By GUSTAVO JORDÁN ASTABURUAGA
La inteligencia artificial es la mayor revolución del siglo XXI. Varios países están invirtiendo decenas de miles de millones de dólares por lograr la supremacía de esta tecnología, la que tendrá efectos relevantes en todo el quehacer humano, incluidas las crisis y guerras. Así como la Armada lideró la incorporación de la computación digital en los 60´s, ahora debería liderar la incorporación de la inteligencia artificial en todos los procesos administrativos y operativos de la Institución.
Artificial intelligence is the 21st century´s greatest revolution, for which several countries are investing tens of billions of dollars to achieve supremacy on this technology. This competitive edge will have significant effects on all human activities, including in times of crises and wars. In our country, the Chilean Navy was pioneer in the incorporation of digital computing in the 1960’s, and it should now lead the integration of artificial intelligence in all its administrative and operational processes.
“La inteligencia artificial es el futuro no solo para Rusia, sino para toda la humanidad. Trae consigo enormes oportunidades, pero también amenazas difíciles de predecir. Quien se convierta en líder en este ámbito será el gobernante del mundo”.
Vladimir Putin1
Predecir el futuro siempre ha sido difícil. Predecir el futuro de la guerra es casi imposible, lo más probable es que se cometan gruesos errores de apreciación. Sin embargo, se efectuará el mejor intento, considerando la importancia del tema planteado y las tendencias que se aprecian en la actualidad.
No existen dudas de que la inteligencia artificial (en adelante IA), compuesta básicamente por algoritmos avanzados, procesamiento de miles de millones de datos y potentes capacidades computacionales, está generando cambios trascendentes en todas las actividades humanas. Una cantidad creciente de analistas creen que la IA será la tecnología más importante del siglo XXI y sus efectos serán relevantes en los conflictos internacionales futuros.
La IA puede generar cambios radicales por su capacidad de relacionar datos (causas y efectos), imperceptibles para los seres humanos, predecir eventos y recomendar cursos de acción, dado que puede analizar a velocidades vertiginosas millones de datos y variables que cambian constantemente, logrando espectaculares resultados. Entre estas capacidades se encuentran reconocer datos (de texto, videos, voz, imágenes, etc.), correlacionar comportamientos anómalos, optimizar soluciones de problemas complejos y alertar de eventos especiales que pueden ocurrir.
A continuación, se formularán algunos pronósticos del posible efecto de la IA en la evolución de algunos ámbitos de la guerra.
Teatro de operaciones, vigilancia, mando y control
El teatro de operaciones de las guerras futuras será enorme ya que involucrará la infraestructura crítica de los contendores y podría abarcar miles de millas náuticas.
Las tendencias indican que las guerras futuras deberían ser conducidas por un mando único asesorado por un estado mayor conjunto. Así se cumplirá el viejo aforismo de concentrar el mando, la misión y los medios en un solo órgano y eliminar las descoordinaciones que se producen naturalmente cuando existen mandos paralelos.
Al extenderse el teatro de la guerra, se requerirá de una vigilancia de una magnitud equivalente. Esto implica la necesidad de utilizar extensivamente satélites de vigilancia óptica, radárica (con radares de apertura sintética), infrarroja y de guerra electrónica.
Entre nuestras futuras capacidades de vigilancia estratégica deberían estar consideradas constelaciones de satélites de bajo costo ubicados en órbitas bajas, de alta resolución, que permitan detectar y reconocer a blancos de interés, apoyados por IA, en el mar y en la tierra.
Lo anterior deberá estar complementado con medios de vigilancia tripulados como aviones de detección y control aéreo (AWACS), de exploración aeromarítima, vehículos no tripulados (drones, de superficie y submarinos), sensores terrestres, etc., todos con capacidades de IA para optimizar sus detecciones.
Los medios de vigilancia mencionados deberán construir un panorama operacional común del teatro de la guerra y para ello se requerirá de comunicaciones satelitales nacionales (o de satélites comerciales con capacidad de internet de banda ancha) disponibles para conectar, en forma segura, a todas las fuerzas propias con sus centros de mando asociados.
Adicionalmente, se requerirán satélites de navegación propios o acuerdos con países aliados que nos permitan usar las capacidades de aquellos, porque todas las plataformas y armas serán guiadas por GPS o los sistemas equivalentes existentes a futuro a nivel mundial.
