1 PAGINA MARINA ATAQUE DE TIBURON Hugo Alsina Calderón * El presente relato corresponde a un hecho real y está basado en el Informe Especial emitido por la autoridad marítima de isla de Pascua y ajustado A lo narrado por el Capitán del Discoverer. Los detalles fueron corroborados por un video aficionado. Las bestias salvajes se rigen principalmente por sus instintos naturales; pero no siempre su comportamiento es igual. Ocurre que a veces, su conducta es anormal y también, a veces, se equivocan, por suerte. Esa mañana el mar estaba tranquilo, el cielo despejado y hermosas nubes blancas adornaban el horizonte. El buque científico Discoverer, dependiente de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) había terminado una etapa importante de su trabajo de investigación oceánica, y se dirigía hacia isla de Pascua para dar descanso a su tripulación. Como venía algo adelantado con respecto a la hora de recalada anunciada, el Comandante de la nave, Capitán de Navío Sr. Michael Mc Callister, decidió parar las máquinas y compartir una alegre convivencia con toda la tripulación, como es costumbre en este tipo de naves. A las 11,15 horas del día miércoles 23 de marzo de 1994, el Discoverer se detiene a 36 millas al este de la isla Salas y Gómez y a unas 230 de isla de Pascua. La tripulación degusta completos y refrescos, y otros se lanzan al mar para nadar y refrescarse. Como medida de precaución, se echa al agua un bote con el armero listo con un rifle, por si acaso. Se sabe que cerca de la isla Salas y Gómez existen pequeños tiburones que no atacan a las personas porque tienen abundante comida. Por este motivo el baño es tranquilo. 2 Sin embargo, de improviso, el tripulante filipino Phillip Buffington recibe un violento golpe que lo eleva por el aire. ¿Qué ha pasado? Un enorme tiburón, de unos 5 metros de largo, de la clase gris-blanco, catalogado como muy peligroso, emergió desde el fondo del mar, subiendo hasta la superficie, en trayectoria casi vertical, golpeando al filipino en la barbilla. Además le causa heridas cortantes superficiales en la parte interior de sus muslos, con su áspera piel y aletas. ¿Por qué el tiburón no lo atacó con sus poderosas mandíbulas? No hay explicación conocida. Se produce entonces un gran desconcierto, se da la alarma de ataque de tiburón y los nadadores en el agua, unos 7 u 8, con la mayor rapidez nadan y suben al bote o al buque. Una joven y hermosa chica, de tan sólo 19 años de edad, recién embarcada como camarera, de nombre Heather Boswell no puede nadar con la rapidez del resto, tal vez impactada por la alarma, y se va quedando atrás, rezagada. Aparece detrás de ella la inconfundible aleta triangular del tiburón, que viene en busca de su presa. Todos gritan alertándola, el armero dispara sobre el escualo, pero el enorme animal es muy resistente al daño que pudiera causarle una pequeña bala de fusil. El tiburón abre sus enormes fauces y coge a la muchacha casi por la cintura, sumergiéndola por algunos largos segundos. Cuando parecía todo consumado, aparece nuevamente en la superficie y, afortunadamente al costado del bote, el que con gran valentía se había acercado, a pesar del riesgo que significaba un tiburón de ese tamaño. Dos tripulantes del bote tomaron a la joven Heather por sus brazos, tratando de subirla al bote, pero el tiburón había hincado sus afilados dientes en la pierna izquierda de la joven y tironeaba fuertemente para no perder su presa. El animal es, entonces, golpeado duramente con los remos y bicheros del bote. La lucha dura pocos segundos. El escualo hace un violento giro sobre su tronco, se siente un chasquido y desaparece en las profundidades del océano. 3 Los tripulantes del bote logran izar a la señorita Boswell y comprueban que, desgraciadamente, ha perdido su pierna izquierda a la altura del medio muslo. Un marinero presiona con sus manos la pierna para controlar la hemorragia y el bote se acerca a la nave, donde es izado junto con sus tripulantes. Por suerte, la dotación del Discoverer cuenta con una eficiente enfermera, que no pierde la calma ni se asusta con la escena que debe presenciar y atender. Deja al filipino cuyas heridas son menos graves y aplica un efectivo torniquete en la pierna de la señorita Boswell, procediendo de inmediato a suturar venas y arterias afectadas. Así, la situación queda momentáneamente controlada. Mientras tanto, el Capitán Mc Callister ha ordenado el máximo de andar, proa a isla de Pascua, que era originalmente su puerto de destino y que es el lugar poblado y con aeropuerto más cercano en la inmensidad del océano Pacífico. Por telefonía satelital avisa a su oficina principal en Seattle y por radio, a la autoridad marítima de isla de