El autor, alumno y luego profesor del Naval War College, presenta las dos alternativas en un escenario competitivo entre Estados Unidos y China. Luego esgrime los argumentos más relevantes para concluir las razones de la alternativa más probable.
El ascenso de la República Popular China (RPC) como potencia económica y militar dentro de Asia, ha generado en Estados Unidos (EE.UU.) una serie de debates académicos y profesionales en el ámbito de la seguridad nacional, especialmente sobre la coexistencia de dos grandes potencias en una región geográfica común. En general, dentro del marco de la estrategia nacional, hay dos puntos de vista predominantes sobre cómo la RPC manejará su transición para convertirse en una potencia regional hegemónica: a) de una manera agresiva, disputando la posición de EE.UU. en el continente asiático, o b) de manera pacífica, acomodando sus intereses nacionales para asegurar la coexistencia de ambos Estados en la región.
Una estimación adecuada del comportamiento futuro de la RPC es esencial para el futuro de EE.UU., especialmente en el escenario actual de deuda nacional, situación fiscal y proyecciones1 de crecimiento económico. La decisión de dónde o cómo invertir el presupuesto fiscal estadounidense (defensa, educación, infraestructura, investigación y desarrollo, etc.) podría definir el futuro de ese país, en términos de mantenerse como superpotencia global hegemónica. Una política demasiado agresiva para la RPC podría generar las condiciones para iniciar una carrera armamentista en la región; o peor aún, un enfrentamiento militar entre dos países con capacidad militar nuclear. En otras palabras, una mala decisión en política exterior podría poner en riesgo un interés vital para la seguridad nacional de EE.UU.: la seguridad del país, sus ciudadanos y sus aliados y partners.2
En el mismo contexto del párrafo anterior, y considerando la argumentación de Paul Kennedy en su libro Auge y caída de las grandes potencias, la capacidad de las naciones para implementar, proyectar y sostener su hegemonía global ha dependido esencialmente de su capacidad productiva. Es por eso que el costo de oportunidad de invertir más del 50% del presupuesto federal de EE.UU. en defensa nacional debe tenerse en cuenta al definir la estrategia3 futura de ese país. Para tomar esta decisión, la estimación relativamente certera de los futuros escenarios de seguridad internacional es esencial. Cada dólar invertido en un ámbito, pierde la oportunidad de actuar en otro, modificando de manera positiva o negativa el futuro de una nación.
A la luz de los hechos históricos de la China antigua y moderna, y considerando sólo información de fuentes abiertas, la tesis de un ascenso agresivo de la RPC para desafiar el rol hegemónico de Estados Unidos carece de una sólida base argumentativa. Los argumentos principales que apoyan esta presunción son algunas insuficiencias en la construcción de la teoría política denominada The Tragedy of Great Power Politics, el nivel de gasto militar y las capacidades desarrolladas por la RPC, el comportamiento histórico de esa nación y algunos argumentos lógicos relacionados con la estrategia nacional.
El primer argumento se basa en la tesis del ascenso agresivo o revisionista de China. Uno de los académicos más preponderantes en el área de la construcción conceptual de esta teoría es John J. Mearsheimer, muy cercano a postulados de la escuela de pensamiento del realismo de las relaciones internacionales. En su libro La tragedia de la política de las grandes potencias, sostiene que las grandes potencias están siempre en busca de oportunidades para obtener poder por sobre sus rivales, teniendo la hegemonía como su objetivo final. Esta situación teórica, crea las condiciones necesarias para estimar una interacción militar entre EE.UU. y la RPC.4
Este enfoque teórico se centra en una disciplina de estudio denominada “realismo ofensivo”, que basa su argumento en la idea de que la condición anárquica del sistema político internacional predispone a la RPC a comportarse de manera agresiva para lograr sus intereses nacionales, en un marco conceptual de un juego de suma cero (el poder ganado por un actor en un momento determinado corresponde al poder perdido por uno o más jugadores).
