Revista de Marina
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Los Estados Unidos y la Segunda Guerra del Golfo

  • SEPÚLVEDA COX, JAIME

Por SEPÚLVEDA COX, JAIME

  • Fecha de publicación: 01/06/2003. Visto 115 veces.
1 LOS ESTADOS UNIDOS Y LA SEGUNDA GUERRA DEL GOLFO J ai m e S e púl v e da Co x * Introducción. l 5 de febrero de 2003, el Secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, presentó al Consejo d e Segur idad de la Organización d e las Nacion es Un idas un con jun to d e elementos des tinados a com probar qu e el r égim en ir aqu í de Sadd am Hus sein contaba con un considerable arsenal de arm as quím icas y biológicas, estaría tratando de construir una bomba nuclear y que m an tendría r elacion es directas con el grupo terrorista Al Qaed a, s ind icado como responsab le d e los atentados del 11 de septiembre de 2001 en suelo estadounidense. El propósito de la intervención se orien taba a conv encer al Or ganism o sobre la necesid ad d e desarm ar por la fuer za al r égim en iraquí y remover a Huss ein, ya que su p erm an encia en el pod er s e in terpretaba com o una grave amen aza para los Estados Unidos y para el resto del mundo. Algunos días después, Estados Unidos, Gran Bretaña y España presentan un proyecto de resolución para logr ar la au tor ización que legitim aría el uso de la fu er za con tra Irak, el cual se enfr en ta a una in iciativa im puls ada por Fr ancia y Alem ania qu e, a pesar de recono cer la gr ave amenaza constituida por el régimen de Hussein, ampliaba los espacios y plazos para lograr una solución diplomática más ajustada a la resolución 1441 que estipula el control del desarm e por parte de los inspector es d e Naciones Un idas y qu e a la v ez advier te a Irak d e las graves consecuen cias que d eberá enfren tar al no cumplir las obligaciones de des arm e es tipu ladas con poster ioridad a la Gu err a de 1991. Un a gran can tid ad de ar gum entos y cr íticas s e debatieron en torno a amb as iniciativ as tan to entre los países integrantes del Consejo de Seguridad como en el resto del mundo, pudiendo percibirse claramente que al completarse los plazos previstos para la votación de la propuesta estadounidense, ésta no reuniría los nueve votos necesarios para su aprobación y que era muy probable que uno o dos de los miembros permanentes del Consejo harían uso de su derecho a veto. La política exter ior d e Chile ef ectuó un ú ltimo esfuer zo de conciliación en tr e ambas ponen cias presentando un proyecto de resolución intermedio que fue inmediatamente rechazado por los Estados Unidos. Así, el 17 de marzo el Presidente Bush retiró de debate su propuesta inicial y dio un ultim átum de 48 horas a Hussein, evid enciando que es taba preparado y har ía realidad lo que anteriormente había advertido: actuar unilateralm ente en caso de no lograr la aprobación del Consejo de Se guridad. Rechazado el ultimátum por Hussein y justo cuando se venció el plazo fijado, la explosión en Bagdag de algunos misiles Tomahawk lanzados desde el Mar Rojo y desde el Golfo Pérsico por buques es tadoun idens es, mar có el inicio de un a guerr a cu yo desen lace fin al in cid ir á por lar go tiempo en las relaciones internacionales y en la distribución del poder que presenciará el mundo. El pr esen te tr abajo s e orien tará a la iden tif icación y an álisis de las mo tivacion es que tuvo Estados Unidos para actuar militarmente en Irak sin la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Los Objetivos declarados. Las motivaciones que impulsaron a los Estados Unidos para imponer el rápido uso de la fuerza parecen entr emezclarse entre aquellas específ icam ente declar adas como objetivo s concr etos y otras que se expr es an tácitam en te, aun cu ando su incidencia en la decis ión po lítica adop tada