By SIMÓN FERNÁNDEZ GAMBOA
La Armada de Chile avanza de forma decidida para consolidar a Magallanes como Potencia Antártica. El Plan Nacional Continuo de Construcción Naval y la adquisición de buques polares son una poderosa muestra de una Política de Estado robusta, estableciendo a tres buques antárticos con amplias capacidades para desarrollar ciencia, sostenimiento logístico y fiscalización pesquera; todo, desde la principal puerta de entrada a la Antártica: la Región de Magallanes y Antártica Chilena.
The Chilean Navy is moving ahead with determination to consolidate the Magallanes region as an Antarctic power. The Continuous National Shipbuilding Plan and the acquisition of polar ships are a clear example of a robust State policy, establishing three ships with substantial capabilities to operate in the Antarctic region, performing scientific research, logistic support and fisheries control, deploying from Antarctica´s main gateway: the Magallanes region and the Chilean Antarctic territory.
Antártica es un continente de vital importancia para el futuro de la humanidad, lo que ha acaparado la atención de diversos actores de la comunidad internacional, materializándose en diversos tipos de actividades que se desarrollan en el continente blanco, destacando la actividad científica, turística, pesquera y logística.
En lo que respecta a la actividad científica, Antártica se caracteriza por ser el principal “laboratorio natural” del mundo, ya que en este territorio se puede estudiar, por ejemplo, las consecuencias del cambio climático en la región más afectada por este fenómeno. Además, su baja actividad antrópica, en relación con el resto de los continentes, permite estudiar este tipo de procesos, “eliminando” el factor humano, lo que, sumado al proceso de amplificación polar, el agujero de la capa de ozono y la intensidad de la corriente termohalina, la transforman en una región única para el entendimiento de su rol en la regulación climática de nuestro planeta. A lo anterior, se suman diversos estudios para el tratamiento de enfermedades, bioprospección y la generación de evidencia científica para la toma de decisiones estratégicas de diversos estados, enmarcadas en la conservación ecosistémica de un territorio que permite el desarrollo de la vida en la tierra, tal como la conocemos hasta nuestros días.
En este sentido, en los últimos años, la actividad científica ha ido al alza, la que se ha enmarcado en investigaciones que se desarrollan tanto en el continente como en el océano Austral, siendo este último el principal captor de calor (70%) y carbono antropogénico (50%) del mundo, albergando, además, al Mar de Weddell, lugar en donde se genera la corriente antártica profunda impulsada por la corriente termohalina de la región austral, constituyéndose como uno de los principales motores de la red de corrientes oceánicas del mundo, siendo su intensidad la que determina, en gran medida, la capacidad de los océanos para regular el clima.
Una muestra tangible del aumento de la actividad científica es el incremento de las naves de investigación que operan desde el principal gateway científico antártico del mundo, Punta Arenas, recordando que desde esta ciudad operan más de 20 programas antárticos nacionales. En efecto, el periodo 2014-2023 la cantidad de naves científicas que operaron desde esta ciudad aumentó de 37 a 85 (2020), estabilizándose en cifras post pandemia en una cantidad de 60 (Empresa Portuaria Austral, 2023), reflejando la riqueza y el interés de la comunidad científica en la región antártica.
Otra actividad que se desarrolla intensamente en Antártica es la pesca, la que se debe ejecutar bajo los lineamientos establecidos por la Convención para la Convención de Recursos Vivos Marinos Antárticos (en adelante CCAMLR), velando por la explotación racional y sostenible de las especies que habitan en el océano Austral. Cabe destacar que en estas aguas se alberga la principal reserva de proteína animal del planeta, representando una reserva de biomasa estratégica en donde confluyen los océanos Pacífico, Atlántico e Índico. En general, la actividad pesquera antártica ha ido al alza, destacando la pesca de la Austromerluza Negra, Antártica, el Draco Rayado y el Kril, principal eslabón de la cadena trófica del ecosistema antártico. Con respecto a este último, un factor importante a considerar es que, al alimentarse de fitoplancton, este animal capta el carbono absorbido por éste a través de su proceso de fotosíntesis, llevándolo consigo hasta las profundidades a través de sus fecas y/o al huir de depredadores, estableciendo la denominada “Bomba Bilógica de Carbono”, captando en el océano a uno de los principales gases de efecto invernadero.
