Dentro de la relación histórica entre las Armadas de Chile y del Ecuador deben destacarse los logros de cooperación en el campo educativo, siendo justo e importante recordar el aporte de la Escuela Naval “Arturo Prat” a la formación profesional de jóvenes ecuatorianos que aspiraban a convertirse en oficiales de marina para servir a su país.
In the historic relationship between the Chilean and Ecuadorian navies, the success of cooperation in the educational field is highlighted. It is fair and important recalling the contribution of our Naval Academy in the professional education of the future Ecuadorian officers who will serve their navy and nation.
La Armada de Chile y la Armada del Ecuador han mantenido históricamente una estrecha relación que se ha visto materializada de muchas formas y a través de diversas actividades, entre ellas las de orden académico. Tomando en cuenta que el 2018 representó un año emblemático en el devenir de la vida republicana del Estado Chileno, ya que una de sus tradicionales y principales instituciones, la Armada, conmemoró 200 años de fructífera y patriótica labor, motivo por el cual, quien escribe estas líneas, consideró importante contribuir con un simbólico homenaje a su alma mater, la Escuela Naval “Arturo Prat”, instituto que también celebró su bicentenario en el mismo año.
Una de las meritorias actividades en el ámbito académico que han realizado las Armadas de Chile y Ecuador a lo largo de su histórica relación, ha sido la formación de guardiamarinas ecuatorianos en la Escuela Naval chilena, por lo cual sería importante recordar ciertos pasajes de cómo se inició este contacto entre ambas marinas de guerra y las primeras actividades de cooperación que brindó Chile al Ecuador en el campo naval.
Visita del Director de Educación de la Armada del Ecuador a Esnaval. (Fuente: Esnaval)
Como antecedente importante, es necesario mencionar que la Escuela Naval del Ecuador fue fundada el 9 de octubre de 1822 con el nombre de Escuela Náutica de Guayaquil a través de un decreto firmado por el presidente de la Gran Colombia, el General Libertador Simón Bolívar y, como alma mater de la Armada, dio inició a la formación de los primeros oficiales de marina ecuatorianos y de esta forma se dieron los pasos preliminares para profesionalizar el arte y ciencia que representa nuestra carrera naval. Debe recordarse que en esta época el Ecuador ya era una nación libre del dominio español y formaba parte de la llamada Gran Colombia, que estaba integrada además por los territorios de lo que actualmente son Venezuela y Colombia.
Luego de que el Ecuador se separa de la Gran Colombia e iniciara su vida como república independiente en 1830, sobreviene una época muy irregular para la denominada Escuela Náutica, la misma que tuvo que sobrellevar varias dificultades, principalmente por las decisiones políticas de los gobiernos de turno, la escasa asignación presupuestaria fiscal y las crisis internas y externas que hicieron que este establecimiento tuviera que cerrar sus puertas en más de una ocasión (Sánchez Bravo, 1998).
Es así que, para finales del siglo XIX, por gestión de quienes ejercían el comando de la Marina, varios presidentes del Ecuador intentaron establecer un sistema para enviar jóvenes, que demostraban aptitudes, a las escuelas navales extranjeras, entre ellas la de Chile, por lo que de acuerdo a los datos históricos existentes, estas designaciones se hicieron en forma esporádica, debiendo mencionarse lo acontecido en 1899 y que se describe en el libro La Escuela Naval de Chile: Historia, Tradición y Promociones, cuyo extracto de interés me permito presentar textualmente a continuación:
Compuesta la marina militar en diciembre de 1899 por doscientos dieciocho oficiales de guerra en servicio activo, y doscientos ochenta y un oficiales mayores, entiéndase ingenieros, cirujanos, contadores y pilotos, dicha cantidad se hacía insuficiente para cubrir las necesidades de la institución. En los de guerra se consideraba a los guardiamarinas ingresados a comienzos y a mediados de año; los primeros eran Luis Becerra, Pedro Bórquez, Carlos Bravo, Enrique Brieba, Humberto Carrasco, Alfonso Castro, Enrique Costa Pellé (CA), Rodolfo Fuentes, Luis Escobar (CA), Kenneth Page, Rafael Ruiz, Antonio Vidal, Felipe Wiegand (CA) y el alférez de fragata ecuatoriano Flavio Aray, primer oficial extranjero graduado en Valparaíso (Merlet Sanhueza, 2000).
