Por CARLOS SALDIVIA ROJAS
El vicealmirante Luis Uribe Orrego pidió que al morir fuera sepultado en el mausoleo familiar junto a su hija Blanca; pero una torrencial lluvia impidió acceder al Cementerio N°1 de Valparaíso, de tal modo que fue sepultado en la cripta del Monumento a la Marina Nacional. Dos días después fue trasladado al lugar que él dejó estipulado. En mayo de 1950, los restos de Uribe volvieron a la Cripta junto a Prat y sus camaradas.
Vice Admiral Luis Uribe Orrego asked to be buried next to his daughter Blanca in their family mausoleum when he died; but a torrential rain prevented access to Valparaiso’s Cemetery, so he was buried in the crypt of the Navy´s Heroes Monument. Two days later he was transferred to the place he had mandated. In May 1950, Uribe’s remains returned to the crypt together with Prat and his comrades-in arms.
El vicealmirante Luis Uribe Orrego nació en la ciudad de Copiapó el 13 de agosto de 1847. Ingresó a la Escuela Naval el 20 de agosto de 1858, junto a una serie de jóvenes, quienes conformaron lo que más tarde se conoció como el “curso de los héroes”, inmortalizado durante la guerra del Pacífico.
El vicealmirante Uribe, con el grado de teniente 1° era el comandante segundo de la gloriosa corbeta “Esmeralda” aquel miércoles 21 de mayo de 1879, y fue uno de los sobrevivientes del combate naval de Iquique.
Después de una brillante carrera naval, el 23 de agosto de 1899 se le concedió el retiro con el grado de vicealmirante.
Su familia
El 15 de julio de 1872 se le comisiona a Inglaterra, donde se construían tres buques para Chile. Al año siguiente y en ese país, es ascendido a teniente 1°. Conoce a una hermosa joven divorciada, Elizabeth Newlove, de quien se enamoró profundamente y con quien contrajo matrimonio, pese a que su autorización para contraer el vínculo le había sido denegada por el almirante José Anacleto Goñi Prieto, Jefe de la Misión en Inglaterra. Este casamiento cambiaría su situación en la Marina y en su vida.
El 23 de marzo de 1874 fue suspendido de su cargo después de una serie de altercados con el almirante Goñi. Fue el marino, abogado y compañero de curso, Arturo Prat Chacón, quien brillantemente defendió a Uribe.
Luis y Elizabeth se radicaron en Valparaíso y formaron su familia. De este matrimonio nacieron seis hijos: Florencia, Ana, Esmeralda, Héctor, Luis y Blanca; lamentablemente esta última falleció el 08 de diciembre de 1906.
El amor de su Elizabeth permitió a Luis Uribe superar la pérdida de su gran amigo Arturo y de su madre Rosario, seguir adelante, ver crecer a sus hijos y tener una destacada carrera como marino, profesor, escritor y político.
Sus últimos días
El viernes 17 de julio de 1914 falleció a los 67 años de edad, en Valparaíso, dejando una viuda, tres hijas y dos varones.
El almirante sufría de una arterosclerosis generalizada, afección que ofreció caracteres de gravedad dos meses antes de su muerte. Desde temprano del jueves 16, la salud del almirante Uribe había decaído ostensiblemente. Después de las 20 horas, se temía que se produjera de un momento a otro el desenlace fatal. Y así ocurrió a las 00.20 horas en la madrugada del viernes 17. La noticia fue por demás lacónica “Ha muerto el almirante señor Uribe”.
En una de sus últimas cartas, estaban sus últimos deseos, escritos de puño y letra del almirante “…que una vez llegado el caso, dispongan que mis restos sean conducidos directamente al Cementerio y depositados en uno de los nichos superiores de mi tumba al lado de mi hija Blanca. Quiero y es mi voluntad permanecer allí, al lado de los míos, rodeado de sal y mirando al mar. Deseo por último, que mis restos sean depositados en un ataúd de acero”.
