Revista de Marina
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Seabed Warfare: La guerra submarina del siglo XXI

  • LEONARDO QUIJARRO SANTIBAÑEZ

Por LEONARDO QUIJARRO SANTIBAÑEZ

  • Fecha de recepción: 04/07/2023
  • Fecha de publicación: 31/12/2023. Visto 807 veces.
  • Resumen:

    Los datos, como bienes, fluyen por el mundo principalmente a través de cables, siendo los cables submarinos el principal medio de transferencia intercontinental. Esta realidad que se produce a grandes profundidades requiere de capacidades submarinas para su resguardo o su empleo en beneficio de operaciones militares en caso requerido.

    La realidad antes mencionada impone a la guerra submarina en el siglo XXI adaptarse para ser capaz de operar ante estos nuevos desafíos sobre las siempre estratégicas líneas de comunicaciones marítimas.


  • Palabras clave: Guerra submarina, datos, Datos, cables.
  • Abstract:

    Data, as with goods, flows around the world mainly through cables, with submarine cables being the main means of global data-transfer. This fact, that occurs at the world’s ocean seabed, requires submarine capabilities for its safeguarding or eventually its use in military operations. This fact imposes today´s submarine warfare to adapt itself to operate in the face of these new challenges on the always strategic sealines of communications.

  • Keywords: data, cables, submarine warfare.

Las líneas de comunicaciones marítimas constituyen uno de los cuatro objetivos de la estrategia naval, siendo esenciales para el intercambio de cargas entre naciones, constituyendo el oxígeno para países con una condición geográfica esencialmente insular (Justiniano, 1993). A esa mirada tradicional, el desarrollo tecnológico ha agregado otra infraestructura o elementos que yacen en el suelo y subsuelo marino, siendo igualmente contributivos a la transferencia de bienes y servicios de alto valor para los usuarios. El túnel bajo el canal de la Mancha, los gaseoductos en el lecho del Báltico o los cables de fibra entre continentes son algunos ejemplos de lo anteriormente dicho.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el ataque a los convoyes que transportaban carga navegando por el océano Atlántico con destino a Gran Bretaña (Batalla del Atlántico) produjo el hundimiento de aproximadamente 750.000 millones de toneladas en el mes de abril de 1942. (Blair, 2000) Lo anterior se pudo contrarrestar recién en la última parte del conflicto al mantener esfuerzos dedicados en la guerra antisubmarina (Fig.1). (Clark, 2015)

En marzo del presente año, un artículo en el New York Times informaba lo que de alguna forma se suponía respecto de los problemas que afectaron al gaseoducto Nordstream II que sirve para alimentar de gas a los países del norte de Europa, en particular, a Alemania, constatándose que el daño habría sido producido por una explosión producto de una acción deliberada, no determinándose su naturaleza exacta. (Goldman, Entous, & Barnes, 2023)

En la actualidad, existen cientos de cables submarinos que interconectan todos los continentes, a excepción de la Antártica, siendo claves en la comunicación intercontinental, siendo esta la vía para que fluyan voz, datos, internet, etc., materializando transacciones avaluadas en más de 10 trillones de dólares diarios. (Stronge, 2023)

En el mes de mayo del presente año, como parte de la exhibición UDTrealizada en Rostock, Alemania, la empresa IAIpresentó la última versión de su “Blue Whale System” XLUUV3, con capacidades para realizar variadas misiones submarinas, entre las que destacan guerra anti-submarina, minaje e inteligencia. (Valenti, 2023)

Las líneas de comunicaciones marítimas han sido, son y seguirán siendo un objetivo relevante, tanto a proteger como a afectar, dependiendo del caso; sin embargo, cabe preguntarse si en la práctica debiéramos estar mirando con mayor atención lo que ocurre en el suelo y subsuelo marino y cómo enfrentarlo.

