- Fecha de publicación: 01/10/2006.
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UN EXCLUSIVO MUELLE
FORMADO POR TRES
PONTONES
Carlos Quiñones López *
C
uando, en enero de 1975, el nuevo
Administrador, asumió en Punta
Arenas la dirección de la antigua
Planta Industrial de Asmar Magallanes
ubicada en calle 21 de Mayo, le llama
-
ron poderosamente la atención los tres
pontones varados en línea sucesiva en el
costado derecho del astillero. Le impre
-
sionaron esos viejos cascos de barcos
que hacía mucho tiempo habían surcado
los mares del mundo, afrontando el cabo
de Hornos y que terminaron acogidos por
el precario refugio e insegura calma de
las aguas del estrecho de Magallanes. Constituía una fascinante y maravi
-
llosa aventura el recorrer el interior de
esos buques examinando sus sólidas
estructuras de hierro forjado y de plan
-
chaje remachado que hasta hoy día han
logrado superar la existencia de uno y
un cuarto siglo. Similar impresión expe
-
rimentó en 1980 un historiador naval bri
-
tánico que, al contemplar el estado de sus
cuadernas y baos, sintió orgullo, admi
-
ración y respeto por la bien terminada
ejecución de sus compatriotas, los cons
-
tructores navales escoceses del siglo XIX.
Los nombres de los tres pontones,
identificados desde la playa hacia el mar,
eran el Falstaff, el Hipparcus y el County of
Peebles. Formaban, en una línea continua,
una novedosa trilogía de antiguos veleros
que prestaban ahora sus servicios como
molo de abrigo para naves menores. De los tres cascos, el del
County of
Peebles era el mejor conservado. Des
-
pués de superar más de dos millones de
millas náuticas de navegación, continuaba
luciendo su noble estampa marinera. Aún
permanecían intactos los mástiles infe
-
riores de sus cuatro palos que se erguían
mostrando los 25 metros que quedaban
de su altura original de 40 metros.
Recibió su bautismo el 25 de julio
de 1875 en los Astilleros Barclay Curle &
Co., de Scotstoun, Glasgow, en el mismo
lugar en que fueran lanzadas casi un
siglo después, las fragatas de la Armada
de Chile
Condell y Lynch .
Por haber demostrado ser tan firmes,
robustos y marinero el County of Pee
-
bles, pasó a ser el primogénito de una
nueva serie de 11 exitosos veleros que
sus dueños R & J. Craig ordenaron cons
-
truir, bautizándolos con el nombre de un
condado escocés. John Wallace, uno de sus experi
-
mentados capitanes, describió así, una
de sus azarosas singladuras en pleno
temporal:
“Ese día parecía que la nave cobraba nueva
vida. Nunca olvidaré el estremecimiento expe
-
rimentado por su estructura al precipitarse
a 16 nudos a través de las montañosas olas,
mientras impelido por la irresistible fuerza
del viento, con su fina proa cortaba las aguas
hirvientes, levantando un espumante bigote y
* Contraalmirante. ING.NV.M.Sc.MIT. Preclaro Colaborador, desde 1983.
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dejando a popa una enorme y blanca estela; el
tronar de las olas que, después de levantar la
popa, se sumergían bajo la quilla empujando
el bajel en un mar prendido de ozono y deste
-
llante espuma; su arboladura y tieso velamen
silbando y bramando cada vez que el buque se
levantaba sobre la cresta de una ola para luego
descender a la efímera paz de un ancho y pro
-
fundo seno”.
En sus 23 años de vida al servicio de
sus armadores, el velero County of Pee
-
bles efectuó 58 viajes, tripulado por 45
hombres que maniobraban con destreza
su impresionante velamen.
Adquirido por la Armada de Chile,
llegó en su última navegación hasta la
boca oriental del estrecho de Magalla
-
nes, luciendo arrogantemente sus trapos
al viento. Desde allí fue tomado a remol
-
que por el transporte
Casma hasta la
rada de la capital magallánica, arribando
el día 21 de octubre de 1898. Desarbo
-
lado y rebautizado como Pontón Carbo
-
nero Muñoz Gomero, fue trasladado de
inmediato a prestar sus servicios en la
península que lleva su nombre, donde
permaneció hasta 1966, año en que fue
nuevamente remolcado a Punta Arenas,
para ocupar su posición actual, varado
en la playa del antiguo Asmar, junto al
Hipparcus y el Falstaff .
