Revista de Marina
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  • Fecha de publicación: 01/08/2002. Visto 44 veces.
PÁGINA MARINA EL VELERO DE TIERRAS LEJANAS Leonardo F. Fierro Espinoza * La república de Irlanda ( Eire/Ireland), se encuentra ubicada en el océano Atlántico norte, al Oeste del Reino Unido; con una superficie de 70.284 Km2, y una población de 3.563.000 habitantes. La parte norte (Irlanda del Norte), está bajo la administración británica. Esta verde isla (La Isla Esmeralda), como las demás naciones europeas, es poseedora de una cultura milenaria. En la base de la formación del pueblo irlandés está la antigua civilización celta; cultura que a la vez, fue cristianizada a fines del siglo IV por misioneros venidos de Inglaterra. El apóstol principal de esta tierra fue san Patricio, quien evangelizó toda la ínsula convirtiéndola totalmente a la religión cristiana. La esmerada evangelización, en los valores del Evangelio, le dieron a este pueblo características muy particulares como: amor a la tierra, abnegación en el trabajo, religiosidad profunda, gran resistencia moral ante toda adversidad tanto bélica como natural. En la actualidad un 95% de la población se declara católica; esto es sorprendente si comparamos las estadísticas de otros países europeos, otrora grandes naciones católicas. A esta isla de tradiciones e historias ancestrales, arribó el buque-escuela Esmeralda, el 20 de agosto de 1996, día del natalicio del Libertador, General don Bernardo O’Higgins Riquelme; hijo de irlandés al servicio de la Corona española como Gobernador de Chile y posteriormente como Virrey del Perú. Para nuestro buque fue una visita histórica; por vez primera su figura se dejaba ver navegando las aguas del río Liffey. Dialogando amenamente con algunos sacerdotes irlandeses que visitaron el buque (misioneros en Chile), uno de ellos –el que más peinaba canas-nos habló de una poesía aprendida por ellos en las escuelas primarias de todo el país, tanto en gaélico (lengua originaria de Irlanda), como en inglés. Dichos versos hablan de un velero llegado a Dublín del lejano Valparaíso. Al día siguiente regresó al buque aquel presbítero (del griego “anciano”) –realmente lo era- y entre intervalos de pisco sour, leyó la poesía traducida al castellano: “¡Llegó un buque de Valparaíso. juntó las velas al puerto, el nombre me llevó a pensar en tierras del sol, país de victoria! Dicen que llegó de un viaje largo. Traspasando nubes y neblinas. Pensé en Los Andes y ciudad bella con luz de joyas. Pasó el buque por las olas, pasó con mástiles de oro, escribió el cuento en las olas del mar con senderos de estrellas. Seguramente, el velero llegado por estas verdes costas, fue uno de los tantos que, durante el siglo XIX, transportaban salitre para los campos irlandeses. El autor -anónimo- con toda seguridad, le llamó la atención el blanco velamen, los mástiles. Le llamó también la atención, el largo viaje emprendido para llegar hasta las riberas del Liffey y atracar con su descomunal figura en los molos de Dublín. El nombre de Valparaíso, fue conocido por muchas generaciones de irlandeses hasta hoy en día, gracias al poema: “El velero que vino de tierras lejanas”. En aquella ocasión, dicha poesía cobró vigencia; llegó un velero de Valparaíso, no transportando salitre en sus amplias bodegas como ayer; llevaba la alegría de jóvenes hombres que aprendían a ser marinos, en la escuela exigente del mar. Hombres que pasearon el pabellón de “las tierras del sol, país de victoria”. En estas creyentes y acogedoras tierras se cumplieron, a modo de profecía, los versos recitados por los niños irlandeses de antaño. Nuestro buque-escuela mostró su figura y su velamen al acogedor pueblo que habita “La isla Esmeralda”.

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