Revista de Marina
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En la ruta de los navegantes venecianos. 500 años desde el viaje de Antonio Pigafetta

  • Fecha de publicación: 01/09/2020. Visto 1590 veces.
  • Resumen:

    Antonio Pigafetta, acompañó a Magallanes y Elcano como cronista en la expedición que culminaría con la primera circunnavegación del globo. Provenía de Venecia, entonces principal centro europeo de recopilación de información sobre navegación y descubrimiento de nuevos territorios. Su diario constituye una valiosa documentación, describiendo las maravillas naturales de la zona y costumbres de los pueblos originarios, siendo considerado la principal fuente de información sobre el viaje de Magallanes y Elcano.

  • Palabras clave: Magallanes, Pigafetta, Elcano, primo viaggio di circumnavigazione.
  • Abstract:

    Antonio Pigafetta sailed as a chronicler with Magellan and Elcano, in the voyage that ended in the first circumnavigation of the globe. Venice at that time, from which Pigafetta was a native, was Europe’s world center for new navigation and exploration data collection. His diary constitutes a valuable document, in which he describes the natural wonders and customs of local natives. It´s considered the main source of information of Magellan and Elcano´s voyage.

  • Keywords: Magellan, Elcano, primo viaggio di circumnavigazione, Pigafetta.

Al escribir sobre Antonio Pigafetta no se puede dejar de mencionar la historia de Venecia, ni olvidar que en esa época esta ciudad y sus tierras eran un gran centro cultural. Entre la mitad de los años del 1400 y fines del 1500, vivieron grandes pintores de la Serenissima, como Andrea Mantegna, Giovanni Bellini, más conocido como el Giambellino, Lorenzo Lotto, Vittóre Carpaccio, Giorgio Barbarelli da Castelfranco, el Giorgione, Tiziano Vecellio, Jacopo Robusti, el Tintoretto, Paolo Caliari, el Veronese. La escuela Veneciana de música con compositores como Annibale Padovano, Andrea Gabrieli y su sobrino Giovanni Gabrieli, quienes con sus composiciones policorales que aprovechaban las múltiples naves de la basílica de San Marcos marcaron la transición de la música Renacentista al Barroco. Los palacios y villas de la República de Venecia que hicieron renacer, sin ostentación y con sentido republicano, la cultura clásica bajo el diseño de maestros de la arquitectura como Andrea Palladio y Vincenzo Scamozzi.

En el siglo XVI, Venecia era el principal centro europeo para la recopilación e impresión de noticias sobre navegación y los nuevos territorios que se descubrían. El Nuevo Mundo entró en la conciencia de los europeos y, especialmente, de los venecianos. Entre ellos estaba el grupo formado por grandes humanistas y geógrafos como Pietro Bembo, Gasparo Contarini, autor del tratado De Republica Venetorum, Gian Battista Ramusio, autor del primer tratado de geografía Delle Navigationi et Viaggi, primer tratado de geografía de la era moderna, Nicolò Zen, Girolamo Fracastoro y Giacomo Gastaldi, como también el editor, gramático y humanista Aldo Pio Manuzio, considerado uno de los principales editores de todos los tiempos, entre los primeros editores en un sentido moderno de Europa. Estas relaciones intelectuales condujeron a la fundación de la Academia Aldina, un instituto con fines filológicos que tuvo el mérito de promover la publicación e impresión de los clásicos griegos, latinos e italianos. Dio la bienvenida a los principales humanistas de la época.

A lo largo de los siglos, exploradores de la Serenissima República de Venecia hicieron descubrimientos fundamentales en la historia de la geografía. Marco Polo (1254-1324), patricio veneciano, embajador, comerciante, escritor y viajero. Su compendio Il Milione, conocido en español como Los viajes de Marco Polo, es, en opinión unánime de los historiadores, la más importante y preciosa narración de exploradores de tierras lejanas generada durante la Edad Media antes del descubrimiento de América.