El presente artículo busca analizar esta realidad y plantear una mirada diferente al futuro del arma submarina, teniendo presente la actualidad del desarrollo de las tecnologías en vehículos no tripulados submarinos, y cómo éstos podrían convertirse en un complemento costo-efectivo junto a sus equivalentes tripulados.

Líneas de comunicaciones marítimas y cables submarinos

Por siglos, el intercambio entre naciones ha surcado los océanos moviendo cargas y personas, contribuyendo a la economía global, y las cadenas de suministros habiendo sido sólo afectada en el último lustro por la pandemia del COVID-19 en 2020; sin embargo, a contar del 2021 prácticamente recuperó los niveles que presentaba pre-pandemia, movilizando 11.000 millones de toneladas. (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, 2022)

La realidad del empleo del suelo marino para enlazar grandes distancias tampoco es novedad, habiéndose iniciado en marzo de 1866 con el primer cable de telégrafo transatlántico tendido entre Europa y el norte de América, que fue técnica y comercialmente sustentable. (Landeta, 2019) En la actualidad estos enlaces están basados en más de un millón de kilómetros de cables submarinos (Howe & Panayotou, 2017) que caracterizan aproximadamente un 97% de las comunicaciones globales, lo que en definitiva son las grandes autopistas donde fluyen, entre varios tipos de enlaces, inmensas cantidades de datos indispensables para el comercio, las finanzas, el funcionamiento de las redes sociales e Internet y para ciertas actividades recreativas, políticas y científicas. En la práctica, los datos, sindicados como “el combustible del siglo XXI” según el ingeniero español José Manuel Leceta, director general de Redes (Leceta, 2017), convierten a los cables en un activo de un valor incalculable, respecto de los cuales las fuerzas navales tendrán que incluirlos en las tareas de resguardo, protección y defensa ante actores de la más diversa índole como pueden ser tanto una nación como grupos terroristas.

Es este escenario el que lleva a dar una mirada más atenta a lo que pasa en el fondo del mar y, con ello, la realidad que asoma e impone a los Estados en cuanto a sus intereses marítimos y una revisión del desarrollo de capacidades para cumplir tareas de control, defensa y ataque de estos activos, cuyo impacto puede llegar a ser significativo en la mirada de un conflicto.

El año 2021, el 95% de los datos a nivel internacional son transferidos por cables submarinos. (Wall & Morcos, 2021) Según el sitio especializado Telegeography.com, ese mismo año existían 426 cables submarinos en operación. (Zaheer, 2021) (Fig.2) (Rodrigue, 2020)

Por todo lo antes expresado, a pesar de que su existencia se remonta al siglo XIX, la relevancia que los datos cobran en el siglo XXI, los cables submarinos en la actualidad constituyen líneas de comunicaciones marítimas y, en consecuencia, un elemento más de la estrategia marítima, siendo por ello un objetivo respecto del cual se debe tomar conciencia por su alto valor estratégico.

En la actualidad, la confianza que las naciones depositan en la capacidad de transferencia de sus datos por medio de estas super autopistas yaciendo en el suelo marino constituyen a su vez una tremenda vulnerabilidad considerando que éstas pueden ser dañadas por causas naturales, accidentes o actos maliciosos. (Guilfoyle, Paige, & McLaughlin, 2022). Los ataques que pueden afectar a estos cables pueden ser físicos (directos) o a través del ciberespacio (hackers actuando en forma remota). En el presente artículo nos referiremos sólo a los primeros.

Entendiendo los cables submarinos

Si bien es cierto, nuestra experiencia cotidiana facilita la imaginación respecto de lo que son estos cables submarinos, en la práctica son un poco más complejos de lo que tradicionalmente pudiéramos considerar.

En lo cotidiano empleamos internet, siendo, básicamente, la transferencia de información, lo que la hace útil y versátil. Sin embargo, el advenimiento de la “nube” ha significado que esos datos sean transferidos desde los computadores de origen a grandes servidores que pueden estar al otro lado del globo, en otro continente, siendo común pensar que esto se realiza vía satélite. En comparación con la comunicación satelital, los cables submarinos proveen comunicaciones de alta capacidad, costo-efectivas y muy confiables.