En lo que respecta al turismo, es la actividad que más tráfico de buques y aeronaves genera hacia continente blanco, la que se debe llevar a cabo de manera responsable, considerando que su regulación con tenor vinculante es una de las grandes materias pendientes en el marco del Sistema del Tratado Antártico. Un dato interesante para considerar es que, de acuerdo a la International Association of Antarctica Tour Operators (IAATO), en 10 años la cantidad de visitantes a Antártica aumentó de 35.000 a 105.000, reflejando el interés de la comunidad internacional por visitar el continente helado.
Finalmente, cabe destacar la actividad logística, la que es desarrollada, principalmente, a través de buques. La actividad logística es el sostén del quehacer antártico de todos los países que cuentan con bases en el continente blanco, ya que permite su permanencia durante los 365 días del año. Estas actividades contemplan el transporte de carga, pasajeros, aprovisionamiento de víveres, equipamiento y combustible, sin el cual no sería posible mantener bases ni desarrollar actividades de largo aliento en este continente. Cabe destacar que estas actividades se desarrollan bajo estrictos lineamientos establecidos por el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, el que contempla, además, que la basura producida en Antártica debe ser extraída del área del Sistema del Tratado Antártico, lo que es desarrollado a través de la denominada “logística inversa”.
Todas las actividades abordadas precedentemente se desarrollan, principalmente, a través de buques con características técnico-operativas que les permiten desplegarse hacia el continente blanco. En este sentido, el presente año la Armada de Chile ha anunciado el establecimiento del denominado “Trinomio Antártico”, el que operará desde Punta Arenas, y que permitirá ejecutar y/o controlar tres de las cuatro principales actividades que se desarrollan en Antártica.
El trinomio antártico: Guardianes del Océano Austral
El trinomio antártico está conformado por el rompehielos “Almirante Viel”, el patrullero oceánico “Marinero Fuentealba” y el remolcador de alta mar “Lientur”, unidades de la Armada de Chile cuyo puerto base será Punta Arenas. Estos modernos buques conformarán la triada que resguardará los intereses nacionales y de la comunidad internacional en el continente blanco desde la ciudad austral, brindando a Chile una capacidad difícilmente replicada a nivel global: desarrollar y controlar las principales actividades antárticas desde la región más cercana al continente antártico, estableciéndose como protagonistas en el área del Sistema del Tratado Antártico. Cabe destacar que tanto el Rompehielos “Viel” como el Patrullero “Fuentealba”, forman parte del Plan Nacional Continuo de Construcción Naval, siendo construidos íntegramente en Astilleros y Maestranzas de la Armada (ASMAR), los que han permitido desarrollar capacidades técnico-logísticas altamente sofisticadas, posicionando a Chile a la vanguardia en lo que respecta a la construcción de buques en el cono sur.
El ATF-60 “Lientur” tiene como misión “contribuir a incrementar las capacidades de la Institución en su rol de apoyo logístico a las Fuerzas Navales y Zonas Territoriales, navegación antártica, búsqueda-salvamento y salvataje, apoyo al mantenimiento de la señalización marítima, control territorial de espacios marítimos, apoyo al combate de la contaminación acuática y apoyo ante catástrofes” (Armada de Chile, 2023). Esta Unidad fue construida el año 2008, desplaza más de 5.800 toneladas y cuenta con amplias capacidades logísticas, destacando su cubierta para el transporte de carga y estanques de combustible para abastecer a bases antárticas nacionales y extranjeras. Además, cuenta con capacidades para salvaguardar la vida humana en el mar que le permiten, por ejemplo, remolcar a buques siniestrados en condiciones de mar hostiles, como las que representa el océano Austral. Desde el presente año, presta sus servicios en la Región de Magallanes y Antártica Chilena, reemplazando y potenciando las capacidades logísticas del remolcador “Galvarino” y el ex ATF-67 “Lautaro”, siendo este último, en la actualidad, uno de los remolcadores de flota de la Armada del Ecuador.