Exploradores venecianos

Un siglo antes de Colón, los hermanos Zen, Nicolò (1326-1402) y Antonio (fallecido en 1405), exploraron los mares árticos y el Atlántico norte y llegaron, sin saberlo, a otro continente, América, en Terranova, donde fueron rechazados por los pueblos originarios alrededor de 1390. Los venecianos no sabían que al otro lado estaba el nuevo mundo, puesto que para ellos era una continuación. Desde Islandia se pasaba a Groenlandia y de ahí a América del Norte. La historia de los dos hermanos se narra en un libro aún conservado en la biblioteca Marciana de Venecia y publicado en 1558 por Nicolò il Giovine, estadista e historiador. El libro contiene un mapa náutico con fecha de 1380 que describe Canadá con el nombre de Estotiland.*

A principios del siglo XV, Niccolò dè Conti (1395-1469), explorador y comerciante veneciano, viajó a la India y el sudeste asiático. El suyo fue uno de los primeros informes en describir las islas Sunda y las islas Spice, y ayudó a reevaluar el trabajo de Marco Polo. Sus historias probablemente alentaron los viajes de exploración europeos de fin de siglo. Dè Conti también influyó en la cartografía del siglo XV, como se puede ver en el Mapa genovés (1447-1457), y en el trabajo del cartógrafo Fra Mauro, cuyo importante mapa mundial de Fra Mauro (c. 1450) ofreció una de las representaciones más claras del viejo mundo.

Más tarde, Giosafat Barbaro (1413 –1494), patricio veneciano, diplomático, explorador, político y comerciante, generó un vasto informe que consta de dos partes, una más corta sobre el viaje a la colonia genovesa de Tana en el mar de Azov, la sección norte del mar Negro y las regiones vecinas, Rusia comprimida, la otra sobre la embajada en Persia. El noble veneciano Pietro Querini del siglo XV que en el 1432 , durante un viaje comercial en los mares del Norte, naufragó con su carga de vino y otras mercancías cerca de las islas Lofoten al Norte de Noruega, más allá del círculo polar ártico, descubrió allí el stockfish, el bacalao desecado al viento y al sol, que con tanto éxito y se extendió en el territorio veneciano, hoy la región del Véneto*

Hacia fines del siglo XV, Alvise Da Mosto (1429-1483), patricio veneciano, explorador y navegante, fue el primer veneciano en ir a las ciudades al sur del estrecho de Gibraltar hasta la desembocadura del río Grande. Da Mosto descubrió las islas de Cabo Verde que, desde ese momento, se convirtieron en un elemento básico en las conexiones marítimas con Brasil.* Ambrogio Contarini (1429-1499), patricio veneciano, explorador y embajador en Persia (1474) exploró Austria, Polonia, Ucrania, Crimea, el Mar Negro y Caucasia, para llegar a Isfahan donde conoció a Giosafat Barbaro. Basado en esta exploración publicó el libro Viaggi fatti da Vinetia alla Tana, y luego publicó también un relato en primera persona de su viaje en Persia. Interesante es la descripción del período que pasa en Moscú durante el viaje de regreso a Venecia, pasando por Tbilisi, Derbent, Astrakhan, así como también Polonia y Alemania.* Giovanni Caboto (app. 1445-1498) quien después de varios viajes al oriente fue a Inglaterra y desde Bristol intentó, en una latitud más al Norte, la empresa de Colón, y al servicio inglés descubrió Canadá en junio de 1497.

