Chile tiene frente a sus costas, territorios insulares y extensos espacios marítimos, que lo erigen como el 11° país con más kilómetros de Zona Económica Exclusiva en el mundo. Tal magnitud de territorio marítimo a controlar le impone a la Armada un proceso de modernización permanente, junto a la necesidad de contar con personal idóneo para brindar protección a sus fronteras marítimas y fiscalizar todas las actividades que se realizan en aguas de jurisdicción nacional.
Chile’s continental seaboard and island territories map out huge maritime spaces, making it the 11th country worldwide with the largest Exclusive Economic Zone. With such a vast territory to control, the Navy must have a continuous modernization process, and the need for a capable workforce, to provide protection to its maritime borders and the control of activities carried out in spaces under its jurisdiction.
Ha pasado una década desde el terremoto del 27/F del año 2010, que sacudió gran parte del territorio nacional, y cuyo posterior tsunami golpeó a las costas del centro sur del país.
También, como consecuencia de ese evento telúrico, la Base Naval Talcahuano junto a la Planta Industrial de ASMAR (T), que tenía en su grada de lanzamiento ese día al AGS Cabo de Hornos, sufrieron cuantiosos daños durante el episodio del 27/F, hecho que reorientó el rumbo institucional durante el transcurso del primer lustro del último decenio.
El factor logístico, a partir de ese evento de la naturaleza condicionó el track de navegación de nuestra Marina, dirigido a recuperar sus capacidades, para poder continuar con una de sus funciones primordiales como lo es resguardo soberano y la efectiva presencia de sus unidades y aeronaves en los mares y aguas de jurisdicción nacional.
Ello, derivó en una serie de proyectos de modernización de unidades, material y, particularmente, del proceso de entrenamiento y capacitación del personal naval para adecuarse a todos los adelantos que fueron arribando, en forma sistemática, al país durante el transcurso del período 2010-2020.
En ese lapso, tanto a nivel país como en el contexto oceánico latinoamericano, la actividad marítima mundial, junto a hechos ilícitos ocurridos en los mares, han continuado expandiendo su campo de acción. Enmarcado en esta realidad, al personal naval, además de las labores de reconstrucción, le ha correspondido advertir las nuevas variables imperantes en el escenario marítimo, de manera de poder ajustar sus procedimientos a los cambios y modificaciones legales que han impactado las regulaciones del quehacer marítimo.
El mar representa el 70% de la superficie terrestre y no todos los países poseen costas en la cual puedan acceder a los beneficios que entrega el gran estanque mundial a sus países ribereños, tanto en el ámbito alimentario, de conexión y transporte marítimo, como el relacionado con las actividades recreacionales que se realizan en sus aguas.
El litoral chileno de más de 4.300 km de longitud, posee una línea de bordemar de aproximadamente 83.850 km, abarcando el perímetro de todos sus territorios insulares y oceánicos. Las costas chilenas bañadas por el océano Pacífico, que es el con mayor superficie y actividad volcánica del planeta, contempla un área de 165.700.000 km2, lo que corresponde aproximadamente con la tercera parte del globo.1 Otro factor relevante a considerar, se vincula con los compromisos internacionales adquiridos por el país en torno a la salvaguarda de la vida humana en el mar, en la cual la extensión oceánica de Chile en el Pacífico se amplía a cerca de 26 millones de km2, dimensiones que corresponden a casi 1,5 veces la superficie de Sudamérica.
A su vez, la posición geográfica de Chile lo sitúa distante de los principales mercados económicos a nivel mundial. Sin embargo, sus espacios marítimos australes, al sur del cabo de Hornos, contemplan al mar de Drake, que a su vez se conecta con el mar antártico. Adicionalmente, en sus aguas interiores el estrecho de Magallanes comunica al océano Atlántico y Pacífico, por ya más de 500 años.
Esta característica tri oceánica, le impone desafíos y un exigente volumen de actividades de control a la Armada de Chile en la cautela y custodia de toda la energía que se genera frente a sus costas, puertos y territorios insulares y antárticos.
