- Fecha de publicación: 01/12/2006.
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CÓMO NACIÓ EL
MONUMENTO AL
PETROLERO MAGALLÁNICO
Carlos Quiñones López *
“Una idea es tan solo una semilla. Sin
el sol, sin el agua y sin la tierra fértil no
puede germinar”.
E
ra el mes de septiembre, hace
ya treinta y un años, el Secreta
-
rio Regional de Minería de la XII
Región, recorría las extensas posesiones
de hidrocarburos de la Empresa Nacio
-
nal de Petróleo (ENAP) y tomaba con
-
tacto, por primera vez, con la exótica y
legendaria Tierra del Fuego. Visitando
instalación tras instalación, acompañado
siempre por el Gerente de Producción
don León Sougarret, llegó hasta el Pozo
Manantiales. Ansiaba conocer ese lugar
desde el cual brotara, por vez primera
en Chile, el oro negro, líquido y pujante.
Fue el premio al esfuerzo de aquellos
pioneros que, el 29 de diciembre de
1945, lograron finalmente desentrañar
el valioso tesoro, tenazmente buscando
y celosamente guardado en las profundi
-
dades de esa lejana tierra. Un conjunto de cañerías y válvu
-
las, que los petroleros llaman “árbol de
pascua” era todo lo que señalaba ese
solitario lugar. Árbol de Pascua, ¿por
su forma o por el tesoro que simboliza?
Era un pequeño conjunto perdido en el
espacio, un punto apenas visible en tan
extensos horizontes. Desengañado, se
preguntó: ¿Y eso es todo? ¿Nada que
recuerde los nombres de esos petroleros que llegaron a esa tierra a abrir cami
-
nos, a instalar torres, a luchar contra los
inviernos de nieve y de escarcha y contra
los veranos de vientos de incontenible
fuerza? Mientras emprendía el regreso a
Punta Arenas, una semilla comenzó
a nacer en su mente. Algo habría que
hacer para resaltar el pozo primogénito,
más aún ante la proximidad del trigé
-
simo aniversario del descubrimiento del
petróleo. Quizás podría instalarse una
placa en cuyo bronce quedaran inscritos
por siempre los nombres de los esforza
-
dos pioneros.
El siguiente día, a primera hora lla
-
maba al ilustre poeta y recordado amigo
José Grimaldi. Con una breve expli
-
cación y sencillas palabras colocó la
semilla en sus robustas manos. Entu
-
siasmado, replicó que ya había dedicado
un poema al petrolero, que había sido
olvidado tras ser opacado por el popular
y célebre canto al Ovejero. De inmediato
extrajo su poema “Palabras al Hombre
del Petróleo” y procedió a seleccionar la
estrofa, que a su juicio, mejor expresaba
el significado de tan magna obra. Sus
versos dicen:
“Avanzaron los hombres: escuadrón del progreso. Levantaron torres: atalayas del cielo.
Y en el confín lejano, dueño de los silencios,
volaron las canciones mágicas del esfuerzo”
* Contraalmirante. ING.NV.M.Sc.MIT. Preclaro Colaborador, desde 1983.
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* * *
¡“Hermoso, hermosísimo”!, exclamó
el Secretario Regional que, en su imagi-
nación sentía la inmensa soledad de la
pampa y experimentaba el largo silencio,
que era bruscamente interrumpido en la
lejanía por el graznar de bandurrias y cai-
quenes que, temerosas ante el paso del
hombre, alzaban bulliciosamente el vuelo. La semilla empezaba a germinar…
Grimaldi pondría los versos, ASMAR
Magallanes los fundiría en bronce, pero
¿quién diseñaría la placa? El artista
Jaime Sotomayor. Se tenía el sol y el
agua. La tierra fértil habría de propor-
cionarla ENAP Magallanes. Pero, ¿cómo
y dónde sostener la placa? Habría que
hacer algo grande y digno para exhibirla.
León Sougarret y Mario Mertens apoya-
ron la idea y empezaron de inmediato a
poner de su parte toda la energía y dina-
mismo que los caracterizaban.
Arquitectos de ENAP proyectaron el
monumento, que en su diseño buscaba
simbolizar en sobrias líneas una moderna
arquitectura de una torre petrolera y
cuyos rasgos defi nieran el signifi cado del
hallazgo y la tenacidad que la naturaleza
exige de los hombres que participan en las
faenas de extracción de hidrocarburos. En un muro de piedra canteada, que
se levantaría a escasos metros del primer pozo productor, se instalarían tres placas
de bronce. En una de ellas quedarían
los versos de Grimaldi; en otra los nom-
bres de los 34 pioneros que participaron
en el descubrimiento, encabezados por
Eduardo Simián, y en una tercera placa,
la hora exacta que surgiera el chorro de
petróleo.
El contratista Ramiro Negrete, socio
principal de la empresa constructora
SOCONE, tomó a su cargo la ejecución
de la obra, que logró fi nalizar en treinta
días de trabajo.
Transformada la semilla en una
bella realidad tangible, el monumento al
petrolero se inauguró con gran solemni-
dad el 29 de diciembre de 1975. Allí estu-
vieron Eduardo Simián, Jorge Pacheco
y los petroleros que vivieron con frenesí
los instantes del feliz hallazgo.
En breves líneas se ha querido narrar
cómo nació el monumento al petrolero
magallánico, instalado en Manantiales,
y que constituye hoy el justo reconoci-
miento de todas las generaciones maga-
llánicas a aquellos que en esos lejanos
días, hace ya seis decenios, sacrifi caron
comodidades, salud y el calor de sus
hogares para buscar el preciado tesoro
energético que el país tanto necesitaba
para su desarrollo.
CARLOS QUIÑONES LÓPEZ
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