Revista de Marina
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Primera guerra mundial, una explicación de sus causas

Por Cristián Lauriani Ide

  • Fecha de recepción: 07/02/2022
  • Fecha de publicación: 30/06/2022. Visto 34229 veces.
  • Resumen:

    Han transcurrido más de cien años de la llamada Gran Guerra, cuyas consecuencias todavía se observan en el ambiente internacional. En este sentido, aún se desarrollan estudios para entender el comportamiento de los estados beligerantes y las razones que llevaron a las potencias de entonces a enfrentarse en tamaña conflagración. Debido a esto, el presente trabajo aborda las causas de la Primera Guerra Mundial, a través de una mirada analítica, basada en la teoría realista de las relaciones internacionales.

  • Palabras clave: Realismo, Imperialismo.
  • Abstract:

    More than a hundred years have passed since the so-called Great War, whose consequences can still be noted in the international arena. In this respect, to understand the belligerent states and the reasons that led the world powers of that time to confront in such a great conflagration, studies are still being done nowadays. This article deals with the causes of the First World War, through an analytical view, based on the Realist theory of International Relations.

  • Keywords: Realism, Imperialism.

La Primera Guerra Mundial ha sido una de las tragedias más reconocidas de la historia universal. Entre sus consecuencias, se puede mencionar la muerte de casi diez millones de soldados, el derrumbe de cuatro imperios y la formación de siete repúblicas independientes en Europa. Además, la mayoría de las tierras árabes quedaron bajo el control de Gran Bretaña y Francia, la revolución rusa puso fin al reinado del Zar y 20 años después, se inició una nueva guerra mundial (Digital History, 2021). Tras esta dramática descripción, la pregunta es: ¿Cómo llegaron los países europeos a esta catástrofe?

Para responder a esta pregunta, la disciplina de las Relaciones Internacionales permite un adecuado análisis para comprender que llevó al mundo a tamaña conflagración. En tal sentido, el paradigma Realista de las Relaciones Internacionales concibe el mundo como un espacio anárquico, en el que los estados luchan entre sí por sobrevivir. Según el Realismo, los países no tienen amigos, solo tienen intereses. En consecuencia, intentan maximizar su poder, a veces compitiendo entre sí y a veces, creando alianzas, a fin de equilibrar el poder de la contraparte. En consecuencia y considerando la situación previa a la Primera Guerra Mundial, la teoría Realista tiene mayor poder explicativo, para describir por qué los poderes centrales y la entente se vieron arrastrados a esta confrontación total.

En este contexto, el propósito de este trabajo es analizar las causas de la Primera Guerra Mundial a partir de cuatro fenómenos vinculados a los argumentos centrales del paradigma Realista de las Relaciones Internacionales, que son observados al inicio de la Gran Guerra: el imperialismo, el enclaustramiento alemán, el culto a la ofensiva y el sistema de alianzas.

El imperialismo

La política es el arte de gobernar, pero al mismo tiempo es la lucha por el poder, en consecuencia, es posible afirmar que el gobernante necesita del poder para gobernar. Desde la perspectiva realista clásica, los estados luchan por el poder, para tener una mejor posición e influir en otros estados, a fin de perseguir sus intereses. Hans Morgenthau apoya esta idea diciendo que los estadistas racionales “se esfuerzan como siempre por acumular más y más poder” (Waltz, 1988), lo cual, les permite avanzar en la consecución de sus objetivos nacionales permanentes.

En tal sentido, la búsqueda del poder fue la principal causa del imperialismo. Los estados europeos, antes de la Primera Guerra Mundial, para mejorar su posición de poder, expandieron sus dominios fuera de sus fronteras, a través de todo el orbe. Este avance produjo fricciones entre los imperios, generando conflictos locales, que luego llevaron al mundo a una crisis internacional.

