Revista de Marina
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II GM en el Pacífico: El pensamiento de Douhet

  • Diego Porzio de Angelis

Por Diego Porzio de Angelis

  • Fecha de recepción: 16/01/2022
  • Fecha de publicación: 31/10/2022. Visto 681 veces.
  • Resumen:

    Giulio Douhet fue un general italiano, autor del libro “El dominio del aire” en 1921, el cual postuló el concepto que lleva su nombre. Este se basó en el empleo y desarrollo de la aeronave durante la Primera Guerra Mundial. Su teoría tuvo un profundo impacto en los planes de desarrollo de fuerzas de las potencias de la época. El presente ensayo analizará la preponderancia que tuvo el pensamiento de Douhet en la campaña del Pacífico de la II G.M.

  • Palabras clave: Océano Pacífico, Douhet, dominio.
  • Abstract:

    Giulio Douhet was an Italian general, author of the book “The Command of the Air” published in 1921, which stated the concept that bears his name. This approach was based on the use and development of the aircraft during World War I. His theory had a profound impact on force development of world powers of the time. This article analyzes the preponderance of Douhet’s thinking in the Pacific campaign during the Second World War.

  • Keywords: pacific, Douhet, domain, Pacific.

En la madrugada del 6 de agosto de 1945, el piloto estadounidense Paul Tibbets despegaba con rumbo a una operación que tenía por objetivo ejecutar un bombardeo estratégico aéreo a la ciudad de Hiroshima, Japón. Desde el despegue del bombardero B-29 llamado Enola Gay, hasta alcanzar su objetivo, no tuvo prácticamente ningún tipo de resistencia por parte del enemigo. Aquello en atención a que Estados Unidos había logrado obtener el dominio del aire.

Con esto, se llevó a cabo un bombardeo con un arma de capacidades tan devastadoras y nunca dimensionadas, que logró quebrar la voluntad de lucha del enemigo, el cual se rindió incondicionalmente. No obstante, para alcanzar este cometido, fue necesario conducir numerosas operaciones, tanto navales, aéreas y terrestres por un tiempo de más de cuatro años, desde el bombardeo de Japón a las islas de Hawái en 1941, que marcó el ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial.

En este sentido, contrario a lo que postuló el autor intelectual del concepto de dominio del aire, general Giulio Douhet, el desarrollo y empleo permanente del arma aérea no generó por sí sólo el impacto que él vaticinaba 20 años antes. Si bien su utilización y principios estuvieron presentes en el teatro de operaciones del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, este no fue el factor determinante para que Estados Unidos alcanzara la victoria.

Para lograr demostrar lo anterior, en el presente ensayo se expondrán inicialmente los principios fundamentales que sustentan el dominio del aire, para posteriormente desarrollar dos argumentos que demuestran el no cumplimiento de sus principios rectores en el teatro de operaciones del Pacífico. A continuación se propondrá un contraargumento que desafía aquello que se intenta ratificar. Finalmente, se presentarán las conclusiones obtenidas de la investigación desarrollada.

Giulio Douhet fue un general italiano, autor del libro “El dominio del aire” en el año 1921, en el que postuló que “Poseer el dominio del aire significa estar en la posición de evitar que el enemigo pueda volar, mientras las fuerzas propias retienen la habilidad para hacerlo” (Douhet, 1921). De la misma forma, su convicción sobre la importancia de lograr este dominio era tal, que a continuación indicó: “Conquistar el dominio del aire significa victoria; ser vencido en el aire significa derrota y aceptación de cualquier término que el enemigo desee imponer”. (Douhet, 1921)

Logrando entonces este vital control de los espacios aéreos, sería posible desarrollar bombardeos desde aeronaves a centros neurálgicos del enemigo donde residiera la población civil, siendo inevitable y en un corto período de tiempo, el quebrantamiento de la voluntad de sus pueblos. En palabras del escritor estadounidense Richard H. Kohn, “…la idea de forzar a la nación enemiga a capitular por medio de una campaña de bombardeo directamente sobre la moral de su población”. (Kohn, 1983)