El panorama operacional común permitirá designar armas de cualquiera de las FF.AA. que estén disponibles para batir un blanco en el mar o en tierra, lo que será determinado por el mando conjunto.
Plataformas, sensores y armas
A futuro será cada vez más común la interacción de buques, aeronaves, submarinos y fuerzas terrestres con plataformas tripuladas y no tripuladas dotadas de IA. Los actuales buques requerirán ser adaptados para operar un número creciente de drones, vehículos de superficie y submarinos no tripulados, y los del futuro serán diseñados para lo anterior.
A mediano plazo veremos instalados sistemas de armas con láser y cañones electromagnéticos en los buques de combate, que requieren de altos pulsos de energía eléctrica, provistos por generadores o bancos de baterías modernas.
Se incorporarán a la guerra naval misiles de muy largo alcance que permitan batir blancos a cientos de millas de distancia. Los sensores y armas de las plataformas futuras estarán dotados de IA para detectar y atacar blancos en ambientes crecientemente complejos.
Los sistemas de hard y softkill serán diseñados para enfrentar las amenazas del futuro, con capacidades de IA para reaccionar automáticamente ante ataques de torpedos supercavitantes de alta velocidad (cerca de los 200 nudos), misiles de aproximación final rasantes o cenitales, drones de muy reducidas dimensiones atacando solos o en enjambres, drones de ataque con armas de precisión, kamikazes y buques de superficie no tripulados.
Inteligencia
Es sabido que la IA tiene un rol esencial que cumplir en el análisis de una cantidad creciente de múltiples datos disponibles en fuentes abiertas (los expertos afirman que al menos el 90% de la inteligencia útil actual está disponible aquí) de manera que al analizar automáticamente a las redes sociales y otras fuentes abiertas de información, se podrá obtener inteligencia útil que contribuirá a determinar las posibilidades del enemigo, sus vulnerabilidades y contribuir a la apreciación continua de la situación.
La IA tendrá un rol preponderante en la identificación de los blancos que sean detectados reconociendo buques, tanques, aviones, fuerzas y blancos terrestres, etc., al analizar las múltiples fotos o videos que sean obtenidos por satélites y diversos vehículos de vigilancia tripulados y no tripulados.
Las capacidades actuales y futuras de la IA serán capaces, apoyadas por las enormes capacidades de la computación moderna, de quebrar cualquier sistema criptográfico (y claves de accesos a computadores), por lo que la seguridad de las comunicaciones (e informáticas) serán un desafío permanente que permitirá ejercer a plenitud las funciones de mando y control en el vasto escenario de la guerra.
En los análisis comparativos de las fuerzas se deberán incluir las capacidades de IA del enemigo, sus capacidades satelitales y de guerra cibernética (y de sus aliados).
El conocimiento de la infraestructura crítica propia y del enemigo serán cruciales en la apreciación de la situación.
Logística
La IA tiene grandes aplicaciones para contribuir a solucionar problemas logísticos complejos, como lo están aplicando ya grandes empresas multinacionales y las FF.AA. de países más desarrollados.
Las modernas impresoras 3D serán capaces de fabricar diversas piezas o sistemas que se requieran a futuro, por lo que se prevé que serán cada vez más útiles embarcadas y en todos los órganos de apoyo logístico operativos.
Está previsto que algunas marinas construyan a futuro buques de apoyo logístico sin tripulación, totalmente automatizados, debiendo entrar en servicio en las próximas décadas.
Como ha ocurrido en la Guerra entre Rusia y Ucrania, se puede producir un rápido agotamiento de las armas sofisticadas que son siempre escasas, por lo que debemos estar preparados para utilizar armas no tan modernas, si la guerra se prolonga, o nuevas armas desarrolladas en Chile, para continuar las hostilidades hasta lograr la victoria.
Guerra cibernética
Este campo de batalla que será cada vez más importante, las recientes filtraciones de correos electrónicos del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. chilenas y de otros países demuestran las vulnerabilidades de estos sistemas.
En los conflictos futuros, no solo deberemos evaluar las capacidades de ciberguerra de nuestro adversario directo, sino que también de sus aliados y de hackers contratados por ellos, así los ataques a nuestras redes informáticas pueden provenir de cualquier parte del mundo.