pued e ser extremad amente impor tante. Entre las primeras están las declaraciones en el sentido que Irak conducido por Saddam Hussein constituye un peligro para los ciudadanos de los Estados Unidos y del mundo, ya que ese mandatario ha E 2 dado muestras de no cumplir los compromisos básicos adquiridos con posterioridad a la Guerra de 1991 y de utilizar a su país en el apoyo del terrorismo internacional, en el desarrollo y tráfico de armas de destrucción masiva y en el impulso del fundamentalismo irracional y fanático, entre otros tipos de amen azas. Lo an ter ior llevó a qu e la Política Exterior Nor teamer ican a justif icar a e im puls ar a una intervención militar que permitiría alcanzar los siguientes objetivos políticos en beneficio de Occidente: Reemplazar al líder iraquí Saddam Hussein y su régimen por uno compatible con los intereses de EE. UU. y de Oc c iden t e. Elimin ar las arm as de des trucción m asiva iraqu íes, sus sistem as por tador es y los s itio s d e producción. D es tr u ir l a ev en tu al coo p er a c ió n en tre I r ak y A l Q a ed a. Man tener la integrid ad territorial d e Ir ak, de man era qu e continúe s iendo un contr ap eso par a Irán y que la s am bic ion es n acional ist as de los kurdos no per turb en l as r e lac ione s en tre Es t ados Un idos y Turquí a. Cr ear las bas es en Irak p ara pro yectar a los Estados Unido s en la Región. A trav és de las motivacion es y ob jetivos exp lícitam ente declar ados, es pos ib le visualizar lo s aspectos imp lícitos que a continuación s e señalan y qu e p arecen incid ir con fuer za en la decis ión d e los Estados Unidos. El Impacto Psicológico de l Terrorismo. En primer término, los atentados del 11 de septiembre de 2001 tuvieron un profundo impacto psicológico en la pob lación nor team er ican a, la cu al s e sien te amen azada, insegur a y en gu erra con tinua desd e es e en ton ces. Los éxitos políticos y m ilitares obtenidos en Af ganistán en la luch a con tra el terrorismo no han sido categóricos ni suficientes para volver a la normalidad, en especial por el hecho de no haber podido destruir el símbolo que en ese sentido constituye Osama bin Laden. Lo an ter ior llev a a lo s Estados Unidos a la n eces idad d e probar que exis ten vín culo s y equivalencia entre Bin Laden y Hussein, de manera que al lograr una victoria militar contundente sobre es te ú ltim o, s e lo gr e fortalecer la confianza en el pu eb lo norteamericano y el apo yo interno que necesita su actual mandatario. La Necesidad de Proyectar la Supremacía Norteamericana. El segundo aspecto se refiere a la necesidad de mantener, solidificar y proyectar la suprem acía de los Estados Unidos, la cual podría verse dificultada frente al surgimiento de una nueva potencia deriv ada de la unif icación de una par te im portante d el m undo is lám ico bajo un lider azgo antagon is ta como podría ser el de Hussein, lo que fomentaría el empleo del terrorismo y de las armas de destrucción mas iva com o in strum ento po lítico de las agrup acion es f anáticas e inestab les que pu edan generarse. En es te s entido cobra ló gica el cam bio nor team er icano desde la r acion alid ad de la “Con tención ” -aplicada exitos amen te dur ante la Guerra Fría para deten er m edian te alian zas regionales la expan sión de un en emigo política y geo gr áficamen te def in ido- hacia un a racion alid ad d e “Prev ención ” des tin ada a destruir por anticipado las capacidades terroristas que puedan estar gestándose en algunos países y regiones del mundo, evitándose con ello la posterior proliferación y difusión hacia un escenario de m ayor am pl i tud que dif icul te l a de t ecc ión y neu tra l iza ción en un lugar f ís i co def inido. Lo anterior, junto a otras razones de índole militar, parecen explicar la premura