By Cristóbal Rodríguez De Arcas
El origen de la exploración aeromarítima se remonta al nacimiento de la Aviación Naval, cuando por primera vez la Escuadra Nacional ve incrementadas sus capacidades al incorporar la operación de hidroaviones en el año 1919. Próximos al centenario de la Aviación Naval, el Escuadrón VP-1 como parte relevante de esta fuerza, ha contribuido a lo largo de su historia a cumplir la misión de la Armada, mediante el profesionalismo de sus dotaciones y las vastas capacidades de sus aeronaves.
The origin of the navy´s aviation maritime patrol dates to the birth of our Naval Aviation, when in 1919, our Fleet increased its operational capabilities by incorporating seaplanes for the first time. On the Naval Aviation´s centennial, Patrol Squadron One (VP-1), as a relevant part of this naval air arm, with the professionalism of its crews and the vast capabilities of its aircrafts, has contributed over the course of its history to fulfill the Chilean Navy´s mission.
La Aviación Naval se encuentra próxima a conmemorar el centenario de su creación, proporcionando medios aeronavales para la ejecución de operaciones navales y marítimas. Una fracción importante de estos medios aeronavales es provista por el escuadrón de exploración aeromarítima VP-11, que tiene por misión desarrollar operaciones navales en el ámbito de la guerra de superficie y antisubmarina, contempladas en las planificaciones estratégicas de la Armada y de los comandos conjuntos, con el propósito de contribuir al control del mar en las áreas de interés.
Han pasado más de cuarenta y cinco años desde el 16 de marzo de 19772, fecha que marca un hito en la bitácora de la Aviación Naval, desde que el escuadrón VP-1 se encuentra cumpliendo con esta importante misión en forma ininterrumpida en beneficio de la Armada.
El presente artículo propone que el escuadrón de exploración aeromarítima VP-1 como parte relevante de la Aviación Naval, ha contribuido a lo largo de su historia al cumplimiento de la misión de la Armada, lo anterior mediante la eficaz combinación del profesionalismo de sus dotaciones y las vastas capacidades de sus aeronaves.
Lo anterior será sustentado primero, mediante la relación entre los inicios de la Aviación Naval y la exploración, identificando una constante necesidad a lo largo de la historia aeronaval de adquirir aeronaves capaces de cumplir con esta función; segundo, dando cuenta de las amplias y versátiles capacidades de los medios aéreos del escuadrón VP-1, que se potencian con el profesionalismo de sus dotaciones de vuelo; y tercero, cómo estas capacidades contribuyen al cumplimiento de la misión de la Armada, mediante la exitosa participación en las cinco áreas de misión institucionales.
La historia del escuadrón VP-1 se remonta al nacimiento de la Aviación Naval y se relaciona con la permanente necesidad de la Armada de poseer capacidades de exploración.
En 1919, en los años previos a la creación de la Aviación Naval, por primera vez la Escuadra Nacional incorpora el empleo de los hidroaviones Sopwith Baby desde el crucero O`Higgins para efectuar las primeras tareas de exploración aeromarítima en la historia naval chilena. Más tarde en la década de los veinte, este rol fue cumplido con hidroaviones Short 184 y AVRO, además de los botes voladores Supermarine Channel MK II, Felixtowe F2 y Dornier Wal. En la década de los cincuenta se incorporaron los aviones Beechcraft C-45 para desarrollar variadas misiones de apoyo a la Escuadra, aún sin equipamiento especializado. Luego en la década de los setenta se adquirieron modelos Douglas DC-3, denominados C-47, siendo las primeras aeronaves equipadas con radar y mesa de ploteo, características que permitieron incrementar las capacidades de los buques de superficie y experiencias de las dotaciones tácticas. Más tarde, a mediados de los setenta arriban al país para tareas de transporte y enlace tres Embraer 110, designados militarmente como C-95 (Tromben, 1998). A pesar de estas últimas adquisiciones, a fines de la década de los setenta se mantenía la creciente necesidad de contar con aeronaves correctamente equipadas e idóneas para efectuar exploración.