Como describen James Joll y Gordon Martel (2008) en su libro Los orígenes de la Primera Guerra Mundial, en la Europa anterior al conflicto, el imperio británico trató de mantener su influencia en las colonias de la corona; Francia buscó expandir sus colonias; los rusos se recuperaban de su derrota ante Japón, con la intención de expandir su influencia a los Balcanes; el imperio alemán inició un programa para aumentar su poder naval con el fin de disputar la hegemonía británica en el mar; mientras que el Imperio austro-húngaro intentaba evitar su desintegración. El comportamiento de todos estos estados demuestra que su objetivo principal era mantener o mejorar su posición de poder. Así, esta voluntad de expansión produjo disputas entre los intereses de los imperios que, al final, desembocaron en una conflagración de nivel global.

Por tanto, se puede afirmar que, la búsqueda descontrolada de los imperios de la época por conseguir más poder, siguiendo las bases teóricas del paradigma Realista de las Relaciones Internacionales, fue una de las causas principales del estallido de la Gran Guerra.

Enclaustramiento alemán

La unificación de Alemania como Estado nación se produjo tras la derrota francesa en 1871. Desde un principio, este nuevo imperio fue visto con recelo por otras monarquías europeas, pues, su nacimiento modificó el equilibrio de poder entre los países de Europa. En tal sentido, el Realismo como teoría de las Relaciones Internacionales, postula a que los estados nunca pueden estar seguros de las intenciones de otros estados (Mearsheimer, 2001).

Gracias a la habilidad del Canciller Bismarck, que tuvo la capacidad de navegar en las complicadas aguas de la diplomacia, Alemania pudo incrementar su posición estratégica en Europa, ahuyentando la posibilidad de que las otras potencias depredaran al naciente imperio. Lo anterior demuestra que, desde la unificación alemana, tal como argumentan los realistas, los alemanes se dieron cuenta de que el mundo era anárquico y, por tanto, tenían que sobrevivir en función de cuánto poder eran capaces de acumular.

El territorio alemán ocupaba una posición central en Europa, lo que implicaba estar cercado por otros estados poderosos como Francia, Italia, Austria-Hungría y Rusia. Por eso, Alemania siempre fue la “piedra en el zapato” para estos países, debido a que cualquier movimiento alemán o intento de expansión, traería dificultades a las demás naciones.

Aunque Alemania inició la guerra con la invasión de Francia y aceptó la responsabilidad de la guerra en el contexto del Tratado de Versalles, los estados que compartían frontera con Alemania, sumado a Gran Bretaña, también fueron responsables del conflicto, debido a que encerraron a la nación germana y no le permitieron la posibilidad de continuar el desarrollo necesario del país después de la unificación. La falta de diálogo y diplomacia, entre Alemania y los países de la triple entente, obligó al Káiser a optar por una acción militar, a fin de romper el confinamiento alemán. En términos del paradigma realista, este sentido de supervivencia, evidenciado por Alemania, se convirtió en otra causa de la Primera Guerra Mundial.

El Culto a la Ofensiva

John Mearsheimer desarrolló su teoría del Realismo Ofensivo, basándose en el paradigma del Dilema de la Seguridad, observado entre los imperios europeos antes de la Primera Guerra Mundial. El concepto del Dilema de la Seguridad fue acuñado por John Hertz a principios de la década de 1950. Él explica que “los grupos o individuos… por lo general están preocupados por la posibilidad de ser atacados, sometidos, dominados o aniquilados por otros grupos e individuos. Al esforzarse en mantener su condición de seguridad, se ven impulsados a adquirir más y más poder, para escapar del impacto del poder de los demás” (Hertz, 1950). Mearsheimer refuerza esta idea declarando que, “los estados clasifican la supervivencia como su objetivo más importante” (Mearsheimer, 2014); razón por la cual, diseñan estrategias para alcanzar dicha meta. Esta aproximación, basada en el realismo ofensivo, es la búsqueda de la hegemonía regional (Mearsheimer, 2001), que fue perseguida por los imperios europeos durante la Primera Guerra Mundial.