norteamericana en acortar los p lazos p ara el inicio d e las hos tilid ades y des echar las otr as op cion es qu e fueron planteadas en el Consejo de Seguridad, ya que ellas presentaban posibilidades menos concretas que la 3 guerra preventiva en los esfuerzos destinados a destruir las capacidades que podrían utilizarse contra Occid en te e incluso llegar a am enazar la supr emacía d e lo s Estados Unido s. El Control Geopolítico de Medio Oriente. El ter cer asp ecto s e ref ier e a la necesid ad de los Es tado s Unido s de asegur ar el con tro l geopolítico de Medio Oriente, manteniendo el equilibrio Irak-Irán y la estabilidad en una zona con fuertes presiones de tipo étn ico- segr egacion is tas, dond e adem ás del p aís d e Huss ein exis ten otro s como el propio Irán, Siria, Sudán y Libia que auspician y contribuyen al terrorismo. Este propósito lo visualiza f actible a trav és d e la ins tauración de un r égimen iraquí qu e valore la d emocr acia, la liber tad y la segur id ad desde pr ism as similares a los d e O ccid en te. El cam ino elegido par ece presen tar dificultades m uy con sid erables, ya qu e conlleva un a verdadera transculturización entre civilizaciones que -como lo sostuvo el Cientista Político estadounidense Samuel Huntington- suelen tener visiones muy distintas sobre cuestiones fundamen tales, en especial cuando se intenta im poner un parad igm a d e tipo o cciden tal en el qu e la modernización económica y el cambio político y social debilitan las fuentes de la identidad. Estados Unidos está consciente de que las diferencias culturales son más difíciles de cambiar que las políticas o las económicas, por lo que asume los riesgos de una guerra que apunta fundamen talmen te a extend er la d emocr acia en el s ector del m undo árabe y musulm án qu e podr ía cons tituir un a am en aza a la civ ilización liber al. Lo anterior lo lleva a asignar a es te nuevo conflicto una importan cia sim ilar al qu e presen tó la in terven ción nor teamer ican a en las dos conf lagr aciones m undiales y en la Guerr a Fr ía, ya que el epílo go de ello fue el camb io desd e un mundo que en 1917 se caracter izab a por existir sólo 10 democracias en tre una gran cantid ad de imper ios, reinos, colon ias y regím enes autoritarios, a la situación actual donde 120 de 192 países constituyen ese tipo de gobierno. En general, no resulta aventurado sostener que el pensamiento estadounidense otorga a la democracia el m onopolio d e la legitim itad y un a fortaleza qu e, al no visu alizar alternativas que bajo su prism a p arezcan éticam ente viables, no adm ite d is cus ión. Ello lo lleva a asum ir como una ob ligación relevante e indelegable, la continuación del proceso de extensión de esa forma de gobierno que de algun a m aner a in iciar a con su participación en la Prim era Gu erra Mundial. El Petróleo. El cu arto aspecto es el P etróleo, al cual m ucho s analis tas lo presentan como la r azón de fondo. Si bien el hecho de mantener el expedito acceso de occidente a las grandes reservas mundiales que se encu entran en el área cons titu ye un propós ito declar ado de los Estados Unidos, no pu ede es ta superpotencia aparecer ante el mundo y ante su propio pueblo como el gran usurpador del petróleo iraquí, ya que ello le acarrearía una profunda y peligrosa adversión tanto entre los árabes como en el resto de las naciones. De todas formas, el petróleo juega un im portan tísim o rol. Ir ak posee un a reserv a que a lo menos asciende a 112 m il m illones de barriles y una producción que ha estado notablemente restringida por las sanciones impuestas por las Naciones Unidas durante más de una década, lo que junto al m antenim ien to de una indus tria produ ctiv a obso leta con tr ibuye a v isualizar un a s ignificativa oportunid ad en la m odern ización