En el cuadro 1, se puede visualizar que Chile, sin considerar sus responsabilidades internacionales sobre las aguas antárticas, después de Brasil, posee la mayor ZEE a nivel latinoamericano. También queda en evidencia que la dotación de la Armada de Chile debe esforzarse, en forma permanente, al límite de sus capacidades humanas para dar cumplimiento a las tareas de control y fiscalización en las aguas de jurisdicción nacional.
País | Cantidad de habitantes (millones) | Dotación de su armada | Extensión de su ZEE (km2) |
---|---|---|---|
Argentina | 45.1 | 16.405 (Armada)
22.000 (Prefectura Naval) |
1.159.063 |
Brasil | 210.6 | 60.000 | 3.664.369 |
Colombia | 48.9 | 33.828 | 808.158 |
Chile | 19.2 | 25.000 | 3.468.2732 |
Ecuador | 17.4 | 10.900 | 1.077231 |
México | 127.1 | 51.333 | 3.269.386 |
Perú | 32.3 | 33.600 | 906.454 |
Cuadro 1 |
Asimismo, no hay que dejar de destacar la proyección institucional para gravitar con nuestros medios en los mares del territorio chileno antártico, principalmente relacionado con la presencia de la Patrulla Naval Antártica Combinada con la Armada de Argentina y también respecto de nuestras obligaciones para patrullar las aguas del continente blanco en tareas de fiscalización pesquera, conforme a las obligaciones internacionales asumidas por Chile ante la Comisión sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos. (CCAMLR).
A su vez, en el escenario marítimo global, tal como se visualiza en el cuadro 2, a continuación, Chile, ocupa el lugar N° 11 en cantidad de superficie marítima, lo cual refrenda su característica de país con preeminencia marítima.
La creación de las Áreas Marinas Protegidas (AMP) en torno a la Isla de Pascua-Rapa Nui con la creación de los parques marino Motu Motiro Hiva, el de Nazca Desventuradas en las islas de San Ambrosio y San Félix y el de Mar de Juan Fernández, en el archipiélago del mismo nombre, junto a Diego Ramírez y Paso de Drake, en el mar austral, publicados a través de sendos Decretos Supremos (DESUP) en el Diario Oficial de Chile los años 2010, 2016 , 2018 y 2019 respectivamente, incrementaron las actividades de control y vigilancia sobre esas aguas de jurisdicción nacional.
El DESUP Nº 141, del año 2015, incorporó regulaciones a nivel Estado para el combate a la Pesca Ilegal No Declarada y No Reglamentada (INDNR), lo que robusteció la estructura de la institución y de organismos afines junto a la asignación de recursos para mayor fiscalización.
Del mismo modo, la dictación del DESUP N° 265 del año 2019, en el cual se autoriza la colaboración logística y tecnológica de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) con las autoridades civiles y policiales en el combate al narcotráfico, crimen organizado internacional y la migración ilegal, a contar del presente año, han revitalizado el trabajo del binomio buque-aeronave para el combate de este flagelo en la frontera marítima norte del país.
Otro hito trascendente, pero ahora en el frente austral, ha quedado plasmado en la ley N° 21.255 del año 2020, con la publicación del nuevo Estatuto Antártico que regula la protección de nuestros derechos soberanos en el continente blanco y sus espacios marítimos contiguos, asignando tareas precisas a las ramas de las FF.AA.
Como corolario de este esfuerzo por regular jurídicamente el uso de las aguas de jurisdicción nacional, destaca la promulgación de la Política Oceánica Nacional (PON) el año 2018, un necesario anhelo para un país marítimo como Chile.
El binomio hombre-mujer de mar y los proyectos de innovación tecnológica para la vigilancia de las aguas territoriales y la ZEE, logros de la década.
Los más de 25.000 hombres y mujeres que componen la Armada de Chile,3 desde el cambio de siglo a la fecha, han ido asimilando las nuevas tecnologías disponibles para implementarlas en todos los procesos administrativos y operativos que les corresponde realizar.