A principios del siglo XVI, Sebastiano Caboto (1475 o 1477-Londres 1557), hijo de Giovanni, participó en una expedición al Atlántico entre 1508 y 1509. Permaneció al servicio de Inglaterra hasta 1512 y posteriormente se trasladó a España (1514) donde fue nombrado piloto mayor de Castilla (1518), convirtiéndose en el cosmógrafo más importante del reino y responsable del mapamundo entonces conocido. Su logro más importante fue el inicio del descubrimiento de la región del Plata, donde se levantaría el Estado más grande de la América española. Sebastiano exploró el río hasta más allá de su confluencia con Paraguay. Regresó a España en 1530 y luego a Inglaterra en 1548, donde, como grand pilot, preparó, entre otras cosas, la expedición de Willoughby. También fue nombrado gobernador de por vida de la Merchant Adventurer’s Company for the Discoveries (1553).* En suma, los exploradores y navegantes venecianos llegaron a todo el mundo, también al sur del Nuevo Mundo.

Antonio Pigafetta y la primera misa chilena

En medio de la efervescencia cultural del Quattrocento, nació el noble vicentino, Antonio Pigafetta. Con un espíritu renacentista, se embarcará con Fernando de Magallanes en su viaje de circunnavegación del mundo (20 de septiembre de 1519 – 6 de septiembre de 1522), y generará la primera crónica de este viaje. Quedará registrado en la historia, también, como el primer italiano que ha pisado tierras chilenas.

La región de Magallanes, sus habitantes, su flora y su fauna representan el primer territorio de Chile descubierto por los europeos. El diario de Pigafetta, que constituye una documentación diligente de las maniobras navales, es también un libro que describe de maravillas naturales y sorprendentes costumbres de los pueblos originarios.*

A pesar de la fama lograda, las informaciones relacionadas con su nacimiento y parte de la vida de Antonio Pigafetta todavía son incompletas. Se sabe que nació en Vicenza alrededor de 1485, que hizo votos, y entró a ser parte de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, hoy conocida como Orden de Malta, y murió en Malta luchando contra los turcos en el 1536. Erudito en matemáticas, astronomía, filosofía y geografía, Pigafetta pasó su juventud en Roma bajo la tutela de monseñor Francesco Chiericati. Allí aprendió idiomas y comenzó a asistir a círculos de conversación, cuyos temas principales eran viajes marítimos y conocimiento geográfico.

En 1519 Pigafetta se encontraba en Barcelona con Monseñor Chiericati, nombrado embajador de la Santa Sede ante la corte de Carlos I (futuro emperador del Sacro Imperio Romano con el nombre de Carlos V). En la ciudad española solicitó y obtuvo permiso para participar en la expedición de Magallanes como miembro de la tripulación. Se jugaron dos cartas a su favor: la recomendación de Monseñor Chiericati, de la cual Pigafetta pudo gradualmente ganar su confianza llegando a ser criado sobresaliente, y el consentimiento del Rey.

El encuentro físico entre Chile y la expedición del portugués Magallanes, así como la reunión intelectual entre Chile y Antonio Pigafetta, tuvo lugar en el mes de noviembre de 1520. Stefan Zweig imagina el momento de su llegada a Tierra del Fuego:

En todo un año no había recibido Magallanes, el hombre tantas veces puesto a prueba, una noticia más satisfactoria. Ya se puede suponer cómo iluminaría de súbito su alma sombría y acongojada. En su fuero interno desesperaba ya y había previsto la vuelta por el cabo de Buena Esperanza. Nadie sabe qué secretos votos y oraciones debió de elevar de rodillas a Dios y a sus santos. Y ahora que su fe vacilaba, la ilusión empieza a ser verdad, y el sueño a realizarse. Es cuestión de no vacilar un solo instante. ¡Arriba las áncoras! ¡A desplegar velas! Una última salva en homenaje al emperador y una plegaria al Almirante de todos. Y enseguida, adelante a través de aquel laberinto. Si encuentra en aquellas aguas aquerónticas un camino que salga al otro mar, él será el primero que habrá dado con la ruta alrededor del mundo. Con sus cuatro barcos emprende Magallanes animosamente la navegación de aquel canal, que en conmemoración de la festividad del día bautiza con el nombre de canal de Todos los Santos y que la posteridad, agradecida, denominará de Magallanes.

