Por JOSÉ OLGUÍN ÁLVAREZ
Si nos remontamos al origen de la astronomía moderna en nuestro país, podremos encontrar por un lado la iniciativa de John Mouat, un inmigrante escocés que arribó a Valparaíso y que ofrecía sus servicios de relojería basados en observaciones astronómicas a los navegantes de mediados del siglo XIX, así como al desembarco de una comisión astronómica naval estadounidense en 1849, representando el preludio de la astronomía nacional.
If we go back to the origin of modern astronomy in Chile, we can find two occurrences that marked history. On the one hand the efforts of John Mouat, a Scottish immigrant who arrived in Valparaiso in the mid-19th century and offered seafarers his watchmaking services based on astronomical observations, as well as of a U.S. naval astronomical commission in 1849. These events were the preamble to our country´s national astronomy.
Nuestro país cuenta con zonas geográficas y atmosféricas de excelentes condiciones para la observación astronómica a nivel mundial. Prueba indesmentible de ello lo representa la cuantiosa y moderna infraestructura instalada en el norte de Chile, la cual se verá incrementada próximamente con la incorporación de los mega telescopios Giant Magellan Telescope (GMT), el Extremely Large Telescope (ELT) y el Large Synoptic Survey Telescope (LSST), pertenecientes a prestigiosas organizaciones internacionales que tras largos años de estudios han elegido a nuestro país como plataforma de operaciones para sus sistemas de observación. A lo anterior se suman otras iniciativas que convertirán a Chile en la capital astronómica del mundo, porque concentrará la mayor capacidad instalada del planeta, representando un gran desafío; y una gran oportunidad para distintas generaciones ligadas a la astronomía y a la ciencia en general.
En nuestro país remontamos a la astronomía moderna, sin ello restar mérito a la observación previa de culturas ancestrales, que hacían un uso práctico de esta en actividades como la agricultura, la orientación terrestre; y para determinar festividades importantes. En términos generales los primeros pasos como ciencia estuvieron ligados a la navegación, ya fuera para fijar una posición como referencia, así como para la determinación del tiempo, cuyos datos con mayor precisión eran obtenidos mediante observaciones astronómicas.
La navegación moderna y la astronomía
Los avances tecnológicos derivados de la revolución industrial permitieron la incorporación de la máquina a vapor a bordo, lo que sumado a la optimización de las embarcaciones a vela de grandes dimensiones generaron un auge en la navegación y con ello la apertura de nuevas rutas comerciales. Cada vez se trasladaba a más personas y carga en general, conectando a lejanas posiciones del orbe. Para llevar a cabo esta actividad de manera segura se requería contar con datos de la mayor precisión disponible. Para ello la determinación de latitud era obtenida mediante la observación de astros con la ayuda del sextante y para el caso de la longitud esta era obtenida con la ayuda de dispositivos de tiempo especialmente diseñados para su uso a bordo denominados cronómetros, los cuales requerían de una permanente calibración que les permitía ofrecer una mayor precisión.
Un inmigrante escocés y su observatorio astronómico en Valparaíso
Pese a la discrepancia de algunos historiadores respecto al establecimiento del primer observatorio astronómico en nuestro país, lo que representa un hecho fue que el inmigrante escocés John Norbert Mouat (1819-1871), de oficio relojero, adquirió en 1840 parte de los terrenos donde antiguamente se emplazaba el fuerte español Castillo San José en el cerro Cordillera en Valparaíso, obra colonial del siglo XVII y considerada otrora como una de las construcciones defensivas más importantes de la ciudad-puerto, a la cual el paso del tiempo y los constantes terremotos habían malogrado su estructura. Fue allí donde Mouat decidió construir su casa colonial que contaba con una privilegiada vista de la bahía de Valparaíso y poseía una peculiar estructura octogonal cuyo fin específico fue instalar un telescopio de tránsito, es decir, un dispositivo montado sobre unas bases fijas que permitía la observación precisa de la posición y el tránsito de los cuerpos celestes, permitiendo determinar la hora exacta del lugar. Además, el inédito observatorio contaba con un termómetro, un barómetro y un simpiezómetro (tipo barómetro compacto y liviano), lo cual permitía obtener datos atmosféricos y poder pronosticar el estado del tiempo. Fue también mediante distintas observaciones y mediciones astronómicas que pudo determinar el meridiano de Valparaíso, el cual por esos tiempos era considerado como un referente para toda la costa oeste de América del Sur.