Originalmente, los cables eran tendidos conectando punto a punto; sin embargo, en la actualidad, la tecnología permite que la información vaya derivando entre diferentes nodos en forma secuencial, lo que permite que los tramos sean más cortos. De igual forma, la información fluye en forma redundante por más de un cable para seguridad. (Rodrigue, 2020)

Físicamente, los cables submarinos están construidos de delgados tubos que albergan la fibra óptica por la cual transita la información como pulsos de luz entre transmisores y receptores del otro extremo. El revestimiento de estos tubos dependerá de la profundidad a la cual sean instalados. A pesar de que la capacidad de transmisión de datos ha sido incremental, esta no es infinita debido a las limitaciones de la amplitud del ancho de banda óptico disponible. En la actualidad se trabaja con rangos de transmisión de hasta 400 mbit/s requiriéndose amplificadores cada 50 kilómetros de distancia. (Hummelholm)

Los cables son tendidos entre países y entre continentes por buques especialmente adaptados para estas tareas. En cercanías de costa, los cables son enterrados para evitar cualquier daño sobre éstos hasta conectarles con el terminal correspondiente. (Barker, 2018)

Guerra submarina y ataque sobre cables submarinos

Los submarinos, para la nación que los posee en su inventario, constituyen, sin duda alguna, medios capaces de operar con absoluto sigilo, reuniendo información y siendo capaces de proyectar poder, capacidades valiosas, tanto cuando se les quiere negar el libre acceso a espacios marítimos o disputarlos en sus aguas, en resumen, medios relevantes al momento de pensar en acciones de A2/AD4.

La guerra submarina se puede describir como el empleo de submarino y otros vehículos submarinos en operaciones militares dentro y desde el medio submarino (bajo la superficie de los océanos y mares), pudiendo estas actividades ser ofensivas o defensivas. (Clark, 2015)

Por otro lado, los cables submarinos constituyen no solo las autopistas de información de diferentes ámbitos en el mundo, sino que además son activos de un altísimo valor, tanto por las transacciones que habilitan como por la información que transportan.

Lo antes indicado ofrece un blanco de gran interés para los actores que operan bajo la superficie de los océanos, siendo los submarinos, tanto tripulados como no tripulados, los que tendrán la capacidad primaria para atacar o defender los citados cables.

En términos generales, sin entrar en detalles técnicos, sabemos que, al menos los submarinos convencionales, tienen limitaciones para sumergirse a un rango promedio de hasta 300 metros, lo cual, para las actividades que estamos buscando interactuar es relativamente poco debido a que la profundidad promedio en los océanos supera los miles de metros. En particular, el Océano Pacífico tiene una profundidad promedio de 4000 metros. (National Oceanic and Atmospheric Administration, 2023)

Como expresara el contraalmirante (USN) Richard Seif5, “la guerra submarina es mucho más que sólo submarino contra submarino, se trata de que fuerzas submarinas, incluyendo unidades de superficie con capacidad ASW6, aeronaves de exploración, sistemas autónomos y vehículos no tripulados, sean capaces de integrarse como parte de una fuerza de batalla submarina”. (Seffers, 2022)

De esta forma, ante escenarios restrictivos en términos de presupuestos, los vehículos submarinos no tripulados se presentan como una interesante alternativa. La Armada de Estados Unidos ha desarrollado un programa que considera la incorporación gradual de UUV de diferente tamaño para cumplir tareas como investigación oceanográfica, comunicaciones, navegación, guerra antisubmarina, inteligencia, vigilancia y reconocimiento. (Seffers, 2022) El esfuerzo antes indicado es liderado por la Oficina para el Programa de Sistemas Marítimos No Tripulados (PMS 406), estructurando este desarrollo en la visión representada en la figura 3. (Mortimore, 2020)