Como esta trilogía de vetustos barcos
apozados despertaba una tremenda
curiosidad en los punta-arenenses, el
Administrador de Asmar Magallanes,
que escribe esta crónica, decidió conjun
-
tamente con el Jefe de Planes del Asti
-
llero, Ingeniero Naval Emilio Cabrera
transformar el sector de popa del
County
of Peebles en una acogedora cámara
para recibir a los visitantes ligados a las
actividades marítimas y evocar allí en
gratas reuniones la vida de los últimos
veleros. Se transformó su popa, en ese enton
-
ces totalmente cerrada, en una estruc
-
tura abierta de amplios ventanales para
lograr una visión directa hacia el estre
- cho de Magallanes, contemplar el paso
de las naves y disfrutar de los atardece
-
res plenos de luminosos arreboles. Se construyeron mesas, copia fiel de
las existentes en los antiguos veleros,
se dejó un amplio espacio en torno a la
inmensa rueda de gobierno y se adornó
con cuadros que narraban varias sin
-
gladuras. Terminados los trabajos, se
inauguró la cámara con la participación
de todos los integrantes del “Caleuche
Magallanes”, el día 23 de noviembre de
1975. A partir de entonces, ese exclusivo
lugar del County of Peebles pasó a ser el
centro obligado de los eventos sociales
de la Armada. En 1976, permaneciendo como
Administrador de Asmar Magallanes,
recibí del representante de los fabrican
-
tes de Pinturas Marinas Hempel un nove
-
doso calendario que mostraba para cada
mes, la efigie de un mascarón de históri
-
cas naves danesas. Resaltaba entre ellos
el que representaba la excelsa figura de
la princesa Dagmar, de impresionante
belleza vikinga, luciendo su larga cabe
-
llera rubia mientras oteaba el horizonte.
Hermoso mascarón con la figura de la princesa Dagmar, esculpido por los artesanos navales Adolfo Muñoz E. y Diómedes Vargas B.
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¿Se podría confeccionar ese masca -
rón con la ayuda de algún escultor de la
región? Se consultó a un artista, cuyo
nombre no recuerdo, quien acogió la idea
de inmediato, disponiendo que ensam
-
bláramos primero un conjunto de tres
grandes trozos de pino seco y blando.
Cuando el escultor vio la enorme arma
-
zón y sopesó la magnitud de la obra,
se anduvo amilanando y condicionó su
participación a que previamente algunos
operarios de Asmar iniciaran el tedioso
trabajo de desbastar el exceso de mate
-
rial acercándose a la forma deseada.
Posteriormente, el escultor continuaría
con sus toques artísticos finales.
Se encomendó la tarea inicial a los
modelistas Adolfo Muñoz España y Dió
-
medes Vargas Barrientos, ambos egresa
-
dos de la Escuela de Artesanos Navales
de Talcahuano y cuya labor en Asmar
Magallanes consistía en fabricar mode
-
los de gran precisión, en madera, de
piezas y maquinarias, válvulas y otros
artefactos para ser fundidos en bronce.
Tomaron la obra con tanta dedicación,
que trabajaron en ella voluntariamente,
fuera del horario normal de trabajo y los
sábados y domingos. A medida que empezaba a visuali
-
zarse la hermosa forma del mascarón,
la pasión de los modelistas por su obra
empezó a agigantarse. Entretanto, el
artista de marras aparecía por el taller de
vez en cuando, esperando el momento
de su intervención. Llegó finalmente el
día en que, contagiado con el entusiasmo
de los dos modelistas, dijo: ¡Listo! Ahora
continúo yo. Ambos operarios lo mira
-
ron sorprendidos y ante la presencia del
Administrador le contestaron: ¡No!, el
mascarón es nuestro, nosotros lo inicia
-
mos y nosotros lo terminamos. Haciendo justicia, el Administrador
acogió la propuesta de los modelistas,
agradeciendo a su vez y declinando la
participación del escultor. El hermoso mascarón con la armo
-
niosa figura de la princesa Dagmar se
instaló en la cámara del County of Pee
-
bles, afianzado en el mástil de mesana y
observando el estrecho de Magallanes a
través del amplio ventanal de popa. Fue
inaugurado el día 23 de noviembre de
1977 ante la presencia del Comandante
en Jefe de la Armada, Almirante José
Toribio Merino Castro y su distinguida
esposa Margarita Riofrío de Merino,
acompañados por autoridades magallá
-
nicas y por los creadores de esta obra,
los modelistas Adolfo Muñoz España y
Diómedes Vargas Barrientos.
Cuenta la leyenda que, desde hace
tres décadas, habría nacido la tradición
de encender una vela y hacer una roga
-
tiva ante la efigie de la princesa Dagmar
cada vez que una nave extranjera cru
-
zaba por la popa del County of Peebles
.
¿Serían esas insólitas plegarias las
causantes de que el gigantesco petrolero
Peter Stuveysant de 500.000 toneladas
deadweight y la plataforma petrolera semi
-
sumergida “Diamond M”, experimenta
-
ran misteriosas y repentinas fallas en sus
sistemas de propulsión? La realidad es
que ambas naves no tuvieron alternativa
y se vieron forzadas a recurrir a los servi
-
cios de reparaciones de la pequeña Planta
Industrial de Astilleros y Maestranzas de la
Armada, en la región austral.
El milagroso mascarón, habría dado
así la oportunidad única al personal de
Asmar de demostrar, a nivel internacional,
su idoneidad y capacidad para superar
cualquier desafío tecnológico que pudiera
presentarse en el estrecho de Magallanes.
* * *
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