Sin embargo, datos empíricos relacionados con la historia mundial reciente muestran una disminución constante de los conflictos armados entre los Estados, como instrumento para lograr los intereses nacionales; situación que presupone un proceso evolutivo y una discontinuidad en el manejo tradicional de las relaciones internacionales.
Figura 1: Tipología de los conflictos armados desde 1946 hasta 2014.5
Sin embargo, datos empíricos relacionados con la historia mundial reciente muestran una disminución constante de los conflictos armados entre los Estados, como instrumento para lograr los intereses nacionales; situación que presupone un proceso evolutivo y una discontinuidad en el manejo tradicional de las relaciones internacionales.
Además, la teoría de Mearsheimer utiliza una base histórica de referencia donde las armas de destrucción masiva, especialmente las nucleares, eran inexistentes.
En segundo lugar, existen varias razones estratégicas por las que no es adecuado que la RPC asuma una actitud hostil en contra de EE.UU. Utilizando la base teórica del realismo en la política internacional, los países son cuerpos unitarios y racionales que observan el entorno externo y tienen un pensamiento estratégico sobre lo que pueden hacer para sobrevivir y crecer en un ambiente competitivo. Bajo esta concepción, los siguientes elementos conceptuales sirven como base argumentativa para descartar la probabilidad de comportamiento agresivo de China contra EE.UU. y sus aliados militares, durante su ascenso para convertirse en una potencia regional:
Figura 2: Inversión acumulada en gastos de defensa de los EE.UU. y la RPC de 1989 a 2014 (en miles de dólares estadounidenses actuales).
En los próximos cinco a quince años, si las fuerzas armadas de EE.UU. y de la RPC permanecen en trayectorias más o menos cercanas a las actuales, Asia será testigo de una frontera progresivamente disminuida en términos de la dominación de Estados Unidos en la región. Estados Unidos probablemente seguiría prevaleciendo en su capacidad de éxito para llevar a cabo una guerra prolongada en prácticamente cualquier área, y Beijing no debiese inferir algo distinto de la generalización anterior.8
El surgimiento de la RPC como una gran potencia económica mundial se apoya en el orden internacional post-guerra fría, dirigido e impuesto por EE.UU. Si China puede utilizar esa condición de estabilidad sin gastar sus recursos para proporcionarla, no hay una razón lógica para que se comporten agresivamente hacia el proveedor gratuito de servicios de estabilidad mundial.
Otro argumento importante a considerar en el marco de la tesis propuesta, es que la RPC no ha aumentado la proporción de sus gastos en defensa en comparación con su Producto Interno Bruto en más de 20 años. Las dos últimas guerras mundiales muestran evidencia empírica de un aumento en el gasto de defensa, como porcentaje del PIB, de las potencias participantes previas al inicio del conflicto. Esta situación es una base histórica empírica que permite estimar la existencia de una preparación previa del poder nacional de un Estado que busca expandir su influencia regional utilizando activamente sus fuerzas militares. Este fenómeno se puede observar en las figuras 4 y 5.
Figura 4: Expansión en el gasto en defensa antes de la IIa Guerra Mundial (1939-1945)11
Figura 5: Gasto en defensa de EE.UU. y la RPC en el período entre 1989 – 2014 (como porcentaje del Producto Interno Bruto).12
En el mismo contexto, tanto EE.UU. como la RPC no están siguiendo el mismo patrón de gasto militar en comparación con las dos últimas guerras mundiales, por lo que el argumento del gasto militar pierde validez para estimar un ascenso agresivo de China como potencia regional.
