By CARLOS PALAVECINO VILLAGRA
Empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otros, entender sus emociones y compartir sus sentimientos. Desde el prisma del liderazgo militar, la empatía debe ser en positivo. El líder no debe sentir compasión, sino que debe conectarse emocionalmente y establecer una relación de confianza mutua, donde el líder da a sus subordinados lo que realmente necesitan y no lo que ellos quieren, a esta forma “militar” de empatía, se le denomina “empatía inflexible”.
Empathy is the ability to put yourself in other people´s shoes, grasp their emotions and share their feelings. From the military leadership´s point of view, empathy must have a positive attitude, the leader must not feel compassion, but rather bond emotionally and establish a relationship of mutual trust, delivering their subordinates what they really need and not what they want. This “military” form of empathy is called “inflexible empathy”.
... es posible navegar sin timón, pero no sin un norte". Felipe Cubillos
¿Qué motiva a un individuo y en particular a Felipe Cubillos a asumir una posición de liderazgo en tiempos de crisis?
“En una sociedad en la que casi todos, frente a las crisis, se limitan a exclamar “¡hay que hacer algo!”, pero no hacen nada, Felipe Cubillos dio el ejemplo contrario y, sin decir nada, puso manos a la obra para reconstruir y para ayudar a los más necesitados"1.
El objeto del presente ensayo es explicar cómo, a través de la posición de liderazgo asumida por Felipe Cubillos post terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010, la “empatía inflexible”, característica fundamental del liderazgo militar, es la respuesta a la pregunta inicial.
Felipe, hijo de Hernán Cubillos Sallato y Marcela Sigall Ortúzar, nació en Viña del Mar el año 1962. Estudió en el colegio “Tabancura”, en la Escuela Naval “Arturo Prat” y en el Instituto Nacional, desde donde egresó en 1980. Estudió la carrera de derecho en la Universidad de Chile, lo que complementó con un posgrado en administración de empresas en la Universidad Adolfo Ibáñez. Fue un destacado velerista, empezó a navegar a los 7 años, en 1972 fue campeón nacional de la categoría Sabot y en 1980 del sudamericano de Lightning. Además, fue el primer chileno en embarcarse en un velero para dar la vuelta al mundo en la regata “Global Ocean Race”, en la cual cruzó el Cabo de Hornos liderándola, para finalmente obtener el segundo lugar general de la competencia. Durante esta travesía comenzó un blog donde plasmó sus pensamientos e ideas, que daban cuenta del profundo impacto de esa experiencia en su persona.
El año 2010 cambió definitivamente el foco de su vida después del terremoto 8.8 y posterior tsunami que azotó a Chile. Fue aquí cuando decidió dedicarse a la reconstrucción del país, fundando la ONG “Desafío Levantemos Chile”, e invitando a todos sus cercanos a apoyar la causa. Es en esta organización donde plasmó todo su carácter (liderazgo), con el fin de apoyar la reconstrucción de las zonas afectadas, centrado en lo que necesitaban las personas como individuos y en el logro de objetivos visibles.
Algo paradójico que se vivió post 27/F fue que mientras la catástrofe logró sacar a la luz lo peor de nuestra sociedad, materializado por desmanes y saqueos en las zonas afectadas, por el contrario, hubo quienes mostraron lo mejor de sí, y desde esa perspectiva, el liderazgo de Felipe Cubillos destacó claramente.
“Liderazgo es la fusión de la mente (competencias), con el corazón (carácter), en un acto desinteresado por el bienestar de otros"2. Es decir, una combinación de conocimientos, valores y habilidades blandas. Al estudiar sobre el liderazgo moderno en tiempos de crisis, por simple comparación de las distintas definiciones propuestas, destacan 5 conceptos en los que coinciden la mayoría de los autores: adaptabilidad, visión de futuro, predicar con el ejemplo, persuasión, y por sobre todos, la empatía.
