En la cima más alta de la isla Skyring, ubicada al NW del archipiélago de Tierra del Fuego, el personal del AP Piloto Pardo encontró, el 24 de febrero de 1981, un memorial conteniendo un mensaje fechado el 16 de mayo de 1829 por el segundo comandante del HMS Beagle, teniente William George Skyring, hallazgo que origina el levantamiento de un monolito recordatorio en mayo de 1985, nos muestra que los canales del Sur eran recorridos por marinos y científicos.
On February 24th, 1981, at the highest point of Skyring Island, located northwest of Tierra del Fuego archipelago, sailors of the Chilean ship “Piloto Pardo” discovered a memorial containing a message dated May 16th, 1829, handwritten by HMS Beagle´s First Lieutenant, William Skyring. This finding, which motivated the erection of a commemorative monolith four years later, shows us that the southern fiords in those days, where explored by both naval and scientific men.
En la cima más alta de la isla Skyring, ubicado al Noreste del archipiélago de Tierra del Fuego a la costa oceánica de la isla Inés en la Región de Magallanes y Antártica chilena, personal del AP Piloto Pardo encuentra, el 24 de febrero de 1981, un memorial conteniendo un mensaje fechado el 16 de mayo de 1829 por el segundo comandante del HMS Beagle, teniente William George Skyring, hallazgo que origina el levantamiento de un monolito recordatorio en mayo de 1985, parte de un proceso que refleja un mundo en exploración y en donde nuestros canales eran recorridos por marinos y científicos que pasarían a la historia (Mantellero, 1983).
Corría el año de 1825 cuando el almirantazgo británico dispuso una expedición con objetivos hidrográficos destinada a las costas australes de Sudamérica. Fue confiada al experimentado hidrógrafo Phillip Parker King, nombrándolo comandante de una flota compuesta por el HMS Adventure, y el HMS Beagle, aparejados como barca, al mando de Pringle Stokes, zarpando de Plymouth el 22 de mayo de 1826.
Las instrucciones dadas por el almirantazgo a Parker King señalaban que el objetivo era hacer un “levantamiento exacto de las costas meridionales de la península de Sud América, desde la entrada sur del Río de la Plata hasta Chiloé, y Tierra del Fuego.” En ella también se expresaba que debían aprovechar toda ocasión para recolectar y conservar objetos de historia natural “que sean nuevos, raros o interesantes,” y que los oficiales debían esmerarse “al máximo por aumentar las colecciones de cada navío,” tarea que en la práctica ejecutaron los cirujanos.
Reconocida en terreno la envergadura de la tarea, la expedición se ejecutó en cuatro campañas, separadas entre sí, pasando los meses más crudos del invierno, para hacer reparaciones y recuperar a la gente de mar, en la estación naval inglesa de Río de Janeiro o en Ancud.
Parker King y su flota hidrográfica llegaron de regreso a Inglaterra en octubre de 1830. Y mientras en el año siguiente el comandante daba cuenta de los resultados preliminares a la Royal Geographical Society y publicaba el libro Sailing directions to the coast of eastern and western Patagonia, el almirantazgo preparó y dispuso una segunda expedición destinada a completar los trabajos realizados. Parker King, con la salud resentida, había pedido su retiro de la Armada británica, en consecuencia, la comandancia de la segunda expedición recayó en Robert Fitz Roy, que había asumido el mando del HMS Beagle tras la muerte de su comandante Stokes en aguas magallánicas a fines de agosto de 1828 (Gorziglia, 1994).
La expedición fue recibida por los nacientes países americanos de buena forma a la comunicación y trato con Inglaterra, sumado el profundo interés por los levantamientos hidrográficos cada vez más científicos y exactos.
Los diarios de navegación del siglo XVIII, en diferentes expediciones, dan cuenta de que entonces dejar memoriales para dar fe de la estadía en un determinado lugar, ya fuera de difícil acceso o por primera vez visitado, era una práctica habitual. Para su conservación, se escribía en pergaminos de cuero el nombre del barco, del capitán y de los oficiales, y una explicación del objetivo del viaje, y se depositaban objetos de metal como monedas y botones dentro de botellas y cajas metálicas. Por lo general se elegía la cima de una montaña para dejarlos, no solo por ser el hito más reconocible desde el mar, sino porque normalmente se accedía a las mayores alturas para obtener mejores vistas y desde allí hacer las observaciones y mediciones (Rodríguez, 2020).
En 1826, el teniente William George Skyring fue destinado al HMS Beagle como oficial de cubierta y ayudante del oficial hidrógrafo, en septiembre del mismo año asumió como segundo comandante del buque por invalidez del titular. El 12 de agosto de 1828, el comandante Pringle Stokes falleció a bordo de su nave. El jefe de la expedición, comandante Phillip Parker King lo nombró temporalmente comandante del buque, pero en noviembre de 1828, el comandante en jefe de la estación sudamericana, nombró como comandante del buque al teniente Robert Fitz-Roy, continuando Skyring en el puesto de segundo comandante y ayudante del oficial hidrógrafo hasta el término de la comisión en octubre de 1830 (Sánchez, 2020).
Durante su permanencia en el HMS Beagle, fue embarcado en tres oportunidades en comisión en la goleta Adelaide para efectuar trabajos de levantamiento hidrográfico en los canales fueguinos y patagónicos, siendo el oficial más antiguo a bordo de la goleta asumió el mando de cada una de estas comisiones.
