By Gonzalo Bravo Trejos
El término de la Guerra Fría y la acentuación de la globalización, como fenómenos de alto impacto en el funcionamiento del sistema internacional, trajo consigo que, potencias como Estados Unidos, Rusia y China, a través de sus centros de estudios políticos y estratégicos, iniciaran un esfuerzo por identificar las potenciales amenazas que enfrentarían, abarcando, entre otros aspectos, las nuevas formas de enfrentamiento entre las naciones, tales como la guerra híbrida. El presente artículo revisa el resultado de esos estudios.
The end of the cold war and the increase of globalization, events of high impact on the international system, resulted in world powers, such as the United States, Russia, and China, using their politico-strategic centers, initiated an effort to identify the potential threats facing them, encompassing, among other issues, new forms of confrontation between nations, such as hybrid warfare. This article examines the results of these studies.
El propósito de este artículo es revisar brevemente los planteamientos del concepto esgrimido por Estados Unidos, China y Rusia, sobre lo que podrían llegar ser las guerras de cuarta generación o nuevas formas de hacer la guerra, para postular que hoy en día existe un entendimiento compartido del fenómeno por esas potencias, lo cual lo convertiría en un escenario probable, y junto con ello proponer cuales serían, a juicio del autor, los desafíos de una potencia mediana en el actual escenario internacional para estar preparado como Estado-Nación con su sistema de defensa y seguridad en caso de tener que enfrentarlas a voluntad propia o de otros.
Para lo anterior, se revisan las consideraciones generales que se tuvieron en cuenta en su elaboración, posteriormente las teorías conceptualmente aceptadas, en esas tres potencias, con relación a la posibilidad de que los Estados estén enfrentando una nueva forma de hacer la guerra, para finalmente exponer las conclusiones y recomendaciones al res-pecto.
El autor parte de la base que el escenario internacional actual está materializado por el funcionamiento de un sistema que presenta una globalización con-solidada y cada vez más influyente en el comportamiento en el interior de las sociedades nacionales, con diversos actores trasnacionales en actividades comerciales, no gubernamentales, criminales y de seguridad, entre otras, con una creciente preponderancia del derecho internacional e influencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en asuntos interestatales y estatales, y en el cual se mantiene en evolución y desarrollo la disputa entre las superpotencias de Estados Unidos, China y Rusia con el propósito de lograr una preponderancia en los asuntos políticos, de seguridad y económicos del sistema.
En ese mismo sentido, también concuerda con la probabilidad de ocurrencia del escenario proyectado por Estados Unidos para el presente año, en su Interim National Security Strategic Guidance,1 en la cual indica que se caracterizará por el advenimiento de una condición que la Casa Blanca ha denominado como Gray Zone, en la cual se proyecta como probable la continuidad de la pandemia, el cambio climático, la incertidumbre energética, además de la existencia de amenazas a la democracia y a las instituciones estatales mediante subversión y guerra irregular, por Estados adversarios y organizaciones de crimen organizado, como amenazas posibles.
La misma también establece la estrategia de la resiliencia como la principal respuesta de Estados Unidos a esas amenazas, considerando esfuerzos por lograr la influencia global contra competidores como China y Rusia en zonas de interés, entre ellas Latinoamérica.
De igual forma considera operaciones en la dimensión de la información, esfuerzos en el ámbito no convencional y alianzas internacionales, como principales instrumentos para evitar que la competencia por la influencia escale hasta que se produzcan guerras con sus competidores, entre los que se encuentran Rusia y China, empleando, para ello, herramientas como la guerra irregular en el exterior, pero también el trabajo multidisciplinario y multidimensional al interior de la nación para reforzar sus instituciones y de esa forma su seguridad nacional.