Esto representa un esfuerzo sustantivo si se considera que el mar, así como ofrece grandes oportunidades para el progreso de un país, también otorga espacios para su utilización con fines delictivos, que permiten la aparición de riesgos y amenazas a la seguridad del país.
Dada la magnitud de la extensión de la ZEE y costas del país, es que se hace necesario contar con apoyo tecnológico de punta para optimizar la labor desplegada por la Dirección General del Territorio Marítimo y Marina Mercante (DGTM) en las tareas de vigilancia de nuestras aguas de jurisdicción nacional. Aquello, ha derivado en que el binomio servidor naval-tecnología se ha transformado en un factor preponderante para obtener el máximo grado de eficiencia en el control de nuestro mar territorial y ZEE.
Bajo el prisma del fortalecimiento de las capacidades profesionales del recurso humano institucional, destaca el aumento a dos años de estudios de la Escuela de Grumetes, la creación del Centro de Liderazgo, la preparación de dotaciones mixtas, personal naval y marítimo, en tareas de fiscalización marítima, la dictación de cursos on line en forma previa a la especialidad de Estado Mayor, el diplomado de Alta Dirección para capitanes de navío de la Academia de Guerra Naval (AGN), además del diplomado de Gestión de Recursos Humanos para suboficiales mayores, realizado semipresencial y de manera digital.
Es así como la Armada durante estos últimos diez años ha ejecutado diversos proyectos que han permitido modernizar sus capacidades logísticas, operacionales y de capacitación y enseñanza, enunciándose en forma sucinta los más importantes a continuación:
o En el ámbito logístico y de la infraestructura terrestre
La consolidación del proyecto Prusia de la nueva Base Naval en Punta Arenas el año 2010, con el traslado de las últimas reparticiones dispersas en distintas áreas de la ciudad (Bienestar, Inspectoría, Guarnición IM, entre otras), pudo concentrar el soporte logístico de la Armada en la región de Magallanes en una sola posición, logrando una importante racionalización del recurso humano. Además, en el área sanitaria se concluyó el proyecto Patagonia Fase III, de ampliación y modernización del hospital de las FF.AA. Cirujano Guzman. Este cúmulo de mejoras logísticas ha proyectado, en el plano operativo, un eficiente apoyo a las unidades desplegadas en los territorios insulares de Isla Dawson y Navarino, como también en la campaña antártica institucional, además de toda la red de señalización marítima que brinda seguridad a la navegación en las aguas de jurisdicción de la III Zona Naval.
La Base Naval Talcahuano demoró más de un lustro en los trabajos de reparación y de modernización para recuperar e incrementar sus capacidades. La reubicación y reconstrucción de reparticiones logísticas, de establecimientos de apoyo sanitario y de frentes de atraque para buques sumado a la construcción de hangares, todo con una millonaria inversión a nivel del Estado, derivó en la mayor transformación de la primera base logística de la Armada de Chile en el país y del principal astillero del océano Pacífico Sur.
La creación de la V Zona Naval en Puerto Montt, en el año 2010, correspondió a la imperiosa necesidad que el área marítima, con mayor actividad acuícola y pesquera en el mar territorial, contara con una robusta presencia de la Armada de Chile. La implementación de una zona naval y mayor representación institucional en las aguas del archipiélago de Chiloé, han permitido asignar los recursos para iniciar una serie de trabajos orientados a mejorar el soporte logístico para las unidades de superficie y aeronavales que operan en esa área, en apoyo de la actividad marítima regional. Esto ha derivado en el desarrollo del proyecto de construcción de una base naval acorde con las necesidades, para lo cual ya fueron adquiridos terrenos contiguos al muelle naval en el sector de Chinquihue en el canal Tenglo y la construcción ya finalizada de un moderno hangar para el material aeronaval en el Aeropuerto el Tepual.
En la jurisdicción de la I Zona Naval, en Valparaíso, el traslado de la AGN desde Playa Ancha, recinto donde actualmente se levanta el Comando de Operaciones Navales, hasta las dependencias de la ex Facultad de Sistemas de Armas, en Viña del Mar ,a fines del año 2012, hizo posible la localización de todo el mundo académico naval en esa área. Los trabajos de adaptación de las instalaciones para sus nuevas funciones dieron espacio a una gran sinergia entre tecnologías del conocimiento y el trabajo académico, contribuyendo a la formación de los integrantes del alto mando naval del mañana.