Para lograr esto, sería necesario desarrollar una fuerza aérea separada de la marina y del ejército, así como también generar dos tipos de aeronaves. La primera con la capacidad de bombardeo y la segunda del tipo “caza” para proveer protección de la anterior. Asimismo, se debía perseguir el control del aire por medio de la destrucción de las capacidades aéreas del enemigo. En palabras de Giulio Douhet:

“Por estas razones, se puede indicar sobre la composición de una Fuerza Aérea independiente únicamente que: (1) las fuerzas de combate debieran apuntar a ser más fuertes y poderosas que las del enemigo; y (2) los medios de bombardeo debieran luchar para lograr el máximo de poder para producir los efectos más devastadores, siempre recordando que una Fuerza Aérea independiente no puede ser dispensada de ninguno de los dos aviones y debe a toda costa prevenir de ser dejada sin uno o el otro”. (Douhet, 1921)

Si bien tanto Estados Unidos como Japón no contarían durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial con una Fuerza Aérea independiente del Ejército y la Marina, lo cierto es que el desarrollo y empleo de esta arma estuvo presente desde el primer momento en que Japón empleó la fuerza, a través del ataque anticipado a Pearl Harbor, y hasta el término de esta. Al respecto, el comandante Guillermo Concha señaló en un artículo de la Revista de Marina lo siguiente:

“En efecto, como lo señala Sir James Cable, la suerte corrida por los acorazados en la Segunda Guerra Mundial influyó escasamente en el resultado de la guerra en el mar. Así, en el Atlántico la batalla fue decidida por los submarinos y sus adversarios; en el Pacífico, por los portaaviones; en el Mediterráneo, por la capacidad de los ejércitos para controlar las pistas aéreas desde las cuales la aviación basada en tierra dominaba aquel estrecho océano”. (Concha, 1985)

No obstante lo anterior, en los más de cuatro años que duró el enfrentamiento bélico entre ambas naciones y el preponderante empleo del arma aérea, no se logró provocar en el enemigo aquello que vaticinaba el general italiano.

En primer lugar, Giulio Douhet sostenía que la defensa ante un ataque aéreo sería virtualmente imposible, inicialmente por la complejidad de detección. Específicamente señaló “Detectar es el meollo del problema. Uno puede observar, pero ¿dónde? El aire es un elemento uniforme; no hay puntos de referencia para mostrarnos el camino…Buscar se transforma en un abstracto y encontrar es sólo una posibilidad”. (Douhet, 1921)

Tanto en Europa como en el Pacífico, esto demostró no ser así, principalmente por el desarrollo de tecnologías de detección, como lo indica David R. Mets en su libro “The air Campaign”: “El radar por sí sólo marcó una tremenda diferencia, y los sistemas antiaéreos eran mucho más efectivos en ambas versiones, aeroembarcados y basados en tierra, de lo que Douhet especialmente soñara posible”. (Mets, 1999)

Por otro lado, y también referente a la defensa ante un ataque aéreo, el general Douhet manifestaba que las armas antiaéreas eran limitadas, y se requeriría una cantidad tal que no hacía de esto una posibilidad eficaz.

“Como las armas antiaéreas son limitadas en distancia y no lo suficientemente efectivas, prácticamente hablando, para que sean de algún valor, se tendrían que usar en gran número; y como cada país tiene muchos centros vitales que defender, aún una protección parcial de ellos requeriría una enorme cantidad de armas de este tipo”. (Douhet, 1921)

Sin embargo, como señalara Russell Weigley en su libro “The American Way of War”: “Pero estas teorías crecieron menos de experiencia que de los sueños de un visionario horrorizado por la inutilidad de la guerra terrestre e impaciente de obstáculos para el cumplimiento de su propio diseño” (Weigley, 1973), debido a que el desarrollo de los sistemas de defensa antiaéreos demostró una mucho mayor eficacia.

Prueba de lo anterior se encuentra registrado en el “Strategic Bombing Survey” de la guerra en el Pacífico efectuado en julio de 1946 por el Gobierno de los Estados Unidos, donde señaló:

“Agregando que las aeronaves norteamericanas perdidas durante el curso de la guerra en el Pacífico, no incluyendo pérdidas por entrenamiento en Estados Unidos, fueron aproximadamente 27.000. De estas, 8.700 fueron en misiones de combate; el resto fue entrenando, transportando y otras pérdidas. De las pérdidas en combate, 60% fueron producto de fuego antiaéreo”. (Government, 1946)

De esta forma, y a partir del análisis respecto del primer argumento, es posible inferir en que tanto la detección como el empleo de armas antiaéreas fueron muy superiores a lo que Douhet consideraba.

