Por ODRANOEL SANCTU
El mayor acceso a sistemas de armas capaces de materializar de manera más eficiente la estrategia de A2/AD ha impuesto nuevos desafíos a las fuerzas navales para poder transitar y emplear las líneas de comunicaciones marítimas de interés, pasando a disputar estos espacios marítimos. Su sostenimiento y en particular la idea de proyectar fuerzas desde el mar agrega complejidad a lo planteado.
La transformación digital puede constituir una interesante herramienta para abordar los desafíos planteados en los espacios marítimos en disputa.
The greater accessibility to weapon systems capable of materializing more efficiently the A2/AD strategy, has imposed new challenges to naval forces in order to transit sealines of communications of interest, thus disputing these maritime areas. Its sustainability and especially, the intention of projecting forces from the sea, adds complexity to these confrontations.
Digital transformation can be an interesting tool to address the challenges posed in disputed maritime areas.
El 14 de abril en la madrugada, el buque insignia de la flota rusa en el Mar Negro, el crucero misilero de la clase Slava “Moscú” (Moskva), fue impactado empleando, aparentemente, dos misiles superficie-superficie “Neptune” lanzados desde la costa ucraniana, apoyados por vehículos aéreos no tripulados tipo Bayraktar TB2. Horas más tarde el buque se hundiría dando con ello un vuelco en las operaciones navales en el Mar Negro en el contexto del conflicto entre Ucrania y Rusia, anulando, al menos temporalmente, cualquier voluntad rusa de proyectar sus fuerzas desde el mar.
El 22 de abril, China completó exitosamente el lanzamiento de un misil superficie-superficie hipersónico tipo “YJ-21” o “Eagle Strike”, estimándose un alcance de 600 km y con capacidad de amenazar unidades de superficie adversarias. (Randall, 2022) De igual forma, ha construido maquetas de blancos simulando portaaviones de la clase Nimitz y destructores de la clase Arleigh Burke en el complejo de pruebas de misiles en el desierto de Taklamakán, estimándose sea para continuar las pruebas del misil DF-21D, conocido como “asesino de portaaviones”, el cual se encuentra en desarrollo desde el año 2013. (Sutton & LaGrone, 2021).
Ambos eventos citados han marcado con hechos lo que la estrategia militar ha descrito en años recientes como el anti acceso o la negación al acceso (A2/AD)1, que en breve se puede definir como “aquellas fuerzas que contribuirán a negar el acceso a las fuerzas adversarias a un determinado territorio o impedir su libertad de maniobra en éste”. (Kemp, 2021) En definitiva, estas capacidades que permiten materializar la estrategia antes mencionada plantean una realidad de espacios marítimos en disputa2.
La realidad antes planteada ha generado una revisión, no sólo de la planificación estratégica y la forma de enfrentar las potenciales amenazas, sino también en la forma como esta nueva realidad impacta en las capacidades para sostener las fuerzas en los diferentes teatros de operación, particularmente en los que ahora se encuentran disputados.
Es este nuevo contexto y realidad de los espacios marítimos lo que, a su vez, plantea un nuevo desafío para el sostenimiento de esas fuerzas navales, las que, a diferencia de la realidad de los últimos siglos, operarán bajo el paraguas de estos nuevos sistemas de armas de gran alcance y precisión a bastante mayor distancia de costa, con la vulnerabilidad asociada. A lo anterior se suma que la capacidad de sostenerlas también se verá afectada o, al menos, desafiada, en espacios marítimos mucho mayores a lo que tradicionalmente ocurría, por lo que será necesario buscar alternativas que de alguna forma puedan mantener la disponibilidad de las citadas fuerzas.
