Revista de Marina
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Dos Diccionarios Náuticos Chilenos con Trayectoria Histórica

  • Fecha de publicación: 01/02/2000. Visto 10 veces.

1 DOS DICCIONARIOS NAUTICOS CHILENOS CON TRAYECTORIA HISTORICA Omar R. Ortiz-Troncoso * n la literatura náutica producida por Chile existen dos obras de consulta que han visto acrecentado su valor con el transcurrir del tiempo. Se trata de los diccionarios de Muñoz Gamero y de Bañados, obras que en 1999 han alcanzado las respetables edades de 150 y 75 años respectivamente. Ambos aniversarios justifican esta nota histórica cuyo objetivo es contribuir a que las citadas obras, y otras de parecido carácter, no sean relegadas al olvido. Al respecto, José M. Martínez-Hidalgo, director del Museo de las Reales Atarazanas de Barcelona, hace el siguiente comentario en la introducción a su “Diccionario náutico” (1977): “Las gentes de mar y las dedicadas a actividades marítimas, tienen un lenguaje propio muy extenso, eufónico y de característicos matices. No es sólo el repertorio de una de tantas técnicas, ni simple vocabulario profesional. Además de esto, es toda la expresión de una forma de ser y de vivir”. Los léxicos de Muñoz Gamero y de Bañados constituyen por lo tanto una especie de “cápsula del tiempo” para el historiador naval, ya que contienen una muestra representativa del estado o situación del vocabulario de los hombres de mar en un determinado momento del pasado de Chile. Resulta así evidente que su contenido nos permite hoy atisbar en la evolución de la nomenclatura marítima nacional y del idioma castellano en general. El diccionario de Muñoz Gamero. El “Diccionario Naval” de Benjamín Muñoz Gamero -“Capitán de Corbeta de la Marina de Chile” como lo indica textualmente su autor- fue editado en Valparaíso por la Imprenta Europea, calle de la Aduana, en enero de 1849. Muñoz Gamero empleó la gramática de Bello, lo que adiciona al contenido un curioso sabor arcaico. Esto se aprecia desde la primera página, donde al título va añadido un extenso subtítulo explicativo como era del gusto de la época: "Diccionario Naval comprendiendo la esplicacion de todos los términos técnicos usados por la jente de mar, sacado en su mayor parte de los siguientes autores que tratan sobre la materia …”, continuando con la mención de nombres como Darcy Lever, Mazarredo y algunos tan conocidos en este terreno como el del Capitán de Fragata de la Armada española Timoteo O’Scanlan, autor de un diccionario y de una “Cartilla práctica de construcción naval dispuesta en forma de vocabulario” (Burgos 1829). En la segunda página el autor incluyó una “Advertencia” en la que especifica: “Este Diccionario ha sido revisado i aprobado por el Director de Guardias-marinas, Capitan de Corbeta, D. Manuel López y por los oficiales de la fragata de guerra Chile, i con la autorizacion de dichos Señores lo presento al público como un trabajo de utilidad, no tan solo para los jóvenes Guardias-marinas, a quienes lo dedico, sino tambien para todos los empleados en la Marina, tanto de guerra como mercante.” Como es sabido Muñoz Gamero tuvo trágico fin en la entonces Colonia de Magallanes, de la que era gobernador, debido a su enfrentamiento con los amotinados conducidos por el Teniente Cambiazo, quien le hizo fusilar en 1851. Había efectuado estudios de perfeccionamiento en Inglaterra (1842- 1844), en 1850 fue promovido a Capitán de Fragata y dejó inconcluso un “Diccionario patagónico”, en el que esperaba exponer los resultados de sus investigaciones sobre lenguas autóctonas de la zona austral.1 Apuntes para un diccionario marítimo-militar. Otro diccionario de indudable valor histórico es el de Bañados. En su carátula puede leerse: “Apuntes para un Diccionario Marítimo Militar Chileno, por Guillermo M. Bañados, Santiago de Chile, Imprenta Cervantes, Moneda 1170, 1924”. La primera página, además de repetir título y nombre del autor, datos consigna algunos sobre éste: ”Ex-Teniente de Caballería y ex-Contador de Corbeta de la Armada Nacional. Actualmente Senador por la provincia de Santiago y miembro activo de diversas instituciones científicas, literarias y políticas del país”.2E 2 Las inquietudes intelectuales del autor son corroboradas por una lista de sus obras incluida al final del volumen. Estas abarcan aspectos tan diversos como la novela (“El ramo de violetas”), la biografía (“El General don José Miguel Carrera”), el estudio político-social (“Colectividades obreras de Chile”, “Acusación al Ministro don Jorge Matte”, “La protesta de un Diputado Demócrata”, “Instrucción de la mujer”), los relatos de viaje (“Del mar Pacífico al Báltico”, “De Santiago a Lonquimay”), el manual técnico (“Manual del Capitán mercante”, “Guía del navegante en las costas de Chile”, “La industria del papel en Chile”) y un extenso etcétera para cubrir algo más de cuarenta impresos surgidos de los multifacéticos intereses del senador Bañados.3 Es también de interés la bibliografía