By Diego Molina Conzué
En 2026 se cumplen 200 años desde la incorporación de Chiloé al territorio nacional. Dicho proceso, motivado por la necesidad de garantizar la independencia recién adquirida, evitar que otras potencias se hicieran con la isla, y proyectar el territorio de la patria en formación, llevaron a la ejecución de diversas expediciones militares que, finalmente en 1826, lograran el propósito de que Chiloé sea parte de Chile.
The year 2026 marks two centuries since the incorporation of Chiloé into Chile’s national territory. This annexation process was driven by several key motivations: the need to safeguard the newly won independence, the imperative to prevent foreign powers from seizing control of the island, and the strategic objective of consolidating and projecting the territory of the emerging republic. These factors prompted a series of military expeditions that ultimately culminated, in 1826, in the successful annexation of Chiloé—integrating the archipelago into the Chilean state.
El año 2026 se cumplen 200 años desde la incorporación del archipiélago de Chiloé al territorio nacional. Son 200 años de historia, en que, sin dudas, Chiloé ha ocupado un rol trascendental en el desarrollo y crecimiento nacional.
En las presentes líneas deseo tratar la incorporación de Chiloé a Chile en dos tópicos. Ellos dan cuenta el objetivo del presente texto: como y por qué Chiloé es chileno.
De este modo, en el primer acápite me referiré a las campañas que tuvieron lugar para hacer efectiva la incorporación, mientras que, en el segundo, expondré las motivaciones que llevaron al desarrollo de las referidas campañas.
Chiloé: la incorporación del último bastión realista en Chile
Chiloé, tierra de montañas, canales e islas, se presenta en el Pacífico Sur como una isla grande, la mayor del área que sigue desde que se supera la travesía del Estrecho de Magallanes, en demanda de Chile central.
Divisada en 1540 por Alonso de Camargo, será descubierta en 1553 por Francisco de Ulloa, pero será Martín Ruiz de Gamboa quien toma posesión de la isla en 1567, fundando la ciudad de Castro (Hanish, 1976).
Su desarrolló, afectado por insurrecciones y ataques de piratas y potencias extranjeras (Castagneto, 2023), lo volverá un importante baluarte español, desde el que el brigadier Antonio Pareja saldrá en 1813 para dar inicio a las campañas contra los patriotas chilenos. En efecto, “Los cuerpos chilotes constituyeron la principal base del ejercito realista que invadió a Chile en 1813” (Barros Arana, 1856).
No obstante, una vez vencidos los estandartes del Rey luego de la Batalla de Maipú (5 de abril de 1818), y tomada la ciudad y fuertes de Valdivia por Lord Cochrane (3 y 4 de febrero de 1820), el archipiélago continuaba bajo el férreo dominio español, hecho que motiva al Lord Inglés a intentar la anexión de Chiloé.
Así, el 17 de febrero, procede a desembarcar en la bahía de Huechucuicuy, siendo repelidas las tropas de Miller con las comandadas por el gobernador Quintanilla, lo que resulta en la pérdida de 38 hombres (Fuenzalida, 1976), perdiéndose un buque (Intrépido) y quedando gravemente averiado otro (O’higgins) (Tromben, 2017).
Una vez iniciada la campaña libertadora del Perú, Chiloé nuevamente será materia de preocupación para el gobierno nacional. De este modo, a fines de 1821, el Director Supremo O’higgins procederá a enviar a la Galvarino para negociar con el gobernador Quintanilla, y lograr, mediante una vía diplomática y pacífica, la esperada incorporación. No obstante, dichos esfuerzos fracasan, hecho por el que se vuelve necesario montar una expedición militar, la que queda al mando del coronel Beauchef (Revista de Marina, 1976), mientras el componente naval fue comandado por Charles Wooster, y compuesta por la fragata Lautaro, la corbeta Chacabuco y el bergantín Galvarino (Tromben, 2017). No obstante, y debido al mal tiempo, dicha expedición no pudo pasar de Valdivia (Castagneto, 2023).

Busto de Martín Ruiz de Gamboa en Plaza de Castro, Chiloé.
(Fuente: Wikimedia Commons)
Luego de este fallido intento, no será hasta 1824 que se intentará seriamente una nueva incursión militar, encabezada por el nuevo Director Supremo, Ramón Freire, compuesta por la fragata Lautaro, las corbetas Independencia, Voltaire y Chacabuco, el bergantín Galvarino, y la goleta Mercedes (Tromben, 2017). No obstante, esta fuerza de cerca de 2000 mil hombres, no podrá lograr el objetivo planteando, destacándose solamente la acción ocurrida en Mocopilli, el día 1 de abril de 1824 (Castagneto, 2023).
Sin embargo, los hechos ocurridos en Perú reavivarán el interés nacional en la conquista de la Isla Grande. En efecto, a fines de 1825, Freire recibe las insinuaciones de Blanco Encalada desde el Perú respecto de que Bolívar procuraba emplear sus propias fuerzas para reducir al sureño bastión realista (Revista de Marina, 1976). Lo anterior, del todo plausible, por la histórica relación entre el Gobierno de Chiloé con el Virreinato del Perú, moverá al gobierno nacional para preparar una nueva expedición. A ello, se une el hecho que, luego de la capitulación de Ayacucho, se temía que en Chiloé se materializara una fuerza de tres mil soldados llegados desde Lima, y que pudiera ser la base de un ataque sobre Chile, amenazando con derrocar al gobierno, además, se temía del refuerzo de tropas que llegarían desde España (Aravena, 2025).
