- Fecha de publicación: 01/12/2014.
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EL ÚLTIMO GRAN VIAJE DEL HOMBRE SOBRE LA TIERRA,
LA TRAVESÍA DE SHACKLETON
César Quiroga Torres*
D
esde largo tiempo el hombre ha buscado
descubrir nuevos lugares, aventurarse hacia lo
desconocido, vencer las dificultades. Si quisiéramos
podríamos entregar muchos nombres, pero la
lista sería casi interminable. Todos aquellos que
abrazamos la profesión del mar a tan temprana
edad nos ha permitido tener una serie de vivencias
y experiencias, que sin duda nos permitirá darnos
cuenta, durante la lectura, de lo difícil que debió ser
enfrentar este tipo de condiciones tan extremas,
que hasta el más fuerte y valeroso podría poner
de rodillas y hacerlo pensar en Dios.
Prácticamente a su suerte y a la de la Antártica
quedó la expedición de sir Ernest Shackleton.
Tal vez estas mismas condiciones las podemos
encontrar hoy en esas latitudes, con buques más
modernos y mejor tecnología, que nos permitirá
estar más preparados para los acontecimientos,
pero el hombre siempre va a necesitar esa fuerza
interna para tener la determinación y el carácter
para, a pesar de la desgracia, buscar la forma
de sacar a sus hombres de esa adversidad y
rescatarlos, de lo que en otras circunstancias
sería una muerte segura.
* Capitán de Fragata. Oficial de Estado Mayor.
“El objetivo de la expedición fracasó, pero la historia marcó esta travesía como
extraordinaria. Días extenuantes, noches solitarias, experiencias únicas y, sobre todo,
registros de una resuelta determinación, una lealtad suprema y una generosa abnegación
por parte de mis hombres”. Del diario de sir Ernest Shackleton, en lo que fuera la última
gran expedición sobre el continente helado (1914 -1916).
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Después que Roald Amunnsen conquistara el
Polo Sur en 1911, sir Ernest Shackleton empezó a
conformar lo que él llamó: “el último gran objetivo
de los viajes antárticos”, que era
atravesar por tierra el continente
antártico, con una distancia a
recorrer de aproximadamente
2900 kilómetros. En uno de sus
diarios escribió: “el descubrimiento
del Polo Sur no será el final de
las expediciones antárticas. La
próxima operación tendría que
ser un viaje transcontinental de
mar a mar, cruzando el Polo Sur.”
El 8 de agosto de 1914 esta
expedición zarpó desde Plymouth,
Inglaterra, para cumplir la última
expedición importante de la edad
heroica de la exploración antártica,
sin pensar que se convertiría en un
viaje de supervivencia, tenacidad
y perseverancia de un grupo de
hombres que no bajó los brazos,
a pesar de las dificultades que
le fueron impuestas, pasando
cerca de 22 meses en condiciones
extremas, en uno de los lugares
más inhóspitos del planeta.
La edad heroica
Shackleton había formado parte de la expedición
de Scott en la Antártica, entre 1901 y 1904.
Posteriormente lideró la expedición Nimrod entre
1907 y 1909. Esta nueva expedición requería de
dos tripulaciones: una tripulación principal que
navegaría por el mar de Weddell para desembarcar
cerca de bahía Vahsel y una paralela que navegaría
el mar de Ross y desembarcaría en el estrecho de
Mc Murdo, para preparar una serie de estaciones
de suministros hacia el interior del continente,
debido a que el equipo principal efectuaría la
marcha transcontinental desde el mar de Weddell,
pasando por el Polo Sur, hacia el mar de Ross. La
expedición disponía de dos barcos: el “Endurance”
al mando del Capitán Frank Worsley, que llevaría
el equipo de Shackleton, y el “Aurora”, al mando
del Capitán Aeneas Mackintosh, que llevaría el
equipo al mar de Ross.