que empleó para llevar adelante su trabajo, ya que constituye un registro de obras sobre el tema disponibles en ese entonces. Ellas son: “Diccionario militar” (por José Almirante), “Diccionario marítimo español” (José de Lorenzo, Gonzalo de Murga y Martín Ferreiro), “Diccionario naval” (Benjamín Muñoz Gamero), “Diccionario naval argentino” (Luis Cabral), “Manual del Contramaestre” (Juan Cervera y Valderrama), “Diccionario de chilenismos” (Manuel A. Román), “Diccionario marítimo francés” (Cap. Paasch), “Guía del Fiscal de Marina chileno” (Gustavo Silva E.), “Vocabulario de pólvoras” (Miguel R. Carrasco). La lista incluye además diccionarios generales en castellano, el Anuario Hidrográfico de Chile y la Revista de Marina. Otra particularidad de este diccionario es la inclusión de once ilustraciones, algunas de las cuales sorprenden por parecer distantes del tema central. La primera es la foto de un biplano De Havilland, desde luego la última palabra en aviación hace 75 años. Otra incluye las partes principales de un “hidroplano” y una tercera la historia gráfica de estas máquinas pioneras de la aviación. El resto hace referencia a temas náuticos (arboladura y aparejo de una fragata, cabuyería, etc.). Además Bañados expresa su reconocimiento a diversas personas que le apoyaron en su tarea y que, muy probablemente, han dejado vínculos profesionales y familiares que merecen ser recordados: “Dejo constancia de mis agradecimientos a los siguientes Jefes y Oficiales de la Marina y del Ejército, y a algunos particulares que me han ayudado con útiles colaboraciones: Contra-Almirante don Agustín Fontaine, Contra-Almirante don Arturo Cuevas, Capitán de Navío don Arturo Acevedo, Teniente 1º retirado don Julio Valverde, Teniente 2º don Alfonso Hameau, General de División don Luis Contreras Sotomayor, Coronel don Ernesto Medina F., Coronel don Enrique Monreal, y los señores Ernesto Maldonado, Carlos S. Ried, Cosme D. Lagos, señora Blanca Vanini Silva de Lagos, y señor Rafael Barros”. La edición del libro contó con el patrocinio de firmas comerciales, como lo deja ver la propaganda incluida en las veinte páginas finales. Aquí se encuentran los nombres de empresas constructoras, mineras, bancos, viñas, aseguradores marítimos y, por supuesto, empresas navieras (The Pacific Steam Navigation Co. y González, Soffia y Cía.). Conclusión. Resulta evidente que ambos diccionarios reflejan el lenguaje náutico empleado en Chile a lo largo del siglo XIX. A pesar de que el diccionario de Bañados apareció en 1924, la mayor parte de su contenido debe proceder del siglo anterior. Esto se ve confirmado por algunas líneas de la introducción donde indica que ha estructurado el libro con “estos apuntes, algunos de los cuales he publicado en la Revista de Marina y en el diario La Unión de Valparaíso, por los años 1901 a 1909, …” Haciendo un alcance histórico más extenso, podría tal vez especularse en el sentido de que la gran era de los diccionarios marítimos -en diversas lenguas- se inicia en el siglo XVII, ya que revisando bibliografías es cuando vemos surgir los primeros trabajos sistemáticos en esta materia. Por ejemplo, en lengua inglesa el clásico léxico de John Smith “An accidence, or the path-way to experience. Necessary for all young sea-men, or those that are desirous to goe to sea,…” fue publicado en Londres en 1626, siendo ampliado su contenido en sucesivas ediciones con título modificado: “A sea grammar,…” y “The sea-mans grammar and dictionary” (1636 y 1641). Fue seguido por el volumen de Henry Mainwaring “The sea-mans dictionary: or, an exposition and demonstration of all the parts and things belonging to a ship…” (Londres 1644). Además por la obra de Nathaniel Boteler “Six dialogues about sea services” (Londres 1685), la que en posterior edición cambia de título (“Colloquia Maritima” 1688). El francés Estienne Cleirac publicó hacia la misma época su “Explication des termes de marine employez dans les édicts, ordonnances et reglemens de l'Admirauté …” (París 1636). Otro valioso léxico galo, de autor desconocido, fue editado en París 1657 con una finalidad más específica en torno a la nomenclatura empleada en carpintería de ribera: “Déclaration des noms propres des pieces de bois et autres pieces nécessaires tant à la construction des navires de guerre que de traitte, selon l'usage de la Marine, …” El anónimo autor valoriza el tema haciendo notar en el subtítulo que su obra puede ser 3 “de gran utilidad para la grandeza de los príncipes y otros personajes, útil a la nobleza y a todos los que tienen interés de frecuentar la mar, …” Debe recordarse igualmente la aparición, en 1751, de la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert. Las detalladas ilustraciones de su capítulo consagrado a lo naval siguen siendo materiales de referencia para la crónica de la Francia marítima. En Leiden, en los Países Bajos, W. Winschooten publica en 1681 una recopilación de vocabulario náutico holandés y en Sevilla