Al analizar la historia de la Aviación Naval se identifica la relación entre sus inicios y la exploración aeromarítima, en donde sin duda la institución le otorgaba una gran relevancia al hecho de contar con unidades aeronavales capaces de cumplir con este tipo de misiones, siendo estas también renovadas periódicamente. Atendiendo esta creciente necesidad y relevancia, que le otorgaba a la exploración tanto la Aviación Naval como la institución, es que el 16 de marzo de 1977 el escuadrón fue definitivamente organizado para la misión y roles que cumple en la actualidad.
Para cumplir con su misión y roles, desde su creación el escuadrón VP-1 ha sido asignado con aeronaves equipadas con sistemas de última tecnología, que gracias al profesionalismo de sus dotaciones de vuelo, le entregan amplias y versátiles capacidades.
A contar de noviembre de 1978 y en el contexto de la crisis del Beagle, el escuadrón recibe seis Embraer 111, denominados militarmente como P-111 “Bandeirante”, incrementando y consolidando las capacidades de exploración aeromarítima de la Armada. Estas aeronaves, gracias al rápido afiatamiento de sus teams tácticos y dinámico trabajo en equipo, tuvieron un destacado desempeño durante la mencionada crisis, siendo públicamente reconocidos por el comandante en jefe de la Armada de la época, almirante José Toribio Merino Castro, debido a la eficiencia y el esfuerzo demostrado en las tareas de localización y traqueo de unidades de superficie (Historial VP-1, 1978). La capacidad de exploración aeromarítima, involucrando integralmente los conceptos de vigilancia, rebusca, observación, reconocimiento, patrulla y traqueo, fue finalmente alcanzada.
Entre 1988 y 1989 arribaron al escuadrón dos aeronaves birreactores Falcon 200 (Naval 301 y 302), cumpliendo distintos vuelos de transporte y enlace. Sin embargo, su principal tarea era la calibración y validación de los sistemas de armas de las unidades de superficie de la Escuadra, gracias a su alta velocidad. Además de la capacidad de validar sistemas de armas de los buques, estas aeronaves a reacción otorgaron la capacidad de enlace con la totalidad del territorio insular nacional, efectuando el primer vuelo de un avión naval a isla de Pascua en 1988. “Bravo Zulú por el histórico vuelo a isla de Pascua efectuado por el Naval 301”, escribió el almirante Merino en un mensaje naval dirigido al escuadrón VP-1 y a la Comandancia de la Aviación Naval (Historial VP-1, 1988).
Entre 1993 y 1994 arribaron ocho aeronaves P-3 “Orion” a Chile de la empresa norteamericana Lockheed Martin, volando desde Tucson, Arizona (desde el Naval 401 al Naval 408) (Tromben, 1998). Este traspaso representó un avance sustancial en las capacidades institucionales, en parte gracias a su alta velocidad, gran autonomía, largo alcance, prolongada permanencia en áreas de interés, y la posterior innovación de sus sensores y armas de guerra antisubmarina. Su sobresaliente performance3 y vasta experiencia operativa en el ámbito de la guerra de superficie y antisubmarina lo hacen una aeronave irremplazable, siendo aún utilizada por algunas de las Fuerzas Armadas más avanzadas del mundo4.
Entre el 2010 y 2011 arribaron al país tres aviones P-295 “Persuader” (Naval 501, 502 y 503) desde la empresa europea Airbus Military en Sevilla, España, constituyendo el primer prototipo de C-295 antisubmarino del mundo (Historial VP-1, 2011). El proyecto “Alcatraz” dotó al escuadrón de sistemas y sensores de última tecnología tales como radares, sensores optrónicos, detectores de anomalías magnéticas, procesadores de sonoboyas, sistemas de misión, sistemas de enlace de datos, medidas de apoyo electrónico, equipamientos satelitales y diversidad de equipos de comunicaciones, además de sistemas de lanzamiento de torpedos.
Algunos de estos sistemas y sensores fueron implementados en ambos modelos de aeronaves (P-3 y P-295), entregando al escuadrón VP-1 capacidades más homogéneas para el cumplimiento de sus tareas. Algunas de estas son: capacidad de vigilancia en la zona económica exclusiva (Z.E.E.), cubriendo en forma rápida y expedita las áreas asignadas a cada zona naval del país; capacidad de rebusca sobre cualquier punto del área de responsabilidad nacional de búsqueda y rescate marítimo5 (S.A.R.), en un reducido tiempo de arribo y con una alta permanencia; capacidad de patrulla continua o sistemática de un área de interés; capacidad de reconocimiento electrónico; capacidad de detección de embarcaciones mayores y/o menores a larga distancia; capacidad de reconocimiento y presencia en el territorio antártico chileno; capacidad de detección submarina a gran distancia; capacidad de inserción de fuerzas especiales; entre otras.
