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¿Qué busca China en las aguas de América Latina?

  • José Tomás Sepúlveda Zuleta

Por José Tomás Sepúlveda Zuleta

  • Fecha de recepción: 30/12/2021
  • Fecha de publicación: 30/04/2022. Visto 582 veces.
  • Resumen:

    China está expandiendo sus operaciones navales en el Océano Pacífico. Su guardia costera es central en esta ampliación de actividades, y está pronta a empezar a realizar patrullajes anti-drogas en las aguas cercanas a América Latina. Estas acciones se pueden entender viendo el contexto mayor de qué es lo que busca China a la luz de su historia tanto milenaria como más reciente y cómo entra el Pacífico estratégicamente dentro de esta búsqueda.

  • Palabras clave: China, Pacífico, guardia costera.
  • Abstract:

    China is expanding its naval operations in the Pacific Ocean. Its Coast Guard is the focal point to the expansion of its maritime activities and is soon to start counter-drug patrols in the coastlines close to Latin America. These operations can be understood in a larger context of what China is seeking, considering both its millennia-old and recent history and how the Pacific fits strategically into this objective.

  • Keywords: China, coast guard, pacific.

China is expanding its naval operations in the Pacific Ocean. Its Coast Guard is the focal point to the expansion of its maritime activities and is soon to start counter-drug patrols in the coastlines close to Latin America. These operations can be understood in a larger context of what China is seeking, considering both its millennia-old and recent history and how the Pacific fits strategically into this objective.

El año pasado, el analista de la marina estadounidense Daniel J. Kostecka escribió un artículo para el Center for International Maritime Security en el que daba cuenta de la ampliación de las operaciones navales chinas en las aguas del Pacífico, específicamente su guardia costera, y lo que él ve como la pronta introducción de esta en las aguas cercanas a América Latina en pos de realizar patrullajes antidroga1.

Este desarrollo es algo nuevo. Hasta ahora, no se había visto a China emprender esta clase de incursiones, ciertamente no con miras tan al interior del Océano Pacífico y haciendo uso de su guardia costera. Sin embargo, sí va muy acorde a su comportamiento de los últimos años. Como muchos han notado, desde el 2010 China ha estado extendiendo crecientemente su influencia en el resto del mundo. El Pacífico no es una excepción. Aquí estamos ante otro caso más de la expansión de las actividades chinas fuera de su entorno inmediato, ahora proyectando su presencia hacia el interior del Océano Pacífico.

Pero la pregunta es “Por qué”. ¿por qué China está haciendo esto? ¿por qué razón está ampliando sus operaciones en el mundo en general y en las aguas del pacífico en particular? ¿cuál es su objetivo en introducirse a las aguas interiores del pacífico y las cercanías de América Latina? ¿por qué con su guardia costera? ¿por qué estos patrullajes anti-droga? ¿cuál es su propósito detrás de estas acciones? ¿y cómo se inscriben dentro de su estrategia mayor? pero también, ¿qué deberíamos esperar de todo esto?

Este artículo busca responder a estas preguntas dando una visión de conjunto, que toma la expansión de la guardia costera china en el Océano Pacífico que describe Kostecka y la sitúa en el contexto mayor de lo que busca China y el rol que juega el Pacífico en su estrategia.

Para esto hemos de empezar tomando en cuenta elementos fundamentales de lo que China es y ha sido a lo largo de los tiempos y su devenir en el último par de siglos, para después abordar de lleno sus crecientes actividades en las aguas pacíficas. Una vez que hayamos entendido esto y cómo se conectan la una con la otra, sus acciones y comportamiento recientes quedarán mucho más claros.

El imperio del centro

Lo primero que hay que entender es que China no es solo un país, es su propia civilización. China ha existido como realidad cultural cuando menos por los últimos 3000 años, y como estado unificado por los últimos 2200, desde la unificación de los reinos chinos combatientes por el primer emperador 221 años antes del nacimiento de Cristo.

