Por JAIME UNDURRAGA MATTA
La bahía de Quintero es normalmente conocida hoy como “zona de sacrificio”, debido a eventos de contaminación ambiental, generados por diversas causas. Todas las empresas se han instalado ahí por razones logísticas, que requieren transporte marítimo. Su importancia económica, social, estratégica y política es enorme, por su cercanía de la Zona Central. ¿Cómo poder transformar esta “zona de sacrificio” en una de “desarrollo”, donde puedan convivir sanamente actividad industrial y población circundante, como en otros puertos importantes del mundo?
Quintero Bay is commonly known as a “sacrifice zone” due to environmental pollution generated by various factors. All industries have settled there for logistical reasons, since they need to ship their products by sea. Its economic, social, strategic and political importance is huge, due to its proximity to the country´s Central Zone. How can this “sacrifice zone” convert itself into a “development zone”, where industry and its community can coexist in a healthy manner, as in other major ports around the world?
Debe ser una de las mejores bahías de la costa chilena. Amplia, defendida de los vientos del Sur, con una profundidad máximas de hasta 30 metros, lo que permite la llegada de barcos de mayor calado; con una infraestructura vial y ferroviaria adecuada y una cercanía notable a la Región Metropolitana y centros de consumo relevantes. Constituye - como alguien la llamó – “el corazón energético” de la Zona Central.
Presenta un tráfico de naves bastante intenso, aunque variable, dependiendo de la cantidad de insumos y exportaciones que entran y salen, pero con un movimiento de al menos 1500 barcos al año.
Conviven en la bahía dos centros poblados, como son Quintero y Puchuncaví, con un total aproximado de 50 a 60.000 habitantes en total, que ya forman una zona urbana casi sin interrupciones; Además de actividades pesqueras y artesanales y un turismo relevante durante las temporadas de verano.
A lo largo de su costa se han instalado una serie de empresas de diversos rubros, tales como ENAP, Oxiquim, GNL Quintero, Puerto Ventanas, Fundición y Refinería Codelco, Gasmar, AES Gener, COPEC, ENEL, ENEX Aguas Pacífico y hasta una base de la Fuerza Aérea.
La zona de sacrificio. ¿Un destino fatal?
Cuando se menciona la bahía de Quintero, se asocia inmediatamente con el concepto “zona de sacrificio” en materia ambiental. Hablamos de una bahía que cuenta con una importante zona industrial, con más de 15 empresas instaladas en su borde, con instalaciones portuarias importantes como muelles y cañerías de desembarque de productos, con la existencia de una serie de procesos industriales capaces de generar eventos de contaminación de aire, agua y suelo, y de originar riesgos para la salud humana circundante.
Su denominación de hecho como “zona de sacrificio” proviene de las numerosas emergencias ambientales generadas por prácticas o fallas de los procesos industriales de algunas de las empresas ahí instaladas. La mayoría de ellas se establecieron en la bahía cuando no existían ni los conocimientos ni menos las regulaciones sobre el tema ambiental. Por tanto, usaban tecnologías para sus procesos que hoy son consideradas obsoletas o ambientalmente negativas.
Producto de las regulaciones ambientales a partir de la década de los 90, las industrias han tenido que adaptar sus tecnologías y prácticas operacionales para cumplir con dichas normas. Pero aún así, igualmente se han producido en varias ocasiones errores o fallas en los procesos, los cuales han generado los episodios de contaminación de todos conocidos. Esa situación descrita ha generado una visión negativa de las industrias ahí instaladas y que da origen a la ya común denominación como “zona de sacrificio”.
Ante este cuadro, ¿es factible plantear una agenda que permita una mirada distinta y más positiva del futuro de la bahía o el pesimismo de sus habitantes equivale a un fatalismo sin salida?
De una Zona de Sacrificio a una Zona de Desarrollo
Quintero debe ser la bahía más estratégica para el desarrollo nacional de todas las que cuenta el litoral chileno. Sin duda que hay otras que también son importantes, como Mejillones, Caldera, San Vicente y otras por enumerar algunas. Pero no hablamos solamente de sus características marítimas y geográficas, sino también de los impactos económicos, políticos y sociales que su deficiente funcionamiento podrían generar en el país.
Las bahías en Chile debieran no sólo analizarse en sus características marítimas, sino también desde un punto de vista estratégico, en función de otros parámetros de gran impacto. No sé si existe algún estudio al respecto, que mida el “peso específico” entre ellas.
Si se toman en cuenta los insumos que la bahía de Quintero recibe y las exportaciones que de ahí salen, creo que supera en importancia a todas las demás. El sólo hecho de estar a 130 kms de la Región Metropolitana y proveerle de la gasolina, el diesel y la parafina, además de un porcentaje importante del gas natural y del gas licuado, ya destaca su enorme importancia económica, política y social. Una parte importante de la energía que se consume en la zona central del país proviene de esta bahía. Tratándose de una zona de sacrificio como le dicen, siempre se oyen voces que piden “la salida de las empresas de Quintero y que se vayan a otra parte”. Pero ello no es viable y conviene tenerlo claro de entrada.