En forma paralela y de manera acelerada, desde fines del siglo XX, y con particular énfasis en la última década, hemos podido apreciar cómo la gestión de datos y el empleo de tecnologías de la información han ido estructurando lo que se ha llamado una nueva revolución industrial o la Industria 4.0, que por su parte ha dado pie a hablar de la “transformación digital”, siendo esta expresión la que de alguna forma describe cómo, mediante el empleo de estas herramientas tecnológicas, se busca transformar la manera en que se diseña, desarrolla, opera y sostiene los actuales sistemas complejos en ambientes en permanente cambio. (Zimmerman, Gilbert, & Salvatore, 2017).
En el presente artículo se pretende establecer algunos aspectos en que la logística, empleando elementos de la transformación digital, podría ser una función clave para habilitar de mejor forma a las fuerzas en los teatros en un ambiente de disputa.
Fuerzas navales en los espacios en disputa
Las fuerzas navales tradicionalmente han navegado libremente por los espacios oceánicos y particularmente regulada en algunos aspectos con la entrada en vigencia de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en 1994, estableciendo “un orden jurídico para los mares y océanos que facilite la comunicación internacional y promueva los usos con fines pacíficos de los mares y océanos, la utilización equitativa y eficiente de sus recursos, el estudio, la protección y la preservación del medio marino y la conservación de sus recursos vivos.” (Convemar, 1982) A pesar que no todos los países del mundo son signatarios, en particular algunos que son grandes usuarios y con un significativo peso geopolítico, ha contribuido a un ejercicio y entendimiento de estas normas con las que se puede o no estar de acuerdo. Los países no firmantes a la fecha son Eritrea, Estados Unidos de Norteamérica, Israel, Perú, Siria, Turquía y Venezuela. (U.N., 2022).
La realidad de empleo y ejercicio del control de mar, al que tradicionalmente se acostumbraba, con un uso indiscutido y asegurado de las líneas de comunicaciones marítimas y, en consecuencia, de una capacidad de sostenimiento a cualquier fuerza naval que se fuese a emplear donde fuere requerida, ha dejado de ser tal en los términos referidos, (US NAVY, 2017) tal como lo expresaba el comandante del Comando Militar de Transporte Marítimo de los Estados Unidos de Norteamérica, contraalmirante Dee Mewbourne, al indicar que “la suposición que las aguas no serán disputadas y que la supremacía marítima será alcanzada prácticamente de inmediato, ya no puede ser dada por hecho. El nuevo supuesto para la planificación debe ser que el acceso sin restricciones a los bienes comunes globales es algo del pasado.” (Mewbourne, 2016).
Lo anteriormente expresado se ha visto reflejado con hechos que suceden en diferentes partes del mundo, como los que afectan a las fuerzas navales operando en el Mar Negro producto de las acciones asociadas a la guerra en desarrollo, pero de igual forma, a aquellas que operan en los espacios marítimos del Indo-Pacífico, en donde sin haber un conflicto declarado, las reclamaciones tanto territoriales como de espacios marítimos, sumado al desarrollo tecnológico de diversa índole, constituyen los elementos clave para entender la disputa que en la práctica se está realizado en esos mismos espacios. “Aspectos geográficos en cualquier combate cinético y las restricciones físicas impuestas por el espacio de batalla moldean la manera en que el A2/AD es implementado en un contexto operacional determinado.” (Kemp, 2021).
Es así como, para alcanzar la capacidad para poder disputar estos espacios marítimos, las grandes potencias han buscado no solo el desarrollo de sus fuerzas navales sino también los sistemas de armas capaces de plantear un desafío real y emplazar a otros contendientes a una mirada de mayor cautela o generando una mayor fricción al momento de pensar en un ejercicio libre del uso de esas líneas de comunicaciones marítimas o de los espacios marítimos sobre los cuales tienen alguna pretensión de soberanía, como puede verse en las actuales disputas en el Mar del Sur de la China. (Schofield, 2013).
Sumado a lo planteado anteriormente, esta particular realidad potencialmente afecta a aquellas fuerzas que se espera sean proyectadas sobre territorios desde el mar, como es el caso de las fuerzas de Infantería de Marina, las que no solo deben hacer frente a la supervivencia para alcanzar sus objetivos, sino que también, dependen de que su sostenimiento también lo haga. En definitiva, un doble desafío.