Juan Mouat como se conocería en Valparaíso, instaló también una relojería en la antigua calle de la Aduana, actualmente esquina de las calles Prat y Tomas Ramos; en cuya tienda ofrecía la venta, reparación y calibración de relojes y cronómetros marinos basándose para ello en la observación astronómica, actividad que para la época permitía obtener la mayor precisión disponible. Mouat fue pionero también al ofrecer el servicio indicativo de horario con un peculiar sistema que muy pocos puertos del mundo contaban a esa fecha, el cual era un dispositivo llamado time ball, que, instalado en los jardines de su residencia, permitía a los navegantes de la época la calibración de sus instrumentos para la navegación. La prestigiosa publicación de la época The Nautical Magazine and Naval Chronicle for 1843, mencionaba que Mouat había establecido un time ball en su observatorio del Castillo San José de Valparaíso con el propósito que las embarcaciones en la bahía pudieran calibrar sus cronómetros. Este dispositivo fue uno de los primeros fuera de Inglaterra, e incluso antes del implementado en Estados Unidos por el Observatorio Naval en 1845.
¿Qué es un time ball?
Time ball es un dispositivo visual indicador de horario construido por primera vez en 1829 en Portsmouth, Inglaterra; consta de un mástil con una gran esfera que lo rodea, la cual asciende hasta la mitad de este, 5 minutos antes de la hora convenida, continuando su ascenso al tope superior faltando 2 minutos de la hora a indicar y finalmente en la hora exacta la esfera desciende por el mástil.
Si bien el primer time ball que operó en nuestro país fue el instalado por Juan Mouat, se estima que su funcionamiento se prolongó muy cercano a su muerte en 1871. En ausencia de este, fue la Armada de Chile la que en 1894 erigió sobre el edificio de la Escuela Naval de la época un nuevo time ball para Valparaíso, el cual funcionaría hasta la década de 1920, cayendo luego en desuso con el auge de la radio. En diciembre del 2015 se restauró mediante un proyecto patrimonial en las dependencias donde funcionó originalmente, actual edificio Museo Marítimo Nacional, en el cerro Artillería.
Durante los últimos años han surgido importantes iniciativas para recuperar pasajes de nuestra historia más bien desconocidos. El 25 de marzo del año 2022 y en el marco de la semana de la astronomía, se lanzó el museo virtual del tiempo1, proyecto financiado por el comité mixto ESO2 -Gobierno de Chile, administrado por la Universidad de Valparaíso y con el apoyo del Observatorio Las Campanas y la Sociedad Chilena de Historia y Geografía (SCHG)-. Dentro de su sitio cuenta con un apartado respecto al primer observatorio de Mouat y mediante un recorrido virtual es posible recrear y conocer en detalle el emprendimiento llevado a cabo por el inmigrante escoces, así como su aporte al patrimonio cultural de Valparaíso.
Expedición naval astronómica de Estados Unidos
En 1849 arribó al puerto de Valparaíso el S.S Nueva Granada. Sobre sus cubiertas provenía la expedición astronómica de la armada de los Estados Unidos liderada por el oficial de marina y astrónomo teniente James Melville Gilliss (1811-1865), el mismo que había fundado el Observatorio Naval de Estados Unidos en Washington D.C. en 1842. El objetivo de la comitiva era llevar a cabo distintas observaciones astronómicas en latitudes australes, las que trianguladas con otras efectuadas en el hemisferio norte permitirían medir la paralaje solar y por consiguiente establecer la distancia entre la Tierra y el Sol. Fueron tres años de arduo trabajo que se limitaron a la observación de astros, y se realizaron múltiples investigaciones en áreas como geografía, geología, clima, flora, fauna, sociedad, historia y economía chilena. Los resultados de estas indagaciones fueron publicados a contar del año 1855 por el congreso de los Estados Unidos bajo el título: The U.S. Naval Astronomical Expedition to the Southern Hemisphere, during the years 1849- ‘50-’51-’52, contribuyendo al conocimiento más detallado de nuestro país.