Estas robustas y versátiles capacidades, potenciadas por el profesionalismo de los “exploradores"6, junto con constituir los primeros medios institucionales en arribar a una determinada área de interés, tanto terrestre como marítima, entregan a la Armada una fortaleza más para desarrollar su poder naval y servicio marítimo. Al analizar estas capacidades es posible identificar una relación con las áreas de misión y en consecuencia con la misión de la Armada.
Las amplias capacidades y múltiples tareas que realizan las aeronaves del escuadrón VP-1 tienen una recurrente presencia en todas las áreas de misión, contribuyendo al cumplimiento de la misión institucional.
La misión de la Armada es proveer al Estado de Chile de un poder naval y un servicio marítimo con el propósito de contribuir a resguardar la soberanía e integridad territorial, mantener la seguridad de la nación, impulsar el desarrollo nacional y respaldar los intereses nacionales donde sea requerido (Armada de Chile, 2022). Para cumplir esta tarea y propósito, la institución debe desarrollar y mantener capacidades navales y marítimas que permitan el cumplimiento de las tareas permanentes que la institución debe efectuar en cada área de misión. Estas áreas de misión son: Defensa, Emergencia Nacional y Protección Civil, Cooperación Internacional, Contribución al Desarrollo Nacional y a la Acción del Estado, Seguridad e Intereses del Territorio Marítimo.
De acuerdo con el análisis de las distintas misiones cumplidas exitosamente a lo largo de su historia, el escuadrón VP-1 ha mantenido una activa y periódica participación en cada una de estas áreas.
En Defensa de la Soberanía e Integridad Territorial, destaca la participación de 8 aeronaves y más de 35 “exploradores” en la ya mencionada crisis del Beagle en 19787, volando más de 300 horas distribuidas en 87 misiones tácticas entre los días 8 y 25 de diciembre de 1978 (Historial VP-1, 1978). Asimismo, previo al diferendo marítimo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya el año 2014, destaca el despliegue de aeronaves del escuadrón asignadas a la Cuarta Zona Naval y en beneficio de las operaciones realizadas en el teatro de operaciones norte (TON). De la misma forma, la Defensa ha constituido históricamente la primera prioridad del escuadrón, manteniendo un permanente entrenamiento mediante la participación en los distintos períodos de operaciones (OPS) del Comando de Operaciones Navales, volando principalmente en beneficio de la Escuadra, Fuerza de Submarinos, Comando de Fuerzas Especiales y las respectivas zonas navales.
En Emergencia Nacional y Protección Civil, destacan los múltiples vuelos posterior al terremoto del 27 de febrero de 2010. En las primeras horas se efectuó un vuelo de emergencia hacia el archipiélago de Juan Fernández, reestableciendo comunicaciones con las autoridades, verificando las condiciones de la población y catastrando requerimientos de emergencia. Asimismo, se efectuaron múltiples vuelos de apoyo a la Segunda Zona Naval, evacuando personas desde Concepción, y trasladando suministros e Infantes de Marina desde la zona central. Además, en 1991 se destaca el lanzamiento de 180 kilos de víveres y pertrechos sobre la isla Alejandro Selkirk desde un P-111 para auxiliar a pescadores aislados por un fuerte temporal. Igualmente, en 2015 se efectuaron vuelos de reconocimiento fotográfico y traslado de carga a Copiapó, para contribuir con el apoyo humanitario por las inundaciones en la región de Atacama causadas por un fuerte sistema frontal. Finalmente, se destacan los numerosos vuelos realizados en favor del jefe de la Defensa Nacional en la región del Biobío, por el estado de excepción de catástrofe debido a la pandemia de Coronavirus COVID-19 en 2020, y estado de excepción de emergencia en las provincias de Arauco y Biobío, a contar del año 2020 hasta la fecha.