El “Endurance” quedó atrapado en el hielo antes
de llegar a su destino, y a pesar de los esfuerzos
de la tripulación por liberarlo, terminó aplastado
por la masa de hielo en el invierno de 1915 y se
hundió finalmente, dejando a los 28 tripulantes
sobre el hielo, quienes se vieron sometidos a
una serie de duras pruebas, siendo rescatados
finalmente sin una baja. Por otro lado, el equipo
del mar de Ross tuvo que sobrepasar grandes
vallas para cumplir con su cometido, pero esta
operación costó tres vidas. La tripulación consistió
en 56 hombres, 28 para cada parte de ambas
expediciones, dentro de los cuales había marinos,
científicos, cirujanos, un físico, un meteorólogo,
un fotógrafo, un artista e incluso un polizón.
Rumbo al sur
Tras zarpar de Plymouth el 8 de agosto de
1914, pasar por Buenos Aires y las Georgia del
Sur, el 5 de diciembre de ese mismo año, el
nRuta de ambas expediciones.
MONOGRAFÍAS Y ENSAYOS: El último gran viaje del hombre sobre la tierra,...
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“Endurance” comenzó su travesía hacia el sur,
pero los inconvenientes comenzaron solo dos
días después, al encontrar una barrera de hielo
muy al norte, cerca de la Latitud 57º26’ sur,
forzando al buque a maniobrar en las gélidas
aguas antárticas. En las próximas semanas, el
panorama no sería tan augurioso, con el buque
adentrándose en el mar de Weddell, tuvieron
serias dificultades para avanzar. El 15 de enero
de 1915, el “Endurance” se encontró cerca de un
glaciar en la costa, pero muy lejos de la bahía
Vahsel donde debían desembarcar. Más tarde,
Shackleton se arrepentiría, pues los hielos lo
hicieron derivar hacia el norweste. El 14 de febrero
de 1915, el buque se encontraba en Latitud 76º
34’ sur, siendo atrapado por los hielos.
A pesar de los esfuerzos de la tripulación
por tratar de zafarlo, esto no sería suficiente y
comenzaron a imaginarse lo que sería finalmente
su destino, previendo la posibilidad de pasar el
invierno en la inhóspita superficie del hielo. Se
desembarcaron los perros, se les hicieron caniles
en el hielo y se mantuvieron entrenándose para
la travesía a pie. Sin embargo, el buque quedó
atrapado por la masa congelada, donde no pudo
salir más, soportando durante el invierno serias
presiones, donde el casco comenzó a girar y
astillarse. En ese momento, Shackleton tomó
la resolución de bajar los suministros y los tres
botes salvavidas; no obstante, el 27 de octubre de
1915, previendo el fatídico desenlace del barco,
se tomó la resolución de abandonarlo, debiendo
soportar temperaturas de 25º bajo cero.
Campamento “Paciencia”
Con la pérdida del barco y la tripulación
anclada en la superficie del hielo en la Latitud
69º05’ sur, la idea de la travesía transcontinental
debía abandonarse y el foco se centró en lograr
la supervivencia de todos. La idea de Shackleton
era tratar de llegar al mar y navegar en los botes a
alguna isla cercana, donde se encontrara alguna
estación ballenera, pero había que recorrer
cerca de 190 kilómetros sobre el campo de
hielo y después unas 350 millas náuticas más
de navegación. La marcha comenzó el 30 de
octubre de 1915, pero en dos días la tripulación
sólo logro avanzar tres kilómetros, por lo que
decidieron esperar que el hielo se rompiera.
En este campamento pasaron cerca de seis
meses, donde tuvieron que sacrificar a la mayoría
de los perros que habían sobrevivido, debido a que
las raciones de comida tenían demasiada carne
de foca. Los perros restantes fueron sacrificados
a principios de abril de 1916, con el objeto de
mantener raciones de carne para ese segundo
invierno, con la finalidad de, si se producía el
quiebre del hielo, comenzar la navegación con
los botes, que medían cerca de siete metros, solo
un poco más grande que un doble bancada. Los
tres botes fueron bautizados con los nombres de
los financistas principales: James Caird, Dudley
Docker y Stancomb Wills.
En los botes
El 8 de abril de 1916, llevando casi 16 meses
en condiciones extremas de viento fuerte y
baja temperatura, bajo un día esplendoroso,
repentinamente el hielo se rompió de golpe,
quedando los hombres en una pequeña balsa de
nParte de la tripulación intentando una ruta de escape para el
“Endurance”.