Es importante señalar que Gillis fue contemporáneo con Mouat. De hecho, en el informe de su comisión menciona que las observaciones llevadas a cabo en Valparaíso fueron registradas en el observatorio del relojero escocés ubicado en una colina sobre la Aduana, estableciéndose con esto el cruce de las historias de estos disímiles personajes a quienes los unía la pasión por la astronomía y su vinculación con el mar.
Terminada la misión de la delegación astronómica naval estadounidense en Chile en el año 1852 y por medio de un decreto supremo del presidente Manuel Montt, el Estado chileno adquirió el observatorio ubicado en el cerro Santa Lucia de Santiago, así como los equipos utilizados por la comitiva durante su estadía en nuestro país, dando así paso al nacimiento del Observatorio Astronómico Nacional, cuna donde se formalizaría la actividad astronómica chilena.
La astronomía presente y futura en Chile
La astronomía chilena en las últimas dos décadas ha presentado un notable desarrollo por las instituciones que realizan investigación y el número de astrónomos trabajando en el país; también con ello se ha incrementado la oferta académica en este ámbito, en parte por la implementación de políticas de estado de largo plazo. No debemos dejar de señalar que nuestros astrónomos tienen la reserva del 10% del tiempo de observación respecto a la infraestructura instalada, lo que, junto a la cercanía del área de operaciones, es un factor diferenciador y potenciador de la actividad astronómica nacional.
Los avances en la tecnología dieron pasos a precisos sistemas de posicionamiento global que fueron dejando de lado el uso astronómico en la navegación. Sin embargo, la astronomía ha extendido su campo de acción en áreas como: la ciencia de datos, la ingeniería, la instrumentación, la electrónica, la física, entre otros, razón por la cual instituciones como la Armada de Chile podrían verse beneficiadas con los avances de esta ciencia para el desarrollo e implementación de futuros proyectos.
En la actualidad existen diversas aplicaciones que utilizan las funcionalidades de los dispositivos inteligentes móviles convirtiéndolos en verdaderos planetarios/observatorios de bolsillo. Con la simple acción de dirigirlos al espacio, contamos con una poderosa herramienta para identificar objetos astronómicos, obtener información detallada de estos, programar notificaciones de eventos cósmicos, paso de estaciones espaciales y satélites, entre otros. La masificación del conocimiento está disponible también al servicio de la astronomía, solo falta nuestra disposición a utilizarla navegando por el infinito mapa estelar que se alza sobre nosotros.
Conclusiones y recomendaciones
Las inmejorables condiciones geográficas y atmosféricas que ofrece Chile para la observación astronómica han llevado a las principales organizaciones del mundo a establecer sus complejos y costosos sistemas de observación en nuestro país, lo que sumado a megaproyectos en desarrollo posicionarán a nuestra nación como el lugar que concentre la mayor capacidad de observación astronómica terrestre del planeta, lo que nos convertirá en la capital astronómica del mundo.
Gran ha sido el desarrollo científico, tecnológico y académico al servicio de la astronomía; muchos de los sistemas de observación instalados en nuestro país constituyen los más avanzados en su tipo en el mundo, proyectando un futuro promisorio en este ámbito, representando un gran desafío y oportunidad para la comunidad científica nacional, las futuras generaciones, así como para instituciones de la República como la Armada de Chile.
Por último, un consejo: que la vorágine del día a día no nos haga perder nuestra capacidad de asombro, levantemos nuestra mirada y observemos lo que sobre nosotros se alza. Allí encontraremos un panorama diverso y fascinante que, gracias a nuestros dispositivos inteligentes, con la sola acción de dirigirlos al cielo, contaremos con una poderosa herramienta para recorrer el espacio infinito aprendiendo y disfrutando de toda su magnificencia, porque no hemos olvidar, estamos hechos de materia estelar3.
Bibliografía
Versión PDF
Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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