Con el inicio del siglo XX se produce otro hecho importante en las relaciones entre las Armadas de Chile y Ecuador, el mismo que se da en el año 1905 cuando, luego de conversaciones entabladas por el Gobierno del Ecuador con el de Chile tendientes a la adquisición de un transporte militar y otros materiales de guerra, a más del envío de una misión militar chilena, se logra concretar este acuerdo y se adquiere el vapor Casma, buque que es conducido hasta Guayaquil por una dotación chilena comandada por el capitán de navío Carlos Fuenzalida, arribando al mencionado puerto el 24 de mayo de 1905, siendo el buque chileno rebautizado en el Ecuador con el nombre de Marañón y destinado a cumplir funciones de buque escuela.
Una vez en tierras ecuatorianas, la misión militar chilena se dedicó a trabajar en la organización de las fuerzas armadas bajo el modelo chileno, lo que significó la revitalización de sus cuadros y programas, trabajo que también abarcó a la Marina. Entre los oficiales navales chilenos que integraban la misión naval que permaneció en el Ecuador entre los años 1905 a 1913, deben destacarse también al capitán de navío Rubén Morales, capitán de fragata Óscar Ferrari, capitán de corbeta Carlos Puyol y capitán de corbeta Heli Núñez (Sánchez Bravo, Misión Naval Chilena (1905–1913), 1995).
Resumiendo esta primera parte del presente compendio histórico, se ha podido constatar que durante el periodo comprendido entre finales del siglo XIX y cerca de las dos primeras décadas del XX, ya se llevaron a cabo importantes actividades que representan el aporte inicial de la Armada de Chile, en la delicada tarea de formar a jóvenes ecuatorianos en el arte y la ciencia de la profesión naval, aunque, como se relató, las designaciones de los aspirantes a cadetes, por parte del Ecuador, eran eventuales ya que se entiende que todavía no existía un acuerdo institucional o compromiso formal que permitiera mayor regularidad en esta cooperación académica.
Fue entonces que, a finales de los años 20 del siglo XX, comienza el Ecuador a enviar con un poco más de regularidad a los jóvenes guardiamarinas (denominación del cadete en la Armada del Ecuador) que iban a cursar sus estudios en la Escuela Naval de Chile, lo cual con orgullo y emoción pude verificar en las páginas de la valiosa obra del capitán de fragata (R) Enrique Merlet Sanhueza, libro al que me referí anteriormente; ya que como oficial de marina ecuatoriano y, más aun, conociendo personalmente a varios de los distinguidos señores oficiales ecuatorianos que tuvieron el privilegio de graduarse en la Escuela Naval de la Armada de Chile, me llenó de satisfacción leer sus nombres en las diferentes promociones graduadas desde el año 1929 hasta el 2000, a quienes se suman los oficiales graduados en el periodo del 2001 al 2015 (Dirección General del Talento Humano de la Armada, 2020).