El OPV-83 “Marinero Fuentealba” es un Patrullero de Alta Mar caracterizado por sus capacidades para efectuar acciones de Policía Marítima, control de aguas jurisdiccionales y fiscalización pesquera, siendo esta última ejecutada, principalmente, en el océano Austral, en el marco de las cuotas de pesca y áreas establecidas por la CCAMLR, velando por su correcta ejecución por parte de pesquerías internacionales, todo bajo el alero de las medidas de conservación emitidas por la Convención. En efecto, el OPV “Fuentealba” es el principal representante nacional en lo que respecta al control de la flota pesquera internacional en la península Antártica, contribuyendo a la promoción de buenas prácticas y el estricto cumplimiento de las medidas de conservación establecidas por la CCAMLR, velando por la protección de la biodiversidad del ecosistema antártico y cumpliendo con los compromisos internacionales de Chile en el marco del Sistema del Tratado Antártico. Este buque presta sus servicios en la Región de Magallanes desde el año 2015 y se ha establecido como un verdadero estandarte en lo que respecta al control de la actividad pesquera en el continente blanco. Finalmente, cabe destacar que este buque es “apto para navegar en aguas australes, contribuye a los intereses nacionales en la zona austral y a los estudios científicos en esas latitudes. También cumple labores de mantenimiento de señalización marítima, de control y combate de la contaminación, resguardo de la vida humana en el mar y de preservación del medio ambiente acuático”. (Armada de Chile, 2015).
El AGB-46 “Almirante Viel” es un buque de investigación científico-marino construido en el marco del Plan Nacional Continuo de Construcción Naval, el que cuenta con amplias capacidades para operar en aguas cubiertas de hielo. Su clasificación polar PC5 le permite navegar en campos de hielo de hasta un metro de espesor, siendo una característica importante, ya que permitirá a la Armada de Chile operar con mayor proyección en el Mar de Weddell, región en la que, en gran medida, se genera el hundimiento de las grandes masas de aguas “cálidas” de superficie provenientes de las regiones subtropicales, el que constituye el motor de la red de corrientes oceánicas de nuestro planeta y determina la capacidad del océano de regular el clima a nivel global, entre otros fenómenos. Entre sus capacidades, destacan “sus laboratorios de macrobiología, sedimentos, microbiología, compartimentos fríos y congelados, equipamiento hidrográfico multihaz y salas de análisis y procesamiento de información” (Fernández, 2024). Sumado a estas características, destacan sus capacidades logísticas, contando con espacio para transportar un total de 120 personas, 19 contenedores de 20 pies, 400 m3 de combustible antártico y 430 m3 de carga a granel. Además, alberga dos botes de rescate, dos botes salvavidas para 60 personas, una barcaza tipo SKUA, dos grúas de 25 toneladas y una cubierta de vuelo para operar con helicópteros embarcados (Armada de Chile, 2024). A contar de enero del 2025, este buque será parte del Trinomio Antártico que operará desde Punta Arenas, principal puerta de entrada a la Antártica.
De esta manera, el Estado de Chile, a través de la Armada, desarrollará y controlará tres de las cuatro principales actividades que se desarrollan en el continente blanco, potenciando el posicionamiento de Chile en el contexto antártico internacional. A lo anterior, cabe destacar la promoción de proyectos de inversión e infraestructura impulsados, en gran medida, por estas nuevas capacidades, las que se abordan a continuación.
Armada de Chile como impulsor del desarrollo antártico de Magallanes
Para efectuar el sostenimiento logístico y operación de estas modernas naves, actualmente se están impulsando proyectos de inversión en la Región de Magallanes y Antártica Chilena, los que contribuirán a consolidar a Chile como Potencia Antártica. Un proyecto emblemático es el de modernización de infraestructura portuaria de Punta Arenas, el que ha ido sufriendo modificaciones a lo largo del tiempo, contando hoy con una propuesta sólida con proyección antártica y visión de desarrollo regional.
