Por GUSTAVO AIMONE ARREDONDO
Hoy 28 de noviembre de 2024 se cumplen 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, cuyo texto contempla diversos artículos vinculados a la delimitación marítima de ambos países en su margen austral.
Su firma, ha dado origen a una integración creciente en diversos aspectos de la relación vecinal, que ha permitido hasta ahora avanzar en acuerdos y solucionar discrepancias, en el ámbito diplomático, sin necesidad de una amenaza latente del uso de la fuerza.
I. Introducción
El principio latín uti possidetis iuris que significa “usarás lo que posees de acuerdo con el derecho o la ley” constituye un principio del derecho internacional dirigido principalmente a resolver conflictos fronterizos, el cual establece que los Estados soberanos recién formados deben conservar las fronteras internas que tenía en forma previa antes de su independencia.
En términos generales, el uti possidetis iuris fue empleado para la conformación de las naciones en Latinoamérica a partir de la corriente emancipadora de los reinos de España y Portugal a comienzos del siglo XIX. Asimismo, también fue aplicado entre Chile y Argentina para definir la frontera terrestre y marítima entre ambos países, siendo el Tratado de Límites 1881, el documento base en el cual estas fronteras quedaron refrendadas.
No obstante lo anterior, en la década de los setenta del siglo pasado, una divergencia en la interpretación respecto a los límites marítimos en la zona del canal Beagle, condujo a nuestros países a una situación de tensión diplomática que estuvo a punto de generar un enfrentamiento armado.
Gracias a una medición del Papa Juan Pablo II del Vaticano se evitó el conflicto, lográndose la firma del Tratado de Paz y Amistad (TPA), el cual trazó una hoja de ruta fructífera para la relación bilateral. Además, a nivel internacional ha sido considerado como un ejemplo de búsqueda de soluciones pacíficas en conflictos fronterizos. Sobre todo, para países que comparten 5.763 kilómetros de frontera común. Límite terrestre, que pese a sus dificultades geográficas cuenta con 75 pasos binacionales, siendo alguno de ellos importantes corredores bioceánicos que generan actividad turística y económica.
Con el TPA, ambos países resolvieron dejar en la estela de los recuerdos los conflictos y confrontaciones anteriores, surgiendo un nuevo periodo de encuentros que han delineado una nutrida agenda de cooperación y entendimiento en pos de la construcción de un destino común. Sus 40 años de singladura no han transcurrido ajeno a desavenencias, lo que ha derivado en ingentes esfuerzos políticos, diplomáticos y militares en superar los impasses originados, instando siempre a cumplir lo señalado el artículo 4 del TPA, vinculado a la búsqueda de soluciones pacíficas frente a controversias.
II. Antecedentes históricos
El Tratado de Límites de 1881 suscrito entre ambos países aseguró para Chile la totalidad del Estrecho de Magallanes y las islas al sur de este, pero a su vez renunciaba a gran parte de la Patagonia al norte de la latitud 52° S.
Con el correr del tiempo, Argentina respecto al Canal Beagle y a las islas próximas al Mar Austral, trató de imponer una tesis que sustentaba que todo lo que estuviera al este del Cabo de Hornos correspondería al Océano Atlántico y al oeste al Pacífico. Junto a ello, propuso teorías que desviaban el curso de las aguas del Canal Beagle dirigidas a torcer hacia el sur su acceso oriental para así dejar al este de dicho Canal a las Islas Picton y Nueva, quedando bajo su soberanía, y solo dejando a la Isla Lennox para nuestro país. En orden a resolver esta diferencia tras varios intentos anteriores, ambos países en 1971 solicitaron al gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, formar una corte arbitral de cinco jueces de la Corte Internacional de Justicia para que se expidiese una resolución formal en relación al litigio en curso.
El mes de febrero del año 1977, la Corte Arbitral después de múltiples alegatos orales y visitas a la zona en disputa emitió una sentencia unánime favorable a nuestro país. Por su parte, Argentina al no quedar satisfecha con dicho fallo, durante el mes de enero del año 1978 lo declaró “insanablemente nulo”, lo que traería graves consecuencias para las relaciones políticas de ambos países, generando la peor crisis diplomática en el cono sur americano en los últimos 50 años, conocida como el “Conflicto del Beagle”.