Sus funerales
Debido al temporal y fuerte lluvia que se desencadenó desde las dos de la madrugada del lunes 20, con tendencias a seguir todo el día, se creyó que los funerales del vicealmirante Uribe serían postergados a causa del mal tiempo; mas no se tomó resolución definitiva, pues se creyó conveniente esperar la llegada del ministro de Guerra y Marina desde Santiago, para que éste resolviera. El ministro llegó a Valparaíso en el tren expreso poco antes del mediodía de ese lunes, junto a una comitiva de altas autoridades de gobierno.
En la estación eran esperados por altos jefes del Ejército y de la Armada, por el secretario de la Intendencia y numerosos funcionarios públicos. Desde ahí se dirigieron a la Intendencia, con el objeto de resolver si los funerales del almirante Uribe debían efectuarse a pesar del mal tiempo. Después de una deliberación, se acordó depositar los restos del almirante en la cripta del Monumento a la Marina, ya que el mal tiempo impedía trasladarlos al Cementerio N°1, como eran sus deseos.
A las 14.35 horas, salieron del Palacio de la Intendencia la comitiva oficial que atravesó la plaza con dirección al Círculo Naval, donde se había erigido una severa capilla para velar los restos del almirante. El Círculo Naval en esa fecha estaba instalado en el edificio de la Comandancia General de la Marina, cercana a la estación de ferrocarriles “Puerto” en Valparaíso.
Momentos antes de las 15 horas fue sacada la urna y depositada sobre una cureña. Un pelotón de marinería la arrastraba y un grupo de cadetes de la Escuela Naval montaba guardia de honor a ambos lados.
Terminados los discursos de despedida de rigor, los restos del almirante Uribe fueron depositados transitoriamente en uno de los nichos de la cripta en el Monumento a la Marina Nacional.
Cambio de morada según los deseos del almirante Uribe
El traslado de los restos del almirante Uribe al Cementerio N°1 para ser depositados en la tumba de la familia, lugar en que yacían los restos de su hija Blanca. Este hecho se efectuó con todos los honores del caso. Dos días después, el miércoles 22 asistieron a ella personal de la Armada, del Ejército y numerosísimo público. En resumen, la ciudad de Valparaíso supo rendir el debido homenaje al gran marino, cuyo desaparecimiento lloró la nación toda, por las relevantes cualidades que poseía.
Traslado definitivo a la morada de los héroes
Por pedido expreso del Comandante en Jefe de la Armada, almirante Carlos Torres Hevia, la familia accedió a trasladar nuevamente a la Cripta de los Héroes de Iquique los restos del almirante Uribe. Este hecho se produjo el sábado 20 de mayo de 1950. Para ello, el ataúd del almirante Uribe fue sacada a las 8.30 horas desde la bóveda de familia en que descansaban en el Cementerio N°1, para ser puestos en una cureña, escoltados por una sección de cadetes de la Escuela Naval “Arturo Prat”, y rodeado por los estandartes de la Escuela Naval, Escuela de Máquinas y Electricidad, Escuela de Telecomunicaciones, Escuela de Artillería Naval y Regimiento N°3 de Infantería de Marina “Almirante Condell”.
Posteriormente, por marineros de las unidades navales, los restos gloriosos del almirante Uribe, fueron llevados desde el Cementerio N°1 de Valparaíso, por las calles porteñas hacia el Monumento a la Marina Nacional, en donde descansaron definitivamente. Este acto dio motivo a una emocionada y patriótica ceremonia, presenciada por miles de personas y con asistencia de las Fuerzas Armadas y de los establecimientos educacionales.
A su llegada a la Plaza Rafael Sotomayor, le rindieron honores, la Escuela Naval, un batallón de la Escuela de Máquinas y Electricidad, y un batallón del Regimiento N°3 de Infantería de Marina “Almirante Condell”.
En el momento de sepultar los restos en la cripta, una compañía de la Escuela Naval realizó tres descargas de honor.
Con esta sencilla ceremonia, el almirante Uribe se reunió con sus camaradas que en la bahía del puerto peruano de Iquique mantuvieron la consigna del comandante Prat aquel miércoles 21 de mayo de 1879: “Esa bandera seguirá flameando en su lugar, y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber”.
Lista de referencias
Hace 50 años, un 7 de agosto de 1957, en una ceremonia encabezada por el presidente de la República, general don Carlos ...
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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