Transmitir información tiene como propósito cambiar o mantener percepciones; sin embargo, esta puede ser manipulada, sesgada o sacada de contexto, lo cual generará un efecto adverso al que se buscaba.
Atendiendo la importancia de comunicar, tanto interna como externamente, información fidedigna, nace el proceso denominado Visual Information, el cual permite divulgar información veraz sin externalizar vulnerabilidades de las fuerzas y anticiparse a traspasar a la opinión pública la realidad institucional, sin dejar hechos libres para ser tergiversados.
The purpose of transmitting information is to change or retain perceptions. Nevertheless, this information can be manipulated, biased or taken out of context, which will create an unfavorable effect to the one sought. Considering the importance of imparting reliable information, both withing our navy and externally, the process of the so-called Visual Information was created. This procedure allows the disclosure of reliable information without disclosing our forces´ vulnerabilities and anticipate in transmitting to the public opinion our navy´s true facts, suppressing the possibility of being misrepresented.
La velocidad e inmediatez de las comunicaciones actuales, sumado al alto volumen de noticias –algunas verdaderas y otras falsas o incompletas– que circulan por innumerables medios y plataformas, han dado pie para que, ante la intensidad del ritmo de las operaciones, los mandos utilicen información no oficial o errónea para su proceso de análisis y de decisión.
De esta forma, la información difundida no oficialmente o por medios ajenos a las fuerzas, puede ser incompleta, carente de contexto, intencionalmente sesgada u objetivamente incorrecta, lo cual puede generar que las decisiones adoptadas sean erróneas.
Pensando en una manera de mitigar lo anterior, se generó la necesidad de buscar nuevas formas para evaluar, de modo rápido pero efectivo, las informaciones o noticias que se requiere difundir, de tal manera que estas sean veraces y puedan llegar oportunamente a los tomadores de decisiones.
Es así como, atendiendo la importancia capital de transmitir información fidedigna sin vulnerar la seguridad, la Marina de Estados Unidos (USN) conceptualizó esta actividad y la denominó Visual Information (VI), la cual es desarrollada por personal capacitado y dedicado a esta función, normalmente liderado por personal de Inteligencia, lo cual permite desarrollar de manera continua el filtro necesario para comunicar información importante sin exteriorizar falencias o vulnerabilidades.
Inicialmente se contextualizará lo que se entiende por información, para después visualizar de qué manera está inserta en las operaciones y en su planificación. Posteriormente se describirá cómo puede aportar en el manejo de amenazas comunicacionales para entregar la postura institucional de manera oportuna, clara y sin sesgos.
Las operaciones en el nivel operacional se planifican y conducen a través de siete funciones conjuntas1 (puede haber mayores o menores divisiones según la necesidad del mando), lo que contribuye a integrarlas, sincronizarlas y dirigirlas. En este sentido, la información y la inteligencia se presentan como transversales a todas las operaciones, las cuales deben ser trabajadas con un equipo multidisciplinario que logre obtener una mejor integración para que, el producto resultante, apoye efectivamente la conducción y el propósito de la operación.
Basado en esto, se estima necesario formular las siguientes preguntas: ¿Qué entendemos por información? y ¿Cómo se relaciona con las operaciones?
Primeramente, en palabras simples y llevando esta definición a términos más reducidos, se denomina información a todos los datos que podemos recopilar acerca de un asunto en cuestión y/o de relevancia en un momento/contexto puntual. En tanto, la RAE la define, en su acepción 5., como “Comunicación o adquisición de conocimientos que permiten ampliar o precisar los que se poseen sobre una materia determinada.”
Por otro lado, la publicación norteamericana NWP 5-01 (Naval War Publication) –utilizada por la Armada de Chile como base de la planificación de operaciones– al hablar de la información, señala que su función engloba la gestión y aplicación de esta misma y que su integración debe servir para cambiar o mantener percepciones, actitudes y otros elementos que lleven a comportamientos deseados que apoyen la toma de decisiones del mando.
Referente a cómo la relacionamos con las operaciones, la USN asevera que la correcta difusión de informaciones contribuye al logro de los objetivos de las fuerzas; para ello cuenta con los Public Affair Officer (PAO),2 quienes, junto a su team de Public Affairs (PA), son los responsables de asegurar que esta producción sea oportuna, pero, por sobre todo, veraz, lo cual obtienen evaluando la información disponible y descartando aquella incorrecta y la propaganda.