La empatía se define como la capacidad de ponerse en el lugar de otros, entender sus emociones y pensamientos, y compartir sus sentimientos. Desde el prisma del liderazgo militar, la empatía debe ser en positivo. El líder no debe sentir compasión o lástima, sino que debe conectarse emocionalmente con la persona y establecer una relación de confianza mutua, donde el líder da a sus subordinados lo que realmente necesitan y no lo que ellos quieren. A esta forma “militar” de ver la empatía se le denomina “empatía inflexible"3, concepto que no debe confundirse con el “liderazgo inflexible”, el cual se asocia al liderazgo tóxico.
Cuando se busca información de Felipe Cubillos en Internet, en general no es definido como un líder, sino como empresario, velerista, emprendedor o filántropo. Sin embargo, si además sumamos la palabra liderazgo a la búsqueda, lo que más aparece son las “reglas de vida”, que escribió durante su circunnavegación al globo, que después plasmaría en un libro. Sin perjuicio de lo anterior, él se definía a sí mismo simplemente como “navegante”, y se calificaba como “una suerte de balance entre una persona que se cree que es tan potente y que la gente lo sigue y dice ‘con este voy a la guerra’, pero a la vez que es tan sencillo y humilde, que dice ‘solo no me la puedo’ y arma equipos”. Un verdadero líder sabe pedir ayuda y se fija objetivos. Se construye en base a eso, objetivos potentes a largo plazo, pero ojalá con resultados visibles a corto plazo"4. Aunque no se define directamente como líder, sí describe cómo debe ser para él el liderazgo. Si bien hoy en el mundo del liderazgo empresarial se habla mucho de trabajo en equipo basado en objetivos alcanzables y visibles, básicamente estos son conceptos que siempre han estado ligados al ethos del líder militar.
Al ser consultado de dónde venía su forma de liderar, él no dudaba en atribuírsela a lo aprendido en el mar mientras navegaba a vela y que la experiencia de resolver o imponerse a fallas catastróficas o tratar de capear un temporal con riesgo real de muerte es lo que formó su carácter. Su discurso con respecto al trabajo en tiempos de crisis lo resume en su libro póstumo de la siguiente manera: “...ahora que son navegantes (refiriéndose a quienes trabajan con él en el Desafío Levantemos Chile y no a la definición textual de navegante), acostúmbrense a vivir en crisis permanente; pero sepan que las tempestades eternas no existen, el sol sale todos los días y lo más importante, no dejen a nadie en el muelle, que esta aventura (la crisis), vale la pena vivirla"5. En la aseveración anterior deja de manifiesto su visión de futuro en medio de la crisis y su “empatía inflexible” al señalar como lo más importante, que la tempestad debe ser enfrentada por todos, dado que es una oportunidad, por lo que no deben quedarse “tripulantes” en el muelle.
Su particular e irreverente forma de enfrentar una crisis o para él, “navegar un temporal”, haciendo su propia analogía con la navegación a vela, que es la forma en la que abordaba todo en su vida, fue convencido de que después del temporal viene la calma, que la adversidad no es otra cosa que una oportunidad de mejora y que es cada cual quien debe aprovechar esa oportunidad y no esperar a que venga un tercero a hacerlo por uno. En una ocasión, tres días después del terremoto y tsunami del 2010, le ofreció ayuda a un grupo de pescadores de Caleta Duao para reparar sus embarcaciones dañadas por el tsunami, con la condición de que ellos, los propios pescadores, debían participar del trabajo, ante lo cual los pescadores, todavía muy afectados psicológicamente por el grado de destrucción de su caleta, respondieron que no era necesario, dado que el gobierno se había comprometido a regalarles lanchas nuevas en un mediano plazo. La respuesta de Felipe fue enfática y contundente: “quédense sentados esperando el tiempo que quieran que les regalen las cosas, yo no creo en el viejo pascuero, pero en cambio les ofrezco que reparemos los botes hoy, para mañana temprano salir a pescar y traer el almuerzo a sus familias”. A los pescadores no les quedó otra alternativa que ponerse manos a la obra. Hay quienes señalan que ese comentario de Felipe fue el impulso que les faltaba para dejar de llorar sobre la leche derramada, ver la luz al final del túnel y comenzar a trabajar para que esa luz llegara pronto gracias a su propio esfuerzo6. A sus cercanos les enseñaba que el asistencialismo mataba el alma de la gente, lo cual era la antítesis de lo que él y, por ende, el “desafío” perseguía, no sólo la reconstrucción de cuerpo (lo material), sino también la reconstrucción del alma (lo espiritual).