Finalmente el autor hace presente que distingue las acciones de subversión, propaganda, insurgencia, terrorismo, acciones económicas encubiertas y otras formas de guerra no convencional o irregular que se desarrollaron en el concierto internacional, como parte de la confrontación entre las potencias durante la Guerra Fría, diferenciándolas de las acciones similares que se empezaron a desarrollar desde fines del siglo XX, principalmente porque, en ese contexto, la mayoría, si no todas, se desarrollaron en forma encubierta, es decir, sin que alguna de las potencias develara abierta u oficialmente su participación o direccionamiento, a diferencia de lo que habría ocurrido en conflictos tales como Estados Unidos e Irak el año 1990, el conflicto Israel y Hezbolá el 2006, o entre Rusia y Ucrania el 2014, por nombrar algunos, en las cuales la potencia correspondiente efectuó la acción militar de forma abierta y en sincronización con otro tipo de acciones no-convencionales o irregulares, y, por lo tanto, se les podría identificar y agrupar en una campaña híbrida, para afectar el poder político, el orden social o la economía del país u organización adversaria o de interés.
Como es de conocimiento general, después de la paz de Westfalia y la conformación del Estado nación en 1648, se dio inicio a una forma distinta de hacer la guerra, en comparación a como se había desarrollado hasta ese momento, siendo desde ahí en adelante una de sus principales características el empleo de ejércitos regulares en el contexto de una guerra declarada, conforme a las normas acordadas a contar de la firma de ese tratado.2
En ese contexto, además de obtener el Estado el monopolio del uso de la fuerza en el concierto internacional y nacional, en el plano intelectual y dentro de los círculos académicos militares, para entenderla y perfeccionarla, se inició un esfuerzo por el estudio del fenómeno como una nueva forma de hacer la guerra, especialmente a contar de mediados del siglo XVIII, destacándose los postulados inferidos al respecto por personajes de gran relevancia histórica como Napoleón, Moltke y Clausewitz, siendo este último uno de los más destacados, cuyos escritos fueron publicados póstumamente el año 1827, bajo el título Vom Kriege,3 los cuales han tenido gran influencia en el mundo militar, político y académico hasta nuestros días, especialmente por sus postulados sobre la naturaleza del fenómeno entre naciones.
Sin desmedro de lo anterior, con la evolución de la tecnología, y los cambios políticos y sociales que se produjeron en el sistema internacional durante el siglo XX, especialmente con el advenimiento del fenómeno de la globalización, a fines del mismo, empezaron a surgir nuevos postulados sobre el desarrollo y características de la guerra, como fenómeno político y social, restándole relevancia al empleo solo de medios convencionales y al monopolio del uso de la fuerza por parte de los Estados. Entre ellos se destacó en 1989, lo publicado en el artículo The Changing Face of War: Into the Fourth Generation.4 escrito por William S. Lind, junto a dos oficiales del Ejército y dos oficiales de la Infantería de Marina de Estados Unidos, cuyo contenido fue dado a conocer simultáneamente por la revista Military Review y la revista Marine Corps Gazette en octubre de ese año.
Dicha publicación inicialmente tuvo distintos grados de aceptación en círculos académicos y militares, pero no fue hasta el año 2007 en que logró notoriedad y real reconocimiento, al haber sido identificado por Frank G. Hoffman como una de las fuentes consideradas por él en el desarrollo del concepto Hybrid Wars, que acuñó en su estudio titulado como “Conflict in the 21ST Century: The Rise of Hybrid Wars,” el cual fue publicado ese año por el Potomac Institute for Policy Studies, mientras se encontraba en revisión por las FF.AA. de Estados Unidos para resolver su aceptación e inclusión a su doctrina, lo cual finalmente ocurrió un año después.
Paradójicamente, en Rusia y China, también a fines de la década de 1980 y comienzos de la década de 1990, surgieron planteamientos similares a los de Lind y sus coautores que, con el tiempo, de forma similar, lograron gran notoriedad y distintas reacciones, especialmente porque compartían el entendimiento fundamental de la nueva realidad del sistema internacional, del conflicto y de la forma de hacer la guerra entre los Estados en el siglo XXI, con la participación de nuevos actores y nuevas tecnologías, llegando incluso a ampliar el alcance, el detalle y las fronteras de dicho entendimiento, mediante conceptos identificados con nombres como Unrestricted Warfare en el caso de China, y Gibridnaya Voyna6 en el de Rusia.