De acuerdo con lo planteado en el párrafo anterior, será el sostenimiento nuevamente un elemento clave y habilitante. En la actualidad, estas fuerzas ya no necesariamente materializarán esta proyección directamente sobre la línea de playa, sino que, tal vez, buscarán actuar sobre objetivos varios cientos de millas desde costa hacia el interior, habiendo iniciado su proyección más allá del horizonte. Lo anterior lleva a pensar que estas fuerzas, en vez de ser apoyadas por masivos procesos de descarga hacia la cabeza de playa, tendrán que ser soportadas desde las unidades en la mar desde donde inician su despliegue. (NRC, 1999).
En definitiva, las fuerzas navales en la actualidad están sometidas a un tremendo esfuerzo para poder disputar los espacios marítimos en competencia, lo que agrega un particular desafío al sostenimiento de este esfuerzo, y con incluso una mayor intensidad, cuando además se busca lograr la proyección de fuerzas a un territorio ribereño con una estrategia de A2/AD implementada por el adversario.
La transformación digital y su apoyo al sostenimiento operacional
Como es conocido, la logística operacional se basa en cuatro elementos clave; a saber, adquisición, distribución, sostenimiento y disposición, pudiendo cualquier acción logística ser expresada en su nivel de contribución a alguno o varios de estos elementos. (DoN, 2001).
De esta forma, los avances tecnológicos en el siglo XXI y la forma cómo estos han penetrado prácticamente en todos los aspectos a enfrentar y solucionar problemas, la logística operacional no está ajena. En una mirada más holística, estos avances han posibilitado escenarios para resolver los problemas más allá de las limitaciones preexistentes para agregar valor y crear nuevas alternativas que no eran imaginables hasta hace solo unos pocos años atrás. (Zimmerman, Gilbert, & Salvatore, 2017).
Desde la mirada de las operaciones navales en los mencionados espacios marítimos en disputa, esta capacidad de litigio se materializa en la mayor profundidad que demanda a las fuerzas navales de estar bajo la amenaza potencial de los sistemas de armas de los estados ribereños, los que pueden ser usados en contra de los propósitos de las fuerzas o al menos desafiarlos.
Ahora bien, esta realidad llevada al problema que presenta al sostenimiento de las fuerzas en estos ambientes en disputa obliga a tener una mirada lo más amplia posible en la búsqueda de elementos que permitan mantener la robustez y resiliencia que las fuerzas requieren, por lo que, junto con enfrentarlos en un esfuerzo conjunto es necesario agregarle una mirada multidimensional, incorporando las herramientas que la transformación digital pueda ofrecer. Como lo expresara el general David Berguer3, la logística, en los conflictos futuros, ante enemigos simétricos y asimétricos, constituye la función conjunta “habilitante”, es decir, clave para poder diseñar y emprender cualquier operación militar, tanto en los niveles estratégico, operacional y táctico. (Mj.Gen.Reventlow & M.Williams, 2022).
En una aproximación al tema, el Ejército de los Estados Unidos propone que se debieran tomar en consideración tres requerimientos específicos para apoyar el esfuerzo de modernización en las tareas de la logística conjunta, con el propósito de sostener y proyectar las fuerzas en Operaciones de Dominio Múltiple4, siendo éstos: mando y control para sostenimiento integrado y resiliente, poder de proyección conjunto asegurado y la habilidad para sostener en un ambiente distribuido. (Mj.Gen.Fogg, Brig.Gen.Letcher, & Col.Letcher, 2021).