En segundo lugar, el autor de “El dominio del aire” sostenía que, ante bombardeos aéreos a la población, sería rápidamente quebrada la voluntad del enemigo, evitando enfrentamientos largos y con cuantiosas e innecesarias pérdidas humanas. En sus palabras: “Con toda probabilidad, exceptuando que exista una gran desproporción de medios y recursos, el colapso en la moral de la nación dominada se alcanzará antes que se pueda lograr un resultado en la guerra terrestre o naval”. (Douhet, 1921)

Particularmente en el teatro de operaciones del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, sería demostrado exactamente lo contrario. En relación con lo indicado precedentemente, se estima necesario compartir algunos registros provenientes de la bibliografía empleada.

Acorde con el “Strategic Bombing Survey” del Gobierno de Estados Unidos: “El total de muertes civiles en Japón, como resultado de nueve meses de ataques y bombardeos aéreos, incluyendo ambas bombas atómicas, fueron aproximadamente 806.000 personas” (Government, 1946). No obstante, a continuación, indica:

“Hasta el final, sin embargo, las tradiciones nacionales de obediencia y conformidad, reforzadas por la organización de policía, se mantuvieron efectivas en el control del comportamiento de la población. El Emperador escapaba de las críticas, las que eran dirigidas a otros líderes, manteniendo la fe en él. Es muy probable que la mayoría de los japoneses hubieran pacíficamente enfrentado la muerte en un continuo de lucha sin esperanza, si el Emperador se los hubiese ordenado”. (Government, 1946)

Por otro lado, el autor de “The American Way of War”, Russel F. Weigley; aunque reconociendo la incapacidad de probar la teoría, señaló ante la anticipada percepción de Douhet:

“La resiliencia de la energía humana y su espíritu no podían ser probadas, y en contra de ellas, tampoco el efecto del bombardeo aéreo, el cual probó ser mucho menos destructivo de lo que imaginaban los entusiastas del poder aéreo. Por mucho, los profetas del bombardeo estratégico no podían ver más que imaginar, por mucho su profecía de la guerra, podía ser sólo una conjetura”. (Weigley, 1973)

Con los registros indicados previamente, es posible probar que, contrario a lo que establecía Douhet en el concepto de dominio del aire, la moral de la población ante bombardeos aéreos demostraría ser muy poderosa, y para alcanzar la victoria sería necesario emplear tanto un largo tiempo y esfuerzo como un arma absolutamente desconocida y por nadie dimensionada previamente.

En este sentido, el bombardeo estratégico ejecutado en agosto de 1945 sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki respectivamente, fue posible gracias a que a esa altura Estados Unidos, de acuerdo con lo que señalaba Douhet, era capaz de emplear el aire y así mismo negárselo a su enemigo. Adicionalmente, este ataque sí logró quebrar la voluntad, al menos del Emperador, y sí logró finalizar la guerra. Desde este punto de vista, podría considerarse que el concepto del dominio del aire sí fue el factor determinante para la victoria de Estados Unidos sobre Japón.

Sin embargo, la imprecisión en el contraargumento previamente señalado es el de relacionar el pensamiento de Douhet con el arma nuclear, lo cual, por causas temporales lógicas, nunca fue analizado en su obra. El general italiano consideraba en su teoría el empleo de armas químicas, convencionales y posiblemente biológicas, sosteniendo que un ataque de estas características bastaría para lograr la victoria sobre el enemigo y no así el empleo de un arma devastadora (empleada únicamente en esas dos oportunidades en contra de una población) que por sí sola lograra ese efecto.

Esto queda más claro cuando se analiza el concepto operacional que proponía Giulio Douhet, indicando que “Una Fuerza Aérea independiente debiera siempre operar en masa” (Douhet, 1921), esto principalmente para asegurar alcanzar el objetivo y poseer un poder de fuego a través de armas convencionales suficiente para lograr provocar un mayor daño y terror en la población en forma simultánea.

