juegos de guerra y otros
dispositivos recreadores de situaciones
en el campo táctico cumplen esta función
de entrenamiento, donde los oficiales
instructores pueden analizar las respues
-
tas de los estudiantes en simulaciones
de planificación y de combate y hacer de
ellos una evaluación inmediata. Después
de la Segunda Guerra Mundial, esta exi
-
tosa metodología de simulación de situa
-
ciones en que se desea interactuar con
éxito ha sido adoptada, con muy buenos
resultados, por el mundo empresarial. Los expertos genuinos no sólo se
ejercitan deliberadamente, sino que pien
-
san deliberadamente. El ejercicio delibe
-
rado implica dos tipos de aprendizaje:
mejorar las destrezas que ya se tienen
y ampliar los alcances y el rango de
dichas destrezas. La enorme concentra
- ción que se requiere
para emprender esta
doble tarea limita la
cantidad de tiempo
que se puede desti
-
nar a ella. Es interesante
notar que de una
amplia gama de
expertos, incluidos
atletas, escritores,
intelectuales, técni
-
cos y músicos, son
muy pocos los que parecen capaces de
ejercer una alta concentración y ejercicio
deliberado durante más de cuatro o cinco
horas consecutivas. En efecto, la mayo
-
ría de los profesionales expertos destina
sólo un par de horas al día, generalmente
en la mañana, a sus actividades mentales
más exigentes, tales como escribir sobre
nuevas ideas. Aunque esto puede pare
-
cer una inversión relativamente pequeña,
son dos horas por día más de lo que la
mayoría de los colegas dedican a forjar
sus habilidades, dado que gran parte de
su tiempo es consumido por reuniones y
preocupaciones cotidianas. Esta diferen
-
cia equivale a unas 700 horas más por
año. Piensen en lo que podría lograrse si
se dedicara dos horas al día al ejercicio
deliberado. Es muy fácil descuidar el ejercicio
deliberado. Los expertos que alcanzan
un nivel muy elevado de desempeño a
menudo se hallan respondiendo automá
-
ticamente ante situaciones específicas y
pueden llegar a confiar exclusivamente
en su intuición. Esto genera dificultades
cuando se enfrentan a casos atípicos o
raros, pues han perdido la habilidad de
analizar una situación y llegar a la res
-
puesta correcta. Desde luego, los expertos
podrían no reconocer este intuicionismo
subrepticio debido a que no hay sancio
-
nes hasta que se encuentran con una
situación donde las respuestas habituales
fallan o incluso causan un daño. La actual disponibilidad de buenos
simuladores de puentes de mando náu
-
Práctico abordando nave mercante.
RODOLFO CAMACHO OLIVARES
RM1-9/18x25.indd 50 12/1/09 12:26:36
REVISMAR 1/2009 51
ticos - que recrean con tecnología infor -
mática las características evolutivas
de diferentes tipos de naves, como de
los lugares y su entorno ambiental, en
donde se desea adquirir conocimiento y
dominio de variadas situaciones - cons
-
tituye un excelente apoyo para lograr el
ejercicio deliberado que se recomienda.
No obstante se conoce que su acceso no
es fácil por la alta demanda que tienen
los pocos disponibles en nuestro país;
experimentarlos, hoy en día, casi consti
-
tuye una obligación. A falta de tan pode
-
rosa herramienta existen alternativas
que con ingenio brindan un apoyo nada
despreciable, nos referimos a que el uso
del pizarrón, el papel, el lápiz, el mode
-
lito a escala sobre superficie en que se
reproduce – aunque sea de modo muy
tosco – el paraje a navegar también, si
bien no tan potentes como el citado al
inicio, cumplen con el objeto. Antes de finalizar, no podemos dejar
de mencionar los ordenadores persona
-
les que actualmente existen para asistir
la labor del práctico. Ellos son – en efecto
– una potente herramienta imposible de
ignorar y desechar, pues brindan a quie
-
nes los emplean, con el debido conoci
-
miento de su manejo y utilización de la
información que aportan, el refuerzo de
la visión, en tiempo real, de la ubicación
de la nave en todo momento, más otros
datos significativos, como el rumbo ver
- dadero, velocidad sobre el fondo, dis
-
tancia a costa, otro accidente geográfico
u otra nave que se elija de modo instan
-
táneo. También es posible emplearlos
como simuladores y su memoria de regis
-
tro permite analizar la derrota seguida en
cualquier singladura a fin de mejorar las
condiciones futuras en que se produzca
un nuevo tránsito por determinados
parajes o la ruta en su totalidad. Adquirir
destreza en su empleo debería ser pre
-
ocupación importante en la ejercitación
deliberada de los prácticos de canales.
Mas como estos ordenadores persona
-
les, junto a los demás equipos electróni
-
cos y sofisticado instrumental hoy en día
disponibles a bordo, son susceptibles de
fallas o de dejar de funcionar por falta o
falla de sus fuentes de poder, el conoci
-
miento y experiencia personal para ejecu
-
tar y controlar una navegación segura sin
su concurso, validan la absoluta vigencia
y primacía de la experticia básica. Para terminar, cito lo que alguna vez
señaló el campeón de golf Sam Snead:
“Es típico de la naturaleza humana
querer ejercer lo que uno ya sabe hacer
bien, puesto que implica mucho menos
trabajo y mucha más diversión”. Sólo
cuando se entienda que el ejercicio
deliberado es el medio más eficaz para
alcanzar el fin deseado –ser los mejores
en el propio oficio– existirá un verdadero
compromiso con la excelencia.
REFERENCIAS
1. “La Formación de un Experto”. Por K. Anders Ericsson, Michael J. Prietula y Edward T. Cokely. Har -
vard Business Review, agosto 2007.
2. “Decálogo del Práctico”. Asociación de Prácticos Autorizados de Canales A.G., marzo 2007.
3. “Ley de Navegación”, D.L N° 2222, del 21 de mayo de 1978.
4. “Reglamento de Practicaje y Pilotaje”. TM 008.
5. “Reglamento de Prácticos”. TM: 009.
6. ”Instrucciones para los Pilotos de Canales”. TM 065.
7. “Derrotero de la Costa de Chile” Volúmenes II, III, IV, V y VI; publicaciones SHOA N°s. 3002, 3003, 3004, 3005 y 3006.
8. “Instrucciones Generales de Navegación en Cercanías de Costa”. Publicación SHOA N°3011
9. “Instrucciones Generales de Pilotaje en Aguas del territorio Chileno Antártico”. Publicación SHOA N° 3035
10. “Manual de Navegación” volúmenes 1 y 2; publicaciones SHOA N°s. 3030 y 3031.
* * *
CONDUCCIÓN Y CONTROL DE LA NAVEGACIÓN DE LOS PRÁCTICOS DE CANALES...
RM1-9/18x25.indd 51 12/1/09 12:26:36
Inicie sesión con su cuenta de suscriptor para comentar.-