“Esta vez, la expedición sería mejor organizada e iniciaría sus actividades en la época adecuada para aprovechar mejores condiciones meteorológicas del periodo estival uno de los fatores que hicieron fracasar la expedición de 1824” (Tromben, 2017).
Mandaba la fuerza en 1826 el General Freire, con 2.575 soldados, con la Escuadra mandada por el almirante Blanco Encalada, y compuesta por las fragatas María Isabel (ex O’higgins) y Lautaro, las corbetas Independencia y Chacabuco, y los bergantines Aquiles y Galvarino (Tromben, 2017).
Dos serán las principales acciones en esta campaña: la batalla de Pudeto (12 de enero de 1826) y la batalla de Bellavista (14 de enero de 1826). Luego de ellas, en que triunfan las armas chilenas, las tropas patriotas logran tomar la ciudad de San Carlos de Ancud. Vencidas de este modo las fuerzas el Rey, el gobernador Quintanilla solicita un armisticio, firmándose el 18 de enero de 1826 el Tratado de Tantauco, conforme al que se procede a incorporar el Archipiélago de Chiloé a Chile. Dicho tratado será ratificado por Freire y Quintanilla al día siguiente, jurándose la independencia el día 22 en San Carlos de Ancud (Hanish, 1976).
La importancia de Chiloé para la República de Chile
Son diversos los motivos que llevaron a la incorporación del archipiélago de Chile a territorio nacional, dentro de ellos podemos contar:
Expulsión de los españoles, medio para asegurar la independencia nacional, impidiendo que fuera usada como punto de partida de nuevas expediciones españolas de reconquista. De no lograrse la incorporación del archipiélago a la patria en formación, el riesgo de una reconquista española permanecería latente. Al respecto, si bien las fuerzas realistas con base en Chiloé eran menores, la isla podía servir de base logística para futuras expediciones, especialmente si se considerar que Chiloé era el primer punto habitado luego de superarse el Estrecho de Magallanes.
Evitar que el Perú, unido con Chiloé por lazos de administración histórica, pudiera hacerse del archipiélago. En efecto, “[…] en 1767 el archipiélago de Chiloé pasó a depender de manera directa del virreinato del Perú” (Aravena, 2025). Así, y como se señaló, no resultaba extraño que Bolívar, a la sazón gobernante en la nortina república, considerarse dable la inclusión del sureño archipiélago al Perú. Ello, además, le permitirá proyectar su influencia hacia la zona de Magallanes.
Evitar que España pudiera transferir el dominio del archipiélago a otra potencia extranjera, hecho muy común en la fecha. Es más, ya entre 1819 y 1821 España transfirió a Estados Unidos Florida, mediante el Tratado Adams-Onís. Además, considerando la lejanía de Chiloé con la metrópolis, su sostenimiento resultaba muy costoso y difícil de sostener. A ello, debe sumarse el interés que, desde antiguo para diversas potencias, como Países Bajos, el control del área (Castagneto, 2023).
Lograr la proyección nacional hacia el Estrecho de Magallanes, y asegurar, de este modo, la conexión interoceánica, vital para el tráfico internacional. Mediante la incorporación de Chiloé, Chile podrá posteriormente dar inicio a la exploración y colonización al territorio magallánico. Lo anterior quedará refrendado en 1843 mediante la toma de posesión del estrecho por la expedición de la Goleta Ancud. Dicha expedición, organizada y ejecutada desde Chiloé, permitirá al archipiélago proyectar la soberanía nacional hacia Magallanes y, en la próxima centuria, hacia la Antártica.
Al respecto cabe destacar que, desde su exilio, O’higgins había hecho patente la necesidad de que Chile tomara posesión efectiva del Estrecho de Magallanes, y pudiera controlar el servicio de remolcadores, por medio de los que se garantizara el viaje entre ambos océanos (Olguín, 2021).
Conclusiones
Conforme a lo expuesto, no puede negarse que los hechos ocurridos hace 200 años en 1826, lejos de constituir acciones militares menores y sin proyección, fueron de la mayor importancia para la consolidación de la independencia nacional. Sin la incorporación de Chiloé a Chile, la libertad de la corona española podía perderse, verse perdido el acceso al territorio de Magallanes, y eventualmente tener la presencia e influencia de algún tercer país.
De ello, la gesta heroica de Pudeto y Bellavista, deben considerarse dentro de las grandes victorias de la independencia, junto con Chacabuco y Maipú, siendo piezas fundamentales para la construcción del territorio nacional. Sin ellas, Chiloé no sería Chile, y Chile sería muy distinto a lo que es hoy.
BIBLIOGRAFÍA
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Año CXXXX, Volumen 143, Número 1008
Septiembre - Octubre 2025
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