Derivado de lo anterior, la agrupación de todas las facultades de la Academia Politécnica Naval requirió el desarrollo del proyecto Cofa, logrando la concentración de la repartición más numerosa de la institución con, aproximadamente, 2.000 servidores navales en los terrenos de la ex Facultad de Ingeniería Naval.
En el ámbito sanitario, la modernización del Hospital Naval Almirante Nef, destaca por la magnitud y calidad de la nueva tecnología que se está incorporando a sus dependencias.
o En al ámbito de ASMAR (T) y la construcción naval
La construcción e incorporación del último de los tres Patrulleros de Zona Marítima (OPV) y su posterior asignación a la II, III y IV Zonal Naval, reforzaron y potenciaron las capacidades oceánicas de esas ZZ.NN., permitiendo desarrollar operaciones de fiscalización marítima y resguardo del medio ambiente marino, a gran distancia de costa con los medios jurisdiccionales propios, lo que otorga mayor autonomía a los mandos guarnicionales para la planificación de operaciones de vigilancia de sus aguas jurisdiccionales.
Además de la construcción del buque oceanográfico Cabo de Hornos, el astillero se ha volcado a su mayor desafío de arquitectura e ingeniería naval con la materialización del proyecto Antártica 1, relacionado con la construcción del futuro rompehielos Almirante Viel, lo que vendrá a fortalecer nuestras capacidades antárticas.
o En el ámbito de mejoramiento de las capacidades de la aviación naval
La adquisición de siete aviones P-68 del proyecto Piquero, sumado a los tres aviones multipropósitos de exploración aeromarítima C-295, del proyecto Alcatraz, incorporados en el último decenio, además de modernización de dos aviones P-3 en Canadá, han resultado ser fundamentales para la vigilancia de nuestros territorios insulares y ZEE. Esto quedó plasmado, en el consciente nacional, con el activo control de flotas asiáticas que transitaron el segundo semestre del año pasado frente a nuestras costas, que fueron permanentemente monitoreadas durante todo su tránsito, evitando su ingreso a aguas chilenas.
En el ámbito del rescate marítimo y apoyo a las unidades navales auxiliares, la reciente incorporación del primero de cinco helicópteros H-125 (Airbus) y seleccionado por el proyecto Gaviota, viene a incrementar las capacidades de rescate de bañistas en periodo estival, vigilancia policial marítima, en espacios costeros y lacustres, aeroevacuaciones médicas y apoyo logístico insular.
o En el ámbito de la renovación de las unidades de superficie
Escuadra Nacional: El reemplazo de buques de nuestra Escuadra Nacional, durante el transcurso del año 2020, con la incorporación de las fragatas clase Adelaide, la FFG 11 Capitán Prat y FFG Almirante Latorre, refuerzan el permanente compromiso institucional por mantener unidades modernas y eficientes para el control y custodia de nuestras fronteras marítimas, ampliando en forma significativa la cobertura antiaérea de la principal fuerza operativa institucional. Junto a ello, también se han llevado a cabo vitales procesos de modernización de las capacidades de mando y control y defensa antiaérea local en algunas unidades de superficie en ASMAR (T), posibilitando la transferencia tecnológica y capacitación del personal naval asociado a esos sistemas de armas y sensores.
Asimismo, el arribo del ATF 65 Janequeo, en el mes de febrero del presente año al país, constituye el fiel reflejo que cada año siempre hay progresos tecnológicos y humanos para modernizar y reemplazar la lista de unidades a flote de la Armada.