En el caso de Estados Unidos Hoffman elaboró sus postulados sobre la Hybrid War influenciado por acontecimientos como el ataque de Al Qaeda el 11 de septiembre del 2001, y el desarrollo de los conflictos de Kosovo, Afganistán e Irak.7
En base al análisis de esos conflictos y de teorías como Fourth Generation Warfare, Compound Wars y Unrestricted Warfare, concluyó que en el siglo XXI las amenazas ya no estarán representadas solo por actores estatales sino que también por no-estatales y que los Estados tendrán que enfrentarse y enfrentarlos con todo el espectro de herramientas posibles, actuando interagencialmente, de forma sincronizada, con fuerzas regulares e irregulares, con un amplio empleo de la tecnología, destacando entre ellas la tecnología de la información y, en ese contexto, a las ciberoperaciones y a las operaciones de información como una herramienta central.8
En ese contexto destaca que el Ejército de Estados Unidos está preparado para ello, ya que desde antes de su independencia como nación ha interoperado con fuerzas irregulares, pero también destaca que deberá perfeccionar su desempeño en áreas funcionales tales como asuntos civiles y operaciones de información.
El concepto Gibridnaya Voyna, empleado por Rusia para referirse a una nueva forma de hacer la guerra, se empezó a aplicar después de la crisis de Ucrania, 2013-2015, integrando diversas teorías existentes al respecto desde la década de 1990, las cuales surgieron como reacción a la Revolución de Colores9 que experimentó la Unión Soviética a contar de la década de 1980, y por conflictos como la crisis de Ucrania el 2013.10
Entre las teorías que integró, se encuentran los conceptos desarrollados previamente en la Unión Soviética y Rusia, tales como el Net-Centric e Information Warfare, ambos de Igor Panarin y Alekandr Duguin, pero principalmente en los desarrollados por Evgeny Messner como son la “Subversión-War,” “Half-War” y “Aggressive-Diplomacy,”11 y aunque para su conceptualización final se habrían tenido en cuenta los planteamientos de Hoffman sobre las Hybrid Wars, cuya traducción el 2013 causó gran revuelo en los círculos académicos y militares rusos, el concepto se desarrolló principalmente a partir del entendimiento y experiencia política y militar de Rusia sobre el fenómeno de la guerra, y el impacto que causó la derrota de la Unión Soviética en la Guerra Fría.12
Por ello, durante el estudio se determinó que, a diferencia de lo planteado por Estados Unidos, con respecto a las Hybrid Wars, las cuales considera como un instrumento más para obtener objetivos limitados de conflicto, Rusia por su parte postula primero que el propósito de las Gibridnaya Voyna es destruir la cohesión política y lograr el quebrantamiento del espíritu de una nación adversaria mediante la erosión gradual de su cultura, valores y autoestima, actuando desde su interior para lograr su colapso interno,13 y segundo, que se basa en el empleo de instrumentos políticos, informacionales (propaganda) y económicos, con mayor énfasis que en el empleo de fuerzas militares, por ello el rol principal lo cumplen medios no militares, y los militares cumplen uno secundario o ninguno según el caso.14
En ese contexto se puede inferir que las tres diferencias principales entre la teoría rusa y la estadounidense son: la rusa, más que buscar afectar las fuerzas militares del adversario, busca lograr la prevalencia sobre la nación adversaria en su conjunto; segundo, a diferencia de Estados Unidos, que considera el empleo de medios, tecnologías y tácticas regulares e irregulares, Rusia busca crear un mecanismo de control basado en métodos subversivos desarrollado por un esfuerzo interagencial para influir y colocar sus representantes en el poder, sin que ello necesariamente considere el empleo de fuerzas militares, por ello, y esa es la tercera diferencia, el principal instrumento que tiene contemplado emplear es la guerra de información.15
En el caso de China, el concepto Unrestricted Warfare fue desarrollado por los coroneles Qiao Liang y Wang Xiangsui, ambos de la Fuerza Aérea, influenciados principalmente por el desarrollo y resultado de la Primera Guerra del Golfo, entre Estados Unidos e Irak, los años 1990-1991. Sus planteamientos fueron publicados en China en febrero de 1999, siendo ampliamente aceptados por círculos académicos, militares y políticos, incluso por los más altos cargos del Partido Comunista.16
Por su parte, cuando fue dado a conocer en Occidente, también causó gran interés, ya que se interpretó que estaba promocionando una transformación inmoral e ilegal de la guerra,17 pero después se entendió que contenían una conceptualización totalmente nueva de hacer la guerra, cuyas principales características son:18
Establece que los principales factores transformadores de la guerra son la globalización y la integración tecnológica, especialmente en lo referente a la información, ya que en ese contexto han surgido guerreros no profesionales y organizaciones no estatales que representan una gran amenaza para las naciones soberanas y serios adversarios para sus FF.AA., pudiendo emplear métodos no convencionales para hacer la guerra, tales como terrorismo, ciber crímenes y manipulación financiera.