d e las ins talacion es al término de la gu erra, nego cio al cual sólo podrán acced er las grand es em pres as tr ansnacion ales que cu entan con los recursos necesar ios par a las im portantes inv ersiones requ er idas. La s a lida de Hu ssein y l a in st aura c ión de un gob i erno af ín a los Es t ados Un idos y sus al iado s, permitirá utilizar el petróleo iraquí para reconstruir las ciudades destruidas y para otorgar a empresas internacionales y transnacionales, importantes ganancias que activarán la econom ía mundial 4 notablemente debilitada por las incertidumbres previas a la guerra. Junto a ello, Estados Unidos obtendrá otros dos beneficios: en lo mediato, la pérdida de relevancia de una OPEP que sin Irak no tendr á fu erza p ar a regu lar los pr ecios en per juicio de lo s intereses norteamer icanos ; y en un p lazo m ayor, l a cap acidad de regu lac ión qu e le otor gar á e l control geopo lít ico d e l a zon a produ ctora d e la energía que necesariamente requerirá en las próximas décadas la República Popular China, uno de los posib les com petidor es d e su actu al suprem acía. El Prisma Político de la Victoria Militar de 1991. La presencia de Hussein al mando de Irak constituía un triunfo político de ese líder sobre el país que liderara la coalición vencedora de la guerra de 1991. En efecto, a través de la Resolución 678 de noviembr e d e 1990, las Naciones Un idas o torgaron la legitim idad n ecesaria para actuar con tr a el régim en de Bagdad limitándola exclusivamente a liberar a Kuwait, lo que obligó al entonces Presidente Bush a restringir las acciones militares a ese propósito, ya que de lo contrario habría significado traicionar el frágil respaldo de los p aíses is lám icos, los que h ab ían acep tado apoyar a Estados Un idos en contra de ''un país hermano'' como Irak, a cambio de que la ofensiva sólo tuviera como objetivo expulsar a los iraquíes de Kuwait. Ello llevó al entonces mandatario estadounidense a cumplir cabalmente el m andato del Consejo de Seguridad, a pesar de tener a Bagdad al alcance de la mano, confi ando qu e la s post erior es r evu el tas de kurdos en e l norte y de ch iít as en el sur logr arí an d epon er a Hussein. Como se sabe el líder iraquí con el remanente de su Guardia Republicana aplastó a sangre y fuego la rebelión recuperando el control de Irak. Tampoco tuvieron efecto en la estabilidad del gobierno de Bagdad las sanciones económicas que la ONU impuso por más de una década ni las acciones militares de control de la zona de exclusión aérea que en ocasiones escalaron al nivel de bombardeos por parte de las fuerzas angloamericanas. La experiencia de los doce años posteriores a la liberación de Kuwait hicieron que Estados Unidos apreciara que la intervención militar constituía el único camino para remover del poder a Sadd am Hus sein, y f in iquitar defin itiv amente los esfuer zos iniciados en 1991. En cons ecu en cia, si se aprobaba algunas de las alternativas menos dur as plan tead as en el Cons ejo de S eguridad, se con tinu ar ía con las insp ecciones corriendo el r ies go que efectivamen te no hubieran o no se en contrar an armas de destrucción masivas, lo que reduciría los espacios políticamente viables para actuar sobre Hussein, permitiéndole así continuar indefinidamente en el poder. El Mensaje a Europa y al Resto del M undo. Mas allá de los Objetivo s Políticos declar ados y de los f actor es qu e de ellos se despr enden, la decisión de los Estados Unidos de actuar militarm ente en contra de Irak sin la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, constituye un claro pronunciamiento sobre la voluntad política de afian zar el unilater alism o que car acteriza a esa superpo tencia por sobre el m ultilater alismo que propicia la creciente Un ión Europea y la m ayor ía