Figura 6: Gasto en defensa de Estados Unidos y la República Popular China en el período de 1989 a 2014 (como porcentaje del PIB nacional)13
El cuarto argumento está relacionado con el comportamiento histórico de la RPC. A diferencia de Japón, que durante el curso de su historia moderna ha invadido o atacado militarmente a varios países de la región (Rusia, China, Corea, Estados Unidos, Malasia, Filipinas, etc.), la civilización china ha mantenido sus fronteras geográficas muy similares a su fronteras actuales.14
Adicionalmente, la base histórica de las políticas gubernamentales chinas se ha centrado en la solución de problemas sociales y conflictos internos, la construcción de infraestructura, la investigación y desarrollo tecnológico y en el control político-militar de su población dentro de sus fronteras. Los acontecimientos militares pasados de esa nación han sido principalmente de carácter defensivo, siendo la gran muralla china el mejor ejemplo histórico de esto.
En términos de política exterior, la historia china muestra involucramientos en acciones que generaron una cierta influencia negativa en otras naciones cercanas, a través de la imposición de un sistema tributario sobre naciones cercanas, en respeto al emperador y a la cultura china, situación que por otro lado no exigía anexiones territoriales ni imposiciones de cambio a los sistemas políticos de las naciones tributadas.
El desarrollo del poder naval expedicionario en las décadas comprendidas entre 1400 y 1430 a.C. convirtió al imperio chino en el mayor poder naval del mundo. Sin embargo, a diferencia del uso de este poderío por parte de las potencias europeas en la época de la colonización, las expediciones de Zheng He en el océano Pacífico e Índico tuvieron un carácter asociado principalmente a intercambios comerciales, culturales y a la expansión del sistema impositivo chino sobre algunas naciones cercanas.15
Otro argumento que sostiene la tesis planteada es que la estructura de la fuerza desarrollada por la RPC es principalmente defensiva y no expedicionaria, al menos hasta ahora. Según el último informe anual sobre el desarrollo militar y de seguridad de la República Popular China, publicado por el Departamento de Defensa de EE.UU. para el Congreso, la estructura de la fuerza y el desarrollo doctrinal del ejército chino mantiene una capacidad orientada a desarrollar operaciones militares de alta intensidad por un corto período de tiempo y en un ámbito geográfico regional, concentrando la extensión de su perímetro defensivo a través del desarrollo de armas enmarcado en el concepto de negación de acceso y maniobra a un área geográfica (Anti-Access / Area Denial – A2 / AD).16
Por otro lado, el número total de ojivas nucleares producidas por China a la fecha bordea entre las 200 y 300 unidades, situación diametralmente distinta del arsenal estadounidense, con más de 7.000 unidades. Este hecho configura también una posible indicación de por qué la RPC contaría con tal capacidad: más para disuadir un potencial ataque nuclear, en lugar de iniciar uno.17
En el mismo contexto, las alianzas militares buscan el potenciamiento mutuo de las capacidades militares para lograr o mantener objetivos acordados por los Estados miembros. En ausencia de un sentimiento de falta de capacidad, el principio de la libertad de acción indica que es preferible mantener la soberanía sobre las acciones propias. Ahora bien, si la RPC no tiene capacidad militar para iniciar y tener éxito en un acto de agresión militar contra los EE.UU., el país podría buscar alianza con cualquier otro Estado si su intención fuese esa; sin embargo, esto no ha sucedido, al menos públicamente.18
A pesar de lo anteriormente señalado, el comportamiento de la República Popular China en el Mar del Sur de China genera una serie de dudas sobre todos los argumentos anteriores, en particular por el desafío al orden mundial liderado por EE.UU. Sin embargo, el comportamiento chino podría ser apoyado por la lógica del temor de una acción estadounidense futura en contra de la RPC, basado en el número de intervenciones que han violado la soberanía de otros Estados durante la era posterior a la Guerra Fría para alcanzar los intereses nacionales de Estados Unidos, desde intervenciones militares directas hasta la desestabilización de gobiernos para lograr un cambio de régimen político. En el mismo contexto, otro potencial argumento chino para su comportamiento actual puede estar sustentado en el temor a cierta lógica occidental destinada a controlar el surgimiento de las potencias nacientes. Esta aprensión pudo haber llevado al imperativo estratégico21 de crear anillos defensivos en su flanco marítimo, especialmente teniendo en cuenta la mala experiencia histórica de la nación china con las invasiones lideradas en distintos momentos de su historia por parte del imperio británico, alemán y japonés.