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hielo. En ese instante, Sheckleton tomó la resolución
que debían iniciar el viaje en los botes. Fue así que
comenzaron la preparación de lo último que debían
embarcar y el traslado de éstos hacia el extremo
del hielo que los cobijaba en la inmensidad del
mar antártico. Al día siguiente los tres botes con
la tripulación a bordo se encontraban navegando
hacia alguna de las islas australes.
La idea original era tratar de llegar a la Isla
Decepción, donde se encontraba una pequeña
estación ballenera, pero ésta se encontraba
demasiado lejos, considerando el cansancio
y precario estado mental de sus hombres, la
navegación entre hielos flotantes y temperaturas
que a veces llegaban hasta los 30º bajo cero. De
esta forma se decidió la ruta hacia la Isla Elefante.
El 14 de abril de 1916, los botes llegaron a la
costa sureste de la isla, pero se
encontraron con un acantilado,
sin posibilidad de tocar tierra.
Finalmente rodearon la isla y en
la parte norte encontraron una
pequeña playa de piedras, donde
lograron llegar a tierra, pero esta
no era la salvación que andaban
buscando desde que debieron
abandonar el “Endurance”. La Isla
Elefante era un lugar remoto,
deshabitado y rara vez visitado
por balleneros u otros barcos.
Con escasos alimentos, basado
principalmente en carne de foca,
pingüino y lo que quedaba de
los perros, con temperaturas
extremas y el cansancio de los
hombres, hizo pensar a Sheckleton
que debían salir a buscar ayuda
en otra parte, decidiendo una
travesía en uno de los botes,
con una pequeña parte de la
tripulación hacia la civilización.
El viaje del “James Caird”
La decisión de emprender una
nueva travesía fue tomada por
Sheckleton y para ello escogió a los
más resistentes para iniciar, lo que
muchos han tildado como un viaje “sorprendente”
e “increíble”. Escogió a Worsley como navegante,
más Crean, Mc Nish, John Vincent y Timothy Mc
Carthy, al mando del propio Shackleton.
El destino no tenía muchas alternativas: tratar
de llegar a Isla Decepción era casi imposible,
ya que había que navegar hacia el weste, en
contra del viento y las olas; llegar a Tierra del
Fuego y las Islas Falkland requería navegar con
mar gruesa. La única alternativa que tenían era
recorrer 1300 kilómetros hacia el este para llegar
a las Islas Georgia del Sur, donde habían iniciado
este desafío, hace 18 meses, antes de internarse
en los mares antárticos.
¿Qué hace de extraordinario este viaje?
Muchos de los lectores recordarán su período
de supervivencia en los botes doble bancada del
BE “Esmeralda”, donde debimos pasar cerca de
nSir Ernest Shackleton y Frank Hurley, en el campamento. Hurley
con una piel de pingüino.
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36 horas en el mar, pero
sabiendo que el buque se
encontraba cerca, a pesar
que no lo podíamos ver. El
“James Caird” era un bote
de 6,84 metros de eslora,
con un mástil y una vela, el
cual fue reacondicionado
por el propio Mc Nish en
la misma Isla Elefante:
se reforzó su quilla, se
adosaron maderas y lonas
en cubierta, con el objeto
de proteger a la pequeña
tripulación.
El 24 de abril de 1916, el
“James Caird” dejó la Isla
Elefante, iniciando una
travesía incierta, donde
debieron soportar mar gruesa, vientos de más
de 50 nudos, temperaturas extremas, hasta que
16 días después, el 10 de mayo de 1916, lograron
desembarcar en la bahía Rey Haakon, de la costa
opuesta a las instalaciones balleneras de las isla
Georgia del Sur.
La estación ballenera se encontraba en la
costa norte, por lo que Shackleton debió decidir
entre navegar nuevamente y dar la vuelta a la
isla o tratar de atravesarla a pie. Debido a las
malas condiciones del bote y al cansancio de
la tripulación, la segunda opción era la más
viable. Decidió cruzar la isla junto a Worsley y
Crean, quedando los otros tres en espera que
pudieran ser rescatados, una vez que llegaran
a la estación ballenera Stromness en la bahía
Posesión.
