MISCELANEA HERNAN TRIZANO AVEZZANA Luis Noziglia Barbagelata Contraalmirante ste singular personaje de nacionalidad italiana formó parte activa de nuestro ejército y de la policía chilena entre los años 1879 y 1908, escribiendo páginas de legendaria audacia, heroísmo, sacrificio, abnegación y lealtad. Uno de sus biógrafos creó la idea de que Trizano nació a bordo de un buque velero , frente a la bahía de Valparaíso, mientras sus padres hacían un viaje alrededor del mundo; se trata de una fantasía literaria, pues su partida de nacimiento y bautismo, conservada por sus hijos, dice en sus partes principales lo siguiente, traducida al castellano : El año del Señor de 1854 fue presentado en la parroquia de Santa María della Matta un varón nacido en Cumiana (Torino) el 15 de julio, hijo de Lorenzo Trizano y de Mariana Avezzana, al cual el párroco infrascrito administró el Bautismo y le impuso los nombres de Ferdinando, Pietro, Tancredi .. . , etc. Firma: Bartolomeo G ióvi no, cura párroco. Por consiguiente, está fehacientemente establecido que Triza no nació en el pueblo de Cumiana, perteneciente al distrito de Turín, ubicado en la región de Italia llamada Piamonte. Se sostiene que su familia paterna estaba emparentada con Napoleón (el segundo apellido de su padre era Buonaparte), mientras que su madre tenía ancestro napolitano. Su juventud Trizan o se educó en Cumiana y después en Nápoles, ciudad a la que se trasladó a vivir su familia, para pasar más tarde a la Academia Naval de Livorno. Dotado de espíritu aventurero, dejó pronto la armada, permaneció algunos años en Grecia, Turquía y el Turquestán ruso y recorrió enseguida en velero el Oriente, conociendo especia lmente India y China. Posteriormente se trasladó a Sudamérica, en donde se radicó sucesivamente, algún tiempo, en Paraguay, Uruguay y Argentina; en este continente se tradujo su nombre Ferdinando por Hernán, apelativo con el que se le conoció todo el resto de su vida . En el ejército chileno A fines de la década de los años 70 del siglo pasado, Hernán Trizano se dirigió a Chile atravesando la cordillera a lomo de mula. Nuestro país vivía entonces una delicada situación diplomática con la República de Bolivia, a causa de problemas limítrofes, y Perú ofreció su mediación; sin embargo, poco después se descubrió que ambas naciones estaban unidas por un pacto secreto, por lo que Chile les declaró la guerra. Trizano sintió bullir en su organismo la sangre heredada de Bonaparte y de su antepasado Giuseppe Avezzana, patriota italiano de turbulenta vida revolucionaria, y cual nuevo condottiero ofreció sus servicios al ejército chileno. Se incorporó como soldado raso al Regimiento de Cazadores Revista de Marina Nº 1190 107 a Caballo y a partir del 15 de abril de 1879 le correspondió actuar en numerosísimos hechos de armas: desembarco en Pisagua, batallas de Dolores o San Francisco y de Tacna (Campo de la Alianza), posesión de Moquegua, toma del morro de Arica, batallas de Chorrillos y Miraflores, campaña de la sierra, etc. Merece destacar que en misiones encomendadas a los "cazadores del desierto", a las órdenes del comandante Ramón Vargas Pinochet, Trizano formó parte de las patrullas que tomaron dos importantes prisioneros enemigos: después de la batalla de Tacna apresaron al Coronel boliviano Castro Pinto y en vísperas del asalto al morro detuvieron al ingeniero Teodoro Elmore, que había ideado el sistema de minas subterráneas defensoras de Arica y era portador de los croquis de los campos minados. Cuando el ejército chileno llegó a la cumbre del morro, Trizano protegió personalmente al Coronel argentino Roque Sáenz Peña, que combatía al servicio de Perú, y logró librarlo de las iras de la soldadesca enfurecida; Sáenz Peña fue posteriormente Presidente de la República Argentina y envió entonces una carta a su salvador, en la cual, reiterándole una vez más sus agradecimientos, le ofrecía una buena colocación en su patria. Su destacada y valerosa actuación en la guerra le significó conquistar varios ascensos, logrando altos grados del escalafón. Después de la guerra Terminado el conflicto bélico, Trizano continuó en el ejército y después de un tiempo se le destinó al Cuerpo de Caballería de Angol. En 1885 fue ascendido a Oficial con el gradó de Alférez y pasó a prestar servicios en el Regimento Húsares de la Muerte. En esa época Angol era el centro de una zona muy conflictiva a causa de que, al ser licenciados del ejército, muchos elementos de mal vivir se trasladaron a esa región, en donde efectuaban continuas depredaciones. A Trizano le encomendaron numerosas comisiones de exploración y de persecución de indeseables, por lo que llegó a conocer detalladamente la Araucanía. A comienzos del año 1877 provocó gran conmoción en el país la desaparición del ciudadano inglés Henry Peters. Era pariente cercano del Ministro Gladstone y llegó a Chile deseoso de conocer el territorio araucano y sus tribus indígenas; de Valparaíso se trasladó a Villarrica, se internó por las montañas y quiso cruzar