- Fecha de publicación: 01/12/1972.
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ENTREGA DEL PABELLON DE COMBATE AL
PETROLERO "ALMfRAN'TE JORGE MONTT 1>
El pasado 8 de octubre se efectuó en
la rada de T alcahuano, en el puerto mi
litar, la solemne ceremonia de entrega
del pabellón de combate, donado por la
Hermandad de la Costa , al petrolero
"Alm"rante Jorge Montt".
En esta oportunidad, y después de re
cibir el pabellón, el comandante del
"Montt", capitán de navío don Ladislao
D'Hainaut Fuenza!ida pronunció el si
guiente discurso:
"Sr. Comandante en Jefe de la Escua
dra, Sr. Comandante en Jefe de la Se
gunda Zona Naval, Sr. Presidente de la
Hermandad de la Costa Talcahuano, Sr.
Jefe Estado Mayor de la Comandancia
en Jefe Il Zona Naval, Sres. comandan
tes.
La feliz iniciativa de un ex-comandan
te de este buque, y actual Comandante
en Jefe de la Segunda Zona Naval almi
rante Sr. Carlos Chubretovich Alvarez y
la generosa acogida de la Hermandad
El Comandante del
"Montt", Capitán de Na
vío Ladislao D'Hainaut,
en el instante de recibir el
Pabellón de Combate pa
ra su buque.
de la Costa de T alcahuano, han venido
a llenar el largo vacío de la carencia de
un pabellón de combate en el petrolero
"Almirante Jorge Montt".
Digna fecha , 8 de octubre, en que se
conquistó el Dominio del Mar en 1879,
y en que participara don Jorge Montt
como comandante de la corbeta "O'Hig
gins".
A fuer de aquello, el 8 de octubre
es también hoy el día de los Suboficia
les Mayores, y para colmar la brillantez
y solemnidad del acto que merece el
izar por pr =mera vez este pabellón, la
proximidad de tantos buques de guerra
nacional y extranjero, y más allá, el al
ma mater de la formación de nuestras
dotacione$, la Escue!a de Grumetes, así
como también de la base que permite
mantener operativa la Flota.
Merece especial reconocimiento que en
medio de tanta preocupación al arribo de
las Fuerzas de Unitas XI!I tan distingui·
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das autor;dades y hombres que vibran
con las cosas del mar, hayan encontrado
tiempo para prestigiar este evento.
Un Pabellón de Combate tiene un só
lo destino.
Izado al tope el día en que el clarín
lo llamara a flamear frente al enemigo,
debe rasgarse en jirones, quemarse por
el fuego y así exhibirse orgulloso en la
victoria, o bien ser lo último del buque
que toque las aguas antes de sumergirse
en el abismo.
Sólo de tal manera, volvería a ser his
toria la palabra del héroe cuando dijera:
"Esa bandera nunca se ha arriado ante
el enemigo".
Amamos nuestra bandera tricolor por
sobre todo otro símbolo de Chile, pues
bajo el pabellón de la estrella solitaria,
han marchado nuestros ejércitos a paso
de vencedores a través de los desiertos
y arremolinados bajo su sombra, sable
en alto, cargaron los centauros de anta
ño.
Esa misma bandera la agitamos desde
niños enfervorizados los 18 de septiem
bre, enfervorizados al paso de las tropas.
Allá ha cubierto con amor los restos
de nuestros héroes camino de su última
morada, y ha cubierto asim 'smo en sus
horas brillantes, de gloria y también de
congoja a los ciudadanos relevantes de
Chile.
Su sombra, es la aue cubre al atarde
cer desde siglo y m~dio al hombre que
descubierto en señal de respeto, la arría
al ocaso.
Todo símbolo involucra un compro
miso, y si la bandera es el símbolo de la
Patria y la encarna en sus simples colo
res y la feliz combinación de éstos con
su estrella, ese compromiso se extiende
entre esa Patria y sus hijos en forma de
recíproco amor; en síntesis es protección
hacia éstos y respeto y fidelidad hacia
aquella.
Va más allá el compromiso contraído
con el Pabellón de Combate, símbolo
que nos compromete, de manera categó
rica, tal cual nos lo prescribe el juramen
to prestado a la Bandera, "hasta rendir
Ja vida si fuera necesario".
Ello será necesario, tanto en conquis
tar la victoria, y más aún al no obtener
la.
En nombre de este buaue, agradezco
~in reservas, profundamen.te el hermoso
rasgo de la Hermandad de la Costa, que
hizo posible esta ceremonia y de quie·
nes seremos agradecidos de tan noble
gesto".
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