Comando de Anfibio y de Transportes Navales: La adquisición del LSDH 91 Sargento Aldea, el año 2012, ha revitalizado la capacidad anfibia del país. Su presencia durante las labores logísticas desplegadas en las últimas campañas antárticas, sumado a su participación en la repatriación de material rodante desplegado en operaciones de paz en Haití, ha consolidado el rol multipropósito asignado a esta unidad. Cabe destacar, su contribución como buque hospital en los distintos operativos médicos realizados en zonas aisladas del litoral y, particularmente, para auxiliar a los centros asistenciales Las Higueras” en Talcahuano, Carlos Van Buren en Valparaíso4 y Gustavo Fricke; en Viña del Mar, en el combate a la pandemia del COVID -19 el año 2020.
o En el ámbito de la presencia de la Autoridad Marítima en la ZEE, mar territorial, aguas fluviales y lacustres
La construcción de las Alcaldías de Mar de isla Lennox, el año 2010, Picton el 20125 y Tortuoso el 2013, sumado a la adquisición de más de una veintena de lanchas tipo Arcángel, ha facilitado la labor de soberanía, de policía marítima y rescate en las distintas bahías y canales del país. En el ámbito de la ZEE fueron incorporadas modernas técnicas satelitales para su vigilancia. En el caso de los espacios lacustres y fluviales, a través del desarrollo del proyecto Rhin Lacustre durante los años 2018, 2019 y 2020, fueron incorporadas un total de 15 lanchas de policía marítima y rescate modelo Safe Boats International, las que fueron enviadas desde la fábrica en Estados Unidos para ser armadas por Asmar (V).6
Los factores geoestratégicos que configuran el territorio marítimo nacional, al conectar océanos a través de zonas de confluencia y pasos bioceánicos, además una amplia ZEE y vastas áreas de archipiélagos, ricas en recursos, le imponen a sus más altas autoridades un compromiso ineludible sobre el control efectivo y soberano de esos espacios marítimos.
La creación de AMP junto a la incorporación de tareas de apoyo logístico y tecnológico de las FF.AA. en el combate contra ilícitos en el norte de Chile, junto a la amplitud de la interacción que genera el nuevo Estatuto Antártico en los mares australes, le ha ampliado el horizonte operativo e interagencial a la institución en el control y vigilancia de sus espacios marítimos, sumado a las tareas de reaprovisionamiento de todas las bases nacionales en el territorio chileno antártico.
El desarrollo de proyectos de renovación de material y unidades, en este periodo, ha generado un salto tecnológico importante en la Marina, pero también ha significado un histórico proceso de capacitación y transferencia de conocimiento para el personal naval involucrado con la operación y el mantenimiento del nuevo equipamiento recibido. La amalgama descrita, ha fortalecido las capacidades institucionales para la gran misión que tiene la Armada sobre custodia de los intereses marítimos del país junto al control y resguardo de los mares del océano Pacífico y aguas antárticas que le corresponde vigilar, controlar y fiscalizar.
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La amplia gama de entes que intervienen en el ámbito marítimo hace que frecuentemente se generen descoordinaciones e ineficiencia. Sin embargo, la solución no pasa por crear un nuevo ministerio, que produciría mayor gasto y burocracia. Los ministerios, en general, tienen una orgánica funcional antes que espacial; además, las actividades que debería gestionar un Ministerio del Mar están ya asignadas a ministerios específicos. En el mismo rechazo confluyen las observaciones de la P.Universidad Católica de Valparaíso al proyecto presentado por el gobierno de la Unidad Popular en 1972, y la comisión creada por el régimen militar en 1986. La recomendación es crear un consejo interministerial, incluyendo privados, que prevea y destrabe los nudos que complejizan el quehacer en el mar.
El Acuerdo sobre la Aplicación de las Disposiciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), de 10 de diciembre de 1982, relativas a la Conservación y Ordenación de las Poblaciones de Pesca Transzonales y las Poblaciones de Peces Altamente Migratorios, conocido también como Acuerdo de Nueva York, es un acuerdo marco que implementa algunas disposiciones importantes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. El acuerdo establece principios básicos sobre los cuales deben administrase los recursos pesqueros, así como establece los lineamientos y criterios generales para la creación y reforzamiento de las Organizaciones Regionales Pesqueras y sus mandatos para la conservación y manejo sustentable de los recursos en el largo plazo.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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