En ese contexto, proponen las siguientes configuraciones para enfrentar el nuevo escenario:19
La configuración supranacional, integrando medios nacionales, internacionales y no estatales, para que, de esa forma, los Estados no se vean limitados para actuar contra organizaciones que no son estatales, tales como multinacionales comerciales, religiosas, criminales o terroristas, entre otras.
La configuración supradominio, em-pleando integradamente instrumentos militares, políticos, económicos, culturales, diplomáticos y religiosos para ejecutar nuevas formas de guerra, tales como la guerra de la información, la guerra financiera, la guerra comercial y la guerra psicológica, según la conveniencia para lograr los objetivos que se persiguen.
La configuración supracapacidades, empleando todos los medios disponibles en cada una de las guerras antes indicadas.
La configuración supraniveles, escogiendo correctamente los medios a emplear según los efectos que se buscan en un determinado nivel, considerando que, hoy en día, una acción táctica puede tener un efecto estratégico y una decisión estratégica puede influir en tiempo real en el nivel táctico.
También propone que, además de los principios tradicionales, los siguientes principios rigen la nueva forma de guerra:
Omnidireccionalidad: no existe frontera entre el campo de batalla y lo que no es parte de ello, incluyendo espacios sociales, políticos económicos, culturales y psicológicos.
Sincronización: es necesario actuar simultáneamente en los distintos dominios.
Objetivos limitados: aunque se amplían las fronteras del conflicto, se debe mantener el enfoque de las operaciones sobre un número limitado de objetivos.
Medidas ilimitadas: se debe actuar con todos los medios disponibles, en todas las dimensiones, para lograr los objetivos.
Asimetría: dada la disponibilidad de dominios y medios con que actuar, un adversario de menores capacidades representará una amenaza seria.
Consumo mínimo: aunque se posean ilimitados medios, se debe mantener su empleo eficiente para evitar daños colaterales.
Coordinación multidimensional: se debe coordinar el accionar de todos los medios participantes, sin importar la dimensión en que se encuentre cumpliendo funciones.
Ajuste y control del proceso completo: este principio no es nuevo, pero se debe tener en cuenta, ya que las dimensiones y multidimensionalidad de las campañas que se deberán desarrollar lo exigirá, si se quiere lograr el éxito.
Por lo anterior es factible inferir que, aunque existe una similitud conceptual sobre la naturaleza y aplicación de la Unrestricted Warfare planteada por China y la Hybrid Wars planteada por Estados Unidos, la principal diferencia se basa en el planteamiento de los mismos autores al respecto, los cuales plantearon que “la primera regla de la unrestricted warfare es que no hay reglas, con nada prohibido,”20 lo cual va en contra de la doctrina y principios que rigen el actuar oficial del ámbito de Defensa y del Departamento de Estado norteamericano.
Reacciones destacadas para enfrentar las Hybrid Wars
En consideración a los planteamientos efectuados por las teorías antes indicadas, organizaciones como el Multinational Capability Development Campaign (MCDC) que agrupa a países como Reino Unido, Francia, Alemania, Suiza e Italia, entre otros, han conceptualizado formas de enfrentarlas, considerando una serie de medidas, tales como:21
Identificar vulnerabilidades en todas las dimensiones del Estado-Nación, tales como Política, Económica, Militar, Social, Infraestructura e Información (PEMSII).
En base a lo anterior, inferir un probable curso de acción de la o las potenciales amenazas, considerando el empleo de acciones convencionales y no-convencionales (híbridas), además de establecer un posible orden de acción desde una condición de normalidad y sin previa advertencia.