Lamentablemente, dentro del contexto de la información y de su comunicación, ya sea por desconocimiento o falta de visión, a este trabajo muchas veces no se le da la importancia que requiere, generando consecuencias adversas, en donde un mal manejo produce problemas comunicacionales a las fuerzas militares, dejándolas expuestas mediáticamente y obligándolas a reaccionar ante la opinión pública nacional e incluso internacional.
Como una manera de mitigar estas consecuencias negativas, el proceso de evaluación de la información a difundir es apoyado por dos equipos: por un lado, el personal encargado de la Seguridad de las Operaciones (OPSEC), buscando determinar si la información que se quiere difundir es apropiada para la divulgación pública y por otro, la función de Inteligencia3 (INTEL), encargada de analizar y evaluar si lo que se va a trasmitir podría evidenciar alguna vulnerabilidad crítica que posteriormente llegase a servir como un elemento para que el adversario defina esa debilidad como nuestro propio Centro de Gravedad (COG).4
De esta forma, el apoyo del PAO y su staff es relevante en cada fase de las operaciones, es por eso que el Joint Force Commander (JFC) y el PAO necesariamente deben evaluar las operaciones actuales y futuras, con el propósito de identificar la información pública y los requisitos para el VI; así como también, el medio por el cual se difundirá para permitir que sea recibida de manera oportuna.
Como se mencionó anteriormente, el buen manejo de la información contribuye para alcanzar los objetivos planteados, de ahí la importancia del trabajo coordinado entre el personal de PAO con el de INTEL; sin embargo, al tratarse de objetivos, este proceso de evaluación debe integrar la visión de los planificadores en sus diferentes niveles (estratégico, táctico u operacional), dado que son ellos quienes deben definir qué percepciones quieren cambiar o mantener o qué comportamiento deseado esperan lograr.
Complementando lo anterior, el apoyo del personal de inteligencia no solo se torna importante para que efectúe un filtro de lo que podría ser una vulneración de la información a difundir, si no también, este al ser el encargado de entregar un correcto y detallado estudio del ambiente operacional (IPOE),5 tendrá un conocimiento más pormenorizado de cuáles serán las posibles amenazas a las que la operación se verá enfrentada.
En concreto, los planificadores deben establecer qué percepciones y comportamientos esperan lograr; el PAO tiene la función de identificar y definir los objetivos comunicacionales necesarios para alcanzar las conductas deseadas; precisando, con el apoyo y asesoría del OFINTEL, las limitaciones y restricciones, así como la identificación de los potenciales, destinatarios deseados y no deseados.
En este sentido, los objetivos y planes de comunicaciones deben elaborarse bajo un proceso proactivo, el cual debe ser oportuno y preciso para entregar información acerca de las operaciones y actividades en curso de las fuerzas propias, con el propósito de difundirlas con el mínimo de retraso, pero manteniendo siempre la OPSEC.
Consecuentemente, se busca remarcar la importancia del trabajo multidisciplinario desde inicio a fin, y no solo al momento de reaccionar. Si el proceso se desarrolla de manera íntegra y cooperativa, el resultado de la planificación comunicacional siempre tenderá a minimizar los errores.
Pese a lo que se indicó anteriormente, actualmente y gracias a los avances de la tecnología, cualquier hecho puede ser documentado, registrado y posteriormente publicado; es más, incluso puede ser difundido fuera de contexto, lo cual podría generar efectos adversos a los buscados; esto se cataloga como una amenaza comunicacional.
Entonces, ¿qué se puede hacer ante este incontrolable mundo de las redes sociales? La verdad es que muy poco o casi nada. Por ello que, si algo negativo se va a difundir, no hay más remedio que actuar con toda la anticipación que sea posible y estar preparados para los efectos comunicacionales.
Cuando nos referimos a actuar con anticipación, es necesario citar uno de los principios de la Inteligencia, el cual se refiere a la oportunidad; es decir, si se conoce que un hecho negativo o fuera de contexto se difundirá, la Institución debe registrarlo por sus medios oficiales y difundir la realidad de los acontecimientos sin sacarlos de contexto, mostrando claramente la postura institucional y así lograr adelantarse al escrutinio público.