Una rara visión espectral debió de ser el avance de los cuatro barcos silenciosos, los primeros en la historia de la Humanidad que surcaban las aguas negras y misteriosas, desiertas desde tiempos inmemorables. Les espera un inmenso silencio. Como montañas magnéticas los miran los cerros metálicos a lo largo de las riberas; pesa el cielo oscuro, allí siempre nublado, y el agua tiene tonos negros; como la barca de Aqueronte en la Estigia, sombras entre sombras, surcan los cuatro barcos silenciosos la región semejante al Hades. A lo lejos resplandecen unas montañas con nieve en las cumbres, y por la noche trae de ellas el viento un soplo glacial. No se ve alrededor ni un ser vivo, pero hombres debe de haber por allí escondidos, pues de noche se ven unas llamas en las tinieblas, por lo que Magallanes da el nombre de Tierra del Fuego a la que acaban de descubrir.*

Fue durante el viaje en el estrecho que tuvo lugar la primera misa celebrada en el territorio que después será chileno. El connotado historiador magallánico, Mateo Martinic, describe este hecho estudiado por el historiador salesiano P. Lorenzo Massa:

Para entonces, noviembre de 1520, según el autor mencionado, había únicamente un sacerdote en la expedición, fray Pedro de Valderrama, pues de los dos que habían sido de la partida el otro, Pedro Sánchez de la Reina (o Bernardo Calmette) había quedado en San Julián castigado por su participación en el motín contra Magallanes. Al mismo, pues, le cabría el honor y la primacía histórica del Santo Sacrificio de la Misa en el estrecho de Magallanes, ceremonia para la que Massa precisa que fue el día 11 de noviembre, domingo y festividad de San Martín de Tours.* Ese día se tomó posesión del territorio en puerto de las Sardinas y se colocó una cruz en el islote Wigwam. Pigafetta describe ‘se hizo plantar una cruz en una pequeña isla al pie de los montañas cubiertas de nieve de donde el río (de las Sardinas) deriva su origen.’

Casi 500 años más tarde, esta primera misa magallánica fue recordada por la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio del Gobierno de Chile, Consuelo Valdés Chadwick, en su visita oficial a la ciudad de Vicenza el 10 de mayo 2019. Y el 26 de junio 2020, en el marco de la celebración del V Centenario del descubrimiento del estrecho de Magallanes, lo hizo la Armada chilena instalando una cruz conmemorativa en el antiguo puerto de las Sardinas, en la actual bahía Fortescue.

Conmemorando el primer viaje en torno al Globo

La Relación de Pigafetta o Relación del primer viaje alrededor del mundo fue publicada originalmente en italiano entre 1524 y 1525 con el título de Relazioni in torno al primo viaggio di circumnavigazione. Notizia del Mondo Novo con le figure dei paesi scoperti. En esta obra, basada en la expedición que acompañó como cronista a Hernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, Antonio Pigafetta relata en detalle las dificultades sufridas en las costas australes. Hambre, traiciones y motines y más de un mes, desde el 21 de octubre 1530 desde cabo Vírgenes al 27 de Noviembre 1530 cabo Deseado, navegando los 565 km del estrecho, Magallanes ve por fin el océano hacia el oeste.

La gran apuesta de Magallanes llegar a las islas de las especias ha sido un éxito, refutando la hipótesis dominante de la época según la cual no existían pasos para cruzar o evitar el continente americano. En cambio, Magallanes demuestra que es posible una ruta comercial entre el Atlántico y el Pacífico y alcanzar las riquezas de Asia desde el Oeste. Y no es poca cosa, teniendo en cuenta que el mundo estaba dividido entre España y Portugal. Este descubrimiento cambia las perspectivas: ¿las Molucas están a Oriente o al Occidente? El contraalmirante Víctor A. Zanelli Suffo, al comando del Buque Escuela Esmeralda de la Armada de Chile en el año 2008, recordando su navegación en el estrecho de Magallanes, escribe:

Fue en ese momento tan especial, que mis sentidos trataron de retroceder 500 años para poder imaginarme de alguna forma y con gran esfuerzo, la sensación que experimentaron aquellos valientes y audaces hombres de mar que, en frágiles embarcaciones y después de sacrificados días de navegación expuestos al peligro, a la incertidumbre, al capricho de las incidencias, a la espantosa soledad y escasez, ignorantes de los derroteros y sin cartografía especializada, avistaron por primera vez el ansiado “Paso”, que se constituyó en uno de los hitos más significativos de nuestra identidad marítima y que nos sirve para recordar que el mar de Chile tiene cinco siglos de historia, y no solo abre Chile al entonces mundo conocido, sino que pone a Chile en el centro de los dos océanos más importantes en ese momento, el Atlántico y el Pacífico.*

El nuevo océano se bautizará como Pacífico y, después de tres meses, los marineros encontrarán tierra nuevamente.

En la ruta de regreso a España, Hernando de Magallanes murió en la batalla de Mactán luchando contra una tribu de la isla de Cebú, en el archipiélago de Filipinas, el 27 de abril de 1521. En el diario de Pigafetta, leemos esta frase que define su admiración hacia su jefe y su propio dolor: “con él perdimos a nuestro espejo, la luz, el sostén y el verdadero guía.” Pigafetta resultó levemente herido en el enfrentamiento, y asumió mayor responsabilidad en la expedición.

Solo una nave regresará a España trayendo en ella esas especias que valen oro. De los 237 que partieron, solo 18, de varias nacionalidades, la mayor parte enfermos, regresarán en 1522, casi tres años después* a Sanlúcar en la simbólica nao Victoria, al mando de Sebastián de Elcano y entre ellos, Antonio Pigafetta y el ligure Martino De Judicibus, los dos primeros italianos en dar la vuelta al mundo. El historiador chileno, Armando Braun Menéndez, recuerda:

…lo primero que hicieron Elcano y sus diecisiete compañeros fue trasladarse a Sevilla, y allí, descalzos, con sólo la camisa puesta y llevando en las manos un cirio encendido, se encaminaron en peregrinación devota de acción de gracias a las iglesias de Santa María de la Victoria y Santa María antigua, tal como lo habían prometido en voto en su desesperanza.*

Antonio Pigafetta presentó su Relación del primer viaje alrededor del mundo a Carlos V.* Luego, acudió a Portugal para relatar al rey Juan III de las peripecias vividas e informarle de las tierras descubiertas; de allí siguió a Francia, donde fue recibido per la regente del reino, María Luisa de Saboya. Marino Sanudo en su Diarii registra la acogida y reunión entre el caballero errante Antonio Pigafetta y el dux Andrea Gritti y el Collegio de los Diez, afirmando que “Soa Serenità e tutti chi l’aldite rimaseno stupefati”, todos quedaron asombrados por lo que Pigafetta narró. Era noviembre de 1523, los diarios de Pigafetta no se harán públicos antes de 1524.

Se trata de una obra considerada entre los documentos más preciados sobre los grandes descubrimientos geográficos del siglo XVI. Pronto se hizo famoso por la precisión de los datos y continúa siendo una de las narrativas más vívidas, profundas y objetivas de la historia de la exploración. En su diario, Pigafetta nomina numerosas especies de plantas. Hay una que todavía lleva su nombre: la palma Pigafetta. Le debemos las primeras descripciones de la Patagonia y sus pueblos nativos, los Patagones, con sus caras pintadas de rojo y los enormes patagoes (pies).