La IA puede contribuir a detectar estos ataques, dar las alarmas correspondientes y apoyar también las acciones ofensivas que se desarrollen en este campo.
Mientras más conectadas informáticamente estén todas las fuerzas propias, más vulnerables seremos a los ataques informáticos.
Guerra de la información y el engaño
Los nuevos sistemas de IA permiten generar noticias, fotografías y videos falsos con una velocidad y calidad sorprendente. Esto puede ser amplificado por las redes sociales utilizando bots. Con estos medios será más fácil efectuar acciones de guerra de la información y engaño al enemigo.
“Toda la guerra está basada en el engaño”. SunTzu2.
También debemos tener presente que el adversario posee las mismas capacidades, por lo que evitar el engaño y descartar las noticas falsas del adversario serán tareas tan importantes como generar las propias.
Apoyo de la IA a la planificación operativa
Uno de los grandes aportes que se le atribuyen a la IA es su capacidad de apoyar la planificación de las operaciones mediante sofisticadas simulaciones repitiendo millones de veces diferentes tácticas de ataque hasta determinar los mejores cursos de acción posibles.
Estas capacidades contribuirán a la planificación presentando cursos de acción no considerados o ratificando los ya preseleccionados, que pueden ser los que nos lleven a la victoria.
Peligro de ataques sorpresivos
Contando con armas de alta precisión terminal y gran alcance, como asimismo con vehículos de ataque no tripulados como drones, vehículos de superficie y submarinos, será posible al inicio de las guerras futuras montar un ataque sorpresivo al estilo de Pearl Harbour para neutralizar a los buques y submarinos en puerto, a los aviones y drones de ataque en tierra, a los centros de mando y control, y centros de apoyo logístico, como asimismo puntos de gran relevancia de la infraestructura crítica. Contar con una inteligencia de excelencia será crucial para evitar estas sorpresas.
Desafíos futuros
La IA acelerará la toma de decisiones de las batallas navales futuras y aquel bando que prevalezca tendrá la oportunidad de cumplir con la máxima táctica de “atacar primero al enemigo, efectivamente, con la máxima potencia ofensiva disponible”.
Nada reemplazará la capacidad, ingenio e intuición del ser humano, pero debemos experimentar y descubrir cómo la IA puede contribuirnos a ganar las guerras futuras.
La Armada ha asumido grandes revoluciones tecnológicas en su historia: el vapor, los torpedos, submarinos, aeronaves embarcadas, la computación digital, la guerra electrónica, los misiles antibuques y antimisiles, etc. La IA no es la panacea y tampoco es perfecta, aún requiere maduración para tener una alta efectividad en la guerra, pero debemos asumirla como siempre lo hemos hecho: con gran espíritu de innovación y experimentación operativa.
Se requerirá contar con una masa crítica de ingenieros expertos en datos, algoritmos y computación capaces de generar capacidades de IA acordes a nuestras necesidades. Esto se podría complementar con alianzas con universidades chilenas y otras marinas amigas. Esto implicará un cambio en la educación naval, ya que será necesario enseñar los fundamentos de la IA a los oficiales y gente de mar de especialidades técnicas.
La reducción de los costos de fabricación, lanzamiento y mejores capacidades permiten sugerir ampliar nuestras capacidades de vigilancia estratégica con constelaciones de satélites dotados de radares de apertura sintética de alta resolución, que detecten e identifiquen con IA a los buques en los espacios oceánicos de interés. Su empleo permitirá cumplir tareas de policía marítima y operativa.
La IA tiene una gran aplicación en la logística. La experimentación con impresoras 3D será novedosa y podría generar soluciones y capacidades impensadas.
No se debe olvidar la Infantería de Marina y fuerzas especiales, las cuales deben ser dotadas de equipamiento especializado moderno para el mejor cumplimiento de sus funciones.
Por último, la IA reactivará la intención de aplicar la estrategia de la Jeunne Ecole de los 70´s del siglo XIX (hace ya casi 150 años), cuando algunas plataformas de bajo costo eran capaces de neutralizar a buques capitales de la época con las nuevas armas de gran tecnología.
Bibliografía
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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