En Cooperación Internacional se destacan las operaciones de aeronaves del escuadrón en distintas oportunidades en los siguientes países: Argentina, Brasil, Perú, Paraguay, Ecuador, Colombia, Panamá, Estados Unidos, Canadá, Francia (Tahití), Nueva Zelanda, España y Cabo Verde. En cuanto a ejercicios internacionales, se destacan las siguientes: entre 1995 y 2021, nueve participaciones en Team Work South; entre 1978 y 2021, veintidós participaciones en UNITAS, operando con una aeronave P-3 en su versión año 2009 denominada UNITAS GOLD desde Jacksonville, Florida en Estados Unidos, volando sobre el Atlántico norte; y entre 2003 y 2008, seis participaciones en PANAMAX, operando con una aeronave P-3 desde Ciudad de Panamá, volando sobre el mar Caribe y el golfo de Panamá.
En Contribución al Desarrollo Nacional y a la Acción del Estado, destacan los numerosos vuelos en apoyo a la Corporación Nacional Forestal (CONAF) de P-295 como aviones guía de las aeronaves norteamericanas B-747 Supertanker y DC-10 Ten Tanker en los múltiples incendios forestales sufridos en la zona central y sur del país en los veranos de 2017 y 2019. De la misma forma, se efectuaron vuelos de reconocimiento para los incendios en las cercanías de Valparaíso en 2015 y 2021. Por otra parte, en 2002 y 2008 se efectuaron complejos vuelos correspondientes al proyecto “Hielo”, volando extensamente sobre la Antártica, Campos de Hielo Norte y Campos de Hielo Sur, en contribución con la National Aeronautics and Space Administration (NASA) y el Centro de Estudios Científicos (CECS), objeto estudiar y medir a través de un altímetro laser y radar de penetración de hielo el estado de los glaciares del área.
En Seguridad e Intereses Marítimos, destacan las habituales operaciones de vigilancia oceánica (OVO) y operaciones de fiscalización pesquera oceánica (OFPO) en favor de la totalidad de las zonas navales, las exploraciones en el área de isla de Pascua en favor de la Primera Zona Naval, las vigilancias en los lagos binacionales en favor de la Quinta Zona Naval, y el control naval de tráfico marítimo de pesqueros extranjeros en tránsito por aguas nacionales. Además de estas frecuentes operaciones, han sido relevantes los operativos antidrogas realizados por el escuadrón en favor de la Cuarta Zona Naval y la Dirección General del Territorio Marítimo (DGTM), destacando “el golpe histórico para el narcotráfico en Chile”, siendo así definido por la prensa en 2019, cuando se incautaron 4,2 toneladas de drogas, siendo felicitados por las autoridades de la época (Direcom, 2019). En 2019 se efectuaron vuelos de apoyo al Plan Frontera Segura para vigilancia de la frontera con Bolivia en la región de Antofagasta, con S.E. el presidente de la República a bordo. Dentro de esta área de misión se encuentran los valiosos apoyos en rebusca de los casos SAR de aviones pertenecientes a la Fuerza Aérea de Chile (FACH), principalmente un Casa 212 en Juan Fernández en 2011 y un C-130 en el mar de Drake en 2019, en donde las aeronaves del escuadrón VP-1 fueron una de las primeras en arribar al área y tuvieron un papel preponderante en las labores de emergencias.
En conclusión, el escuadrón de exploración aeromarítima VP-1, como una de las unidades operativas más significativas de la Aviación Naval, ha contribuido a lo largo de su historia al cumplimiento de la misión de la Armada, a través de la presencia periódica de sus medios aéreos en la totalidad de las áreas de misión y consecuencia en la misión institucional. Para lograr lo anterior en forma exitosa a lo largo del tiempo, ha sido necesario preservar una unión de lo personal con lo material, manteniendo una mística entre el reconocido profesionalismo de sus dotaciones de vuelo y las extensas capacidades de sus aeronaves.
Próximos al centenario de la Aviación Naval, el escuadrón de exploración aeromarítima VP-1 seguirá volando orgulloso bajo la constelación Cruz del Sur y sobre los mares del Pacífico sur, tal como lo hace el albatros de su escudo naval, cumpliendo con su irremplazable misión de ser los ojos y brazo armado antisubmarino de la Escuadra Nacional y de la Armada de Chile.
Bibliografía
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Se narra la historia de los helicópteros SH-9 durante sus 14 años de servicio en la Armada, y de sus dotaciones de pilotos y mecánicos en el período de 1977 a 1991.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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