Con el propósito de recordar a algunos de aquellos oficiales ecuatorianos egresados de la Escuela Naval “Arturo Prat”, histórico y prestigioso instituto que los formó profesionalmente para desempeñarse en la Armada y asimismo ser hombres de bien para la sociedad ecuatoriana y el mundo, pero además con la intención de rendir un homenaje de gratitud a esta bicentenaria escuela matriz de la Armada de Chile, a continuación voy a permitirme nombrar a estos caballeros de mar quienes envían un mensaje simbólico que expresa sus sentimientos y remembranzas vivenciales de aquella inolvidable época como cadetes de la Escuela Naval “Arturo Prat”:
Contralmirante Jorge Queirolo Gómez (Promoción 1958)
“Mis cinco años en la Escuela Naval ‘Arturo Prat’ son un recuerdo inolvidable, a la fecha de ingreso había cumplido recién 16 años. La formación militar y disciplina eran exigentes pero adecuadas para la edad, la adaptación no fue difícil. El período de reclutas, que duró un mes sin salida, permitió, sin duda, que se forjaran los lazos de compañerismo y espíritu de cuerpo. Los oficiales y brigadieres nos dieron, en todo momento, a los cadetes extranjeros un trato igual al de nuestros compañeros chilenos. La formación académica fue muy eficaz lo que me permitió hacer los cursos de especialidad, con esfuerzo, pero sin dificultades.”
Capitán de corbeta Marco Viteri Checa (Promoción 1960)
“Fue un privilegio haber sido acogido y formado en la vieja casona de la Escuela Naval ‘Arturo Prat,’ en el cerro Artillería de Valparaíso. Con la perspectiva del tiempo transcurrido, me vienen a la mente muchos recuerdos de la vida cotidiana en la Escuela, partiendo con la ducha con agua helada a las 05.30 horas, aseo, formación, estudio y luego las clases y actividades desde las 08.00 horas hasta el fondeo a las 21.00. Los jueves por la tarde infantería. Marchábamos hacia Playa Ancha, para retornar cantando por la avenida Gran Bretaña, donde nos miraban algunas chiquillas, amigas del sector. En el portalón nos esperaba nuestro subdirector capitán de fragata Custodio Labbé, a quien admirábamos como prototipo del marino y nos esforzábamos con nuestro paso regular al pasar frente a él por el portalón. En ese ambiente de camaradería afloraron los amigos que han perdurado toda la vida. La formación y educación que recibimos en la Escuela Naval, ha sido decisiva en el éxito de nuestras actividades como profesionales.”
Contralmirante Samuel Franco Castro (Promoción 1968)
“Ingresé con dos amigos a la Escuela Naval en el mes de marzo de 1964, mes y medio luego de que lo hicieran mis compañeros de curso, situación que conllevó a que los tres ecuatorianos reclutas tuvieramos instrucción militar durante las noches para igualarnos con el resto del curso. El hecho de haber ingresado tan jóvenes a la Escuela, hizo que naciera entre nosotros, los compañeros, un fuerte vínculo de amistad y camaradería que ha perdurado a través de los años hasta la actualidad. En nuestro paso por la Escuela aprendimos a formar nuestro carácter y estar preparados para tomar decisiones en períodos de tensión, tanto en la guerra como en la paz. Nos formaron para ser líderes pero para ejercerlo con firmeza con el ejemplo sin abusar del poder. Para terminar este pequeño comentario quiero señalar que la formación que me dieron en la Escuela Naval ‘Arturo Prat’ me sirvió de base fundamental durante toda mi carrera como oficial de marina de la Armada del Ecuador, a la cual serví por 35 años y donde alcancé el grado de Contralmirante.”
Vicealmirante Jorge Cruz Game (Promoción 1971)
“En febrero de 1967 desembarqué de la M/N Verdi en Valparaíso, donde mi familia fue a recibirme. Mi padre era el agregado naval de nuestra embajada desde unos meses antes y yo me había quedado en Guayaquil hasta terminar mis estudios del tercer año de secundaria. Había pedido a sus amigos de la Armada de Chile le asesoraran para escoger el colegio donde matricularme, y fue el entonces director de la Escuela Naval quien le sugirió que podría gestionar mi ingreso a dicha escuela. Esa fue una decisión que marcaría mi vida, porque la formación que recibí en ella fue excepcional en todo sentido. La Armada de Chile no solo tiene una historia llena de ejemplos de heroísmo y victorias, también se ha mantenido como líder regional y como una institución profesional y de prestigio. Sin duda, tanto desde el punto de vista personal como institucional fue muy positivo el que me formara en la Armada de Chile.”