las llanuras del Aillipén, alcanzó las orillas del río Quepe y allí se perdieron sus rastros. Se encargó a Trizano su búsqueda, el cual, actuando en compañía de varios policías rurales, atravesó montañas, bosques, barrancos y ríos y no descansó hasta que en la ruca de una machi encontró la cabeza de Peters, mientras que las aves de rapiña habían devorado los demás restos humanos; asimismo, entregó a la justicia a doce individuos apresados en relación al luctuoso suceso. El Intendente de Cautín envió una carta al Ministro de Relaciones Exteriores, de la que extractamos lo siguiente: No cumpliría un deber de la más estricta ¡usticia si no recomendara a la consideración de Usía el comportamiento del alférez Pedro Hernán Trizano, comandante de la policía rural de la provincia, que para el descubrimiento del hecho no ha ahorrado sacrificio ni medio alguno por costoso que fuera. Un mes entero en esta estación de lluvias copiosas ha empleado en recorrer las montañas buscando datos en las chozas de los indígenas que las pueblan, con graves peligros por las celadas propias de los araucanos, para internarse en la Cordillera de los Andes tras los comprometidos; cruzando a nado ríos que en este tiempo alcanzan considerable hondura y custodiando con sólo tres soldados a doce reos que son autores o instigadores del asesinato. En su excursión ha perdido en la nieve al baqueano que lo guiaba y uno de los correos que envió el suscrito se ahogó en el Aillipén. Los caballos también perecieron. Estos sacrificios son la repetición de otros que en comisiones igualmente delicadas ha llevado a cabo el mismo oficial. Después de esta actuación, Trizano fue ascendido al grado de Teniente; por otra parte, la viuda de Peters y miembros de la colectividad inglesa le obsequiaron un valioso revólver con su nombre grabado. Por decreto supremo de 1887, del mes de diciembre, se le puso a disposición del Ministerio de Interior; se le nombró Prefecto de Angol y reorganizó eficientemente la policía rural. Un año después resolvió otro caso espectacular al descubrir y apresar, entre Angol y Nueva Imperial, a los autores del crimen del colono francés Dridevaux. En este cargo le encontró la revolución contra el Presidente Balmaceda. En 1893 se le confirió el 108 Revista de Marina Nº 1190 ascenso a Capitán y fue destinado a Santiago como ayudante de la Comandancia de Armas y del Estado Mayor. Después de un corto período de apaciguamiento en el sur, otra vez recrudeció fuertemente el bandidaje. Al respecto, Jorge Lara dice lo siguiente en su libro El Buffalo Bill chileno: La frontera estaba constituida por las provincias que sé extendían más allá de las márgenes del Bío-Bío, las que gemían sacudidas ante el doloroso espectáculo de ver saqueadas sus casas, violentadas sus mujeres e hijas, arrasados sus campos y robados sus animales; el espanto, la inseguridad y el desconcierto impedían el progreso. Inútiles resultaban las tentadoras ofertas que hacía el gobierno a colonos nacionales y extranjeros, pues muy pocos querían aventurarse a fundar allí una familia y labrar la tierra ante el temor de perder la vida. El diario La Igualdad emprendió en Temuco una campaña moralizadora; al poco tiempo fue asaltado y su imprenta robada. Los colonos estaban impotentes; la policía rural y los guardias particulares eran incapaces de combatir la feroz plaga. La Gendarmería de la Frontera Ante la dramática situación, en 1896 se encomendó a Triza no la organización de un Cuerpo especial con la finalidad de exterminar de raíz el bandolerismo y el crimen. Al llegar con dicho objeto a Temuco la ciudad le recibió en triunfo, pues ante el renombre que había alcanzado por sus hazañas sus habitantes consideraron garantizadas la tranquilidad y la paz futuras. El Capitán reclutó individuos de buenas aptitudes físicas y morales, seleccionó a los más hábiles y valerosos jinetes, escogidos principalmente entre los veteranos de la guerra; organizó equipos, municiones, armamentos, caballada, pesebreras, bodegas de forraje, inventarios, etc. Formó con ellos la Gendarmería de la Frontera; sus hombres fueron dotados de un vistoso uniforme con quepis, dormán azul, pantalón del mismo color con dos franjas rojas y botas de caña alta. Férreamente disciplinados, constituyeron un conjunto de más de 300 hombres que fueron conocidos con respeto y simpatía como "los Trizanos". Desde entonces se puede decir que la vida de nuestro personaje entra a la leyenda: de boca en boca, de tradición en tradición, se ha relatado una cantidad inmensa de episodios de él y sus hombres en los cuales no es fácil separar lo auténtico de la fantasía. La verdad es que durante muchos años se desarrolló entre los dos bandos una lucha sin cuartel, en que muchas veces se peleaba cuerpo a cuerpo, con el jefe a la cabeza. Así cayeron prisioneros o muertos los maleantes y sus caudillos, como los famosos bandoleros Cea, Jara, "el puma", etc., mientras que Candia terminó arrepentido y totalmente regenerado. Dice un cronista: Los gendarmes desplegaron una