En la actualidad, vehículos submarinos no tripulados de gran tamaño se encuentran en etapas de pruebas finales para ser incorporados como parte de los medios submarinos de sus marinas. Ejemplo de lo anterior son: Orca, producido por la Boeing para la USN. Inició pruebas en enero del presente año (Heckmann, 2023), y el Blue Whale, en su segunda versión, como se indicó en la introducción, fue presentado el presente año, incorporando una serie de mejoras a la versión existente ya desde principios de la década pasada. Todos estos vehículos incorporan un sofisticado equipamiento electrónico, tanto pasivo como activo, no descartándose que en el futuro cercano sean capaces de portar armas también.

Sin embargo, el ataque a los cables submarinos no solo puede ser físico. El USS Jimmy Carter, submarino nuclear de la clase Virginia, pudiera tener ciertas “capacidades” para obtener información desde los cables sin actuar físicamente sobre ellos (Barker, 2018). En este mismo sentido, la Armada de Estados Unidos ya proyecta un único submarino de la misma clase, pero con capacidades específicas para las actividades y guerra en el suelo marino, siendo sus características diferenciadoras el portar vehículos submarinos no tripulados (UUV’s), vehículos controlados en forma remota (ROV)y vehículos para operaciones especiales. (Sutton, U.S. Navy To Get New Unique Submarine: Virginia SSW, 2023)

Finalmente, y a propósito de la participación cada vez más masiva de vehículos no tripulados en las operaciones militares y, en particular, en la guerra submarina, no se puede desconocer que esto lleva aparejado el empleo de I.A. (Inteligencia Artificial) y M.L. (Mashine Learning), en el empleo de estos medios, particularmente por la cantidad de información que deben manejar para un funcionamiento autónomo eficaz. Así lo expresó el almirante Seif respecto este tema, indicando que en el medio submarino las comunicaciones son difíciles y desafiantes, como también lo puede ser la navegación. Sin embargo, para desarrollar la autonomía que se requiere en el despliegue y recuperación de vehículos no tripulados autónomos, además de su operación, el uso del aprendizaje de máquinas y la inteligencia artificial será un imperativo, dado lo complejo que serán estas actividades. (Seffers, 2022)

Conclusiones

O    Las líneas de comunicaciones marítimas siguen constituyendo la forma más masiva de transferencia de bienes a nivel mundial, siendo estas de la forma tradicional como las conocemos, mediante buques y cargas, como a través de cables y tuberías submarinas.

O    Los cables submarinos, como líneas de comunicaciones marítimas, en la actualidad cobran importancia estratégica, no solo porque son responsables de habilitar las comunicaciones, sino que son claves para la subsistencia de redes sociales y la gestión de transacciones bancarias por miles de millones de dólares.

O    El afectar cables submarinos puede causar impactos económicos y sociales, no sólo a los países que conectan, sino que más allá de sus fronteras.

O    La guerra submarina del siglo XXI debe desarrollar capacidades que le permitan a las naciones y sus armadas operar en las profundidades del suelo marino para resguardar o, de ser necesario, afectar los cables submarinos por la relevancia que estos pueden tener, tanto para el país como para un adversario.

O    Dentro de las soluciones en el desarrollo de capacidades, considerando presupuestos de inversión en defensa siempre restringidos dadas las numerosas necesidades, es necesario considerar la incorporación de vehículos no tripulados a las operaciones, en particular en la guerra submarina, y como un complemento a las capacidades de los submarinos convencionales tripulados, ya que les otorgarán flexibilidad y la posibilidad de operar con ellos a mayores profundidades que demandan las líneas de comunicaciones marítimas materializadas por cables submarinos.