Finalmente elaborar un curso de acción para detectar y contrarrestar a las amenazas inferidas, considerando la participación de todos las agencias, servicios o instituciones del Estado involucrados en ello, de forma sincronizada y coordinada.
La figura 2 muestra un ejemplo de dicho proceso.
Por su parte la OTAN, desde el 2015, producto de lo observado en la crisis de Ucrania, resolvió implementar una estrategia de defensa para enfrentar la amenaza híbrida dirigida y ejecutada por Rusia,22 principalmente mediante la defensa colectiva, la cual, además de la preparación y empleo de fuerzas, considera el empleo de equipos counter-hybrid de apoyo y equipos de inteligencia conjunta especializados en ese tipo de amenazas para potenciar el entendimiento compartido de la situación, también ejercicios conjuntos y combinados especializados, el potenciamiento de la infraestructura crítica, la ciber defensa y la disuasión, trabajando en conjunto con la sociedad civil y el instrumento militar, efectuado un esfuerzo especializado en la detección de campañas de desinformación y manteniendo un monitoreo permanente de nuevas tecnologías disruptivas.23
Las principales características comunes que postulan las teorías elaboradas por las tres potencias en relación con una nueva forma de hacer la guerra son:
Los Estados actualmente están enfrentando un escenario internacional marcado por la globalización, con todo lo que ello significa en cuanto a actores, trasnacionalidad y amenazas, entre otros.
Los nuevos conflictos son multidimensionales, es decir se busca afectar la dimensión política, social, económica y militar de un Estado adversario, con todas las herramientas disponibles, convencionales y no convencionales.
En ese contexto, las tecnologías de la información son una de las principales herramientas que disponen los Estados para enfrentar las nuevas amenazas y también para enfrentar a otros Estados, y su principal objetivo es doblegar la voluntad del adversario y hacer colapsar su estructura política, económica y social.
La nueva forma de hacer la guerra no es totalmente nueva, ya que considera una serie de metodologías no convencionales que se han empleado desde antaño, entre ellas la guerrilla, el terrorismo, la propaganda, la guerra política y la guerra económica; sin embargo, ahora se están empleado de forma abierta, a diferencia de como se han desarrollado en otras épocas, en las cuales se emplearon principalmente en forma encubierta.
La nueva forma de hacer la guerra representa una amenaza difícil de detectar como tal, ya que considera el empleo de herramientas que se pueden emplear desde una condición de normalidad y podrían no ser identificadas desde su inicio como acciones ofensivas de un Estado u organización no estatal, como por ejemplo acciones de desestabilización política, ciber operaciones, propaganda y terrorismo o atentados o sabotajes en contra de la infraestructura crítica, entre otras.
Por todo lo anterior, para enfrentar o contrarrestar el inicio de una guerra híbrida o de nueva generación como las descritas en el presente artículo, el sistema de seguridad o defensa nacional debería considerar al menos las siguientes medidas:
Integrar a las amenazas híbridas como un tipo de amenaza a la seguridad del Estado más, que se podría llegar a enfrentar, ya sea materializada por un actor estatal o no estatal.
Elaborar la hipótesis de conflicto correspondiente, con los debidos indicadores objeto que el sistema de inteligencia nacional la incluya como otra de sus responsabilidades de alerta temprana estratégica.
Incluir en las escuelas y academias de las FF.AA., y de estudios políticos y estratégicos, de relaciones internacionales y de ciencias políticas, a la guerra híbrida como una opción más de hacer la guerra y sus características.
Preparar doctrinaria, logística y operativamente a las fuerzas militares, policiales y otras de seguridad que se estime conveniente, para enfrentar o desarrollar guerras híbridas en todo momento.
Evaluar la conveniencia de implementar una organización nacional dedicada exclusivamente a las ciber operaciones y otra a las operaciones de información.
Establecer una autoridad política o militar permanente que conduzca, desde condición de normalidad, la detección y reacción oportuna para enfrentar el inicio de las acciones de guerra híbrida ejecutadas en contra de la nación.
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Existe un dicho popular muy verosímil que indica que un animal si parece gato, camina como gato, come como gato y hace r...
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Múltiples análisis y proyecciones han sido publicados en las últimas semanas sobre la situación mundial a raíz de la pro...
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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