Todas las industrias ahí localizadas deben su ubicación a un problema logístico; todas ellas requieren de insumos o exportaciones que utilizan el transporte marítimo de grandes volúmenes. Cuando se menciona que hay que sacar las industrias de la bahía no se toma en cuenta que ello no es posible, ya que los problemas que se generarían son mucho mayores a los que se quieren evitar. ¿A dónde se podría cambiar el terminal de ENAP? ¿O la descarga de GNL o GLP que llega en barcos de gran tonelaje? ¿Cómo se asumirían los costos de, por ejemplo, trasladar la gasolina o el diesel desde Concepción a la Región Metropolitana, porque ya no lo pueden hacer desde Quintero?
¿Qué hacer entonces? ¿Cómo salimos de lo que parece una trampa paralizante? ¿Cómo se puede dejar sólo de reaccionar ante futuros eventos contaminantes y tomar la iniciativa de acciones de largo plazo que cambien realmente la situación la situación?
¿Es posible que convivan las poblaciones aledañas y las demás actividades locales con las industrias localizadas en la bahía?
Claro que es posible lograrlo. Sólo que el enfoque para solucionarlo requiere – a nuestro juicio – una nueva mirada al problema.
Hoy día, con las tecnologías existentes, pueden perfectamente convivir poblaciones con casi todo tipo de industrias. Ahí están los ejemplos de puertos importantes a nivel mundial, como Rotterdam en Holanda, Galveston en Texas, Hamburgo en Alemania y Singapur, entre otros, que demuestran cómo conviven sanamente poblaciones importantes con industrias similares a las de Quintero, sin mayores problemas y respetando las más estrictas normas ambientales. En el caso de Hamburgo, se puede destacar además la existencia una fundición y refinería de cobre muy importante, ubicada en el medio de la ciudad, sin problema. En todos estos casos hablamos de países que son estrictos en sus estándares ambientales. Por tanto, no se trata de “reinventar la rueda”.
La idea de transformar esta zona en una zona de desarrollo ha sido planteada en numerosos discursos, reuniones y actividades electorales o con autoridades públicas y privadas. Pero nunca ha pasado más allá de ser sólo eso: una declaración de intenciones.
Esta nueva mirada requiere de algunos elementos necesarios, aunque no suficientes, para avanzar en acciones concretas para lograr el objetivo. Ellos son – a mi juicio – los siguientes:
1.- Una mirada global y de largo plazo, con participación de todos los actores: ¿Cómo nos imaginamos esta bahía en 30 o 40 años más? ¿Qué se requeriría para lograrlo?
En primer lugar, es necesario mirar la bahía como un todo, sin tomar en cuenta la división administrativa que presenta, por el hecho de estar situada en el territorio de dos comunas. Se requiere considerarla como un solo sistema que necesita soluciones globales.
Es necesario definir a todos los actores relevantes para esta discusión de largo plazo, teniendo en cuenta el objetivo de lograr una sana convivencia entre todos ellos.
Enfrentar un problema de esta magnitud requiere necesariamente de una visión de largo plazo y una consistencia en el tiempo para la ejecución de los planes que se definan. Este no es un tema que deba ser usado como caballo de batallas electorales circunstanciales o para rencillas políticas. Requiere una mirada de Estado para buscar e implementar una solución que permita realmente transformar esta zona en una zona de desarrollo para todos.
2.- La confección de una Línea de Base de aire, agua y suelo: Si se quiere comenzar a definir acciones que vayan mejorando las condiciones ambientales de la bahía y sus zonas aledañas, hay que saber cuál es la situación actual de ciertos parámetros ambientales mínimos: aire, agua y suelo.
Hay que medir la eficacia del plan que se defina y los recursos que se inviertan en acciones concretas. Por eso necesitamos saber contra qué vamos a medir los avances que se pretenden a partir de su ejecución. Esa es la Línea de Base necesaria de realizar hoy día, para establecer la condición actual de la calidad del aire, del suelo y del agua de la bahía, actividad que nunca se ha realizado hasta ahora.
En materia ambiental hoy día sólo contamos con norma de calidad de aire pero no de suelo ni de agua, aunque ya vendrán. Pero mientras tanto, igual debemos medir la situación en que se encuentra la bahía y sectores circundantes en relación a estos parámetros. Si no, daríamos “palos de ciego” como se hace hasta ahora, sin saber qué terreno pisamos. Y esto lleva tiempo pero hay que hacerlo. El desafío que se propone y los recursos que estarían involucrados lo exige.
3.- La decisión de cada una de las empresas industriales y marítimas de utilizar las mejores tecnologías disponibles a nivel mundial: Me parece que este ítem se explica por sí solo. No sólo son garantía de una excelencia en la operación de cada una de las actividades industriales, sino que también son un resguardo de tranquilidad para toda la población circundante y para las autoridades responsables del tema.