Teniente de navío Javier Egüez Espinosa (Promoción 1994)
“En general considero que la formación de la Escuela Naval ‘Arturo Prat’ era bastante enfocada en modelar el espíritu naval de los cadetes y, sobre todo, explotar en gran medida sus habilidades como futuros marinos, eso realmente quedó en mi recuerdo, ya que todo el tiempo que permanecí en la Escuela Naval, recuerdo haber sentido en el aire ese aroma salobre de la vida naval y del amor por la carrera y el uniforme. Recuerdo claramente cada parada militar para las fiestas patrias o para las glorias navales, en donde se volvía eterno el tiempo de marcha por las calles de Valparaíso y de Santiago; sin embargo, el orgullo de vestir el uniforme y desfilar frente a los ciudadanos nos hacía amar nuestra carrera y sobre todo venerar el recuerdo de los héroes que gestaron la historia de tan noble nación. Dentro de todos los valores entregados durante mi formación en la Escuela Naval, quedó claramente impregnado en mi corazón la lealtad, el honor, el coraje y la fortaleza para enfrentar cada instante de lucha, realmente desarrollaron en mí el amor por el mar, por Dios y por la Patria.”
Capitán de fragata Luis Lavayen Cardoso (Promoción 1.994):
“A inicios del año 1992 cuando el guardiamarina de segundo año Javier Egüez y yo arribamos a la Escuela Naval ‘Arturo Prat,’ el formato educativo era diferente a lo que habíamos experimentado en Ecuador y, en la actualidad, también ha sido modificado. Existieron periodos de embarque durante los años de estudios, dependiendo de los planes realizados, pueden efectuarse las navegaciones al Norte del país como al Sur. El cadete Egüez y yo, dado que nos exoneramos en todas las materias durante el año 1992, fuimos los únicos cadetes que tuvimos la oportunidad de navegar en los submarinos Thompson y Simpson desde Valparaíso hasta Talcahuano. Personalmente, considero la experiencia de formación profesional en el extranjero es única, abre la mente y permite comprender mejor el entorno regional.”
Teniente de navío Luis Vieira Marín (Promoción 2007):
“Dentro de la experiencia que tuve como cadete de la Escuela Naval ‘Arturo Prat,’ creo que es importante destacar tres aspectos que, a mi percepción, fueron los más relevantes durante los años vividos en Chile. El primero de ellos fue el área de mi formación profesional, considero que en mi caso particular, fue una ventaja muy grande haber cursado como guardiamarina en la Escuela Superior Naval, y luego haber sido seleccionado con la beca para continuar mi formación en la Escuela Naval de Chile. Un segundo aspecto que considero que fue de mucha importancia en mi formación como oficial de marina y que aportó la Escuela Naval ‘Arturo Prat’ es en mi capacidad de asumir responsabilidades y enfrentarme a situaciones donde tuve que tomar decisiones, de menor envergadura, pero que significaban mi postura como líder. El tercer aspecto que resalto de mi experiencia en Chile, es la oportunidad de haber hecho amistades que han perdurado en el tiempo, teniendo muy buenos amigos con los que en algún momento hemos podido compartir experiencias y conocimientos en determinadas ocasiones de mi carrera.”