Keir Lieber (2007) afirma que el Culto a la Ofensiva, surgió de la idea de que durante la Primera Guerra Mundial “cada una de las potencias continentales creía que el bando que golpeara primero obtendría una gran ventaja militar”, lo que estimuló el desarrollo de ataques preventivos y una descontrolada carrera armamentística entre los beligerantes.

Según Jack Snyder (2003), la diplomacia agresiva y los planes de guerra ofensivos de un estado fomentaban con frecuencia estrategias ofensivas en otros estados. Esta situación se vio antes de la Primera Guerra Mundial, en la que Rusia, Alemania y Francia demostraron una actitud ofensiva contra sus oponentes, en la seguidilla de declaraciones de guerra que antecedieron al inicio del conflicto armado.

Otra posible consecuencia del dilema de la seguridad, que apoyó el comienzo de la guerra, fue la teoría de la espiral, que el profesor Lieber (2007) explica como “el proceso de acción-reacción de acumulación recíproca de armas, tensiones diplomáticas y hostilidad que con frecuencia surge del dilema de la seguridad”.

Por tanto, al observar los acontecimientos anteriores al inicio de la Primera Guerra Mundial, es plausible pensar en que el Culto a la Ofensiva demostrado por los principales estados europeos, producto del fenómeno conocido como Dilema de la Seguridad, haya sido una de las causas que gatillaron el enfrentamiento señalado.

Sistema de Alianzas

En el ámbito de las relaciones internacionales, los realistas suponen que la cooperación es difícil, pero posible cuando los estados tienen un poderoso enemigo común que enfrentar, lo que facilita la conformación coaliciones. Este fenómeno se dio en el sistema de alianzas que existió durante esta gran guerra, que Kenneth Waltz (1988) manifiesta como una de las causas de la Primera Guerra Mundial.

El tratado germano-austríaco firmado en 1882 y la alianza franco-rusa establecida en 1893, dieron origen a la triple alianza (Alemania, Prusia y Austria-Hungría) y la triple entente (Italia y Japón). Estos dos grandes bloques mantuvieron el equilibrio de poder en Europa desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX. Sin embargo, las rivalidades y fricciones producidas por la interacción entre estas dos partes en oposición, también, contribuyeron al inicio de la Primera Guerra Mundial.

Por tanto, la existencia del sistema de alianzas de la época en Europa y la sensación de seguridad derivada del equilibrio de poder entre las potencias enfrentadas, generó expectativas sobre quién sería amigo o enemigo en caso de que estallara una guerra. De esta forma, al producirse el asesinato del Archiduque austriaco Francisco Fernando en Serbia, en junio de 2014, los bloques de alianzas se activaron, comenzando la secuencia de declaraciones de guerra entre estados de un bando y otro, que llevó finalmente, a esta conflagración de nivel mundial.

Conclusiones

La unificación alemana creó un poderoso estado en el centro de Europa que cambió el entorno estratégico que acompañó a los imperios europeos durante el siglo XIX. Este evento trajo miedo, rivalidades, desconfianza, inseguridades y violencia a esta parte del mundo, cuyos orígenes pueden entenderse mejor, a través del Paradigma Realista de las Relaciones Internacionales.

Los fenómenos derivados de esta disciplina, que fueron observados en los inicios de la Primera Guerra Mundial, tales como, el imperialismo, el enclaustramiento alemán, el culto a la ofensiva y el sistema de alianzas, dan cuenta del poder explicativo que la teoría Realista tiene, para entender por qué se produjo la Primera Guerra Mundial.

Finalmente, realizar este tipo de ejercicios académicos, relacionados con observar la realidad a través de la teoría y ver cómo estas situaciones se van repitiendo a través de la historia, permite obtener valiosas lecciones aprendidas, a fin de evitar que catástrofes internacionales, como el caso estudiado, se vuelvan a repetir en el futuro.

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