En el ejemplo del párrafo anterior, por simple y coloquial que parezca, Felipe deja plasmados claramente los conceptos del liderazgo en tiempos de crisis: adaptabilidad, predicar con el ejemplo, habilidad de persuadir y visión de futuro, pero es la empatía lo que lo lleva primero a ese lugar y después a comprender que esos pescadores necesitaban ayuda, no solo para reconstruir sus botes, que a su juicio era lo menos importante en ese momento, sino que para reconstruir “sus almas”, sobreponerse a la crisis psicológica y espiritual que los afectaba, y mejor aún, haciéndoles ver que ellos eran parte integral de la solución al problema.
Felipe Cubillos, tal como lo indica la teoría intrínsecamente militar, actuó en terreno, al lado de quienes quería ayudar, lo que le permitió conocer las reales necesidades de primera fuente, no victimizando a los afectados, sino que ganándose su confianza, haciéndose cargo de sus problemas, ofreciéndoles lo que necesitan y no lo que ellos quieren, y tomando decisiones en base a la urgencia de la gravedad, un tremendo ejemplo de la empatía inflexible que requiere un líder para hacer frente a una crisis, y formando equipos en ambos lados de la moneda, en terreno directamente con los afectados, y por otro lado, tratando de persuadir a personas para que generasen la ayuda.
La persuasión se puede definir como la capacidad de influir en las decisiones de otros y en este caso particular, la habilidad de Felipe para persuadir a su red de contactos y hacerla crecer de forma exponencial, con el solo objeto de que naveguen al rumbo del “desafío”, queda de manifiesto en la página web oficial del Desafío Levantemos Chile, donde señalan como el “hito que inició todo” el siguiente e-mail, que fue enviado por Felipe Cubillos a sus amigos:
“Hola a todos: estamos desde hace tres días en la zona costera del epicentro del terremoto y el escenario es desolador. Les diría que el maremoto produjo mucho más daño que el terremoto (…) En los pueblos ubicados en la costa prácticamente no hay nada en pie (…) Me impresiona la mirada de la gente; una mezcla de incredulidad, tristeza, orgullo y esperanza. Y es que saben, sabemos, que nos vamos a volver a poner de pie y sabemos que lo vamos a hacer entre todos (…) Como en toda crisis, siempre surgen los héroes, y como suele suceder en la vida real, esos héroes son generalmente personas que no buscan ni la fama ni el reconocimiento, solo ayudar, solo hacer el bien. Y he conocido a varios en estos días"7.
Como es de suponer, si se analiza con un poco de detalle el texto del correo electrónico, Felipe Cubillos no solo evidencia la habilidad de persuadir a sus contactos, proponiéndoles incluso convertirse en héroes, sino que también dejó en claro que está trabajando en terreno, pero nuevamente lo más destacable que queda de manifiesto es su “empatía inflexible” con los afectados, sin victimizarlos, haciéndolos parte de la solución y a través de la mirada de ellos proyectar su propia visión de futuro.