la imprenta de Herederos de López de Haro edita en 1696 la obra de Sebastián Fernández de Gamboa “Vocabulario de los nombres que usan la gente de mar en todo lo que pertenece a su arte”. Igualmente, en 1722, un volumen anónimo de extenso título: “Vocabulario marítimo y explicación de los vocablos, que usa la gente de mar, en su exercicio del arte de marear, nuevamente corregido, y añadido en esta segunda impresión, por mandado de los caballeros Mayordomo, y Diputados de la Universidad de Mareantes de esta ciudad de Sevilla”. Obras como la que acabamos de señalar debieron ser singularmente apreciadas por los marinos hispanos de la época de la Ilustración, particularizada por expediciones de orientación científica que dieron lugar a elevantes descubrimientos geográficos, etnográficos, botánicos, etc. Hacia la época de la Independencia, probablemente los diccionarios y manuales náuticos más empleados fueron los editados en el Viejo Mundo incluyendo no sólo aquellos en castellano, sino también en inglés y francés que eran lenguas frecuentemente conocidas por la oficialidad de la marina emancipadora. A lo largo del siglo XIX fueron reeditados algunos léxicos ya clásicos, pero el interés por actualizar estas recopilaciones impulsó la publicación de nuevas obras claramente orientadas hacia las traducciones de nomenclatura náutica. Ejemplificando, pueden ser citados "A marine pocket dictionary of the Italian, Spanish, Portuguese and German languages" por Henry Neumann (Londres 1800), el "Dictionnaire des termes de marine français-espagnols et espagnols-français" por Ch.M.L. Lhuillier y C.J. Petit (París 1810), el "Répertoire polyglotte de la marine, à l'usage des navigateurs, et des armateurs" por Louis M.J. de Grandpré (París 1829), el "Diccionario marino español-inglés & inglés- español para el uso del Colegio Naval" por Juan José Martínez de Espinoza y Tacon (Madrid 1849), el "Diccionario marítimo inglés-español" por Antonio Terry y Rivas (Madrid 1896) y otros. En 1836 C. Henckel y W. Born dieron a conocer en Copenhague un diccionario náutico multilingüe evidentemente dirigido a la marina de comercio, incluyendo ocho lenguas -español entre ellas- y un vocabulario con nombres de mercancías en once lenguas e ilustraciones de mapas y banderas. Se trata del "Nautical and commercial pocket-dictionary and dialogue-book for navigators, merchants, and travelers". Pero este interés por la comunicación internacional no se limitó a Europa, sino que poco a poco algunas lenguas exóticas fueron siendo incorporadas, especialmente cuando su comprensión podía facilitar las relaciones comerciales. Como muestra pueden ser señalados "An English and Hindostanee naval dictionary of technical terms and sea phrases, …" por Thomas Roebuck (Calcutta 1811) y "Dictionnaire de marine dans les langues hollandaise, malaise, française, anglaise à l'usage des marins qui visitent les Indes Orientales" por A.H.L. Badings (Schoonhoven 1880). La Imprenta Real de Madrid editó en 1831 la obra de Timoteo O'Scanlan "Diccionario marítimo español, que además de las definiciones de las voces con sus equivalentes en francés, inglés e italiano, contiene tres vocabularios de estos idiomas con las correspondencias castellanas". Como se recordará, O'Scanlan es citado por Benjamín Muñoz Gamero como uno de los autores que consultara para su "Diccionario Naval". Por otra parte, el incremento de la navegación a vapor significó la ampliación del vocabulario y un diccionario como el de José de Carranza y Echeverría es representativo de esta nueva necesidad: "Glosarios de términos referentes a las máquinas marítimas de vapor y sus calderas, en inglés, francés y español (Madrid 1857). No cabe hacer aquí la historia exhaustiva de los diccionarios de marina, ya que esta nota está dedicada sólo a recordar aquellos de los chilenos Muñoz Gamero y Bañados. Otros casos, citados en párrafos precedentes, son el complemento indispensable para comprender como a través de los siglos XVIII y XIX el mundo náutico se internacionaliza progresivamente en su vocabulario y como, por siglos, ha existido la inquietud por recoger términos y expresiones en beneficio del conocimiento y preservación de la cultura marítima de las naciones. ----- 4 NOTAS * Miembro Correspondiente, en Holanda, de la Academia de Historia Naval y Marítima de Chile. 1. J. Fuentes et al. “Diccionario histórico de Chile”. Santiago 1990. 2. A pesar de que la obra registra en la portada el año 1924 como el de su publicación, en la primera página se menciona a 1923, lo que debe corresponder a la conclusión del manuscrito tal como se deja entender en la dedicatoria y en la introducción, ambas fechadas en julio de 1923. 3. Según L. Cortés & J. Fuentes en su “Diccionario político de Chile” (Santiago 1967), Guillermo M. Bañados Honorato militó en las filas del partido Democrático, fue diputado desde 1912 a 1921 y luego senador entre 1921 y 1927.

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