Gracias a Antonio Pigafetta sabemos de la geografía y paisajes del estrecho, pero también de los sufrimientos y privaciones vividas, así como de accidentes, tormentas, naufragios, insurrecciones, luchas y muertes que ocurrieron en los tres largos años de navegación. El diario de Pigafetta es, como señala el contraalmirante Zanelli:

un valioso e importantísimo testimonio de aquella travesía náutica. Fue él quien llevó un detallado registro del diario de navegación, y dio a conocer por primera vez noticias fundamentales acerca del viaje, entre las que destaca el hallazgo del Estrecho, el primer mapa, las razones por las cuales se llamó Tierra del Fuego a la ribera sur del paso interoceánico, y el descubrimiento y bautizo del Océano Pacífico en su parte sur.*

En sus 500 años de historia, el estrecho de Magallanes y los asentamientos humanos alrededor de él han sido construidos, no sólo por las comunidades locales (chilenas y nativas), sino con la cooperación de numerosas comunidades de inmigrantes, edificando una nueva. Particularmente relevante, cuatro siglos después del paso de Pigafetta, es la obra de otro italiano, el misionero salesinano Albero María de Agostini, quien acuñó una rica toponomía para muchos de los lugares de la región explorada por Hernando de Magallanes. Consideramos que investigar y recordar el significado de esos nombre desde este aspecto cultural, es fundamental para comprender la historia de la región austral. Sin embargo, este aspecto actualmente no ha sido suficientemente integrado en el desarrollo territorial sustentable de la región. Con ocasión de la celebración de los cinco siglos del descubrimiento del estrecho de Magallanes, con perspectiva histórica es necesario revisar también de manera crítica y precisa los encuentros de los exploradores e inmigrantes europeos con los pueblos originarios y la naturaleza austral, para concebir equilibradamente sendas para su desarrollo futuro.

En relación a la emigración italiana y véneta en la región de Magallanes, Luca Zaia, presidente de la región del Véneto, ha escrito recientemente:

Tierra del Fuego es un área de fuerte emigración europea con muchas historias individuales y colectivas que no se pueden olvidar. Conscientes del papel de los custodios de la memoria de la emigración de nuestros padres, estamos comprometidos a mantener la relación con la amada tierra véneta patrocinando esta iniciativa y colaborando activamente con la Asociación Veneto en el mundo. La emigración veneciana y véneta en el mundo constituye una verdadera epopeya que ha visto a millones de nuestros compatriotas buscar, entre los siglos XIX y XX, mejores condiciones de vida posicionadas, como en el caso de Chile, en océanos distantes. Fue, sí, un capítulo doloroso en nuestra historia, como resultado de ese sufrimiento que solo puede generar el abandono de los territorios y el afecto familiar, que, sin embargo, fue escrito con gran dignidad y tenacidad sin igual, demostrado al enfrentar múltiples dificultades. como las barreras del idioma y la adaptación a la realidad con diferentes usos y costumbres. Problemas que, sin embargo, se superaron muy bien, gracias a nuestro deseo típico de hacer y con el sudor en la frente, características que conocemos bien, porque están impresas en nuestro patrimonio genético y que han contribuido a hacer de los emigrantes vénetos una presencia fundamental en el contexto socio-económico en la sociedad chilena. Existe una relación especial entre nuestra región y este país sudamericano, que puede jactarse de un fuerte vínculo histórico que ahora ha alcanzado el umbral de su 500 aniversario. Un vínculo que comenzó en noviembre de 1520, gracias al espíritu y el coraje de Antonio Pigafetta.*

Recordar la hazaña de Pigafetta en el estrecho de Magallanes, en Chile y en la región del Véneto permite a ambos descubrir su propia historia. Este artًículo viene a coincidir con el quingentésimo aniversario del descubrimiento del estrecho llamado de Magallanes. Un homenaje más entre los numerosos que han de dedicársele, en la ocasión, a la gesta inmortal que tuvo como cornista al noble vicentino. Examinarla y difundirla para re-valorizar en un nuevo contexto de un mundo globalizado que debe comprender el valor de la singular diversidad biológica y cultural de regiones remotas, como la riqueza biocultural de la región de Magallanes, ofrece una necesaria orientación para reflexionar sobre el futuro.

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