El Proyecto de Infraestructura Portuaria para la Base Naval de Punta Arenas (en adelante INFRAPORPAR) tiene el propósito de brindar a la Armada de Chile un área para acoger a sus unidades, proyectando sus capacidades hacia el continente blanco. Este proyecto contempla la “construcción de un frente de atraque mínimo de 420 metros lineales, distribuidos en seis sitios de 70 metros de largo y un fondo de 10 metros. Con esta proyección, se busca lograr una unidad portuaria integrada tanto para sus sistemas viales como de apoyo logístico, incluyendo zonas de patios de transferencia, almacenamiento y servicios” (Armada de Chile, 2024). Además, se espera que esta infraestructura no solo fomente la actividad naval en el continente blanco, sino también el desarrollo del hidrógeno verde, el aumento de las capacidades portuarias magallánicas y la conectividad marítima de la Macrozona Austral de nuestro país.
De esta manera INFRAPORPAR, además de ser la cabeza de puente hace Antártica, se establecerá como un polo de desarrollo económico de la región, contribuyendo al desarrollo y bienestar de la comunidad magallánica. Ahora, toda cabeza de puente tiene un “punto de arribo”, siendo este la Península Antártica e islas adyacentes, región que concentra más del 90% de la actividad antártica. En este sentido, uno de los “hot spots” de esta área es Bahía Fildes, lugar que concentra bases de diversos países, destacando Chile, Uruguay, Argentina, China, Corea del Sur y Rusia. Es en este lugar que el presente año se adjudicó la licitación de construcción de infraestructura portuaria en Caleta Ardley, situada en Bahía Fildes, Isla Rey Jorge, en el acceso norte de la Península Antártica. Esta obra, que representa una inversión de 23 mil millones de pesos, consta de un “muelle proyectado de un largo de 47 metros, alcanzando una profundidad en el cabezo de tres metros y tiene un ancho de 22,5 metros que será utilizado para la transferencia de carga. El muelle tiene un área de 1.057 metros cuadrados y está equipado con bitas y defensas” (Ministerio de Obras Públicas, 2023). ¿En qué influye el Trinomio Antártico? Gran parte del material que se utilizará en estas obras se efectuará a bordo de unidades de la Armada, contribuyendo a la disminución de los costos asociados a la licitación (El Magallánico, 2024). Además, este proyecto contempla la construcción de una explanada de 1.600 metros cuadrados, la que sumada al aeródromo Teniente Marsh, constituirán el principal nodo intermodal del Continente Blanco.
Reflexiones finales
La conciencia que ha asumido la comunidad internacional respecto a la riqueza e importancia ecosistémica del continente blanco ha generado un aumento de las actividades que se llevan a cabo en Antártica, las que deben ser desarrolladas bajo lo lineamientos establecidos por el Sistema del Tratado Antártico. En este sentido, Chile, más allá de cumplir con sus compromisos internacionales, ha asumido un rol protagónico en la región antártica, estableciéndose como el centro de gravedad en esta materia. En efecto, la crisis climática, la protección de los océanos y la conservación de los recursos vivos marinos antárticos han pasado de ser una preocupación a una ocupación, adoptando medidas concretas que demuestran la fortaleza de una Política de Estado robusta. En el presente artículo se enfatizan algunas de estas medidas, destacando el Plan Nacional Continuo de Construcción Naval, el que ha permitido y permitirá establecer unidades operativas con amplias capacidades científicas, logísticas y de fiscalización pesquera bajo el alero de la Convención para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos. Si bien no fueron abordados, el Centro Antártico Internacional, el potenciamiento de la infraestructura portuaria de Puerto Williams, el Observatorio del Cambio Climático, el Cable Antártico y la renovación de bases antárticas, estos son proyectos en ejecución que se encuentran en diversas fases, los que se deben concretar para establecer a la Región de Magallanes y Antártica Chilena como el principal polo de desarrollo antártico a nivel global.
Lista de referencias
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1003
Noviembre - Diciembre 2024
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