d e los p aíses miembros de las Nacion es Unid as. En es te s entido, Estados Un idos ap lica un esquem a d e po lítica in ternacional qu e privilegia un a actitud impos itiv a b as ad a en el ejercicio de la com ponen te m ilitar d el pod er -d e la cu al goza de absoluta supremacía- relegando e incluso contraviniendo el derecho internacional, en especial cuando se trata de sostener un ordenamiento internacional que ha definido su propia política exterior y sobre el cual no otorga otras opciones que estar a favor o en contra. Por su parte, la mayoría de los países integr antes d e la Unión Europea, actúan b ajo la ló gica de la m ultilateralidad, la cual no es impositiva y busca privilegiar la negociación, los acuerdos y la cooperación, relegando el uso de la componente m ilitar d el poder sólo a aquellas situaciones donde no resulta posible otro camino. En cons ecuencia, la actu ación en Irak d e los Estados Unidos sin el con sentimiento del Consejo de S eguridad de las Nacion es Unid as, cons titu ye un v erdadero emplazam ien to ante el resto del m undo 5 y, par ticu larmen te, ante la Un ión Europ ea, en el sen tido de adv er tir cómo se m ater ializarán las Relacion es In ternacionales a par tir del presente. En el caso de los países confrontacionales a los Estados Unidos, en especial para aquellos países vecinos que apoyan a Irak o para quienes han sido sindicados como parte del “eje del mal”, la actuación nor team erican a no deja dud as en cuan to a los niv eles de decisión qu e s e ap licarán fren te a futuras controversias. En el caso de la Un ión Europea la s itu ación es par ticu larm ente comp leja; por una parte necesita la cooperación m ilitar de los Estados Unidos en el marco de una relación transatlántica que continúa siendo vital y, por otra parte, considera un desafío histórico fortalecer el multilateralismo a través de una Europa fuerte y unida políticamente, lo que no ocurrió en relación a la guerra en Irak, ya que a pesar de existir posiciones comunes a nivel de pueblos, en los niveles de gobierno los alineamientos estuvieron divididos. Finalm ente, en el caso de las Naciones Un idas, la situ ación es d e extrem a grav edad. Su actu al organización, instaurada al término de la Segunda Guerra Mundial, demuestra obsolescencia e inoper ativ id ad fr ente a los nuevos escenar ios, por lo qu e en el caso d e Ir ak fu e sobr epas ada por Estados Unidos y no tuvo la capacidad para cumplir los mandatos que estipula la carta fundacional. Ello hace evidente la necesidad de reorganización, lo que podría originar un progreso en cuanto a la efectividad y eficiencia para cumplir sus propósitos fundacionales, como también un retroceso si la nueva organización s e transform a en un ente abso lutamen te in strum ental para la política exterior norteamer icana. Reflexiones Fina le s. Con la r eciente entr ada d e las Fu er zas a Bagdad, p areciera en con trar se cercano el térm ino d e las acciones militares. Siendo aún prematuro concluir sobre el grado de satisfacción de las motivaciones que llev aron a la co alición nor team ericana a in terv en ir m ilitarmente en Irak, es pos ible, a la lu z d e los anteceden tes actuales, so sten er lo sigu iente: - Sadd am Huss ein fu e d epu esto. S e tr abaja en la futur a instauración de un r égimen pro cliv e a Estados Unidos y Occidente, tarea que será ardua y compleja. - No se ha detectado la presencia de armas de destrucción masiva, ni sus sistemas portadores ni tampoco los sitios de producción, invalidándose así uno de los principales argumentos de los Estados Unidos. - Si hubieran continuado las inspecciones de la ONU, nada se habría encontrado y Hussein seguiría en el Poder. - Las Fuerzas de la Co alición en Irak no h an encontr ado pruebas qu e clarif iqu en la coop eración entre