Lo segundo que hay que entender es que desde entonces la regla histórica ha sido que el imperio chino, en la forma de sus distintas dinastías, ha sido la entidad política más poderosa del mundo en términos totales en casi cualquier momento dado de la historia. Su peso dentro de la economía mundial es el indicador más claro y directo para ilustrar esto. Nótese en el siguiente gráfico a China como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) mundial en los últimos 2000 años:

Como se puede ver, entre el 1 D.C. cuando el emperador Augusto regía en Roma, y el año 1820 cuando los británicos pujaban la primera revolución industrial, China en cualquier momento dado de esos 18 siglos estuvo produciendo entre el 22% y el 33% del PIB total del mundo. Como punto de referencia, Estados Unidos, la mayor economía del planeta, en 2019 generó el 24% del PIB mundial3.

En suma, la normalidad de las cosas en los últimos 2000 o 2200 años ha sido que China sea la entidad política más poderosa en el escenario mundial4.

Como civilización tienen muy asumida esta condición de superioridad y centralidad en el mundo. En la cosmovisión antigua, China era “el imperio del centro”, situado al centro del Cosmos, y el Emperador el único soberano legítimo elegido por el Cielo para gobernarlo y brindar orden, paz y harmonía al mundo. En teoría, los demás reyes y naciones de la Tierra eran todos tributarios y súbditos del Emperador.

Pero todo esto se invirtió en el siglo XIX, cuando ocurrió la hecatombe. Como puede verse en la gráfica, China como porcentaje del PIB mundial colapsa dramáticamente y continúa descendiendo hasta la década de 1970, casi tocando el suelo mientras las potencias occidentales de Europa primero y Estados Unidos después, se disparan y toman el manto de hegemones mundiales. Fue todo demasiado rápido. Este fue un proceso traumático para China. Partiendo con la Primera guerra del opio de 1839 contra los británicos empoderados por la energía de la revolución industrial, continuando con cien años de resultante inestabilidad, rebelión, crisis, intervenciones extranjeras, desintegración política y guerra con Japón, y terminando con la reunificación del país por los comunistas de Mao en 1949, en China a este periodo le llaman “el siglo de humillación”, y es crucial para entender la actitud actual de China.

Desde Mao China ha estado tratando de superar el siglo de humillación y recuperar su posición histórica como el “imperio del centro” y el mayor poder humano bajo el cielo. Puede que haya perdido el poder y el orgullo que antes tenía, pero no ha perdido la mentalidad. La intención china es retomar lo que en su ADN cultural ve como su derecho divino. Los intentos de Mao fracasaron, pero las reformas de mercado de Deng a partir de fines de la década de 1970 dieron en el clavo, y desde entonces, pero especialmente en los últimos 30 y 20 años, China ha estado efectivamente recuperando su viejo poder y estatus. En 40 años China pasó de ser uno de los países más pobres del mundo a ser la 2da economía global y estar cerca de adquirir el rango de superpotencia. Los pronósticos arrojan que China podría superar a Estados Unidos como la economía más grande del mundo tan pronto como en 20285.

Sin embargo, no todo anda tan bien bajo el cielo. Las élites chinas están asustadas. Su tasa de crecimiento lleva años decreciendo (en 2010 era de 10,6%. En 2019 había caído a 5,95%6.

Dragón de agua

Desde este trasfondo es que debemos entender el caso particular de la expansión de la guardia costera china en el Pacífico. La cúpula china está jugando una carrera contra el tiempo para expandir su proyección de poder mientras su ventana de oportunidad aún está abierta, antes de que los tumores internos que está desarrollando puedan coartarla.