actividad asombrosa entre el Bío-Bío y Ancud. Recorrieron de norte a sur y de costa a cordillera toda la región; patrullaron caminos, poblados y bosques, de día y de noche, sin arredrarles los ríos caudalosos, montañas casi impenetrables, fríos intensos ni copiosas lluvias. Se recuperaron miles de vacunos y de caballares y se entregó a la justicia, a veces después de sangrientos combates, a los más temibles y recalcitrantes bandoleros, llevando la tranquilidad, la paz y el orden a los alarmados habitantes de la región de la frontera. Trizano pagó físicamente su temerario arrojo: en una oportunidad en que debió atravesar a caballo el río Calle-Calle, durante un furioso temporal, fue golpeado violentamente por un tronco de árbol que le provocó una fractura de la cadera; como consecuencia quedó con una permanente cojera. Asimismo, es digno de recordar el siguiente episodio histórico: en 1898, a raíz de la gravedad de las relaciones entre Chile y Argentina, el jefe del Estado Mayor del Ejército, General Kbrner, revistó las guarniciones del sur y también a los gendarmes de la frontera, acordando con Trizano que estos efectuarían acciones de guerrillas y sabotajes al otro lado de la frontera, en caso de conflicto bélico. El sur del país fue pacificado después de diez años de ruda lucha; los campos fueron cultivados sin temor y sus habitantes pudieron desarrollar en paz sus labores. Posteriormente, intereses errados iniciaron una fuerte campaña contra la persona de Trizano, que se extendió desde la prensa hasta el Congreso, acusándosele de violencias injustificadas, crueldad, espíritu sanguinario (tal vez, hoy se habría dicho "violación de los derechos humanos"). La verdad, como lo acreditan numerosos episodios, es que fue siempre un hombre de honor, magnánimo con los caídos y respetuoso con los que se entregaron a su amparo; constantemente declaró que nunca protagonizó una muerte innecesaria y taxativamente dijo : En la represión de los foragidos se libró una dura guerra con todas sus consecuencias y, como en toda lucha armada, hubo muertes por Revista de Marina Nº 1190 109 ambos bandos. Hubo ocasiones en que se necesitaba proceder con energía y así lo hice. Mi conciencia está tranquila. En 1908 fue dado de baja del servicio y, al mismo tiempo, el Intendente de la región le solicitó su ayuda para combatir a unos cuatreros que habían aparecido al sur de Ouintrahué; de inmediato, sin rencores, Trizano y sus hombres se dirigieron a la zona señalada y después de toda una noche de encarnizada persecución, cinco salteadores fueron entregados a la autoridad, tres fueron muertos y cayeron acribillados también dos gendarmes. Su vida familiar El Almirante Alfredo Hoffmann contaba que cuando era muchacho conoció personalmente a Hernán Trizano, pues ambas familias cultivaban estrechas relaciones de amistad; lo describía como una persona baja, morena, de mirada penetrante, de anchas espaldas y contextura vigorosa. Sabemos, además, que era un experto jinete y buen esgrimista. Contrajo matrimonio en Chile y tuvo cinco hijos varones y tres mujeres: Hernán 2° , militar, que se retiró del servicio en 1926 siendo Capitán de caballería; Kossuth (nombre de un patriota húngaro), que llegó a ser Teniente Coronel de nuestro ejército; Kosciuszko (nombre de un polaco que luchó por la independencia de su patria), que a principios de la Primera Guerra Mundial se incorporó a la armada inglesa; Glaucus, que al entrar Italia a la contienda se enroló en un regimiento de bersaglieri; Tolstoy, de espíritu aventurero, que recorrió América y Europa; Elvira, Italia y Francia, deportistas que se distinguieron en natación y tiro al blanco. La familia vivió en Temuco, ciudad en la cual el jefe de hogar compró una casaquinta. A raíz de su retiro, Trizano trabajó en varias minas, no logrando éxito económico, por lo que debió hipotecar su casa; el resto de su existencia lo vivió con entereza pero en condiciones difíciles. A los 71 años de edad insistió una noche en salir de su casa en medio de un temporal para ir a socorrer a un amigo; la lluvia empapó sus ropas y su cuerpo, por lo que contrajo una neumonía doble que lo llevó a la tumba. Sus funerales se realizaron el 27 de diciembre de 1925; en una misa solemne, el obispo Prudencia Contardo pronunció una inspirada oración fúnebre. La ciudad estuvo de duelo y asistió en masa al camposanto. Varios diarios del país le dedicaron elogiosos artículos necrológicos. Hernán Trizan o tiene el gran mérito de haber restituido al patrimonio nacional las valiosas tierras australes al liberarlas del bandolerismo que se había enseñoreado en ellas. El Cuerpo de Gendarmes de la Frontera por él creado, llamado también Gendarmería de las Colonias por la protección brindada a los colonos, sirvió más tarde de base al futuro y prestigioso Cuerpo de Carabineros de Chile, institución que lo considera con orgullo como su precursor.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1005
Marzo - Abril 2025
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