Recurrentemente las personas son bombardeadas con una serie de noticias y publicaciones que indudablemente van condicionando su raciocinio, prefijando ideas que cuestan mucho ser cuestionadas y modificadas dentro del sentir colectivo. ¿Cuántos de nuestros lectores, independiente de su opinión individual, tenían un alto grado de certeza en el triunfo de la votación en contra de la salida del Reino Unido de la Comunidad Económica Europea o sobre la victoria de la candidata demócrata en las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos?
Una parte importante de las opiniones o ideas se van forjando acorde al nivel de exposición a fuentes de información (o de desinformación). En el caso nacional, es poco cuestionable que el origen de esas fuentes es predominantemente proveniente del mundo occidental. China, y su escueta política comunicacional, poco ayuda a entregar argumentos distintos a la opinión pública. Al respecto, gran parte de la discusión disponible en fuentes abiertas con respecto a la temática de la postura internacional China redunda en unas pocas ideas centrales, las cuales son recicladas y dispuestas de distinta forma, dificultando encontrar nuevos argumentos.
¿En qué terminará esta evidente tensión internacional?; difícil de estimar. Incluso, la inexistencia de intencionalidad clara por parte de un actor de llegar hasta cierto límite en una disputa de intereses no asegura, en lo absoluto, que no se llegue a lo peor. A modo de ejemplo, personalmente estimo que difícilmente los tres conductores políticos involucrados directamente en la Guerra del Pacífico deseaban un conflicto armado tal y como sucedió, especialmente en la extensión temporal que tuvo; esa es la gracia de un párrafo de discusión, que no requiere mayor justificación en el marco de una tesis propuesta.
El surgimiento de la República Popular China como potencia regional impone un desafío considerable para al futuro de los Estados Unidos, especialmente en el contexto actual de su situación fiscal y económica. Una estimación relativamente certera sobre la potencial intencionalidad del gobierno chino es crucial para la eficacia de un diseño estratégico para el futuro de la nación. Por lo tanto, cualquier argumento sobre este aspecto debe ser estudiado y desafiado cuidadosamente, objeto de implementar el mejor set de opciones sobre política exterior.
En un contexto de grandes conflictos de intereses, relacionados con las decisiones gubernamentales en materia de defensa, la tesis de un ascenso agresivo de China se ha desarrollado fuertemente en diferentes medios, foros y publicaciones. Sin embargo, sólo por información disponible en fuentes abiertas, los argumentos para asumir un comportamiento militar agresivo de la República Popular China en contra de Estados Unidos para disputar su posición dominante, carecen de una sólida base argumentativa. Los puntos más importantes que se utilizan regularmente para justificar la tesis anterior son:
Por otro lado, y desde la perspectiva de la estrategia, no existen incentivos lógicos significativos para que la RPC no desee el statu-quo, o la condición de manejo, del mundo posterior a la Guerra Fría dado que:
En este mundo de confusión y niebla, la capacidad de los futuros líderes para filtrar entre la señal y el ruido, para encontrar la verdad entre la nebulosa de la desinformación (interna y externa) y las creencias individuales y colectivas, será relevante para las futuras generaciones de estadounidenses. Generar una presión militar excesiva o innecesaria en la RPC puede causar el comienzo de una carrera armamentista masiva, en condiciones muy diferentes a las de los primeros días de la Guerra Fría, especialmente considerando la actual situación económica y fiscal de EE.UU.
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China is expanding its naval operations in the Pacific Ocean. Its Coast Guard is the focal point to the expansion of its maritime activities and is soon to start counter-drug patrols in the coastlines close to Latin America. These operations can be understood in a larger context of what China is seeking, considering both its millennia-old and recent history and how the Pacific fits strategically into this objective.
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Año CXXXIX, Volumen 142, Número 1002
Septiembre - Octubre 2024
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