Revista de Marina
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Silencio chileno y Bolivia

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  • Fecha de publicación: 25/08/2015. Visto 74 veces.
Señor Director, En la edición 2/2015, el artículo escrito por el CF Sr. Carlos González Mansilla, lamentablemente, a mi parecer se salta un aspecto de gran importancia histórica cuya omisión nos trae a todos, moros y cristianos, muy confundidos, tolerando aspectos erróneos de los planteamientos del gobernante boliviano, arriesgando una solución justa y legal para esta controversia, para cuyo efecto adjunto artículo de mi autoría. Por mi parte (tengo 87), he expuesto esta inquietud a dos Senadores, uno de los cuales es un colega ingeniero civil y amigo, así como a dos periódicos chilenos en redacciones algo más amplias y deferentes, sin haber recibido una respuesta o un resultado aunque fuere liviano. Agradeciendo su atención, le saluda atentamente, Hernando Rodríguez Muñoz I.C. Universidad de Chile [hr] No es explicable el silencio chileno, relativo a divulgar y reclamar a los cuatro vientos, como es la actual porfiada estrategia boliviana, los orígenes históricos de la soberanía de su territorio, para frenar de una buena vez las acometidas bolivianas para exigir como un derecho “irrenunciable” el llegar al mar, cortando la faja del territorio chileno, una solución que si por desgracia se diera, sin soberanía, desde luego, ya se ha visto, también por la Historia, conduciría a un posterior mayor conflicto. Este silencio está presente aun desde la emancipación del dominio español y aún en la plena organización de su independencia. No es explicable que nadie se atreva o se decida a gritar al mundo que Chile limitó con Perú desde los albores de la Colonia. Y no hay más que estudiar la Recopilación de las Leyes de Indias para ver que Bolivia se originó en el Altiplano dependiendo del Virreinato de La Plata, sin acceso a ningún mar. Que Bolívar se haya atribuido autoridad ilegalmente, para dar por decreto a la naciente Bolivia dominio de la Caleta Cobija, en pleno territorio chileno, y sin que nadie chistara, ubicada entre Tocopilla y Mejillones, al norte de Antofagasta, prácticamente casi en la latitud del punto geográfico que une en los Andes a Chile, Argentina y Bolivia, dio origen al atrevimiento de la naciente república del Altiplano, para que, sin que nadie chistara, otra vez, Bolivia se expandiera solapadamente desde Cobija hacia Antofagasta y hacia Arica. La guerra de 1879, mal llamada “del Pacífico”, provocada y perdida por Bolivia, debió dejar las cosas como debían estar de acuerdo con la Historia, Chile limitando con Perú. Y la invasora Bolivia, regresando al altiplano, también de acuerdo con la Historia, como consecuencia lógica de la victoria chilena. Estas razones debieran ser expuestas y defendidas por nuestros gobernantes con miras a frenar en seco los ataques gratuitos de Bolivia, mientras Chile se mantiene expectante y aferrado sólo al Tratado de 1904, y siembra en los diversos países del orbe, ante el Tribunal de La Haya y hasta ante el Papa, su capricho exigente de llegar al Océano Pacífico “con soberanía”. Y es capricho, nada más, porque hay un país más atrasado que Bolivia que tiene como mil kilómetros de costa (Haití), así como hay países que no tienen costas y son mucho más desarrollados que Bolivia. Y todo esto sin contar que Bolivia llega, sí, llega de verdad al mar chileno, con plenas garantías económicas y aduaneras, caminos, vías férreas, áreas portuarias, etc., a costa de grandes inversiones hechas por Chile, un país que siendo vencedor, además ha sido generosísimo con Bolivia, nación que ha mordido la mano que le ha sido tendida por una verdadera hermandad latinoamericana. Hernando Rodríguez Muñoz I.C., U. de Ch.

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