Alférez de fragata Juan Jarrín Cerda (Promoción 2015):
“Han pasado pocos años, pero siempre que pienso en ello se llena de nostalgia mi corazón, fue un 30 de enero de 2013 cuando viajé a Valparaíso para ser parte de la Escuela Naval ‘Arturo Prat,’ como parte del programa de recompensas de la Armada del Ecuador. Al llegar a Chile tenía pena ya que sabía que no vería a mi familia en mucho tiempo y que estaría solo en otro país, pero el apoyo de mis compañeros o hermanos chilenos, como yo los llamo, quitó ese sentimiento de mi corazón, en poco tiempo, ya que se convirtieron en mi familia. El período que estuve ahí pasó muy rápido, pero me colmó de experiencias, conocimientos, doctrina y profesionalismo para desenvolverme hasta el día de hoy como oficial de marina en la Armada del Ecuador y en mi especialidad en la aviación naval. Mi carrera recién está comenzando y aún tengo gran camino por delante en mi profesión, pero estoy convencido que no tendré problemas porque me formé en una de las mejores escuelas de líderes del planeta, la Escuela Naval ‘Arturo Prat’.”
Para concluir este breve relato histórico acompañado de sinceros y espontáneos mensajes personales de ex – cadetes, todo esto relacionado con la contribución de la Armada de Chile en la formación de oficiales de marina ecuatorianos, es necesario mencionar lo acontecido el 20 de noviembre del 2018, cuando en el Patio de Honor de la Escuela Naval “Arturo Prat” se llevó a cabo la ceremonia de imposición de la condecoración “Estrella de las Fuerzas Armadas del Ecuador” en el grado de “Gran Estrella al Mérito Militar” al pabellón de combate del plantel, reconocimiento otorgado por la Armada del Ecuador como gesto de gratitud institucional y además para rendir el merecido homenaje a la Armada de Chile y a su alma mater por los 200 años de vida y fructífera labor en beneficio del pueblo chileno y de las Armadas amigas, evento que contó con la presencia de autoridades navales chilenas acompañadas del embajador del Ecuador en Chile y los agregados de Defensa y Policial a la Embajada del Ecuador, habiendo recaído en el autor de este artículo la honrosa tarea de coordinar la organización de este simbólico acto, debido a que en aquel momento cumplía las funciones de Agregado Naval del Ecuador en Chile.
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La Escuela Naval en sus 200 años de existencia ha formado a más de 13.500 cadetes o aspirantes a oficiales. Muchos de los cuales no sólo han contribuido al servicio de nuestra Marina, sino que han destacado en campos como la industria, la religión, la política, la educación, la ciencia o el deporte.
La misión de la Escuela Naval tiene como propósito brindar a la Marina hombres y mujeres líderes de excelencia, por lo que el proceso de enseñanza/aprendizaje del mando con liderazgo en este plantel, es la tarea principal que ilumina todas las actividades diarias del cadete. Es por esto que la estrategia que se desarrolla en este sentido es un modelo integral, tanto del ser, saber y saber hacer, que busca como principio rector entregar a la Armada de Chile oficiales con valores, carácter, identidad y conocimientos.
La acreditación es un proceso voluntario al que se someten las instituciones de educación superior autónomas, asi como las carreras de pregrado, programas de posgrado y especialidades del área de la salud que ellas imparten; para contar con una certificación de calidad de sus procesos internos y resultados. El año 2007 la Escuela Naval comenzó su proceso de acreditación institucional, considerando que para estos efectos, la Escuela Naval sigue las pautas de un Instituto Profesional. Para enfrentar este proceso se creó la Oficina de Acreditación. En mayo del presente año se presentaron los antecedentes para una nueva acreditación para el período 2019 - 2023, teniendo como novedad el haberse presentado para lograr la acreditación en el área optativa de Vinculación con el Medio.
En los últimos años se ha desarrollado un concepto de establecimientos educacionales denominado Comunidades de Aprendizaje Profesional, en inglés Professional Learning Communities (PLC). Estas organizaciones se caracterizan porque sus procesos educacionales no incluyen sólo a los alumnos sino a todos los miembros del plantel. El presente ensayo resume un trabajo que describe las PLC de acuerdo con la literatura existente, relacionando sus características con la Escuela Naval para determinar si esta podría ser considerada como tal.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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