Una operación impecable es el mejor seguro para garantizar la salud de la población y la sustentabilidad de las operaciones de las empresas y, por ende, del negocio de cada una de ellas.
4.- Definición de un sistema de monitoreo de última generación para las tres variables principales a medir (aire, agua y suelo): Este es un tema en plena discusión hoy en día y, desde el punto de vista de las autoridades ambientales, bastante restringido por razones de presupuesto y capacitación. Un sistema de monitoreo para medir los parámetros que se requieren en la zona es bastante sofisticado y caro de adquirir y de operar. Pero es el que se necesita si queremos tener tranquilidad en el control de la situación ambiental de todo el sector. Ello requiere definir una entidad responsable del monitoreo y procesamiento de la información resultante.
5.- Diseñar un mapa de riesgo de cada instalación industrial y generar planes de manejo de emergencias conjunto entre los actores de la bahía: Este mapa de riesgos debe contener aquellas situaciones que impacten la salud humana y/o las actividades económicas del la zona, dependiendo de cada uno de los productos que se manejan y de las prácticas operacionales que exigen. Especialmente nos referimos a los riesgos de eventos en materias de calidad de aire, suelo y agua, tales como olores tóxicos, impactos en suelos agrícolas, etc. No me cabe duda que la mayoría cuenta con dichos planes hoy día, pero sería importante analizar su compatibilidad y sinergias entre ellos. Podría ocurrir que al mirar el problema en su conjunto se logren mejores resultados en materia de control de riesgo y con menores costos.
7.- Creación de una brigada de incendios industrial de nivel mundial entre todas las empresas, con participación de cuerpos de bomberos locales: Uno de los riesgos más catastróficos que pudiera ocurrir es el de incendios en alguna de las instalaciones. Un incendio de magnitud en la bahía puede generar una reacción en cadena que afecte a todas las instalaciones existentes y no solo a la causante del siniestro. La catástrofe podría ser de proporciones, tanto en los hechos como en sus consecuencias posteriores.
Adicionalmente, una acción de este tipo me parece una actividad capaz de producir una voluntad común entre todas las empresas para estudiar, definir y financiar un plan en la materia, aunque sus modelos de negocios, productos y procesos sean distintos entre sí. Existen importantes ejemplos y normas al respecto en países desarrollados. Si bien sus costos pueden parecer bastante altos en principio, encararlos entre todas las industrias y demás actores de la bahía los hace mucho más factibles. Especialmente tomando en cuenta la salud de la población circundante y la sustentabilidad de los negocios de cada una de las empresas. Si sumáramos la inversión total industrial existente hoy la bahía versus los costos de una actividad como la propuesta, su costo sería mínimo comparado con el riesgo que corren dichas inversiones ante una catástrofe de este tipo.
8.- Definir una entidad capaz de coordinar la discusión y planificación de todo este trabajo: Se requiere alguna institución que convoque y que sea capaz de llevar adelante una discusión como la propuesta entre todos los actores. Dada la diversidad de actores y de intereses en juego, dicha institución debería establecer un liderazgo en la discusión sin perder el objetivo final: diseñar un plan para lograr transformar la bahía de Quintero en una zona de desarrollo sustentable para los próximos 40-50 años.
Me parece que una institución eficaz para coordinar este trabajo de discusión estratégica y de planificación de acciones podría ser la Armada de Chile. Tomando en cuenta su condición de institución de la República, encargada del cuidado de todo el litoral del país y, además, no estando sometida a los vaivenes políticos y electorales, podría encarar el complejo trabajo y garantizar la necesaria visión de largo plazo que se requiere.
El resultado final de esta discusión debiera ser un plan de acción, con sus plazos, costos y funciones de los diversos actores en la ejecución del mismo.
9.- Definir el organismo encargado de la ejecución de la estrategia: Una vez que se discutan y se acuerden las acciones necesarias antes descritas, traducidas en un plan de acción, habrá que pensar qué tipo de organización es la más eficaz para llevarlo a cabo. No antes. No pongamos la carreta delante de los bueyes como solemos hacer.
Consideraciones finales
Espero que lo expuesto sirva para iniciar una discusión estratégica que considero absolutamente necesaria. No se puede seguir mirando la situación de la bahía más importante del país como una zona de sacrificio y sin ninguna salida clara ni para las poblaciones aledañas ni para las empresas instaladas en ella. Una situación paralizante como en la que se está hoy día va a tener un límite, con consecuencias difíciles de prever en su magnitud pero sin duda negativas para todos los actores involucrados.
Transformar la bahía de Quintero en una zona de desarrollo no sólo es posible sino que me parece absolutamente necesario. Con acciones concretas y mientras antes mejor.
De lo contrario, seguiremos entrampados en una situación paralizante para el futuro de la bahía y asistiremos a un aumento de los conflictos en materias ambientales y de otra índole, con eventuales riesgos catastróficos para todos. Pero ya será tarde.
Bibliografía
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1004
Enero - Febrero 2025
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