En los dos casos planteados, efectivamente es la “empatía inflexible” la cualidad principal de Felipe Cubillos y lo que lo diferencia de cualquier otro líder empresarial. La dicotomía que nos presenta el autor de la referencia bibliográfica, entre el liderazgo empresarial y el militar, lo deja de manifiesto en la siguiente aseveración:
“El hecho de que las decisiones se midan en vidas humanas hace que el líder militar deba tener un grado mayor de empatía que el líder empresarial. Asimismo, las motivaciones de unos y otros son también diferentes. Mientras el líder empresarial puede actuar movido por fines egoístas o hedonistas, el líder militar debe ser impulsado por fines altruistas"8.
Bajo esta perspectiva, los fines altruistas que impulsan a Felipe Cubillos, junto a su capacidad de “empatizar inflexiblemente”, en este caso con los afectados del terremoto y tsunami, lo convertirían, según el autor, en un líder militar, características que a su vez lo alejan de la definición de líder empresarial. Se podría pensar que su comportamiento se acerca más a la filantropía y no al liderazgo, sabiendo que el término “filántropo” la Real Academia Española lo define como una persona que se distingue por el amor a sus semejantes y por sus obras en bien de la comunidad.
Hay quienes señalan que la motivación que movió a Felipe Cubillos es puramente filantrópica, en atención a que efectivamente trabaja por el bien de la comunidad. A juicio del autor, su motivación es mucho más profunda, es conceptualmente anterior. Él lo que hace post 27F es convencer y conducir (liderar) a los filántropos, o bien, instituir nuevos filántropos con el propósito de poder generar los recursos o medios que le permitieran cumplir sus objetivos, que son generados como consecuencia de su “empatía inflexible”.
Otro aspecto importante en el liderazgo de Felipe Cubillos es su transversalidad política y social en un Chile muy polarizado, lo que en parte puede deberse a su patriotismo, el que además trata de proyectar: “…prepárense, porque en algún minuto, en algún lugar, este país los va a llamar y les va a pedir que le devuelvan la mano a todas las oportunidades que les han dado, y para ese momento, este país los quiere lo mejor preparados posible…"9
El teniente general, William G. Pagonis, autor de un clásico sobre liderazgo en combate, indica que “a fin de liderar con éxito, una persona debe demostrar dos rasgos activos esenciales relacionados entre sí: conocimientos y empatía. Por experiencia ambas características pueden ser deliberada y sistemáticamente cultivadas; este desarrollo personal es el primer elemento importante del liderazgo"10.
En esta última aseveración, un referente actual en el estudio del liderazgo militar, soldado de carrera que participó en Vietnam y Tormenta del Desierto, inspirador del planteamiento de la empatía inflexible, viene a confirmar lo trascendental de ésta en el liderazgo de crisis orientado principalmente al combate.
Lo primero que se debe tener presente para finalmente dar respuesta a la interrogante inicial es que lo que hace un líder en tiempos de aguas agitadas es simplemente liderar, para lo cual debe convencer a “su dotación” de que siempre después del peor de los temporales vuelve a salir el sol y la única forma de generar la confianza mutua entre capitán y marinero, que permita lograr ese convencimiento, es lo que en nuestra Institución llamamos “el mando cercano”, mando de trinchera, el “que no me cuenten las cosas, porque yo no solo las vi, sino que las viví”. Fue así como lo hizo Felipe Cubillos en Caleta Duao y cuando envió su famoso correo electrónico, que ahora sabemos no fue lo que inició todo (aunque sea un bonito slogan para el “desafío”), sino que fue su tremenda empatía, que lo llevó a “donde las papas queman”, a generar las confianzas necesarias para convencer a dos grupos de personas completamente distintos, en dos frentes opuestos, a tener clarísimo que la forma de reconstruir el cuerpo y alma no es el asistencialismo, convencido y promovedor de que a quien lo aqueja un problema debe ser parte de la solución, capaz de entender que lo que alguien pide no es necesariamente lo que necesita, para finalmente gestionar esa necesidad. En definitiva, …su empatía inflexible.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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