Esta crisis condujo a ambas naciones, pese al intenso diálogo bilateral desplegado, a una creciente tensión, dejándolas al borde de la guerra en diciembre de 19781.
A nivel nacional, durante los preparativos para el eventual conflicto fueron desplegadas tropas (activas y reservistas) y material bélico al Teatro de Operaciones Austral (TOA), como también a más de 600 Carabineros, contabilizándose casi 18.000 uniformados en las regiones de Magallanes y de la Antártica Chilena y Aysén2.
Asimismo, buques de la Escuadra Nacional y de la Flotilla de Torpederas del Distrito Naval Beagle (DISNABE), junto a unidades de la Fuerza de Submarinos fueron asignados a sus fondeaderos de guerra en los canales australes próximos a salir a dar batalla en caso de que las unidades de la Flota del Mar (FLOMAR) Argentina ingresaran a aguas territoriales chilenas. Misma tarea realizaba el personal de la Infantería de Marina (IM) de Chile asignado a la defensa de los territorios insulares de Isla Dawson, Navarino, Wollaston y principalmente de islas, Picton, Nueva y Lennox, teniendo como objetivo de combate evitar el desembarco de fuerzas adversarias en sus costas. Por su parte, las aeronaves de la Aviación Naval fueron claves para advertir de manera anticipada las intenciones de movimiento de la fuerza naval adversaria en el TOA.
Escenario que presagiaba un conflicto bélico en el corto plazo, sin embargo, en el horizonte oteó una luz de esperanza, surgiendo la posibilidad de que el Vaticano efectuará un arbitraje sobre el litigio; y con ello, se abrió el camino de una ágil, pero responsable negociación con la firma del Acta de Montevideo, en enero de 1979. La evolución del mecanismo no estuvo ausente de inconvenientes, principalmente por la Guerra de las Malvinas en 1982, ya que perjudicó el valor de la confianza mutua en la negociación. Sin embargo, el trabajo realizado por el cardenal Antonio Samoré, designado como mediador del proceso por el Vaticano, continuó con las delegaciones nacionales de ambos países al margen de los vaivenes políticos y militares de la época.
En ese recorrido de éxitos y desaciertos, finalmente el 29 de noviembre del año 1984 se logró la firma del TPA que superó por una parte el diferendo austral y lo más relevante pudo proyectar a Chile y Argentina por un track de paz armonía y progreso conjunto.
III. La hoja de ruta trazada, aciertos y divergencias en estos 40 años
Durante estos 40 años, sin duda los encuentros y avenencias han superado con creces las discrepancias que han surgido en la relación bilateral. Gracias a ello, a partir de la suscripción del TPA, ambos países han exhibido un alto grado de colaboración, lo que ha contribuido a robustecer las confianzas mutuas e instaurar las bases futuras de una nueva agenda común.
Enmarcado en la perspectiva de la cooperación bilateral alcanzada en estas cuatro décadas se presentan los hitos cardinales políticos, económicos y militares más destacados alcanzados entre ambos países:
Incremento de Acuerdos de Cooperación Bilateral
Desde la firma del TPA el año 1984, año a año las autoridades políticas de ambas naciones han ido sumando mecanismos de colaboración, principalmente en el ámbito político, económico, energético, turístico y de seguridad, destacando el Tratado de Maipú de 2009, ratificado por ambos Congresos al año siguiente. Instrumento que amplía el espectro de la cooperación entre ambos países, pero con un espíritu de complementariedad en todos los campos.
El mecanismo de mayor jerarquía en la instancia política binacional se encuentra radicado en las reuniones de Consulta entre Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa (2+2), el cual busca promover el intercambio de perspectivas estratégicas y de seguridad internacional, así como de la inserción de los países bajo el espectro regional y global. La primera reunión de este mecanismo se efectuó en Zapallar-Chile, en julio del año 1997.
En forma particular, los aspectos relativos a consolidar la confianza mutua junto a vislumbrar las demandas de la seguridad bilateral se abordan a través de la realización anual del Comité Permanente de Seguridad (COMPERSEG) entre Argentina y Chile, que a nivel político son dirigidas por los subsecretarios/ viceministros de Relaciones Exteriores y Defensa de ambos países.