Pascua, lugar que no cuenta con telefonía por satélite. En Estados Unidos, desde Seattle se ordena a Panamá que despache de inmediato un avión especial, con asistencia médica completa a Pascua En la isla se prepara la lancha de salvamento Tokerau y un equipo médico encabezado por el doctor Patricio Weitz, Director del Hospital de Hanga-Roa, con los elementos necesarios para el caso y un stock de sangre para transfusiones del escaso grupo Rh(-). El Discoverer fondeó en isla de Pascua a las 04,00 hrs. del día jueves 24, es decir 16 horas después del accidente. Inmediatamente es abordado por la Tokerau al mando del Teniente 1º Sr. Felipe García, llevando a su bordo al equipo médico, el que después de examinar a la afectada, comprobó que todo lo obrado por la diligente enfermera de a bordo estaba bien hecho, y que la paciente estaba grave pero estable. A las 07,30 hrs. de ese mismo día, aterrizó en Mataveri un cuadri-reactor de la Fuerza Aérea de EE.UU., trayendo dos médicos, personal especializado y material quirúrgico completo. La Tokerau los llevó rápidamente a bordo del Discoverer. 4 Los médicos norteamericanos decidieron finalmente trasladar a la señorita Boswell al hospital local, solamente para sacarle algunas radiografías y luego al aeropuerto para llevarla de regreso. El avión despegó a las 13,30 horas en vuelo directo a Panamá, en contra de la opinión del médico chileno. El vuelo demoró 7 horas y media y no fue muy placentero a causa del precario estado de salud de la señorita Boswell, ya que la altura y la perdida de sangre, incidieron peligrosamente en sus signos vitales. El avión debió bajar prácticamente a la altura mínima del nivel del mar y la paciente llegó a su destino con sólo un 37% de su flujo sanguíneo. Lamentablemente los médicos no quisieron aceptar el ofrecimiento chileno de viajar directamente a Santiago, con una demora de sólo 4 horas y media, es decir, 3 menos que el viaje a Panamá. Por fortuna la señorita Heather Boswell llegó viva a Panamá, donde fue operada de urgencia consiguiendo recuperarse normalmente, gracias a la oportuna asistencia y a su juventud, vigor y buena salud. Al tripulante filipino Sr. Phillip Buffington se le aplicaron unos 50 puntos de sutura para sus extensas y superficiales heridas, causadas por las ásperas aletas del tiburón y fue dado de alta. La señorita Boswell recibió cirugía correctiva adicional en su pierna izquierda, varias transfusiones de sangre y tratamiento médico y psiquiátrico adecuado para su recuperación total. Fue dada de alta en 4 semanas y después, con ayuda de una prótesis volvió a caminar. Dos meses después del accidente, se recibió una emotiva carta del Contraalmirante Sr. John Albright, Director del Centro Marino del Pacífico, con sede en Seattle, dirigida al Sr. Gobernador Marítimo de Hanga Roa, Capitán de Fragata don Ricardo Menzel Zanzi, donde entre otros considerandos, "agradece y reconoce la eficaz ayuda recibida y el diligente y profesional comportamiento del personal naval de la isla, lo que sin duda, contribuyó a salvar la vida de la joven Boswell". Un año después del accidente, la señorita Heather Boswell volvió a isla de Pascua, caminando casi normalmente. Agradeció personalmente 5 toda la ayuda que se le brindó con motivo de su increíble accidente. Al analizar este lamentable episodio se podrían sacar algunas conclusiones útiles para el futuro, tales como: - Es posible esperar un ataque de tiburón en cualquier parte y momento, incluso en zonas no frecuentadas por ellos. - El ataque de tiburón no siempre es mortal. A veces este animal comete afortunados errores. No atacó con sus mandíbulas al tripulante filipino. A la señorita Boswell la cogió con sus mandíbulas por la cintura, pero no le clavó sus afilados dientes, gracias a lo cual salvó su vida. - Al ser golpeado el animal con los remos, éste realizó un movimiento instintivo de giro para quebrar su presa, fracturando la pierna de la joven, lo que resultó afortunado, pues, si ella perdió parte de su pierna, logró desprenderse del tiburón y salvarse. Si el animal hubiese seguido luchando, ya que tenía fuerza y capacidad para hacerlo, podría haber volcado el bote ocasionando una tragedia de proporciones, hasta con pérdida de vidas. Como corolario de este incidente, mencionaremos que la Armada de Estados Unidos sigue realizando numerosas pruebas, tratando de lograr un repelente efectivo contra tiburones, sin éxito hasta ahora. Lo único que ha dado buenos resultados, es el estampido de cargas explosivas de gran sonoridad, del tamaño de un cartucho de escopeta. ----- * Capitán de Navío.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1005
Marzo - Abril 2025
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