El 16 abril de 1829 fue transbordado en comisión a la Adelaide para efectuar el levantamiento de los canales Magdalena y Bárbara. El hecho se relata en el diario de navegación del teniente Skyring, cuando junto al teniente Robert Graves navegaron entre las islas Magill, encontraron un fondeadero en una pequeña caleta en el extremo noroeste de la más grande de ellas. Dado que tenía un cerro que parecía ofrecer una vista imponente en una ubicación central, decidieron subirlo, para lo cual tuvieron que esperar varios días por mejores condiciones de tiempo. El día 21 mayo hubo una “mínima esperanza de obtener una vista desde la cima”, y el teniente Skyring y Kirke no la dejaron pasar: luego de tres horas de muy ardua ascensión, en la que casi se congelan, la alcanzaron.
Allí dejaron un documento “colocado en una botella envuelta con una fuerte protección exterior y depositado en la cima de la montaña”, previamente confeccionado el 16 de mayo. Aunque ese documento no es legible al momento de su hallazgo, por registros de Phillip Parker King se sabe que decía:
Este documento fue dejado por los oficiales de la goleta de S.M. Adelaide, empleados en el levantamiento de los canales Magdalena, Cockburn y Bárbara. A cualquier persona que lo encuentre se le pide deje el documento original y que aumente la pila bajo la cual está colocado en otros seis pies de altura, por lo menos. Firmado el 16 de mayo de 1829 por:
W.G. Skyring, Teniente y ayudante hidrógrafo del HMS Beagle; Thomas Graves, teniente de la goleta Adelaide; James Kirke, Guardiamarina del Beagle; Alex Miller, ayudante Master del Adelaide; Benjamin Bynoe, ayudante cirujano del Beagle; Jerónimo Park, ayudante cirujano del Adventure.
Dios salve al Rey. (King, 1830)*
El diario del teniente Skyring agrega:
Los oficiales diseñaron un memorial en el que figuraba el objeto de nuestra travesía, que se colocó en una botella con varias monedas y luego fue cerrado de forma segura en un recipiente delgado que dejamos en la cumbre bajo una pila de piedras como recuerdo de nuestros procedimientos hasta el momento y allí probablemente permanecerá mientras dure el mundo.
Al iniciarse el año 1981, se vislumbró la oportunidad de investigar la existencia de este valioso testimonio histórico. El AP Pardo, al mando del capitán de fragata Eduardo Barison, iniciaba los trabajos hidrográficos del área bahía Desolada y canal Brecknock.
Así fue como el 24 de febrero de 1981, mientras el Pardo navegaba el canal Cockburn, en condiciones meteorológicas excepcionales para la zona, se presentó la buscada oportunidad.
Un helicóptero del AP Pardo, pilotado por el teniente Eugenio Arellano, logró dejar en la cima del monte un hombre de la dotación de este buque, el cual —a los pocos minutos de remover algunas rocas que al teniente Arellano le parecieron sospechosas— descubrió la vasija, lamentablemente quebrada, y algunos restos de la caja metálica. Este hecho ocurría casi 152 años después que los oficiales de la Armada británica escalaron este monte por primera vez.
Junto a la vasija fueron encontrados los siguientes objetos:
Entre las monedas más significativas, aunque todas tienen un gran valor histórico, figuran tres monedas de Nápoles, Sicilia, con las siguientes características:
La Armada dispuso que el hallazgo quedase en la Estación Naval de Puerto Williams, en donde desde principios del año 1982, fue traspasado al museo Martín Gusinde, el más austral del mundo (Mantellero, 1983).
Por medio del agregado naval de Chile en Inglaterra, la Armada de Chile dio cuenta del hallazgo a su símil inglesa. La Armada británica comunico a la Society for Nautical Research del acontecimiento, lo que originó la publicación de este en la revista Mariner’s Mirror, The Internacional Journal of the Society for Nautical Research (Urbina, 2018).
También se dispuso dejar un nuevo testimonio en la cima del cerro donde fue enterrado el memorial original. Esto se concretó cuatro años más tarde, en mayo de 1985, cuando desde la Tercera Zona Naval se dispuso erigir un monolito con una placa de bronce en el punto exacto donde fue encontrado el memorial, la tarea fue comisionado al AP Aquiles y personal del destacamento de Infantería de Marina N° 4 Cochrane (Cárcamo, 2020).* Sobre él, en una caja sellada se depositó un mensaje y se instaló un monolito, este en una placa de bronce señala:
El 21 de mayo de 1829 el teniente W. G. Skyring, 2º comandante del HMS Beagle y otros cinco tripulantes de las naves inglesas, estuvieron aquí durante una expedición hidrográfica. Como testimonio de su visita dejaron en este mismo sitio recuerdos navales y un documento, que fueron encontrados por miembros de la dotación del A. P. Pardo el 24 de febrero de 1981, y entregados al museo Martín Gusinde de Puerto Williams. La Armada de Chile rinde homenaje a estos esforzados navegantes que contribuyeron al conocimiento de nuestro territorio, erigiendo este monolito cuyas proporciones corresponden a lo indicado por ellos en mensaje a la posteridad. Isla Skyring, mayo de 1985 (Cochrane, 2020).*
En la actualidad el hallazgo del memorial representa uno de los hechos más importantes en lo que a historia naval del siglo XIX se refiere, en especial, considerando la importancia de la misión establecida por el almirantazgo británico y su importancia para la historia del desarrollo naval y marítimo del mundo contemporáneo, vinculando a la acción del pasado con el presente, especialmente considerando el accionar de la Armada de Chile en relación a las acciones de soberanía en el territorio, estudios hidrográficos y el espíritu de entrega, sacrificio y patriotismo que los une a aquellos primeros exploradores que navegaron en la zona austral de nuestra Patria.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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