Irak y el grupo terror ista Al Qaeda. - Hasta el momento Irak no se ha fragmentado territorialmente y las Fuerzas de la Coalición controlan el accion ar de kurdo s y chiítas. - Se han dado los primeros pasos tendientes a crear las bases en Irak para proyectar a los Estados Unidos en la Región, lo cual enfrenta una oposición regional e interna hasta ahora controlable y moderada. - Las operaciones constituyeron una victoria militar contundente: corta duración, escasa resistencia, sin ataqu es quím icos n i bio lógicos, bajo núm ero d e m uer tos civiles y m ilitares, etc. Asim ism o, el pu eblo iraquí, no lamentó mayoritariamente la derrota militar de Saddam Hussein, lo que explica en parte la deserción de sus tropas. Ello, unido a la información parcial y sesgada que dieron algunos medios de comunicación, n eces ar iam ente produjo un efecto muy positivo en el frente interno norteamericano el cual fortaleció su autoconfianza y el apoyo a su actual m andatario reconociendo su acierto en la planificación del conflicto. 6 - Las fu er zas armad as y el pueblo de Irak no fueron capaces d e gen erar cos tos s ignificativos en la aplicación de la r acion alid ad de actu ar prev entivamen te, lo que valida por ahor a es ta es tr ategia norteamer icana y en cierto sentido afian za la proyección de la suprem acía es tadoun id ens e. - La Operación Militar cons titu ye un p aso sólido e im pres cindible para lo gr ar el Contro l Geopo lítico de los Estados Unidos en Medio Oriente. Sin embargo no garantiza este propósito, ya que la situación interna de Irak y la posición política de sus vecinos y del mundo árabe en general, hacen que este objetivo sea muy difícil de alcanzar incluso en el largo plazo. - Est ados Unido s ha ase gur ado e l ac ce so a l pe tróleo d e Irak y las venta ja s e conómi cas y de pro ye c ción geopolítica que de ello se deriva, haciéndose definitivamente menos dependiente del petróleo Saudi. - Desapareció el simbolismo de Hussein después de 12 años de ocurrida la liberación de Kuwait. - La veh emencia con que la Segund a Guerr a d el Go lfo expr esa an te el m undo el un ilateralism o es tadoun idens e, par ece mar car el inicio de una épo ca de gr and es in cer tidumbres en el escen ario internacional, donde es posible que se genere un fuerte sentim iento en contra de los Estados Unidos, el cual podría originar un distanciamiento político con respecto a Europa y la aparición de nuevos grupos cultor es d el terrorism o fundamentalista. BIBLIOGRAFÍA − Ferm ando is, Joaquín : “Desentr añando a Estados Un idos : Hacia un n eo- aislacionismo ”. Diario “El Mercurio”, de 30 de marzo de 2003. − K l ein Ko ck , Ed u ar d o: “Ir ak : El D ilem a A lem án ”. D i ar io “El Mer cur io ”, d e 1 0 d e m ar zo d e 2003. − “Irak, Las Claves del Conflicto”. Edición Especial del diario “El Mercurio”, de 21 de marzo de 2003. − Packer, George: “Irak después de Saddam”. Revista del Sábado, 14 de marzo de 2003. − Informaciones de CNN en Español.com − Desorm eaux, Andr ea: “EE. UU. Ganar á en la Guerr a, pero no en la Po lítica”. Diario “El Mercurio”, de 29 de marzo de 2003. − Pino Gum ucio, Luis Alber to : “Es cenar io par a después de la gu erra: Los pos ib les ef ectos en la región de un Irak post Hussein con democracia”. Diario “El Mercurio”, de 29 de marzo de 2003. − Informaciones de Prensa e Internet, marzo 2003. * * * __________________________________________________________________________________ * Capitán de Navío IM. Oficial de Estado Mayor. Magíster en Ciencias Navales y Marítim as. Magíster en Ciencia Política Integrada. Profesor de Geopolítica de la Academ ia d e Guerra Nav al. Inv es tigador Asociado al Centro d e Es tudios Estr atégicos. Des tacado Colabor ador, desde 1996.

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