Al igual que los puntos anteriores, la USN determinó que el empleo de un proceso de VI logrará informar a la ciudadanía de la realidad institucional y no dejar hechos libres para ser tergiversados. En este aspecto, VI es un producto elaborado, que nace del registro de alguna actividad que es evaluada por el mando como una potencial amenaza para la Institución o las fuerzas.
El team VI, estará integrado por un jefe o director, quien entregará las directrices y focos importantes de los hechos. Es fundamental contar con un equipo audiovisual para registrar las actividades en terreno; por ejemplo, recurriendo a los llamados COMCAM (Combat Camera),6 dado que las imágenes son una de las herramientas más poderosas disponibles para informar a las audiencias internas y externas y así poder influir en su percepción.
También es necesario considerar otros tipos de registro como grabaciones de audio, tiempos y, en forma paralela, la cronología de eventos que fueron desarrollados por las fuerzas o la organización afectada.
Una vez que la acción de interés finalizó, el team VI efectúa el compilado de la información obtenida y presenta al mando, en el menor tiempo posible, un resumen de lo sucedido, con los eventos más importantes en imágenes y/o videos claves; además de un bosquejo de la actividad registrada.
Una vez aprobado por el mando, este resumen de VI, es difundido a los entes superiores. En este tiempo el team de VI continúa narrando la acción con mayor detalle, para cerrar el ciclo dentro de las 24 horas siguientes, es decir, todo en el contexto de Operaciones Presentes (COPS).
Qué se logra con lo anterior, la ventaja narrativa/publicitaria, al anticiparse a cualquier información que pueda propagarse de forma errónea, con sesgos o fuera de contexto, dado que esta vez fue comunicada por la propia Institución.
Llevando esto a un ejemplo práctico, se podría dar el caso de que una unidad naval se vea envuelta en un incidente marítimo, a pesar de haber aplicado correctamente y respetado el Reglamento Internacional para Prevenir Abordajes, usualmente conocido como RIPA.
Para este caso, la otra embarcación incumplió algunas normas de navegación que finalmente generaron un abordaje. Pese a haber actuado de manera correcta, comunicacionalmente se generará un efecto adverso, dado que puede haber registros audiovisuales parciales (usualmente de la embarcación afectada) que muestren o hagan ver una realidad diferente.
Previniendo que la contraparte, anticipadamente comunique o de a entender que fue la Armada la que incumplió alguna norma de navegación; se requiere un reporte rápido de VI –el que contendrá todos los detalles estudiados y revisados por un equipo preparado– para comunicar, tanto a las fuerzas propias como a la opinión pública, la información oficial y veraz del accidente ocurrido.
Otro ejemplo se puede citar, en el contexto del Estado Excepción Constitucional (EEC), donde se generan diversas interacciones con actores no estatales y sobre todo con la ciudadanía. En este sentido, existe un potencial riesgo de amenaza comunicacional en contra de las fuerzas desplegadas y las instituciones. Lo anterior, obliga a que se tenga un registro de las interacciones (información), con el fin de que, cuando ocurra un incidente, ser los primeros en entregar la verdad y realidad de los hechos, buscando lograr la ventaja narrativa/publicitaria y así mitigar las acciones comunicacionales adversarias (Inteligencia).
El mundo está envuelto dentro de la velocidad de las comunicaciones y el uso masivo de las redes sociales, lo que genera que cualquier efecto comunicacional sea mucho más rápido de transmitir, generando una opinión pública de un suceso o una acción en particular.
Esta realidad comunicacional que se transmite a la ciudadanía puede diferir de los hechos que, en la práctica, fueron constitutivos de lo que realmente pasó; dado que puede ser modificada, incompleta o carente de contexto, lo cual creará una opinión sesgada que afectará la imagen de las fuerzas o la Institución.
Para evitar o mitigar el efecto anterior, se debe buscar obtener la ventaja narrativa/publicitaria ante un hecho que se presuma puede constituir una amenaza comunicacional, para ello, un correcto empleo del proceso de VI constituye una valiosa herramienta para comunicar de manera oportuna y veraz los hechos reales y la postura institucional, con el fin de mantener la percepción deseada.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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