En el ámbito de las Operaciones de Paz, también se han alcanzado Acuerdos que han posibilitado, entre otras cosas, la participación a contar del año 2001 de personal IM de la Armada de Chile junto a un contingente de las fuerzas armadas argentinas en la Fuerza Multinacional de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP).
A continuación, se describen los principales instrumentos internacionales del ámbito político, de seguridad y defensa suscritos entre Chile y Argentina posterior a la firma del TPA.
A su vez, destacar que, a nivel institucional, regularmente se llevan a cabo las Reuniones de Estados Mayores entre las Armadas de ambos países junto a los encuentros habituales que realiza la Tercera Zona Naval (TERZONA) en Punta Arenas y el Área Naval Austral (ANAU) en Ushuaia. Sinergia naval que ha dado pábulo al desarrollo de una intensa agenda orientada a fortalecer los intereses institucionales bilaterales y la seguridad marítima en la zona de confluencia austral.
Fortalecimiento del intercambio comercial y turístico
Desde la década de los años 90 del siglo pasado el intercambio comercial ha venido al alza entre ambos países, destacando también las exportaciones argentinas al continente asiático, donde por ejemplo el año 2021 Argentina exportó casi 17 mil millones de dólares a la cuenca del Pacífico3 (el 22 % del total de sus exportaciones ), principalmente al mercado chino, por lo que la importancia de los corredores bioceánicos y la disponibilidad de los puertos chilenos es una necesidad de primer orden para la cooperación económica entre ambos países.
En el plano turístico por su parte, hay que mencionar que 979.600 turistas transandinos visitaron Chile el primer semestre de 2024, representando el 41 % del total de visitantes extranjeros4. En este ámbito, hay que destacar que a contar del mes de abril del presente año en la misma área del Canal Beagle fue finalizada la construcción por parte del Ministerio de Obras Públicas (MOP) de una rampa de conectividad marítima en Puerto Navarino para facilitar el enlace con la ciudad Ushuaia, cuyo costo rondó los $ 4800 millones de pesos. Ello, a contar del mes de octubre pasado, permitió el restablecimiento de este circuito marítimo con gran proyección turística para ambos países ribereños del Beagle.
Hitos navales y marítimos que consolidan el TPA en el tiempo
Patrulla Antártica Naval Combinada Chile-Argentina (PANC)
La PANC es un operativo de patrullaje naval que realizan desde 1998 las Armadas de Chile y Argentina entre el 15 de noviembre y 30 marzo de cada año. Tiene por misión participar en forma integrada y alternada aproximadamente cada 30 días en las áreas de responsabilidad SAR de ambos países en la Antártica al sur del paralelo 60ºS. Ello, con el propósito de salvaguardar la vida humana en el mar, en el marco de lo establecido en el Convenio Internacional sobre Búsqueda y Salvamento Marítimo del año 1979, colaborando además al control y combate de la contaminación en aguas antárticas. Se desataca a su vez, el intercambio de oficiales entre buques argentinos y nacionales para cada periodo de patrullaje.
El trabajo cartográfico náutico Chile-Argentina en el Canal Beagle
Durante el presente año el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) en coordinación con la Cancillería y la Dirección de Fronteras y Límites (DIFROL) celebró un protocolo técnico con la Oficina Hidrográfica de Argentina orientado a la colaboración para la elaboración de cartografía náutica digital. Cabe mencionar a modo de ejemplo, el levantamiento de seis celdas electrónicas en el Canal Beagle, coincidiendo cinco de ellas con lo levantado por el servicio homólogo de Argentina, logrando alcanzar una carta electrónica circunscrita a los más altos estándares internacionales de seguridad en apoyo a los usuarios marítimos en el área austral.
El Ejercicio Viekaren
Las Armadas de Chile y Argentina ya llevan casi un cuarto de siglo realizando en las aguas el Canal Beagle el Ejercicio Naval combinado “Viekaren”, reflejando el ánimo de colaboración entre las marinas de ambos países en la Patagonia. La realización de este ejercicio además de un espacio de interoperabilidad contempla entrenamientos de búsqueda y rescate (SAR), dando cumplimiento a las normativas internacionales junto a simulacros de control de tráfico marítimo y respuestas coordinadas ante emergencias e incidentes de contaminación del medio ambiente marino.