Y el Pacífico es central en esta carrera. Dominarlo, o al menos las partes más cercanas a China, se muestra como una necesidad para su estrategia a largo plazo. China se convirtió en la segunda economía mundial exportando bienes manufacturados desde sus puertos a través de las líneas mercantiles del Pacífico. Estas eran y siguen siendo resguardadas por la marina estadounidense. No son noticias alentadoras para los chinos. Que la superpotencia que trata de frenar tu ascenso domine los mares por donde pasan tus mercancías (y tus suministros) de las que depende tu economía es una muy frágil situación en la que estar. Por otro lado, el control marítimo estadounidense frena la capacidad de China de impulsar sus intereses en los países del Asia Pacífico, así como formar y mantener las nuevas relaciones económicas de dependencia con países del este de África que requiere China para alimentar su mercado doméstico en el futuro. En adición a lo anterior, el siglo de humillación vio seis ataques extranjeros a China que llegaron desde el mar, cosa que los chinos no han olvidado. Así que, para China, extender su control sobre los mares del Océano Pacífico es imperativo para su propia estrategia a largo plazo, prosperidad y seguridad, y está bajo presión para hacerlo rápido.

Por el momento Estados Unidos y sus aliados en el Pacífico tienen encerrada a China dentro del primer cinturón de islas frente a la costa china, pero la capacidad naval china está creciendo rápido, con miras a romper el encierro. Un reporte liberado por el Departamento de defensa estadounidense en 2020 afirma que la marina del Ejército de liberación nacional ha superado a la marina estadounidense en número total de naves de guerra, con un ratio de 360 a 2977.

lo que efectivamente la convierte en la fuerza naval más grande del mundo, si bien en tonelaje y calidad la US Navy aún está a la cabeza por lejos. Mientras tanto, China está construyendo 2 portaaviones y se espera que tenga 5 a 6 para 20308.

China se está transformando de una potencia de tierra a una potencia naval.

No obstante, dejando de lado la marina de guerra formal de China, tal como expresó Daniel J. Kostecka en el artículo del año pasado, la guardia costera china es una excelente punta de lanza para ir introduciéndose en las aguas azules lejos de la costa china. Su carácter no militar y participación en misiones internacionales permite poner informalmente en práctica el patrullaje por mares lejanos con un bajo o nulo coste político. China también podría cobijarse bajo las provisiones y reglas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para desplegar su fuerza naval costera por el Pacífico afirmando estar llevando a cabo operaciones anti-drogas y anti-actividad criminal mientras que en realidad estaría poniendo en práctica su proyección de poder naval. Pero también podrían ser intentos genuinos por detener el influjo de narcóticos y otras sustancias y mercancías ilegales a China y a su posible futura zona de influencia. No obstante, de todas formas esto puede ser un apalancamiento diplomático con los países de la cuenca Pacífica incluyendo los de América Latina, que ante la falta de capacidades para controlar el narcotráfico, recibirían los esfuerzos chinos con buena disposición y a cambio China podría obtener presencia semi-permanente en los mares implicados, además de una buena posición diplomática para negociar.

Estados Unidos no aceptará fácilmente una injerencia de esta naturaleza en las zonas que considera su área de operaciones en el Pacífico Norte y Sur. Cabe esperar que a medida que China extienda las operaciones de su guardia costera, la marina y la guardia costera estadounidenses respondan ampliando sus propias operaciones en las aguas cercanas a la costa oeste de Estados Unidos y la costa pacífica de Sudamérica. Kostecka indica que en su puerto de Honolulu en Hawaii la guardia costera estadounidense está incrementando su número de naves, e incluso con planes para colocar tres naves de respuesta rápida en Guam. Kostecka lo dice muy bien: “la lógica (o justificación) del aumento en la Presencia de la USCG en el Pacífico Occidental es clara: apoyar la oposición de una gran potencia contra la República Popular China"9.

Aquellos países que se encuentren en zonas marítimas cuyo control e influencia esté disputado entre las guardias costeras china y estadounidense han de ser estratégicos en equilibrar sus relaciones entre las dos potencias y no dar pasos en falso antes de tiempo en su potencial acercamiento con cualquiera de los dos.

La pregunta crucial a hacerse entonces sería no si China logrará proyectar mayor poder naval en el Pacífico, sino cuánto, en qué grado y en qué plazos.

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