Adicionalmente, se debe tener presente que al momento de efectuar el bombardeo estratégico a ambas ciudades japonesas, aquel país se encontraba ya en una condición muy debilitada, principalmente en atención a continuos bombardeos previos y a operaciones de ejercicio y conquista de control del mar ejecutadas por Estados Unidos, lo cual Ian Speller indica en su libro “Understanding Naval Warfare” de la siguiente forma: “El bloqueo efectuado por EEUU a Japón tuvo un impacto decisivo, eventualmente destruyendo la marina mercante de ese país y estrangulando su industria” (Speller, 2014). En palabras del almirante Nimitz, “Le dimos a Japón la elección de rendirse, o de una lenta pero certera muerte” (Till, 2004).

Por otro lado, referente a que el análisis desarrollado en el presente ensayo se basa en el pensamiento y estrategia que diseñó Douhet veinte años antes que se comenzara la Segunda Guerra Mundial, se considera lógico también señalar, bajo el mismo punto de vista, que posterior al término de ésta, el desarrollo del bombardeo nuclear no fue precisamente a través de aeronaves, sino que a través de submarinos y bases terrestres. Esto confirma la disociación que existe entre el empleo de armas de destrucción masiva versus el concepto de dominio del aire en estudio.

En conclusión, por medio de la revisión del concepto de dominio del aire postulado por Giulio Douhet, fue posible comprender sus principales características, las que permitieron identificar cómo se manifestaron en el teatro de operaciones del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, principalmente a través del desarrollo del arma aérea como actor relevante en las operaciones ejecutadas.

Por otro lado, el desarrollo tecnológico en materia de defensa antiaérea fue probadamente superior a lo que señalaba Douhet en su teoría. Por ende, la efectividad de estos bombardeos en la destrucción de la infraestructura y población fue más lenta de lo que se esperaba.

La moral de la población, así como la obediencia y la devoción a los líderes autoritarios fue mayor a lo esperado, debido principalmente a aspectos culturales de gran arraigo japonés. Por ello no se logró quebrar la voluntad en forma anticipada al término de las operaciones tanto navales como militares.

Si bien las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki fueron lanzadas a través de aeronaves que no sufrieron ataques defensivos y con ello se logró la victoria en el Pacífico, esto se debió tanto al empleo de un arma de destrucción masiva como a la débil condición de Japón a esas alturas, y no al sólo dominio del aire, como lo planteaba el aludido general italiano.

Por último, es posible inferir que el pensamiento de Giulio Douhet sí estuvo presente en el teatro de operaciones del Pacífico, a través del empleo y desarrollo de las aeronaves. Sin embargo, el concepto de dominio del aire no fue el factor decisivo para que Estados Unidos lograra la victoria.

Bibliografía

  1. Concha, G. (1985). www.acanav.cl. Obtenido de https://e-learning.acanav.cl/pluginfile.php/4961/mod_folder/content/0/Lecturas%20Obligatorias/PDF%2012%20-%20EL%20DISE%C3%91O%20DE%20UNA%20FLOTA%20II.pdf?forcedownload=1.
  2. Coox, A. D. (1998). Strategic Bombing in the Pacific 1942-1945. En R. C. Hall, Case studies in strategic bombardment (págs. 253-381). Washingtong DC: Air Force History and Museums .
  3. Douhet, G. (1921). The Command of th Air. Alabama: Air University Press.
  4. Government, U.S. (1 de julio de 1946). The United States Strategic Bombings Survey. Obtenido de https://www.airuniversity.af.edu/Portals/10/AUPress/Books/B_0020_SPANGRUD_STRATEGIC_BOMBING_SURVEYS.pdf.
  5. Kohn, R. H. (1983). Introduction to the 1983 Edition. En G. Douhet, Command of the air (págs. 9-12). Atlanta: University press.
  6. Mets, D. R. (abril de 1999). The Air Campaign John Warden and the Classical Airpower Theorists. Obtenido de https://www.airuniversity.af.edu/Portals/10/AUPress/Books/B_0065_METS_AIR_CAMPAIGN.pdf.
  7. Speller, I. (2014). Undestanding Naval Warfare. Routledge.
  8. Till, G. (2004). Sea Power. Frank Cass.
  9. Weigley, R. F. (1973). The american way of war. Macmillan Publishing Co., Inc.

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