Escollos presentados en esta ruta de 40 años de navegación del TPA
Argentina y Chile comparten una historia común, una extensa frontera continental, con delimitaciones pendientes, una frontera marítima austral no exenta de dificultades y reclamaciones superpuestas de soberanía en la Antártica.
Bajo ese contexto, hay que indicar que el camino recorrido pese a tener un rumbo continuo y un andar constante por el bien común de ambos pueblos, ha debido detener su marcha para atender algunos episodios de carácter limítrofe que han dificultado, pero en ningún caso retrasado la hoja de ruta de progreso binacional trazada desde la firma del TPA hasta la fecha, enunciándose a continuación los principales obstáculos presentados:
Soberanía compartida del Estrecho de Magallanes
Mediante el Decreto N° 457/2021, del 14 de julio de 2021, fue difundido en el Boletín Oficial de la República Argentina la Directiva de Política de Defensa Nacional. En el documento, Argentina expresa que un interés insoslayable es “fortalecer la exploración, estudio y control conjunto sobre el Estrecho de Magallanes y el Mar de Hoces (Drake)
En reacción, la Cancillería de Chile remitió una nota diplomática rechazando lo propuesto por el texto argentino. Al respecto, hay que mencionar que el Embajador de Argentina en Chile señaló en junio de 20245 que su país no tiene ninguna aspiración territorial sobre el Estrecho de Magallanes y que hay que corregir la citada Directiva.
Publicación de cartografía náutica de ambos países en el área austral
La publicación en Argentina de la ley 27.557 del año 2020 sobre Espacios Marítimos tuvo como respuesta en el mes de mayo de ese año una nota diplomática de Chile, señalando que la Plataforma Extendida que pretende Argentina y que fuera avalada por Naciones Unidas “no son oponibles para nuestro país"6.
La publicación de las Cartas SHOA N° 8 y N° 20 por parte de Chile el año 2021 generó reacciones en Argentina, ya que se sobrepone la Plataforma Continental Extendida de Argentina con la Plataforma Jurídica de Chile, más allá del Punto “F” establecido en el TPA.
A su vez la difusión del “Gráfico Ilustrativo de los Espacios Marítimos de Jurisdicción Chilena” por parte del SHOA el año 2023 también causó reclamos transandinos, dado que incorporaba datos expuestos en la Carta SHOA N° 8 indicada precedentemente.
Ante la nota de protesta presentada por Argentina, el Gobierno de Chile7 aseguró que no existe nada nuevo fuera de lo publicado en cartografía chilena anterior del año 2021, por lo que los límites establecidos en el gráfico aludido ya eran conocidos por Argentina.
Vulneración de la frontera terrestre de Chile en el Estrecho de Magallanes
La instalación en junio del año 2024 de paneles solares por parte de la Armada de Argentina en territorio nacional al costado del Faro Cabo Espíritu Santo en el tramo sur de la Boca Oriental del Estrecho de Magallanes derivó en una nota de protesta de Chile, ante lo cual Argentina, actuando de buena fe asumió el error y dispuso el retiro de estos elementos.
Conclusión
EL TPA constituye uno de los hitos más importantes en la historia de la diplomacia sudamericana, poniendo término por una parte a un inminente “casus belli” y por otro lado cimentando la convergencia de intereses que han permitido superar los impasses diplomáticos y militares más complejos surgidos entre ambas naciones.
Las Armadas de Chile y Argentina realizan anualmente múltiples actividades de intercambio en el área marítima austral, apoyando institucionalmente a sus Estados al desarrollo de una agenda común y a generar vínculos de paz inalterable y amistad perpetua definidos en el artículo 1 del TPA.
Finalmente, el diálogo bilateral, sustentado en el derecho internacional entre los países más australes del cono sudamericano, debe imperar en situaciones complicadas donde se traten materias estratégicas sobre las cuales se superponen los intereses geopolíticos de ambos Estados. Lo descrito exhorta a cumplir lo estipulado en el artículo 4 del TPA, en orden a continuar con todas las instancias de conversaciones bilaterales que conduzcan a la búsqueda de soluciones pacíficas, pero siempre en base al respeto mutuo.
Bibliografía
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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