Sin un mapa de la isla, la ruta escogida fue al
azar. Debieron ascender unos 900 metros para
visualizar la costa norte. Durante la caminata, que
demandó 36 horas, estuvo llena de dificultades,
caminando incluso durante la noche, para llegar
con las primeras luces a la costa norte. A las siete
de la mañana, un sonido los revivió. Era el silbato
de la estación. El primer sonido creado por el
hombre que escuchaban en mucho tiempo,
cuando el 21 de mayo de 1916 llegaran a su
incierto destino. En la noche de ese mismo día,
los seis tripulantes del “James Caird” se reunieron
nuevamente en un lugar seguro.
Shackleton no era un hombre religioso, pero
escribió en uno de sus diarios: “no tengo duda
que la Providencia nos ha guiado. Yo sé que
durante aquella larga y terrible marcha de 36
horas sobre montañas sin nombre y glaciares,
a menudo me parecía que éramos cuatro y
no tres.” Esta idea también fue entregada por
Worsley y Crean, de ser acompañados por un
cuarto integrante.
La Isla Elefante
Después que el 24 de abril de 1916 Shackleton
dejara la Isla Elefante, Frank Wild se hizo cargo
del resto de los hombres, muchos de ellos se
encontraban en pésimo estado mental y físico.
Con los botes restantes y algunas pieles de
foca, improvisaron un refugio para los meses
de invierno, previendo que el rescate debía ser
en corto tiempo. Programó rutinas para juntar
alimento y mantener a los hombres en buen
estado. A mediados del invierno, la esperanza de
rescate era cada vez más escasa y comenzaron
a planear la navegación hacia la Isla Decepción,
donde se encontraba una estación ballenera,
cuyo viaje debía comenzar en primavera, hasta
que el 30 de agosto de 1916 se terminó el
tormento, con la aparición del barco de rescate:
la Escampavía “Yelcho”.
nEstación de invierno. 24 de febrero de 1915.
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El rescate
Estando a salvo los
seis hombres del “James
Caird”, lo primero que hizo
Shackleton fue tratar de
rescatar a los hombres de
la Isla Elefante, pero harían
falta cuatro intentos para
lograrlo. Primero trató con
un pesquero mayor que
se encontraba en la bahía
Husvik, en las Georgia
del Sur, pero no pudo
llegar por encontrarse
con una barrera de hielo
a unos 110 kilómetros
de la isla, por lo que se
tuvieron que retirar hacia
Puerto Stanley. El segundo
intento lo hizo con un
barco de arrastre del gobierno uruguayo, pero
nuevamente se encontró con la barrera de hielo.
Luego Shackleton, Worsley y Crean viajaron a
Punta Arenas, donde se encontraron con Allan
Mac Donald, propietario de la Goleta “Emma”,
pero nuevamente la masa de hielo le impidió
acercarse a la isla, debiendo ser ayudada por la
Escampavía “Yelcho”. Como nota aclaratoria, la popa
de la Goleta “Emma” se encuentra en la Sub-base
naval de Isla Dawson y la proa de la Escampavía
“Yelcho” se encuentra en la Base Naval de Puerto
Williams, como mudo testimonio de esta proeza
antártica. Ya en Punta Arenas, Shackleton solicita
al gobierno chileno el préstamo de la “Yelcho”,
para efectuar la travesía, encontrando un mar
libre de hielos al acercarse a la isla, pudiendo
efectuar el rescate de todos los tripulantes el
30 de agosto de 1916, 22 meses después de
haber iniciado “el último gran viaje del hombre
sobre la tierra”.
* * *
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BIBLIOGRAFÍA
1. ALEXANDER, Caroline. “Atrapados en el hielo, la legendaria expedición a la Antártica de Shackleton”.
Editorial Planeta, quinta impresión 2012.
2.
SHACKLETON, Ernest. “Sur: la historia de la última expedición de Shackleton 1914-1917”. Editorial
Sudpol, segunda edición 2012.
3.
MORREL, Margot. Caparrel, Stephanie. “Lecciones de liderazgo, la manera de Shackleton”. Editorial
IPN, primera edición 2009.
nZarpe del “James Caird” desde isla Elefante. 24 de abril de 1916.
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