De los factores planteados, indudablemente, aparece como elemento clave para cualquier comandante, la imperiosa necesidad de contar con datos, que como siempre lo han sido, resultan clave para cualquier consideración, planificación y control de las operaciones; sin embargo, esos datos deben transformarse en información útil, para que el comandante pueda tomar las decisiones en forma acertada y oportuna. Es en este punto donde herramientas como el análisis de los datos, la inteligencia artificial y el aprendizaje de máquinas se pueden transformar en los grandes habilitadores para alcanzar la ventaja respecto del adversario a través de procesos estandarizados y la integración e interoperación de sistemas.
Empleando algunas o todas las herramientas indicadas, se podría determinar, en las etapas previas, cuáles son los mejores medios, desde la mirada de la disponibilidad esperada, para enfrentar la operación, sean estos terrestres, navales o aéreos, y con ello, por ejemplo, disminuir la necesidad de demandar a las unidades de apoyo que se encuentran expuestas para tener que generar la respuesta oportuna ante fallas, mal funcionamiento o mantención no planificada.
En definitiva, sería posible disminuir la demanda de abastimentos y aumentar la flexibilidad, tanto en la planificación como en la ejecución de las operaciones, por nombrar sólo un aspecto sobre el cual la transformación digital podría beneficiar esta nueva realidad de operar en espacios en disputa.
Conclusiones
O La estrategia del A2/AD sumado al desarrollo tecnológico de sistemas de armas de mayor alcance y precisión han cambiado el grado de libertad de acción que cuentan las fuerzas navales para usar espacios marítimos y ejercer su control en beneficio de diferentes tareas.
O Esta realidad está incentivando, en la medida que estas capacidades están más disponibles, a que cualquier estado ribereño pueda desafiar los intereses de otros, en particular, si su interés es proyectar fuerzas, ya sea por razones humanitarias o de carácter bélico.
O El sostenimiento, tanto de las fuerzas navales o de proyección, dentro de espacios marítimos en disputa, será cada vez más complejo y demandante, pero también se ha consolidado como la función habilitante para que las operaciones, independiente de su carácter, se puedan planificar y ejecutar.
O Diseñar e implementar herramientas de la transformación digital que permitan un uso adecuado y oportuno de los datos existentes, y convertirlos en información útil para el Comandante en beneficio de alcanzar la disponibilidad operacional requerida, aparece como una alternativa interesante a desarrollar en miras a agregar capacidades a las fuerzas navales que deberán operar en espacios marítimos en disputa.
BIBLIOGRAFÍA
Convemar. (1982). Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Nueva York.
DoN, D. o. (2001). NDP 4: Naval Logistics. Washington, D.C.
Kemp, P. H. (2021). Strategic Security in Northern Europe: The Implications of Russia Anti-Access/Area Denial Strategies in Developing Complex Threat Environments. Journal of Strategic Security.
Kurt Müller, C. (1999). Hacia un Concepto de Asuntos Civiles Estratégicos. Military Review.
Mewbourne, R. D. (2016). Assured Logistics in a Contested Environment. Defense Transportation, 10.
Mj.Gen.Fogg, Brig.Gen.Letcher, & Col.Letcher. (2021). Sustainment: The Advantage that “Wins” in Contested Environments. Army Sustainment.
Mj.Gen.Reventlow, M. (2022). Meeting Logostics Challenges in a Contested Enviroment. Marine Corps Gazette.
NRC, N. R. (1999). Naval Expeditionary Logistics: Enabling Operational Maneuver From the Sea. Washington, D.C.: National Academy Press.
Randall, I. (22 de Abril de 2022). Galaxia Militar. Obtenido de http://galaxiamilitar.es/china-prueba-el-mortifero-misil-hipersonico-eagle-strike-para-advertir-a-la-marina-de-ee-uu/
Schofield, C. (2013). Increasingly contested waters? Conflicting maritime claims in the South China Sea. National Security College.
US NAVY, M. C. (2017). Littoral Operations in a Contested Environment.
Zimmerman, P., Gilbert, T., & Salvatore, F. (2017). Digital engineering transformation across de Department of Defense. Journal of Defense Modeling and Simulation.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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