Bibliografía

  1. Barker, P. (15 de Marzo de 2018). Center for International Maritime Security. Obtenido de UNDERSEA CABLES AND THE CHALLENGES OF PROTECTING SEABED LINES OF COMMUNICATION: https://cimsec.org/undersea-cables-challenges-protecting-seabed-lines-communication/.
  2. Blair, C. (2000). En The U-Boat War: The Hunters, 1939-1942. Modern Library.
  3. Clark, B. (2015). The emerging era in Undersea Warfare. Washington, DC: Center for Strategic and Budgetary Assessments.
  4. Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. (2022). Informe sobre el transporte Marítimo. Ginebra: Naciones Unidas.
  5. Goldman, Entous, & Barnes. (7 de Marzo de 2023). The New York Times. Obtenido de https://www.nytimes.com/2023/03/07/us/politics/nord-stream-pipeline-sabotage-ukraine.html.
  6. Guilfoyle, D., Paige, T., & McLaughlin, R. (25 de Julio de 2022). Cambridge University Press. Obtenido de The Final Frontier Of Cyberspace: The Seabed Beyond National Jurisdiction And The Protection Of Submarine Cables: https://www.cambridge.org/core/journals/international-and-comparative-law-quarterly/article/abs/final-frontier-of-cyberspace-the-seabed-beyond-national-jurisdiction-and-the-protection-of-submarine-cables/4A40325D1A18927145A36B70ADCD35AD#.
  7. Heckmann, L. (30 de Enero de 2023). National Defense. Obtenido de Navy’s First ‘Extra’ Large Unmanned Sub to Go Underwater ‘Very Soon’: https://www.nationaldefensemagazine.org/articles/2023/1/30/just-in-navys-first-extra-large-unmanned-sub-to-go-underwater-very-soon.
  8. Howe, B., & Panayotou, K. (Octubre-Diciembre de 2017). Correo de la UNESCO. Obtenido de Cables submarinos al servicio de la ciencia: https://es.unesco.org/courier/2017-octubre-diciembre/cables-submarinos-al-servicio-ciencia.
  9. Hummelholm, A. (s.f.). Undersea Optical Cable Network and Cyber Threats. Faculty of Information Technology, University of Jyvaskyla, Finland .
  10. Landeta, F. (2019). Cables submarinos en Chile. Revista de Marina.
  11. Leceta, J. (20 de Julio de 2017). Los datos son el combustible del siglo XXI. El Mercurio.
  12. National Oceanic and Atmospheric Administration. (2023). Obtenido de Ocean Exploration: https://oceanexplorer.noaa.gov/facts/pacific-size.html.
  13. Rodrigue, J.-P. (2020). The Geography of Transport Systems. Nueva York: Routledge.
  14. Schofield, C. (2013). Increasingly contested waters? Conflicting maritime claims in the South China Sea. National Security College.
  15. Seffers, G. (2022). Undersea Combat Includes Way More Than Submarines. Signal.
  16. Stronge, T. (6 de Abril de 2023). TeleGeography.com. Obtenido de https://blog.telegeography.com/2023-mythbusting-part-1#:~:text=It’s%20regularly%20cited%20in%20the,over%20submarine%20cables%20every%20day.
  17. Sutton, H. (20 de Abril de 2023). U.S. Navy To Get New Unique Submarine: Virginia SSW. Obtenido de Naval News: https://www.navalnews.com/naval-news/2023/04/u-s-navy-to-get-new-unique-submarine-virginia-ssw/.
  18. Valenti, A. (15 de Mayo de 2023). Naval News. Obtenido de https://www.navalnews.com/naval-news/2023/05/iais-new-bluewhale-xluuv-breaks-cover/.
  19. Wall, C., & Morcos, P. (11 de Junio de 2021). Center for Strategic & International Studies. Obtenido de Invisible and Vital: Undersea Cables and Transatlantic Security: https://www.csis.org/analysis/invisible-and-vital-undersea-cables-and-transatlantic-security.
  20. Zaheer. (17 de Septiembre de 2021). Wires that run the world. Obtenido de The Economic Times: https://economictimes.indiatimes.com/tech/newsletters/ettech-unwrapped/wires-that-run-the-world/articleshow/86311425.cms?from=mdr.

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